…
respondía Hamlet a Polonio que le había preguntado “¿Qué leéis?”. Y a Horacio, al morir: “Lo que queda
es silencio”.
Hace
pocos días oí que el hombre se distanció - ¡y cómo! - de otros animales por el
precioso movimiento del dedo pulgar, la visión frontal, la ingestión de carne
y… la palabra.
Hablamos
sin darnos cuenta de que la palabra es la cima de los instrumentos de que
dispone el hombre. La palabra, que no es solo la emisión de un sonido, sino el
regalo que podemos hacer a quien amamos u odiamos y el reflejo de lo más
hondamente humano que existe: la mente, el alma. Dicen los que entienden de
este mundo que con la palabra el hombre tiende (Boucher y Osgood lo llamaron hipótesis de Pollyanna hace casi
cincuenta años) a comunicarse con un
sesgo de positividad.
Estudiosos
de Estados Unidos y Australia han dicho ahora que es verdad. Han tomado 100.000
palabras en 24 bloques y en 10 idiomas (español de México, francés,
alemán, portugués de Brasil, coreano, chino, ruso, indonesio y árabe)
de muy diversas fuentes y en todas ellas se ha comprobado que “las palabras alegres priman sobre las tristes”. Sugieren
que los resultados obtenidos prueban "una profunda huella de sociabilidad
humana en el lenguaje", es decir se da en todos los bloques o corpus una tendencia hacia la
positividad. Y - ¡atento! – “las mayores tasas se identificaron en las páginas web en español”.
¿Será
verdad? Si dudamos, ¿por qué no hacemos lo posible para que sea verdad? Está en
nuestras manos, en nuestras palabras.
Repasad, por
ejemplo, ahora que estamos en palestras de elecciones políticas, la medida de
la positividad de los que hablan. Y de los que escriben. Y de los que comentan.
Y de los que critican.
Los investigadores de los que hablamos han construido un hedonímetro, es decir, un sistema de “medir” la felicidad que contiene
un texto. Nos aprovecharía usarlo: tanto para medir la felicidad que vierte en
nosotros lo que leemos o escuchamos como la que comunicamos con nuestras
propias palabras o silencios. ¿Has visto sonreír a un delfín? Viven sonriendo.
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