Entre las más de cincuenta “letrillas” que se atribuyen al
cordobés don Luis de Góngora y Argote
(1561-1627), poeta, como todos saben, luminoso y oscuro, original y clásico,
innovador y moderno, inteligente, agudo,
almíbar algunas veces y ácido las más, hay una, de 1609, que él titula A lo
mismo.
Hoy, día del Corpus desde hace 768 años, complace escribirela en la
mente primero, leerla con la fe después y gustarla, por fin, con el amor con
que él la sintió y declamó. Es profunda y dice tan bellamente tanto que vale la
pena acariciarla sin prisas, llegando a sus venas más profundas con la devoción
y respeto con que el poeta sacerdote la escribió.
Oveja perdida, ven
sobre mis hombros, que hoy
no solo tu pastor soy,
sino tu pasto también.
Por descubrirte mejor,
cuando balabas perdida,
dejé en un árbol la vida,
donde me subió tu amor;
si prenda quieres, mayor,
mis obras hoy te la den.
Oveja perdida, ven
sobre mis hombros, que hoy
no solo tu pastor soy,
sino tu pasto también.
Pasto, al fin, hoy tuyo hecho,
¿cuál dará mayor asombro,
o el traerte yo en el hombro
o el traerme tú en el pecho?
Prendas son de amor estrecho,
que aun los más ciegos las ven.
Oveja perdida, ven
sobre mis hombros, que hoy
no solo tu pastor soy,
sino tu pasto
también.