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miércoles, 17 de octubre de 2018

Fanjingshan: vasta y espléndida montaña.


China es, recordémoslo, uno de los países más extensos del mundo. Cerca de la ciudad de Tongren, en la  provincia sur-occidental de Guizhou, hay un monte muy especial, hasta el punto de que la Unesco lo ha incluido en su Lista del Patrimonio Unesco.
Es el Monte Fanjingshan que se encuentra en la cadena montuosa Wuling con un área que va más allá de los 400 kilómetros cuadrados. ¿Y qué tiene de especial Fanjingshan para que se le distinga de este modo? Pienso que entre otras razones poderosas, aunque seguramente no la de mayor fuerza, está la suntuosidad de su estructura. Pero, sin duda, el hecho de que la biodiversidad de su naturaleza sea de una riqueza casi impensable la hace merecer esa distinción. En su seno crecen cerca de 4.395 especies de plantas diversas. En esto de contar los chinos son muy expertos. Y 2.767 especies de animales, con la particularidad de que algunas de ellas solo existen allí.
Cuidar de ese admirable, extenso y variado mundo es un deber que nos incumbe  a todos, aunque nunca vayamos a aquellas excepcionales tierras. Pero el hecho debe animar en nosotros un sentimiento semejante hacia nuestro aparentemente pequeño y  pobre mundo en que vivimos. 
¿Pequeño y pobre? ¡De ningún modo! ¡En absoluto! El mundo en que vivimos es igual que el de Fanjingshan: vasto y espléndido. Pero depende de nosotros que siga siendo así. Si nuestra mente es corta, nos parecerá vivir encerrados en una odiosa covacha sobre la que solo cabe protestar y quejarse. Si nuestro corazón es estrecho viviremos siempre amargando un mundo que es amargo por nuestra propia miseria moral.
Los hombres que han hecho grande a su familia, a su sociedad y a su patria han sido los que supieron encender la llama del entusiasmo de los demás con el propio entusiasmo de hacer de lo aparentemente débil un enérgico instrumento de servicio y de entrega.

lunes, 9 de julio de 2018

Quejicas? Educar en la Verdad.


Es frecuente que curioseemos o indaguemos o estudiemos o lloremos sobre las  estadísticas que nos hablan de la marcha del mundo. Y es más frecuente – y todos lo sabemos - que recurrir a la estadística es el instrumento más eficaz para despertar sensibilidades y hasta obtener un apoyo mejor a alguna causa que coreamos.
Me permito recurrir, como ejemplo, a algunos datos que han estado o pueden estar al alcance de tu mano.
Según los datos del Pacto de Toledo el año pasado, de 2007 a 2017 las pensiones habían aumentado un 16,53% (el IPC tuvo un crecimiento del 16,50%).
En el ámbito universal, de 1960 a 2016, la población mundial había aumentado un 145% y el PIB per cápita  un 183%. La tasa de pobreza extrema había sido en 1980 en un 44,3% mientras que en 2015 había bajado al 9,6%.
La tasa de mortalidad entre los recién nacidos era en 1990 de 64,8 por cada 1.000. En 2016 había descendido a 30,5. En los menores de cinco años la mortalidad pasó en 26 años de 93,4 fallecidos por 1.000 a 40,8.
En 1970, el 74% de los alumnos finalizaban la escuela primaria, mientras que en 2015 la cifra alcanzó el 90%...
La emisión de los seis gases contaminantes más comunes en los países occidentales un 67% desde 1980...
Nuestro papel es formar a jóvenes sinceros en una sociedad que intenta, día a día, mejorar. Pero ese papel nuestro tan delicado debe estar empapado, todo y siempre, por la veracidad; y nuestras conciencias y las de nuestros formandos por la Verdad.
Vivimos en un mundo inundado de noticias. Y no es bueno dejarse ahogar, o deformar o arrastrar. Por lo que nuestro deber de orientar hacia la exactitud de lo que se pregona debe oponerse a la tentación que tantas veces se sufre de querer llamar la atención, acusar, convertirnos en adalides de la verdad o, simplemente, de llevar el agua a nuestro molino como con triste frecuencia acaece.

jueves, 22 de marzo de 2018

La Familia: tres generaciones bajo un mismo techo.


Es difícil ser justo cuando se pretenden definir los rasgos que modelan a un personaje. Y más si, como en el caso de Ezra Weston Loomis Pound (1885-1972), sus flancos son tantos, su vida tan larga, sus aficiones tan pasionales, sus adhesiones tan comprometidas, su expresión tan definitiva...
Pero no es nuestro deseo entrar en ese mundo complejo. El parecer de cada uno, alimentado sin duda por el propio ambiente, se supondrá acertado según el punto cardinal de donde le llega el aire que respira.
Deseamos, en cambio, acercarnos a los versos que siguen (de Encargo) que no nos dejan en absoluto indiferente. 
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.

Pienso que un árbol como el que describe Pound es siempre noble. No inspira asco ni rechazo, ganas de alejarse de él o deseos de que ya no exista, sino admiración, envidia, agradecimiento, propósito de copiar sus virtudes. Y esto no lo siente solo el viejo que se ve reflejado en su compleja imagen, sino también el adolescente al que Pound invita a abandonarlo. Porque con su vista puede apreciar que se encuentra ante un ser en el que se aúnan el nacimiento y el ocaso, la vida y la muerte, el vigor y la flaqueza, la generosidad y el egoísmo.
Pound se refiere a la familia como declara en los dos primeros versos. Porque tiene miedo de que en la familia se contagien de abajo arriba la sensatez, la paciencia, la bondad, la espera, la humildad, la mesura… ¡la aceptación de la caducidad! que anida en todo ser vivo.

lunes, 20 de febrero de 2017

"Bebe" Vio, medallista olímpica.

Si seguiste los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro conoces, sin duda, a la portadora de la bandera italiana en la ceremonia de apertura. Y si llegaste tarde, recuerdas que quien ganó la medalla de oro individual y una de bronce por equipos en esgrima se llama Bebe Vio. Bebe, de 20 años en la actualidad, es el nombre hipocorístico de Beatrice. Es exalumna del colegio salesiano de Mogliano Veneto. En la página web «Amigos de Don Bosco» se escribe de ella: "Bebe es una chica de oro también fuera de las competiciones. Ha conocido la realidad salesiana desde la infancia, en el oratorio Astori de Mogliano Veneto de la provincia de Treviso. Y ha terminado hace poco los exámenes de madurez después de asistir durante cinco años a la Escuela de Formación Profesional salesiana San Marcos en Mestre. Hizo artes gráficas y comunicación. En el examen presentó una tesina sobre los posibles Juegos Olímpicos de Roma 2024. Todos en el San Marcos conservarán un recuerdo maravilloso de ella".
A "Bebe", cuando tenía 11 años y debido a complicaciones de una meningitis, se le  amputaron las extremidades. No se sintió hundida, ni mucho menos. Apenas pudo, volvió a los estudios y a entrenarse en esgrima. Fue la primera esgrimista con discapacidad en el mundo para competir con cuatro implantes artificiales. Desde 2011 ganó todos los grandes torneos de esgrima: nacionales, europeos y mundiales. «No me da miedo mi condición física. Ni me desagradan las cicatrices que tengo en la cara. Cuando voy a la televisión, insisten en disimularlos con el maquillaje. Lo mismo pasó cuando fui a París a un desfile de Dior inspirado en la esgrima. Forman también parte de mí. Como los ojos verdes que he heredado de mi madre».
La medalla que más la gustó en Río fue la de bronce, porque la obtuvo junto con sus compañeras de equipo de florete femenino: "Lo importante es que nos lo pasamos bien, esta es nuestra medalla y es hermosísima, es maravilloso haber triunfado con mi equipo, prefiero esta medalla a la de oro. En la competición pensé en la fantástica historia que tengo y me dije que no podía terminar con una derrota".
Después de Río ganó también el primer premio de la  Fundación “Giovanni Agnelli”, que es la medalla más emocionante para los italianos.
Y como lo escrito es suficientemente estimulante para quien lo lee o escucha y Bebe es magnífica maestra de entusiasmo, de tesón y sacrificio, no se añada más. 

domingo, 20 de noviembre de 2016

A la cabeza!!

La aventura (¿aventura?) de Napoleón Bonaparte en Egipto fue un cambio de ruta en el proyecto del Directorio de invadir Inglaterra: en vez de la metrópoli, su grandeza en  África.
Recuerdas todo sin duda mejor que yo, por lo que solo me detengo en dos puntos muy sencillos y muy prácticos para nuestro intento. El primero es archiconocido, pero tan romántico y tan excitante que vale la pena traerlo también aquí. Se trata de la conocidísima arenga del gran general ante las pirámides y antes de lanzarse a la conquista: «Soldados. Vinisteis a este país para salvar a sus habitantes de la barbarie, para traer la civilización a Oriente y sustraer esta bella parte del mundo a la dominación de Inglaterra. Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan». Era julio de 1798.
Cuando en la batalla, que resultó definitiva, se iban a encontrar con un ejército  de 54.000 soldados árabes salpicados de jenízaros y los temibles 6.000 mamelucos (los hombres de la cimitarra,  herederos del ardor de los 12.000 jóvenes comprados en 1230 en el Cáucaso por un decidido sultán) los oficiales franceses recordaron a sus soldados que, al apuntar el tiro, disparasen a la cabeza de los caballos y de ese modo «los caballos recularían, desmontando a su jinete».    
¿Conducimos así el ejército de nuestros muchachos? ¿Somos capaces de hacer que nuestra propia vida, nuestro estilo de convencer, nuestro modo de expresarnos sea una arenga vital que contagie a nuestro “ejército”? Puede suceder que no creamos en lo que pedimos o exigimos, ni creamos en nuestra capacidad de transmitir entusiasmo, ni estemos convencidos de que les resulte de algún modo atractivo el plan de guerra común. Y si, además, no apuntamos a la cabeza, si no herimos el corazón, si no somos capaces de sembrar entusiasmo en sus vidas, el resultado de la campaña de nuestra educación será bien pobre. Si es que es. 

jueves, 10 de marzo de 2016

Perlas.

Lindsay Hasz y su marido Chris cenaban hace unos días en el restaurante de productos de mar Montalcino de Issaquah, en el estado de Washington. Lindsay se sintió molesta, pero poco después más o menos asombrada (y contenta), cuando, al masticar, dio en duro y encontró una rara perla color violeta llamada Quahog. Un experto calculó al día siguiente que la pequeña perla podía valer 600 dólares. La almeja mercenaria, redonda o de tapa dura es un molusco de las costas orientales de América del Norte y Central. Y no es muy raro encontrarles en sus entresijos productos tan poco comestibles y tan estimables como una pequeña perla de color rosa o violeta.
Este es el arranque. Vayamos a la moraleja. Vivimos, comemos y masticamos día a día sin descubrir que la vida y los alimentos que la sostienen, las personas con las que nos encontramos casualmente o tratamos a diario son más perla de lo que de ordinario sentimos. Lamentamos no haberles reconocido su valor de perla hasta haberlas perdido y, por consiguiente, perdemos la oportunidad de sorber de su personalidad ese hondo sabor a grande que tantas personas encierran. Son ordinariamente sencillas, no hacen ruido, no enseñan su alma, pero están dispuestas a abrirse para nosotros aunque ello suponga, en alguna forma, perder la libertad y la vida. 

viernes, 11 de septiembre de 2015

Celti.

Parece que la Celti turdetana (hoy probablemente Peñaflor, en la provincia de Sevilla, tocando a la de Córdoba, y al lado del Guadalquivir que pasa joven y haciendo eses) fue una plaza romana importante en el comercio de aceites y alfarería en el siglo I aC. Tuvo moneda propia. En un ejemplar conservado aparece un jabalí alcanzado por una lanza (muy cerca, a unos siete kilómetros, está la sierra) y consta la abreviatura, CELTITAN, del nombre completo que le dio en el año 74 el emperador Vespasiano: Municipium Flavium Celtitanum
Además del yacimiento arqueológico de La Viña, se conservan restos funerarios, que siguen hablándonos. Una estela funeraria nos regala la biografía de un joven. Leamos:
"A los Dioses Manes. Aquí yace Quintus Marius Optatus, natural de Celti y de edad de veinte años. ¡Ay, dolor! ¡Oh tú, caminante, que pasas por la vera de este camino!, entérate quién fue el joven, cuyos restos mortales se guardan dentro de esta tumba. Apiádate de él y ofrécele tu saludo. Era diestro en lanzar el arpón y el anzuelo al río, de donde sacaba abundante pesca; como buen cazador sabía clavar su jabalina en el corazón de las fieras bravas; sabía también apresar a las aves con varas untadas de liga. Además cuidaba del cultivo de los bosques sagrados, y a ti, ¡oh Diana!, nacida en Delos, casta, virgen y triforme luna, erigió un santuario tutelar en la sombreada floresta, cumpliendo lealmente el voto realizado. En el gran predio de su heredad dio feliz impulso a las tareas agrícolas, haciendo que con ellas se uniesen los extensos valles a los pintorescos paisajes y las ásperas cimas de la sierra, bien surcando los eriales con el arado, bien metiendo y protegiendo en hoyos hechos con cuidado, los tiernos sarmientos de la vid”.
¡Una densa vida bien apretada en veinte años! Ilusionado con la vida, emprendedor,  amante de su tierra, superior a las bestias, habilidoso en las artes de pesca y caza, valiente y seguro ante las “fieras bravas”, de corazón devoto hacia Diana y fiel a la pietas paterna que, sin duda, cultivó hacia sus padres. Porque ellos ¿quién, si no?, pusieron sus restos en la orilla del camino (como se hacía con quienes se quería mantener cerca) y lloraron, ¡Ay dolor!, su precoz descanso.
¿Algo que escuchar? Sin duda. La identificación con un ejemplar modélico que nos anima a creer en nuestros hijos, en nuestros educandos, en su crecimiento integral, en su sueño de poder servir como ejemplo e incentivo para sí mismos y para los demás.    

lunes, 29 de junio de 2015

Horizonte.

Conoces la foto y el hecho: en un reciente percance de carretera en Colorado “cuatro niños y su madre resultaron heridos mientras que el conductor y padre de la familia accidentada falleció en el acto”. Y mientras varios miembros de la Policía atendían a los heridos y estudiaban el modo de actuar, uno de ellos, Nick Struck, “se hizo cargo de la más pequeña, de solo dos años de edad. Para mantenerla al margen del terrible escenario, el agente la cogió en brazos y le cantó la canción 'Twinkle Twinkle Little Star' mientras señalaba algo con su dedo para que la pequeña estuviese distraída”. Decía después: «Cuando llegas al escenario y hay niños, lo primero que haces es reconfortarlos y mantenerlos a salvo. Tengo una niña de dos años; yo querría que alguien hiciera algo así por mí en una situación como esta».
Emociona ver acciones como la de Nick: sereno, inteligente, atento a lo más práctico, a lo más concreto que se podía hacer en aquel momento e identificado con las víctimas de la tragedia. 
Seguramente, ante la fotografía que has visto, se te han ocurrido cosas más sustanciosas que las que me han venido a mí, pero he pensado que estas pueden serte también útiles por modestas que sean.
Una niña que sufre un accidente en su vida queda desconcertada. El reventón de una rueda, el revolcón del coche saliendo de la carretera trastornan el aire de familia y de paz del que, sin duda, estaba gozando. O, más aún, si estaba dormida. Muchos hechos paralelos en la vida de los niños llevan a una realidad brutalmente distinta,  marcada cuando menos por el dolor.
¿Nos ha tocado acercarnos a acontecimientos parecidos? ¿He sabido cuál era mi papel y lo he asumido decididamente, con generosidad y con acierto? De la conducta del policía me agradan especialmente estos tres rasgos: la cercanía del abrazo que alivia la soledad que tan densa se hace cuando uno se siente solo; la canción que llena de un sabor positivo cuando todo sabe a tristeza; y su brazo extendido como un símbolo atinado de fe: hay un después, un más allá en el que cabe unir al dolor la belleza de la vida compartida con los que nos quieren.      

sábado, 28 de marzo de 2015

Palabras, palabras, palabras...

… respondía Hamlet a Polonio que le había preguntado “¿Qué  leéis?”. Y a Horacio, al morir: “Lo que queda es silencio”.
Hace pocos días oí que el hombre se distanció - ¡y cómo! - de otros animales por el precioso movimiento del dedo pulgar, la visión frontal, la ingestión de carne y… la palabra.
Hablamos sin darnos cuenta de que la palabra es la cima de los instrumentos de que dispone el hombre. La palabra, que no es solo la emisión de un sonido, sino el regalo que podemos hacer a quien amamos u odiamos y el reflejo de lo más hondamente humano que existe: la mente, el alma. Dicen los que entienden de este mundo que con la palabra el hombre tiende (Boucher y Osgood lo llamaron hipótesis de Pollyanna hace casi cincuenta años) a comunicarse con un sesgo de positividad.
Estudiosos de Estados Unidos y Australia han dicho ahora que es verdad. Han tomado 100.000 palabras en 24 bloques y en 10 idiomas (español de México, francés, alemán, portugués de Brasil, coreano, chino, ruso, indonesio y árabe) de muy diversas fuentes y en todas ellas se ha comprobado que las palabras alegres priman sobre las tristes”. Sugieren que los resultados obtenidos prueban "una profunda huella de sociabilidad humana en el lenguaje", es decir se da en todos los bloques o corpus una tendencia hacia la positividad. Y - ¡atento! – las mayores tasas se identificaron en las páginas web en español”.
¿Será verdad? Si dudamos, ¿por qué no hacemos lo posible para que sea verdad? Está en nuestras manos, en nuestras palabras.
Repasad, por ejemplo, ahora que estamos en palestras de elecciones políticas, la medida de la positividad de los que hablan. Y de los que escriben. Y de los que comentan. Y de los que critican.
Los investigadores de los que hablamos han construido un hedonímetro, es decir, un  sistema de “medir” la felicidad que contiene un texto. Nos aprovecharía usarlo: tanto para medir la felicidad que vierte en nosotros lo que leemos o escuchamos como la que comunicamos con nuestras propias palabras o silencios. ¿Has visto sonreír a un delfín? Viven sonriendo.

miércoles, 24 de abril de 2013

¿Qué sembramos?


Revolviendo papeles, he dado con estas líneas que siguen. Son de un gran amigo que, como se verá si se lee, lamenta los frutos amargos de unas vidas y una sociedad en las que se ignoró a Dios o se pretendió construir castillos para protegerse de Él o para eliminarlo, como un estorbo, de la propia existencia. 
Sobre todo está Dios, y por no haberlo tenido presente antes, hemos llorado hoy los brutales ataques de la impiedad. Sobre todo está Dios, pero esa verdad aceptada por nuestra mente no fue ordenadora de nuestros actos, no la antepusimos a nuestros intereses y a nuestros egoísmos… 
Dios sobre todo. ¡Arriba los corazones! Levantemos el espíritu hasta Dios y bebamos en esa fuente inagotable antes de seguir nuestro camino. Hay lágrimas en nuestros ojos y dolor en nuestras almas. La tristeza nos ha acobardado unos días. Pero ya pasó. Sigamos adelante restañando sonrientes la sangre de nuestra herida. Sobre todo está Dios, y por no haberlo tenido presente antes, hemos llorado hoy los brutales ataques de la impiedad. 
Sobre todo está Dios, pero esa verdad aceptada por nuestra mente no fue ordenadora de nuestros actos, no la antepusimos a nuestros intereses y a nuestros egoísmos. Todos, por acción y por omisión, somos culpables del mal. 
A solas con la conciencia, en unos momentos de vida interior ¿qué nos dice esa luz diáfana que penetra en los rincones más apartados y disipa todas las tinieblas? Nos habla de egoísmos, de ambiciones, de comodidades, y sobre todo de cobardía. ¡Cobardía atroz que nos llevó a quitar el nombre santo de Dios de las conversaciones de los hombres!

¡Hasta los hombres de buena fe buscaban muchas veces la perífrasis o la alusión para no nombrarle! ¡Dios desterrado de los labios y de los corazones! Y ya no doblaron la rodilla ante Él, hicieron una pirueta ridícula y grotesca antes que humillarse a su Señor. Nuestra fe llegó allí donde empezaba nuestra bolsa o nuestra comodidad. ¡Hay que hacer! ¡Hay que obrar!  Pero nadie hacía, ni aun siquiera daba para que otros hicieran por ellos. Dios no reinaba en los corazones y... ¡Dios es justo!
Y hacer aplicación de ellos a cada instante, en todos los momentos de nuestra actividad. 
¡Quién sabe el bien que nos puede venir de estas lágrimas de hoy! Se ha dicho: Dios escribe muy derecho con renglones muy torcidos. Llenemos de Dios el corazón y sigamos adelante, ¡pero sin claudicar ante nuestras propias comodidades  o nuestros egoísmos! Para vencer necesitamos eso, aceptar el sacrificio y la renunciación. 
Pronto, obrando así, lograremos seleccionar la semilla. Hoy en la troje juntábase el grano bueno con el malo: todo era trigo, mucho trigo, pero muy poco servía para sembradura. Y hace falta sembrar mucho, porque el campo todo estaba de erial y cuajado de malas yerbas. Pero para echar la semilla es menester abrir el surco a fuerza de sudores, trabajos y paciencia. Comencemos nuestra barbechera y ¡Dios sobre todo!

jueves, 20 de diciembre de 2012

Intuír.



Para pasar por tren de Frutigen a Raroña, en Suiza, se abrió en los Alpes, en 2007, un túnel de unos 35 kilómetros de longitud: Es el túnel de Lötschberg. Al horadar la montaña se tuvo la desagradable sorpresa de dar con una suave corriente de agua a 18 grados y un caudal de 70 litros por segundo. Un agua tan caliente para un lugar donde la temperatura ronda los 4 grados, no se podía derivar hacia el cercano río truchero. Pero el ingeniero jefe del túnel, Peter Hufschmied, casado con una rusa, tuvo una idea, según cuentan las crónicas de los hechos: criar esturiones siberianos.
Los esturiones siberianos, de hasta un metro y 200 kilos, fueron desapareciendo por las intensas campañas de pesca de los últimos años. Y por ello se introdujeron en Europa, en los años 70 del siglo pasado, piscifactorías de este apreciado productor del caviar.
Tuvo vista Hufschmied y los 35.000 esturiones que se mueven en los 2.700 metros cúbicos de agua templadita de las piscinas de la empresa Tropenhaus Frutigen y de los que se obtuvieron este año 800 kilos a 3.000 euros el kilo. 
Suena raro: desde los Alpes suizos se envía caviar a Estados Unidos, Alemania y Asia. Y dentro de poco serán 60.000 esturiones que producirán tres toneladas de caviar que enviarán a un mercado más amplio.
Es tan límpida la lección de las aguas de Lötschberg y tan estimulante la intuición de Hufschmied que ha parecido oportuno traerlas aquí.
¡Cuántas veces nos quedamos pasmados ante hechos que parecen obstaculizar nuestros pasos y que, sin embargo, habrían podido transformarse en una llegada victoriosa a una noble meta! Solemos sucumbir al frecuente recurso de la cantilena de la ”mala suerte”. Con tal de no confesar que somos perezosos o pusilánimes o romos en percibir una luz inesperada en medio de lo que nos parece que es todo oscuridad.
Y, no obstante, el triunfo de personas que empezaron con nada en el bolsillo y todo en su cabeza y en su corazón, debería hacernos abandonar el pelotón de los resignados, de los quejicas y de los derrotistas para convertirnos en hombres decididos a construir  de tantas formas un mundo mejor y una sociedad más briosa. Sobre todo en nuestro papel de padres y educadores deberíamos despertar en nuestros hijos y discípulos el arrojo de los innovadores, de los emprendedores, de los audaces.

martes, 24 de abril de 2012

Se la mata.


El verso completo, casi final (porque añade ¡arriba, corazón!) de la poesía, casi un soneto, de Gregorio Marañón que trascribimos, es: “Si la pena no muere se la mata”. Y, si no recuerdo mal, era el lema de su exlibris en los muchos y densos libros de su biblioteca.
Arriba, corazón, la vida es corta
y hay que aprender a erguirse ante el destino.
Sólo avanzar importa,
arrojando el dolor por el camino.
Otras horas felices
matarán a estas horas doloridas.
Las que hoy son heridas
se tornarán mañana cicatrices.
Espera siempre, corazón, espera
que ninguna inquietud es infinita,
y hay una misteriosa primavera
donde el dolor humano se marchita.
Con tu espuela de plata
no des paz al corcel de la ilusión.
"Si la pena no muere se la mata",
¡arriba, corazón!

El capítulo 11 de la segunda parte del Quijote se abre, ¿recordáis?, rebosando de la pena del Caballero al comprobar la maldad del encantador que había convertido a su princesa Dulcinea en aldeana. Pero entonces Sancho, que no sólo escuchaba, como nos dice magistralmente Doré en este grabado, sino que pensaba (¡y cómo pensaba!) y se expresaba, le dijo a su señor: “Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias...”.
Y otro sabio, el bufón Don Galán, del Águila de Blasón de don Ramón del Valle-Inclán, le ilumina el camino al caballero don Juan Manuel Montenegro: El que está triste siempre/ lo está demasiado. E insiste (cuando le oye a don Juan Manuel explicar: Siento como si un gusano me royese el corazón): Es el pensamiento: un cuervo loco que por veces húyese de la cabeza y se esconde en el pecho.
Y Claudio, aquel rey impostor y alevoso, que robó a su hermano Hamlet el trono y el lecho, le decía a su sobrino: Las lágrimas que lloran con exceso una muerte son un poco saliva contra Dios.
Son tan sensatas y equilibradas estas reflexiones de un pensador, un rey, un escudero y un bufón, que bastan para robustecer la convicción de que nuestro pecho no debe albergar la nostalgia que se fragua y se revuelve en la cabeza.