Leí hace algún
tiempo que los hermanos gemelos Frank y Patrik Riklin habían ideado un hotel a
1700 metros sobre el nivel del mar, al aire libre, de muchas y con muchas
estrellas, las infinitas estrellas que permiten dormir bajo su encanto y
dejándose mirar por ellas antes de conciliar el sueño.
No he sabido más
que lo de aquella primera noticia del Null
Stren Hotel (creo recordar que ese era el nombre) con una sola suite al aire libre por 300 dólares. Y
que tenían ya cubierto todo el año 2017 con 1300 peticiones desde todo el
mundo.
También
manifestaban que con ello denunciaban las contradicciones del mundo moderno.
Y me preguntaba
al leerlo y me sigo preguntando si hay algún camino y alguna experiencia que
sirva para curar alguna, una sola, de las contradicciones del mundo moderno.
Pienso que nada hace cuerdo al necio. Pero también que quien vive el gozoso
oficio de la educación y de la formación tiene en su mente y en su corazón un
instrumento precioso para orientar el sentido vital de quien forma para que
piense, ame, proyecte y programe siempre con ese sentido común que guía a las mujeres y a los hombres capaces de
construir un acogedor mundo mejor. Otras lenguas lo llaman buon senso, bon sens, savvy, Menschenverstand… que no es mejor que común, aunque común puede confundirnos con lo
de todos sabiendo como sabemos que no todos lo tienen.