martes, 22 de agosto de 2017

Agradecido? ¿Hay sentimientos?

¿Hay en los animales sentimientos? Me gusta acariciar un hecho más que conocido y viejo que tú recuerdas. Hace unos meses Brett Johnson, profesor de inmersión en la costa de la isla Cayman Brac, una de las islas del mismo nombre entre Cuba y Jamaica, narraba (y mostraba un video a propósito): "Vino hacia mí como para pedirme ayuda". Se trataba de un tiburón que nadaba suavemente hacia él y llevaba algo extraño clavado en la cabeza: ¡un cuchillo de 30 centímetros! Brett se sintió llamado a extraérselo y lo hizo. “Una vez que se vio libre del arma, sin duda agradecido, el animal se alejó rápidamente de allí”.
A nadie le extraña la conducta amiga, paciente, heroica de un perro hacia su amigo humano, grande o pequeño. Y contemplando escenas en las que observamos encantados esa actitud, quedamos asombrados.
¿Hay en los hombres sentimientos? Me pregunto esto porque el panorama que nos regalan los llamados medios despierta en mí dudas. ¡Claro que hay en los hombres sentimientos! El hombre (¡y la mujer mucho más!) es un manojo de sentimientos, un tesoro de sentimientos.
¿De dónde surge entonces la duda? De que ese panorama suele ser el que trafica con el interés, la morbosidad, el desahogo de los lectores, oyentes o espectadores  que quedan felices al comprobar que hay gente peor que ellos. Hay algo de esto. También atrae asomarse a hechos que tienen olor o sabor de misterio, de transgresión que uno no se atrevería a probar.
Pero lo que importa ante este mundo tan rico y serio de los sentimientos es que los eduquemos, porque podemos y debemos educarlos. Que los sentimientos se educan o no se educan en la familia, en la escuela, en los grupos, en las asociaciones lo demuestra la contemplación del comportamiento en la vida social, en la de los  medios, en la política, en tantas ocasiones de relieve más o menos sobresalientes ante las que nos preguntamos o decimos, por ejemplo, ¿De dónde ha salido este?, ¿Qué leche ha mamado este?, ¿Tendrá padre?, ¡Pobre madre!...
Los sentimientos se cultivan, se educan, se implantan con un comportamiento en el que el contagio se impone día a día, momento a momento, con cada aliento de la vida.

jueves, 17 de agosto de 2017

Rezad!! En las manos de un Dios Padre.

Habrás leído hace pocas semanas que un avión que volaba de Perth (Australia) a Kuala Lumpur (Malasia) tuvo que revolar lo volado y volver al aeropuerto de origen dos horas después de haber despegado. Saya Mae, una de las pasajeras, grabó y divulgó lo que ocasionó aquel rápido regreso: el avión, poco después del despegue y de un fuerte “bramido”, empezó a vibrar aparatosamente.
La seguridad en aviación es admirablemente casi total. De los más de 102.500 vuelos diarios y la presencia en el aire en un momento dado de más de 11.000 aviones, los que vuelan lo hacen respondiendo lealmente a lo que los pasajeros esperan de ellos.
Pero aquel 26 de junio para el avión de AirAsia las cosas se atravesaron. Y el capitán, un hombre, sin duda, bien construido, habló pidiendo tres cosas: colaboración, permanecer bien sujetos a los asientos y rezar. 
En un vuelo, como en el resto de su vida, hay quien se siente en las manos de Dios e ilumina de un modo especial su contacto interior con Él. Otros, menos acostumbrados a mirar “más allá” de su propia medida, lo evocan también y lo invocan con confianza para que no pase nada o por lo que pueda pasar. Otros se preguntan qué puede hacer Dios si el avión despegó, programado por un pequeño descuido de alguno de sus cuidadores, como un airoso y plural ataúd. También hay quien vive de un modo más simple su vida y no se ocupa de nada que no sea tangible y se pueda tocar y contar. 
Y, sin embargo, la oración (que no es, evidentemente, rezar o solo rezar) es el modo de existir de los que, inteligentemente, descubren en su vida la amorosa presencia de un Ser cercano, sensible, fuente del único verdadero Amor al que Jesús de Nazaret, el Hijo, definió como el Padre de todos.

sábado, 12 de agosto de 2017

Yasuní: la cara oculta de la realidad.

El Parque Nacional Yasuní, en lo más al Este de El Ecuador, a 270 kilómetros de Quito y a unos 300 de Cuenca, es la mayor y asombrosa reserva natural de especies de toda la Tierra sobre un millón de hectáreas. Allí viven “desde siempre” los indígenas kichwa, waorani y shuar. No es fácil llegar, porque hay limitaciones oficiales, inteligentes y necesarias, ante el riesgo de su deterioro. Los expertos afirman que encierra más de un millón de especies, animales y vegetales, de las que el 80 por ciento se sigue sin conocer y clasificar. Si en el mundo hay unos nueve millones de especies, es admirable conocer que en el Yasuní está el diez por ciento de esa riqueza natural y que el 80 por ciento de sus especies no tiene todavía nombre científico. Kelly Swing, director de la Estación de Biodiversidad Tiputini que lleva estudiando aquel mundo desde hace casi treinta años, es uno de los treinta investigadores-autores del libro «Los secretos del Yasuní» (345 páginas de textos, fotos y mapas) que ha aparecido recientemente.
¿Me he detenido alguna vez a proyectar (ya que no a escribir) el libro de la vida de mis hijos, de este y aquel alumno, de algunos de mis educandos? Convivo horas con ellos y desconozco lo más hondo, lo más rico, lo más misterioso y tal vez más necesitado  de su corazón? ¿Por qué? Aventuro alguna respuesta que, supongo, me puede hacer pensar dónde estoy, qué hago, qué me falta.
“Me da miedo”. “No sabría”. “No me toca a mí”. “No tengo derecho a hurgar en su vida”. “No quiero comprometerme”. “Ya habrá otros que lo hagan”. ¿Y después?...
Por mi parte, dado que me ocupa y preocupa esa posible distancia entre el artista y su obra de arte, se me ocurre un camino posible, grato y gratificante: la amistad. Una amistad sincera, respetuosa, confiada, generosa, cercana, constante, desinteresada… llena de aprecio, de disponibilidad, de auténtico y reverente afecto.

lunes, 7 de agosto de 2017

George Ivanovich GURDIJEFF: El Cuarto Camino (2/2).

Nació hacia 1875 en Alexándropol, en la actual Armenia, de madre armenia y padre griego. Desde su infancia, pobre y con dificultades sociales y políticas, aprendió las lenguas que necesitaba para moverse y sobrevivir: ruso, turco, griego y armenio. Estuvo muy joven en las sociedades secretas de Armenia contra la dominación turca y empezó u proceso interior. En 1912 escribió sobre su vida en el libro Encuentros con Hombres Notables. Viaje por Asia, donde forma un grupo, Los Buscadores de la Verdad. Viaja, escribe, adoctrina, reflexiona  e interioriza, compone música, organiza espectáculos de danza o ballet acordes con su pensamiento y forja los principios del Cuarto Camino.


Ayuda al otro a ayudarse a sí mismo.
Vence tus antipatías y acércate a las personas que deseas rechazar.
No actúes por reacción a lo que digan, bueno o malo, de ti.
Transforma tu orgullo en dignidad.
Transforma tu cólera en creatividad.
Transforma tu avaricia en respeto por la belleza.
Transforma tu envidia en admiración por los valores del otro.
Transforma tu odio en caridad.
No te alabes ni te insultes.
Trata lo que no te pertenece como si te perteneciera.
No te quejes.
Desarrolla tu imaginación.
No des órdenes sólo por el placer de ser obedecido.
Paga los servicios que te dan.
No hagas propaganda de tus obras o ideas.
No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad.
No trates de distinguirte por tu apariencia.
Nunca contradigas, sólo calla.
No contraigas deudas; adquiere y paga en seguida.
Si ofendes a alguien, pídele perdón.
Si lo has ofendido públicamente, excúsate en público.
Si te das cuenta de que has dicho algo erróneo, no insistas por orgullo en ese error y desiste de inmediato de tus propósitos.
No defiendas tus ideas antiguas sólo por el hecho de que fuiste tú quien las enunció.
No conserves objetos inútiles.
No te adornes con ideas ajenas.
No te fotografíes junto a personajes famosos.
No rindas cuentas a nadie; sé tu propio juez.
Nunca te definas por lo que posees.
Nunca hables de ti sin concederte la posibilidad de cambiar.
Acepta que nada es tuyo.
Cuando te pregunten tu opinión sobre algo o alguien, di sólo sus cualidades.
Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal, considéralo tu maestro.
No mires con disimulo; mira fijamente.
No olvides a tus muertos, pero dales un sitio limitado que les impida invadir toda tu vida.
En el lugar en el que habites, consagra  siempre un sitio a lo sagrado.
Cuando realices un servicio, no resaltes tus esfuerzos.
Si decides trabajar para los otros, hazlo con placer.
Si dudas entre hacer y no hacer, arriésgate y haz.
No trates de ser todo para tu pareja; 
admite que busque en otros lo que tú no puedes darle.
Cuando alguien tenga su público, no acudas para contradecirlo y robarle la audiencia.
Vive de un dinero ganado por ti mismo.
No te jactes de aventuras amorosas.
No te vanaglories de tus debilidades.
Nunca visites a alguien sólo por llenar tu tiempo.
Obtén para repartir.

miércoles, 2 de agosto de 2017

George Ivanovich GURDIJEFF: El Cuarto Camino (1/2).

Gurdjíeff, (a quien dedicamos dos Buenas Noches para repartir los 82 consejos que daba a su hija para recorrer con dignidad en el mundo el Cuarto Camino existencial que encierra su propuesta), decía que, como no a todos se les da bien o les es posible  el camino del faquir o el del monje o el del yogui para abandonar el mundo, se les ofrece el compromiso de una responsabilidad que les haga trabajar sobre su propio intelecto, sus emociones y su mismo cuerpo físico. He aquí la primera parte de esos consejos que hacen posible e trabajo exigido con plenitud y eficacia. 

Fija tu atención en ti mismo; 
sé consciente en cada instante de lo que piensas, sientes, deseas y haces.
Termina siempre lo que comenzaste.
Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.
No te encadenes a nada que a la larga te destruya.
Desarrolla tu generosidad sin testigos.
Trata a  cada persona como si fuera un pariente cercano.
Ordena lo que has desordenado.
Aprende a recibir; agradece cada don.
Cesa de autodefinirte.
No mientas ni robes; si lo haces, te mientes y robas a ti mismo.
Ayuda a tu prójimo sin hacerlo dependiente.
No desees ser imitado.
Haz planes de trabajo y cúmplelos.
No ocupes demasiado espacio.
No hagas ruidos ni gestos innecesarios.
Si no la tienes, imita la fe.
No te dejes impresionar por personalidades fuertes.
No te apropies de nada ni de nadie.
Reparte equitativamente.
No seduzcas.
Come y duerme lo estrictamente necesario.
No hables de tus problemas personales.
No emitas juicios ni críticas cuando desconozcas la mayor parte de los hechos.
No establezcas amistades inútiles.
No sigas modas.
No te vendas.
Respeta los contratos que has firmado.
Sé puntual.
No envidies los bienes o los éxitos del prójimo.
Habla sólo lo necesario.
No pienses en los beneficios que te va a procurar tu obra.
Nunca amenaces.
Realiza tus promesas.
En una discusión, ponte en el lugar del otro.
Admite que alguien te supere.
No elimines, sino transforma.
Vence tus miedos; cada uno de ellos es un deseo que se camufla.

viernes, 28 de julio de 2017

El Violinista que volvió a tocar.

Ameen Mokdad es un músico iraquí que quiere lanzar al mundo este mensaje: "La música es una cosa bellísima". "Contra todo terrorismo o ideología que limita las libertades". En 2014 el Isis logró el control de la ciudad de Mosul. Se prohibió inmediatamente la música porque la tachaban de pecaminosa. Los milicianos invadieron la casa de Ameen y se llevaron todos sus instrumentos. Cuando el ejército iraquí recuperó el control de la zona, Ameen decidió volver a su ciudad natal y ofreció un pequeño concierto con su violín entre las ruinas de la mezquita de Jonás, un lugar muy querido por musulmanes y cristianos. La iniciativa se hizo conocer por los medios de comunicación y atrajo a algunos curiosos. "La gente ama la música", afirma el joven. En el video filmado se oyen de vez en cuando el ruido de los disparos que se mezclan con las notas del violín de Ameen. La lucha no había acabado aún en la ciudad: los combates entre el ejército oficial y los milicianos continuaban. Pero él difundía la alegría de ser libre, la belleza que alimentaba su vida, la felicidad por hacer un poco más felices a todos.   
La música (excluyo los ruidos que llaman música) es una de las emanaciones espirituales más bellas. Recuerdo que, de niño, me hablaban de un san Virila que pasó siglos extasiado por el canto de un ruiseñor en San Salvador de Leyre.  
Acompañaba a un enfermo escuchando música (no “ruidos” que llaman música) y comentaba mi amigo: “Quien ha compuesto esto tuvo que ser un hombre bueno”.
No era posible que de un corazón torcido brotase tanta belleza.
Contemplo a una joven madre que intenta que su niño se duerma en sus brazos mientras le canta una dulce melodía. No es posible una conjunción más hermosa: la grandeza de un niño acunado en la nobleza de los brazos de su ángel; el placer de una madre que se siente fuente de un milagro como su hijo; y el regalo para el espíritu de una expresión inigualable de amor, belleza y esperanza.
¡Gracias, Ameen!

domingo, 23 de julio de 2017

Nostalgia de la Dictadura.

En el régimen de los pueblos pasados, de hoy y del futuro, aquí y allá, aparece, de vez en cuando, una nube que pretende hacer el bien: proteger del exceso de Sol, indicar el camino por el que conviene ir, convertirse en lluvia benéfica para la cosecha que se desea. Pero la presencia de la nube, su injerencia y hasta su pertinacia, no resultan a la larga bienquistas. Y se plantea la necesidad de verla como es, una dictadura, y eliminarla.
Se usa para ello normalmente la violencia. Pero no se acierta cuando no se sabe por qué se agrede, dónde dar, cómo golpear, a quiénes y de qué manera guillotinar. 
¿Te has fijado que la mayor parte de las personas que se presentan con ese programa de eliminar lo que dicen que no es correcto, porque es dictadura de algún interesado, se convierten inmediata e inflexiblemente en dictadores, si no lo eran ya antes de irrumpir en la plaza pública? Su modo de hablar, su modo de actuar, su modo de moverse y removerse, sus gestos, sus gestas… llevan siempre el marchamo de la superioridad, de la infalibilidad, del dominio de la cosa, sea cual sea la cosa, con un tono de desprecio, de lejanía y de absolutismo de lo que no son conscientes (¡malo!) o sí lo son, pero lo esgrimen (¡peor!) y lo consideran necesario para hacer las cosas como les interesa (¡pésimo!)? 
Esto, pienso, cuenta en el mundo político (no hay más que asomarse a la ventana), pero también y mucho más en el mundo de la educación. ¡Todos sabemos educar! ¡Los padres somos educadores natos! ¿Cómo me van decir a mí, que soy su padre, cómo es mi hijo y de que pie cojea? ¡Llevo veinte años educando y me dicen que no sé hacerlo! 
Necesitamos un poco o un mucho más de sensatez que nos llevaría a acertar. Debemos estar y sentirnos más interesados en ver de qué modo caminan los que empiezan a caminar y presumen erróneamente de que lo hacen muy bien. En general el auténtico dictador (y me refiero al político, al social, al familiar) es un engreído cuyo engreimiento se ha alimentado casi siempre con el aplauso de los que le han hecho creer lo que no valía la pena creer porque no era nada sólido: que era el mejor de todos.

martes, 18 de julio de 2017

Metro... y medio. Lo que nos dejaron.

Dicen los napolitanos, pero muchos otros les dan la razón, que el Metro (tren metropolitano) de Nápoles es el más bonito de Europa. Enseña, además de vías y convoyes, como es su deber, cisternas, acueductos del siglo IV antes de Cristo, un teatro romano, criptas y cementarios llenos de pathos, sugestiones y leyendas, refugios antiaéreos de hace sesenta años y cultivos de albahaca (¡ah la pasta!).
Pues bien, Toledo es una estación de la línea 1 en el barrio de San José. Y nada menos que el diario inglés The Daily Telegraph asegura que es la estación de Metro más bella de Europa. Y la CNN le da la razón. En 2013 obtuvo el premio Emirates leaf international award como “Public building of the year”. En 2015 se le concedió el premio ‘International Tunnelling Association: Oscar de las obras subterráneas’, y eso que competía con las de Sydney y Jerusalén.
Está proyectada por el arquitecto español Óscar Tusquets y se abre a las zonas del barrio Carità, a la cercana de los Quartieri Spagnoli, y a la inmediata plaza Carità.
¿Es esta una invitación a visitar Nápoles y conocer su metro? ¿Por qué no? Pero la intención aquí precisa es la de invitar a hacer otra visita: a nuestro pasado. Pensamos poco en él. Vivimos a veces como si nada anterior tuviese relieve o dignidad. Olvidamos fácilmente que estamos enraizados en el ayer, creemos que el presente es fruto de la magia o la modernidad, excluimos de nuestros sentimientos y actitudes los de la admiración, el agradecimiento, la fidelidad, la imitación de lo mucho que ha habido antes de nosotros. Desconocemos el mundo que queda más allá de nuestras querencias y tomamos como molde para nuestras vidas lo más cómodo y cercano.
Y, en otra dirección, la del futuro, descuidamos la convicción de que, en él, seremos “pasado”, “el pasado”, del que - ¡ojalá! – los que derivan de algún modo de nosotros guardarán o no recuerdo, alimentarán sus vidas con nuestro recuerdo, si nuestro recuerdo les lleva estímulo, osadía, decisión, entrega, generosidad y belleza. 

jueves, 13 de julio de 2017

Pink and White, la octava Maravilla.

Pink and White Terraces llamaban en nueva Zelanda hasta el 10 de junio de 1886 a las enormes piscinas de piedra rosa y blanca formadas por la Naturaleza, redondas, incrustadas en terrazas de sílice y desde las que sus aguas termales caían en el gran Lago Rotomahana de la Isla del Norte (o Te Ika un Maui en lengua maorí). Eran, dicen, la octava maravilla del mundo. ¿Qué pasó aquel 10 de junio? El volcán Tarawera volcó sobre ellas su lava y su fuego y quedó borrado aquel admirable paraíso.
Al cabo de los 131 años pasados, dos investigadores, Rex Bunn y Sascha Nolden, dicen: "Todo yace a lo largo de la orilla bajo 10 o 15 metros de lava y fango. Tenemos que excavar". No se sabía dónde estaban hasta que dieron con unas notas de 1859 del geólogo y cartógrafo Ferdinand von Hochstetter que les dieron el espaldarazo para ponerse a investigar: ¡la octava maravilla estaba allí!
Estas líneas no son una invitación para visitar la tierra de la haka, el desafío de los maoríes antes de un partido; o la tierra donde se rodaron las escenas de exterior de El Señor de los anillos y de El hobbit.
Son una convencida incitación a la lectura. En una etapa de la historia en la que las imágenes son casi el único alimento del hombre, vale la pena detenerse a pensar, no tanto en el mal que puedan hacer y que tantas veces hacen, sino en el vacío que ese ejercicio casi continuo provoca en la personalidad del hombre hoy. Y más y peor, en la de los niños y jóvenes mañana.
Vale la pena proponer de manera inteligente en la escuela y en el hogar un criterio que lleve a apreciar la grandeza intelectual y espiritual de la lectura. 

sábado, 8 de julio de 2017

Orquídeas: como en las mejores familias.

Dicen que la Cattleya dowiana es la más bella de las orquídeas. Puedes encontrar su imagen en algún tratado especializado o en algún rincón del historial de estas flores tan llamativas. Su nombre proviene del de William Cattley, aficionado inglés, y del de su compatriota, capitán de barco, John Melmouth Dow. Dicen los que saben que hay unas  25.000 especies (los más exagerado llegan hasta 30.000) a las que hay que añadir unos 60.000 híbridos obtenidos por sus cultivadores.
Se dan en todas partes (menos en los polos y en el desierto, que envidian inútilmente a Madagascar, la patria privilegiada de estas linduras) y todas son admirables por su belleza. Si te fijas, todas son iguales en su maravillosa variedad: dos pétalos –derecha e izquierda-, tres sépalos (arriba, derecha e izquierda) y un labelo (abajo). Pero los colores, las formas y los tamaños las hacen parecer extrañas entre sí como inventoras de la perfección.
Esta que vemos arriba es la que me toca contemplar y me invita a meditar día a día. Creo no errar si digo que es una de las 52 especies del género Cymbidium, que significa, creo barquito. ¿Será por las velas?
De un conjunto de anchas, largas, espesas y ordenadas hojas verde botella se elevaban hace cuatro meses dos palos sosos y sospechosamente inútiles. Mi absoluta ignorancia en ese campo (como en los demás) me hacía pensar que de allí no podía salir nada que mereciese la pena. Salió. Poco a poco se fueron haciendo ver, crecieron y se alargaron dando paso a pequeños brotes de los que se abrieron casi con ritmo calculado otras tantas yemas y flores como las que admiras.
Llevan meses alegrando el aire en que viven. Cada una de ellas embellece un espacio reducido sin que llegue a invadir el que corresponde a la más cercana. Lo hacen de manera compensada de modo que conviven varias sin que lleguen a tocarse, orientándose de modo que todo el entorno goza con la nobleza de la más aledaña.
Me preguntaba: ¿cómo y cuándo acabarán? Y una de ellas me respondió hace dos semanas. Me pareció verla decaer. Un poco lacia al principio, se doblegó lentamente sobre sí misma y, sin decir nada ni entristecer a sus hermanas, fue a caer sobre una de las hojas verde de la base de la planta.
Inevitablemente pensé en la familia, en las familias capaces de darse a sí misma y dar a la sociedad un estímulo para vivir, de embellecer el aire que comparte y que respira, de sentirse solidaria, igual y distinta a las demás, sin llorar por tener, al final, que descansar.
Pero lo que en una planta es obligado, en la familia debe ser fruto de ese proceso delicado, constante, generoso y vivificante que llamamos educación. Y que no es sino la transmisión de la savia sana de dos troncos inigualables que se llaman padre y madre.

lunes, 3 de julio de 2017

Aborto: el mayor sin-sentido.

La parroquia de San Miguel Arcángel y Santa Rita, en Milán, Italia, amaneció hace unos días con una pintada pro-aborto: “Aborto Libre (también para María)”.
Don Andrea, el párroco, reaccionó subiendo la foto de la pintada en el Facebook de la parroquia y escribiendo lo siguiente:
Estimado escritor anónimo de las paredes,
   Siento que no hayas sido capaz de seguir el ejemplo de tu madre. Ella tuvo coraje. Ella te concibió, continuó con el embarazo y te dio a luz. Podía haber abortado. Pero no lo hizo. Te crió, te alimentó, te limpió y te vistió. Y ahora tienes una vida y la libertad de elegir qué hacer con ella. 
   Una libertad que estás utilizando para decirnos que sería mejor que personas como tú no vengan a este mundo. Lo siento, pero no estoy de acuerdo. Y realmente admiro a tu mamá porque ella fue valiente. Y todavía lo es, porque, como cualquier madre, está orgullosa de ti, incluso si te portas mal, porque sabe que dentro de ti hay cosas buenas y sólo debes ser capaz de hacerlas salir. 
   El aborto es el mayor “sin sentido”. Es la muerte que vence a la vida. Es el miedo que le gana a un corazón que quiere luchar y vivir, no morir. 
   Usted quiere elegir quien tiene el derecho a vivir y quién no, como si se tratara de derecho simple.
   Es una ideología que vence a una humanidad a la que se quiere quitar la esperanza. Toda esperanza. Admiro a todas aquellas mujeres que, a pesar de mil dificultades, tienen el valor para seguir adelante. Tú, valor, no tienes ninguno, ya que te escondes en el anonimato. Y ya que estamos, también me gustaría decirte que nuestro barrio ya tiene muchos problemas y que no necesitamos gente que mancha las paredes y arruine lo poco bueno que nos queda. 
   ¿Quieres demostrar que eres valiente? Mejora el mundo en lugar de destruirlo. Ama en lugar de odiar. Ayuda a soportar sus dolores a los que están sufriendo. ¡Y da la vida, en lugar de quitarla! ¡Estos son los verdaderos valientes! 
  ¡Afortunadamente, nuestro barrio, el que tu destruyes, está lleno de gente valiente! ¡Que sabe amarte también a ti, que ni siquiera sabes lo que escribes!

miércoles, 28 de junio de 2017

Un invento de risa.

Parece que fue en 1885, al idear la Marina Imperial alemana bloquear las islas españolas en el Pacífico, cuando Isaac Peral pensó que un submarino podía oponerse  a la superioridad en superficie de las grandes potencias. Le costó mucho que el Gobierno aceptase su proyecto. Un ingeniero naval revisó los planos ya que Peral no era ingeniero. Se construyó en Cádiz. Y la gracia gaditana lo fue bautizando, antes de su botadura, como “El Cacharro” o “El puro”…
Se cuenta que, con más seriedad, un ingeniero pidió al general Montojo que prohibiese la botadura: «Vamos a hacer el ridículo. En cuanto este barco caiga al agua, empezará a dar vueltas como una pelota».
La ceremonia tuvo lugar en Cádiz el 8 de septiembre de 1888 e inmediatamente realizó las pruebas de que era un instrumento de alta utilidad. Pero el Gobierno canceló el proyecto: «No pasa de ser una curiosidad técnica sin mayor trascendencia», era el inteligente informe que lo sentenció al retiro apenas puesto en el agua.
Pero otros pensaban de otro modo: “Si España hubiese tenido un solo submarino de los inventados por Peral, yo no hubiese podido sostener el bloqueo ni 24 horas”, decía el almirante americano que diez años más tarde cercó a la Armada española en Santiago de Cuba y acabó con ella. Ingenieros alemanes reconocerían más tarde que el proyecto de Peral les sirvió de modelo para construir la flota que causó estragos en la Primera Guerra Mundial.
Isaac Peral había muerto en Berlín en 1895. Había servido en 32 buques durante sus 25 años de entrega desde los 16 a la Marina, con dificultades económicas para sostener a su mujer y a sus cinco hijos. Los ingleses le habían ofrecido un cheque en blanco al que renuncio porque él había investigado e invertido para que su fruto fuese solo para España. «Ofrecí al Gobierno mis ideas y se me han inferido agravios que no creo haber merecido como premio a mis modestos, pero leales servicios», había escrito con dolor y tristeza.
El submarino se pudrió en el arsenal de La Carraca (Cádiz), desmantelado y abandonado hasta que, en 1929 fue trasladado a Cartagena.
He escrito “De risa”, no solo porque para nadie en España pareció servir de algo aquel formidable invento. Y por el altivo desprecio con que se trató a aquel barco feo y raro. Era el exabrupto de la ignorancia y ausencia de respeto de muchos, grandes y enanos. Y sigue siendo una de las lacras de nuestra querida sociedad, muchas veces jueza, con ello, de su propia y profunda bajeza.

viernes, 23 de junio de 2017

La Encina de las Urracas.

Esta que ves aquí es una encina, el primer monumento vegetal de la historia de Italia a la que los toscanos llaman la Quercia delle Checche, la Encina de las Urracas. Mide 19 metros de altura, su tronco tiene un perímetro de casi 5 metros y su noble cabellera 34 metros de diámetro. Está rodeada por un simbólico abrazo para que nadie la humille desde el 15 de agosto de 2014, porque sufre las consecuencias del asalto de unos energúmenos que rasgaron una de sus nobles y enormes ramas haciendo lo que ellos llamaban una sesión de Tree Climbing. Es decir, haciendo el mono o el oso, se cargaron la rama que vemos a la derecha.
Y si es verdad (y parece que sí porque todo induce a creerlo) que tiene casi 400 años y que es casi seguro que figura en algunos de los preciosos fondos de bosque de la pintura del Renacimiento toscano, es natural que los débiles que veneramos la Naturaleza en todas sus formas, nos sintamos justamente rabiosos ante agresiones como esta.
Haces pocos meses visitaba con amigos un precioso paraje, el de la ermita sanabresa de Nuestra Señora de La Alcobilla, y admirábamos sus castaños a los que se atribuye la valiente edad de 1700 años. Dos jóvenes estaban haciendo un trabajo de control, bien documentado en sus apuntes, del estado de cada árbol y de cada una de sus impresionantes ramas.
Y me preguntaba y me sigo preguntando: ¿De qué modo cultivo en mí y en los que adornan mi vida (amigos, hijos, pupilos, nietos…) la veneración, el respeto y hasta el cariño hacia estos testigos seculares de la Historia? A veces se recibe de algunos la impresión de que el mundo vegetal les sirve solo para comer, para hacer leña, para guarecerse del sol y acaso y un poco de la lluvia…o, a lo más, decir ¡qué bonito! Cuando, aparte de ser un mundo grandioso, vivo y hermoso, sin el que la vida de este animal que llamamos hombre y el resto de los demás seres vivos no podría serlo, es un portentoso monumento natural que embellece la Tierra, la hace fecunda, sostiene la Vida y tira de nosotros.
¡Ojalá hubiese en las familias, en las escuelas, en los grupos y asociaciones una educación que enseñase a hacer una reverencia vital, profunda y convencida a esa bella parte del mundo que nos hace posible vivir!

viernes, 16 de junio de 2017

Saalumarada Thimmakka: 103 años de solidaridad.

Recordemos a Thimmakka que cumplió 103 años en el pasado 2015. Había nacido en la aldea Hulikal, al oeste de Bangalore, India. A Thimmakka la llamaban, con razón, Saalumarada Thimmakka.
Saalumarada significa “Hilera de árboles”. Veamos por qué. Thimmakka nació en una familia pobre y tuvo que hacer los trabajos pesados de la pobreza. La casaron con un pastor, Bekal Chikkayya, pero no lograron tener hijos. Pasados 25 años de su matrimonio, decidieron injertar y plantar banianos, una especie de higuera india, a lo largo de los cuatro kilómetros desde su aldea hasta Kudoor, protegerlos con arbustos espinosos y regarlos, día a día, llevando el agua en cuatro cubos.
Su esposo Chikkayya murió el año 1991. Y ella, casi desconocida fuera de los vecinos más cercanos, recibió el Premio Nacional de Ciudadanos en 1996 y algunos otros en un elegante papel. Y comentaba que en vez de papeles ella deseaba dinero para  construir un hospital en la zona. Y decía: "He estado deseando iniciar un hospital, pero nadie parece interesado. No obstante, seguiré intentándolo".  
Leer, admirar y hasta emocionarse ante una lección como esta no debe bastarnos. Es como si quisiésemos honrar la memoria de Thimmakka con un papel. Puede suceder que en nuestra vida no se nos presenten situaciones como las que vivió con  su marido. Pero tal vez sepamos de proyectos, de iniciativas, de inquietudes, de servicios en los que podamos colaborar de algún modo.
Pero me resulta más cómodo, a mí me gustan las cosas: “A mí que me dejen en paz”. “Eso les toca a…”. “¿No pago impuestos que el Estado y las Instituciones deben emplear en cosas en las que yo no quiero, no sé… no me puedo meter?”.

domingo, 11 de junio de 2017

Libertad de expresión.

Vivo desconcertado por la ley que impera en este mundo en el que necesito respirar. Esa ley – lo intuyes – es la Suprema Ley de la Libertad de Expresión. Cuando yo era muy pequeño aprendí a no hablar fuerte, a no hacer ruido, a no correr por mi casa mientras mi hermano más pequeño dormía su, para mí, fastidiosa y larga siesta. De algún modo me hacían comprender y, poco a poco y a regañadientes sin duda y a mi modo, yo comprendía, que existían otras personas además de la mía, que había derechos superiores a los míos, que había una forma de vivir juntos - la llamada convivencia – que me obligaba a no expresar mi libertad como me viniese en gana porque no tenía derecho a hacerlo.
¿Te has fijado con qué soltura, con qué seguridad, con qué insania se esgrime la dura porra de la ley de libertad de expresión? Sucede algo inaceptable en una situación de convivencia familiar, amigable, social… Si yo soy amigo del que produce ese hecho inmediatamente invoco la inviolable ley de libertad de expresión para escudarme,  para excusar, es decir, aceptar como bueno, no condenar lo que es a todas luces un ataque al buen gusto concertado socialmente, al orden aceptado inteligentemente, a la - ¡ojalá! - inviolable ley de convivencia que me exige el respeto a todos.
“La maté porque era mía” no lo digo porque suena mal, porque iba a ser demasiado. Pero el “Me avala la Ley de Libertad de Expresión” lo esgrimo como un mazo ante el que no cabe más que aceptar y callar. Porque si el que me escucha es pusilánime o medroso, o inteligente que sabe que no hay quien me arregle, o se escuda en la ególatra ley de la libertad de expresión… quedo como el déspota que tiende a dominar un mundo que voy moldeando con mis fuertes manos de dictador y logro que lo que me rodea viva sometido bajo mis pies.

No vale para acompañar, para compartir, para respetar, para construir, para amar, el orangután que cree que el primer tronco que se le pone delante le sirve para imponer justicia en el mundo.

martes, 6 de junio de 2017

Ébano y Marfil.

Margaret Patrick y Ruth Eisenberg coincidieron en la primavera de 1993 en el mismo Centro Geriátrico de Nueva Jersey casi con la misma edad y con el mismo mal, un derrame cerebral con inmovilidad de una mano, una de la derecha y la otra de la izquierda. Una era blanca y la otra negra y ambas habían sido concertistas de piano.
Millie McHugh era mucho más que un trabajador en aquel Centro. Era una mente privilegiada y un corazón ardiente. Y con aquella mente y aquel corazón se convirtió para Ruth y Margaret en un ángel bienhechor: Y les propuso tocar juntas. Las dos manos sanas, una blanca y otra negra, iban a deslizarse sobre el ébano y el marfil del teclado en una conjunción perfecta.
Ruth preguntó a Margaret: ¿Sabes el Vals en re bemol de Chopin? Y ellas mismas, Ébano y Marfil, como el teclado, fundieron su arte como melodía y acompañamiento en un concierto musical en televisión, iglesias, escuelas, centros de rehabilitación y residencias geriátricas. Pero los que admiraban aquella sinergia musical admiraron igualmente el precioso enlace de almas en un mismo acto de amor al arte, a la belleza y a la fusión de personas.
¿Nos vale? Debe valernos. Cuántas veces la defensa de nuestra independencia en juicios, resoluciones y ejecuciones ha dado al traste con proyectos mejores que los que individualmente hemos sido capaces de llevar adelante. Cuántas veces eso que llamamos orgullo, amor propio, libertad nos ha atado y hecho más pequeños y producido menos luz porque nuestra cabezonería infantil nos ha detenido a la mitad de un camino gozoso.

jueves, 1 de junio de 2017

Seis horas en Internet.

Como sabes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) realiza desde 2000, cada tres años un estudio sobre el rendimiento académico en matemáticas, ciencias y lectura de estudiantes de 15 años a partir de unos exámenes en diversos países. Al estudio-informe lo llaman, para acabar pronto, PISA, que viene de Programme for International Student Assessment (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) y busca obtener datos que ayuden a los países implicados a mejorar la instrucción de sus muchachos.
De lo descrito hasta aquí puedes deducir que a muchos no les convence este empeño, pero como eso pasa con todo, nos ponemos de parte de PISA para hacer una modesta reflexión a partir de algunos datos de su primer informe de 2017.
El coordinador del informe, Andreas Schleicher, decía que el grado de satisfacción de los estudiantes en España es de un 7,4 (de 0 a 10) por encima de la media de la OCDE. Pero añadía que, en cambio, “se observa un nivel de ambición personal inferior a la media de la OCDE, el 58 por ciento frente a la media del 71% del resto de países europeos”.
Es decir, parece que los estudios van bien. O, al menos, mejor que en otros países. Pero también parece que la mirada hacia el futuro, a partir de su condición de estudiantes, es menos entusiasta que  la europea.     
He escrito arriba “instrucción”. Pero importa sobre todo “educación”. Y en la educación, es decir, en la forja de hombres (¿suena bien, verdad?; ¿y por qué para algunos está trasnochado?) se encuentra no sólo la tarea de acompañar hacia la felicidad al obtener un trabajo seguro, aceptable y bien remunerado, sino la de construir un mundo solidario, generoso, acogedor, luminoso, ambicioso en el que sea posible un protagonismo que arrastre hacia los demás. Puede suceder que la actitud más común sea cuidar la propia parcela personal ¡y que me dejen en paz!
Cuando se ofrece a los adolescentes la meta de que sean algo más que ellos mismos se despierta naturalmente la ambición de crear un mundo en el que los demás cuenten, los demás sean también parte del propio proyecto vital.
Tal vez el hecho de que un 22 por ciento pasa seis horas diarias en internet, dibuja el perfil de quien huye de sí para no encontrarse con nadie.

viernes, 26 de mayo de 2017

Roberta y Edgar: el descubrimiento.

Permíteme que refiera – porque tal vez alguno de los lectores no la conozca - la historia de Roberta David, norteamericana, y Édgar Sanfeliz-Botta, cubano. En lo más rutinario de sus vidas, hace pocos años, cuando ella se dirigía a pedir algo en un McDonald’s de Miami y él esperaba su turno para atender a los clientes, un oído sensible (el de ella) y una voz extraordinaria (la de Edgar), coincidieron en un hecho notable.
Roberta, de cierta edad y por ello retirada ya del coro en el que había cantado, descubrió en el sonriente joven que la atendía al que había oído cantar poco antes un pasaje de La bella durmiente del ballet de Chaikovski.
Édgar llevaba ya en Miami un año y se había resignado (o lo parecía) a olvidarse de su música clásica. Porque en su Cuba había destacado por su preciosa voz, ya desde adolescente, y cantado ante personas ilustres y hasta muy ilustres. Procedía de Santiago donde se había cultivado, soñando seriamente, en su futuro como artista.
Pero el encuentro con Roberta produjo el milagro de su ingreso en la Universidad Internacional de Florida, donde alguno de los responsables dijo, al conocer las dotes del joven: “Nos ha tocado la lotería musical”.
Del rincón en el ángulo oscuro…” sentía y sufría nuestro admirado Becquer y seguía sintiendo y llorando el silencio de tanta nota dormida en las cuerdas del arpa suspirando por la mano de nieve que sabe arrancarla.
¿Hemos pensado alguna vez en la torpeza de nuestro oído, en la indolencia de nuestra capacidad de discernimiento, en la insensibilidad ante valores que debieran golpear nuestra atención, en la suficiencia de nuestro saber, entender, intuir y decidir? Y, sin embargo, nuestro oficio no es solo el de acompañar, instruir y facilitar a nuestros formandos el “grado” que necesita para pasar al siguiente, sino bucear en su personalidad, descubrir y alentar en ella la grandeza de un ser superior que con nuestra ayuda pueda alcanzar lo más alto de que sea capaz.

sábado, 20 de mayo de 2017

María Auxiliadora en Kawaguchi.

Kawaguchi, precioso lago casi a los pies del Monte Fuji, significa algo así como “Linda Boca”. O no. Pero tanto el monte como el lago son dos bellezas extraordinariamente espirituales que atrajeron a un grupo de 40 miembros de dos ADMA (Tokyo y Hamamtsu) del Japón en esta Primavera para un retiro espiritual.   
Como el grupo era casi universal (además de los japoneses había 9 brasileños, 5 peruanos y 2 filipinos), estaban con ellos, además del Director espiritual de la ADMA, don Ángel Hitoshi Yamanouchi, el Provincial, don Mario Michiaki Yamanouchi, el vietnamita don Dong Tan Hien, el portugués don Ambrosio da Silva y la Hija de María Auxiliadora Sor Teresita Matsumoto.
¿Hacía falta escribir tanto nombre inasequible para nuestra cómoda enunciación española? Pues precisamente, sí. Porque la intención al escribir estas líneas es la de subrayar cómo la Presencia viva de la Madre de todos los hombres, María, Madre del Hermano mayor de todos ellos, Jesús de Nazaret, y Auxiliadora de todos, atrae también en un lugar tan lejano, como en tantos y tantos lugares del mundo, a los miembros de una ADMA (Asociación De María Auxiliadora) querida por Don Bosco.     
Afortunadamente donde está la Madre acuden los hijos. Y tristemente sucede que cuando falta la Madre la familia se dispersa. 
A Mayo (en el hemisferio sur de América lo hacen desde el 8 de noviembre al 8 de Diciembre) lo llamamos el mes de María. Y no porque haya flores que podamos llevarle, sino porque ella es la Flor más hermosa que nunca deja de atraernos a sus brazos, con los que nos ofrece a su Hijo, para que la familia que somos siga siendo siempre y cada día más firmemente familia.
Durante el retiro de Kawaguchi se celebró la admisión de 23 nuevos miembros del grupo de Hamamatsu que pronunciaron la fórmula de compromiso y confirmaron el propósito de dar testimonio, como miembros de ADMA y como discípulos de Jesús, en la sociedad japonesa. Precioso ejemplo para cada uno de los que tenemos a María Auxiliadora como Madre de nuestras vidas. 

lunes, 15 de mayo de 2017

Alegría: bella chispa divina!

Beethoven comenzó a componer su sinfonía número 9 en 1818 y no la dio por terminada hasta enero de 1824. En el alma de sus inolvidables notas (¡mucho más que notas!) está el poema de Friedrich Schiller An die Freude escrito más de treinta años antes, que se llamó Oda a la alegría en su forma final de 1808. Beethoven tenía 22 años cuando ya soñaba con ponerla en música respetando para el cuarto movimiento, “Himno a la alegría”, el texto de Schiller con unas palabras propias de introducción. 
Su estreno (en Viena, no en Berlín, como le hubiera gustado a él: “Viena está dominada por los italianos” decía) se hizo el 7 de mayo de 1824, diez años después de la presentación de la Octava. La dirigió Michael Umlauf, aunque Beethoven estaba también en el escenario, siguiendo la obra en sus partituras, ya muy sordo y limitado en su salud y a tres años de su muerte.
La sala estaba llena de admiradores de Beethoven que suponían que iba a ser la última vez que le viesen. Y quedaron fascinados por tanta belleza. Cuentan que él estaba volcado en sus papeles, de espaldas a la sala, y que uno de los solistas le hizo volverse para que pudiese contemplar a un público conquistado por entero al que saludó con una inclinación del cuerpo. 
Como somos muchos los que no sabemos Alemán, pongo una traducción de las palabras del final de esta Novena Sinfonía. Sirven de invitación a la alegría de la fraternidad, don divino.

¡Oh amigos, no esos tonos!
Entonemos otros más gratos y llenos de alegría.
¡Alegría, alegría!

¡Alegría, bella chispa divina, hija del Elíseo!
¡Penetramos ardientes de embriaguez, oh celeste, en tu santuario!
Tus encantos atan los lazos que la rígida moda rompiera;
y todos los hombres serán hermanos bajo tus alas bienhechoras.
Quien logró el golpe de suerte, de ser el amigo de un amigo.
Quien ha conquistado una noble mujer ¡que una su júbilo al nuestro!
¡Sí! que venga aquel que en la Tierra pueda llamar suya siquiera un alma.
Pero quien jamás lo ha podido, ¡que se aparte llorando de nuestro grupo!
Se derrama la alegría para los seres por todos los senos de la Naturaleza.
Todos los buenos, todos los malos, siguen su camino de rosas.
Ella nos dio los besos y la vid, y un amigo probado hasta la muerte;
al gusanillo fue dada la voluptuosidad y el querubín está ante Dios.
Alegres como vuelan sus soles, a través de la espléndida bóveda celeste,
Corred, hermanos, seguid vuestra ruta alegres, como el héroe hacia la victoria.
¡Abrazaos millones de seres! ¡Este beso al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada debe habitar un Padre amante.
¿Os postráis, millones de seres? ¿Mundo, presientes al Creador?
Búscalo por encima de las estrellas! ¡Allí debe estar su morada!
¡Alegría, bella chispa divina, hija del Elíseo!
¡Penetramos ardientes de embriaguez, ¡oh celeste, en tu santuario!
Tus encantos atan los lazos que la rígida moda rompiera;
y todos los hombres serán hermanos bajo tus alas bienhechoras.
¡Alegría, bella chispa divina, hija del Elíseo! ¡Alegría, bella chispa divina!

miércoles, 10 de mayo de 2017

Yubartas: las ballenas jorobadas.

Como sabes, las ballenas jorobadas o yubartas pueden pesar hasta 40 toneladas. No es de extrañar: miden, alguna, claro, 18 metros. Y hay ejemplares que llegan a nadar 25.000 kilómetros al año. Los machos ya grandes cantan horas y horas sin cansarse. Mezclan, dicen los entendidos de quienes aprendo, aullidos, rugidos y pitidos. Y dicen que, si lo hacen, por algo será.
Practican el veraneo. Nacen, con solo cinco metros de “altura”, en los trópicos donde deben crecer (¡hasta un metro cada mes) para poder viajar, en verano, hacia el Ártico o el Antártico que son zonas más fresquitas. Pero no lo hacen por lo del fresquito, sino porque su alimento es el krill, tan abundante allí. 
Tienen un peligro: ¡las orcas! Las conoces: miden, los machos, de hasta 9 metros (las hembras, casi 8), negras con manchas blancas para disimular su mala intención, y se comen todo lo que pescan, hasta tiburones. Y no digamos yubartitas, si alcanzan alguna. 
Y aquí viene nuestra reflexión. Las crías de yubarta, que necesitan crecer y engordar para poder alcanzar el Polo que le toque, maman mucho. Y son ellas las que le piden a la madre que las atienda. Rozan su cuerpo con el de la madre y, dicen los especialistas, que susurran. Porque el susurro no lo escuchan a distancia con su sónar peculiar las orcas, pero sí la madre cercana. 
No es traer por los pelos (las yubartas no lo tienen ni lo tienen las orcas) afirmar que en las familias actuales es frecuente que la adhesión de los hijos hacia las madres sea muy débil. La madre se convierte muchas veces en otra mujer para las hijas y se monta en casa una especie de escuela de llevar la contraria. Es decir, el resultado es que la mujer–madre deja de ser madre porque se acentúa en ella más su carácter de mujer. La madre, que debe conservar siempre su identidad de diosa del hogar, expone demasiado su convicción de que ella sabe lo hay que saber, tiene experiencia y autoridad, ella es la que manda… Ante una madre-mujer así, la hija se aleja, se rompe el contacto de la piel, desaparece el susurro… y crece una futura madre calcada sobre el desafortunado molde de la madre-mujer porque no ha habido una mujer-madre. Pero lo mismo sucede con los hijos varones. Si una madre no logra que su hijo se enamore de ella, logrará que ese hijo se encuentre muy a gusto a distancia. En todo: en distancia física, en distancia moral, en distancia afectiva. ¿No es triste? 

viernes, 5 de mayo de 2017

Biárbol: el valor de la diferencia.

Casorzo es un pueblo de la provincia de Asti (ya sabes: Piamonte, Italia). Ese árbol que ahí ves está en Casorzo y es un árbol muy especial: un cerezo ha nacido sobre un moral. Lo llaman con toda razón bialbero, biárbol (No es el único caso. En el parque natural de Plitvice, en Croacia, cuentan, la pareja la han formado un abeto y un melocotonero).
Se supone que un pájaro dejó caer el hueso de una cereza en el moral de modo que pudo alimentarse de la planta que lo había acogido  y ahondar sus raíces hasta alcanzar el suelo. Cada uno crece a su ritmo, se poda a los dos en el momento oportuno y crecen de modo que el cerezo, de cinco metros, da su fruto a su tiempo. El lugar es tan acogedor e inspirador que los viñadores de la zona lo han adoptado. Y bajo sus ramas celebran, con el malvasía del lugar, la llegada de la Primavera y el solsticio de Verano.
Se lee que Quinto Horacio Flaco, del siglo I aC, después de sus estudios en Roma y Atenas, probó las armas como tribuno a favor de la República. Perdió en Filipos pero, amnistiado, regresó a Roma. Conoció en Nápoles a Publio Virgilio Marón al que en su oda primera (3,8) lo define como mitad de su alma (“animae meae dimidium”). Ha habido en la Historia (en la gran Historia de los grandes y en la no menos grande Historia de los humildes) muchos casos de auténtica identificación de mentes y afecto. Los mejores, los que se dan (¡y se dan!) entre padre e hijo y maestro y discípulo. Pero para ello hace falta que, sin que ninguno de los dos pierda nada de su identidad, sientan ambos el calor amigo de la acogida, el valor de la diferencia y la capacidad de juzgarla, apreciarla y adoptarla en la medida oportuna para que cada uno de los dos siga siendo él mismo enriquecido con el encanto del otro.

domingo, 30 de abril de 2017

Exactitud, ejercicio de constancia.

La Galleria degli Uffizi que sin duda conoces, aunque no hayas estado en Florencia, es un singular edificio construido a partir de 1560 por el gran Giorgio Vasari para Cosme I de Medici. Su destino era el de oficinas para la administración. De ahí el nombre que tuvo al nacer y que ha conservado. Pero en 1765, desaparecidas desde hacía tiempo las oficinas que lo motivaron, Ana María de Medici lo abrió al público como museo, ya que en él se encontraban obras de arte de gran valor histórico y artístico. Una de ellas era La Adoración de los Magos que Leonardo de Vinci había pintado entre 1481 y 1482.
Hace pocos días ha vuelto, restaurada con exquisito cuidado, después de casi seis años de ausencia. Los entendidos dicen que en esa luminosa pintura sobre madera, de 246 x 243 centímetros, se pueden identificar elementos que serían después llevados a otros cuadros por el mismo genio.  
Para esta sencilla reflexión que ofrezco me agrada referirme a la estructura que se ve en el fondo del óleo. Son dos escaleras paralelas que, se supone, dan acceso a un palacio. ¿Por qué me interesan las escaleras? Porque Leonardo había hecho un dibujo minucioso, cuya reproducción encabeza este comentario, antes de trasladarlas a la pintura.
Y la reflexión que provoca este ejercicio meticuloso, línea a línea, en una perspectiva  fielmente observada, me hace pensar en la obra de arte de nuestra labor educativa: el fervor y el tiempo que le dedicamos, la entrega a su paciente, constante, atenta realización. No dejamos pasar ni un rasgo, ni un movimiento, ni una actitud que observamos para intervenir sabia y oportunamente después en el encauzamiento de los valores descubiertos, de las desviaciones observadas, de las intenciones más o menos intuidas en sus actos.
Porque mucho más que una obra magistral de un artista es la vida y la felicidad de cada uno de los destinatarios del noble oficio de forjadores de la personalidad de nuestros destinatarios.

martes, 25 de abril de 2017

La Olmeda: la historia "enterrada".

La conocida y autorizada revista National Geographic tomó la villa romana de La Olmeda (Pedrosa de la Vega-Palencia) para ilustrar el mes de septiembre de 2016 en su calendario anual. Le tengo un cariño especial y un respeto reverencial a la belleza de esta antigua villa romana de finales del siglo IV. Porque, poco después de su descubrimiento en 1968 y su posterior apertura al público, tuve el placer de seguir las explicaciones con que su descubridor, el santanderino don Javier Cortes Álvarez de Miranda, nos regalaba a los visitantes. La sencillez al relatar su asombroso descubrimiento, su atenta tenacidad en remover las tierras de su finca, su respeto desde el principio a lo que intuyó como un tesoro histórico y artístico, su cuidado al alumbrar metro a metro los 4.400 que comprende la villa, me emocionaron profundamente.
Doce años más tarde lo donó a la Diputación de Palencia que ha ido dedicando  atención a la mejora de los accesos y la protección y acondicionamiento de esta preciosa página de la historia “enterrada” durante dieciséis siglos.
Leo que National Geographic la emparejaba con monumentos de la historia como los restos de Tutankhamón, la Cueva de Lascaux, Machu Picchu, Pompeya, Petra, Angkor,  Abu Simbel… y otros pocos pero preciosos legados de nuestros antepasados de todo el mundo y de todos los tiempos.
Para algunos de nosotros y para muchos de nuestros jóvenes (¡y niños!) compañeros de camino, el pasado está pasado. Cuenta lo que va a venir, lo que acaba de llegar y somos capaces de entusiasmarnos con lo que neciamente llamamos trending topic (¡moda, ignorante!) solo porque es moda. El móvil (se supone que en la historia ha habido muchos móviles y a nuestro alrededor) ese móvil que todos sabemos y sus compañeros de incomunicación, nos entontece, porque nos impide ser nosotros mismos. Decimos que con él en la mano llegamos a todas partes, pero seguimos adelante aislándonos, ignorando tanta riqueza admirable, echando sobre nuestras vidas mucho tiempo perdido, mucha tierra de siglos.