Pausanias, viajero
griego del siglo II, geógrafo e historiador, nos dejó entre sus
escritos, como sabes, diez libros en los que nos describe el mundo griego que
él visitó. En el capítulo 24 del último, dedicado a la Fócida, nos dice que en
la pronao del templo de Apolo, en
Delfos, figuraban frases que los sabios ofrecían
a los hombres para norma de su vida. He aquí dos: “Conócete a ti
mismo” (Γνῶθι σαυτόν) y “Nada en demasía”
(Μηδέν άγαν), que los romanos tradujeron Ne
quid nimis, conocidas por muchos y vividas por pocos.
La observación de la
conducta de los hombres, después de veinte siglos, teniendo presentes aquellos
sabios consejos, de los que hoy me preocupa el segundo, despierta en mí estas
dudas: ¿Me gustan los “demasiados”, los “absolutos”, los “irrepetibles”, “los “pluscuamperfectos”...?
Y, sin embargo, tendemos a creer que existen, que hay quien vive sin error,
quien alcanza el zenit de la perfección, quien nunca nos ha decepcionado…
El camino de la demasía se recorre de muchos modos. Por
eso en nuestra obra educativa debemos atender a que la mesura (que no es la mediocridad
sino la medida correcta) sea la meta
de nuestra búsqueda.
A partir de la
adolescencia (y a veces bien avanzada la juventud) nuestros hijos y formandos
tienden a compararse y a distinguirse. Se cubren con un manto que no es el
suyo, se dan cuenta de que se les evita y no aciertan a saber por qué. Ser
petulantes queriéndose hacerse valer es fácil en esas etapas inmaduras de la
vida.
Hay quien se esfuerza
en quedar bien. Casi siempre mete la
pata. Porque en la vida no debemos ir adelante (en todas las esferas de la
dignidad, del bienestar y del mando)
buscando sobresalir.
¿Cuál es la fórmula?
Estoy seguro de que todos los que leen estas simplezas la conocen: Cumplir
enteramente con el deber, asimilar todo cuando pueda forjar un carácter
flexible y exigente; mirar el futuro con confianza; servir, servir y servir. Es
decir: tener presente al otro, a los otros; y aportar con nobleza, prudencia,
constancia y generosidad lo bueno que se tiene.