martes, 13 de marzo de 2012

Sabiduría.


Hay sabios investigadores, sabios escritores, poetas sabios… y, hasta dicen, sabios futbolistas. Hace unos días dijo un sabio del mundo del mercado (y todos ustedes lo han oído o lo han leído) que para hacer algo digno de mérito, aprecio e imitación se requieren algunos ingredientes e instrumentos en forma contundente: el esfuerzo en el trabajo, la osadía en la constancia, la luz en la creatividad, la austeridad en el uso y consumo, la honradez en la gestión, la entrega en el servicio, la generosidad y el sacrificio en la dedicación, el acierto en las decisiones, la humildad en la iniciativa, la tenacidad en el intento, la paciencia en la espera, la cordialidad en las relaciones… y muchas más cosas y mucho mejor dichas. O a lo mejor no dijo todo eso, pero queda uno cargado de pena si no lo dice.
Él se refería al complejo y delicado mundo de la producción, el mercado y la economía. Y sería deseable que todos los que se mueven en esas esferas gozasen del mismo grado de salud humana, empresarial, moral y relacional de la del sabio en el que estamos pensando.
Y que revertiesen parte de sus lícitas y legales ganancias en enriquecer el mundo cultural que los rodea o les debe rodear. ¿Habéis oído hablar alguna vez de patrocinadores? 
No es esta recatada plataforma lugar en el que tengan aplicación esos consejos de tipo empresarial. Pero sí un punto de partida para una sencilla reflexión sobre la familia, los padres y los hijos, el patrimonio casero y los tesoros de la propia estirpe. ¿Alguien duda de que se trata del negocio más brillante si se arroja luz en él, más reconfortante si se saben manejar bien los hilos de la difícil educación, más placentero si las dosis de exigencia, tacto, respeto, cariño, cercanía… se usan con medida  sabia y oportuna?    
Porque todo eso se exige en cualquier madre y cualquier padre que emprende la larga y gozosa travesía del modelado de los hijos. Y del esposo y la esposa. No debemos olvidar que el noviazgo (¡recordad algunos noviazgos que circulan por nuestras calles y por algunos antros!) y el matrimonio son escuela de educación mutua. Y si hay alguien que no lo ha entendido que acuda al Catón del sentido común. 
No se puede acompañar una nave tan delicada como es la vida de los hijos sin ser sabio. Y no se puede aceptar que para ejercer cualquier profesión se requiera dominio del programa y competencia en el manejo de las armas y que la profesión de la maternidad y de la paternidad se deje a la fortuna de lo que venga y que salga el sol por Antequera.

sábado, 10 de marzo de 2012

Salesianos hoy.


Don Bosco quería llenar el mundo con la obra de atención a los jóvenes necesitados. Programó, también para después de su muerte, porque ese fue el testamento que dejó a los suyos, que el mandato de Jesús “Id a todo el mundo” se cumpliese en la medida, el lugar y el momento oportunos.
Se trata de llevar la alegre noticia de Jesús, el calor de un hogar y medios de crecer como hombres y profesionales a la juventud con un futuro incierto.
La estadística al final de 2011 da estos datos: los Salesianos (y la obra de Don Bosco no es sólo la de los Salesianos, sino la de otros 28 institutos religiosos de la Familia Salesiana), que trabajan en 131 países del mundo, son 15.260. Y los que esperan poder profesar como salesianos al final de su noviciado, 414. Los obispos, en su mayoría en países pobres, son 121. De los que han hecho su profesión perpetua (los jóvenes deben pasar un periodo de prueba con votos temporales) 1.609 son coadjutores. El resto, los sacerdotes, son 10.433.
Cada año se dan las oscilaciones propias de todo organismo vivo. La Congregación salesiana disminuyó excepto en Asia Sur, Asia Este - Oceanía y África. De acuerdo con esto es natural que el número de novicios sea mayor en esas zonas, por ejemplo en India-Guwahati (24 novicios), Indonesia -Timor Este (21), Vietnam (20), África Central (22).
Además de 142 obras que buscan consolidar su servicio a la juventud, hay otras 1.823 ya oficialmente establecidas.
La Provincia religiosa salesiana (entre nosotros Inspectoría) con más salesianos es la del Centro-Norte de Italia Piamonte Valle de Aosta con 520. La que tiene menos en Europa es Hungría, con 37. La nación con mayor número de Salesianos es la india: 2.537. Y la que menos, Namibia, con 2.
Hay quien comenta: “No parece extraño que los salesianos trabajen, por ejemplo,  en Burkina Faso, Cabo Verde, Chad, Gabón, Ghana, Israel. Lesoto, Ruanda, Timor, Vietnam… Pero ¿por qué en países tan pequeños como Azerbaiyán, Islas Fiyi, Mauricio, Mongolia, Montenegro, Nepal, Papúa, Salomón y Samoa? 
La respuesta es doble o, al menos, vale una de sus partes: los Obispos nos piden que atendamos la pastoral de los pocos cristianos que viven en sus diócesis; la juventud necesitada y a veces abandonada también existe en esos países.
Esta breve exposición debería valernos para decir: “¡Me voy a misiones!”. O, como mínimo: “Esto que iba a gastarme en humo" (¡y hay tanto humo en nuestra vida aun en tiempo de crisis!) lo envío para los que tienen necesidad de evangelio, de pan y de un oficio para dar dignidad a su vida.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Agujeros Negros.


Nunca pensé que hubiese una percepción popular sobre el comportamiento de los agujeros negros. Pero si una autoridad en ellos como Ashley King, de la Universidad de Michigan, afirma que "contrariamente a la percepción popular de que los agujeros absorben toda la materia a la que se acerca, creemos que hasta el 95 por ciento del material que hay en el disco alrededor de IGR J17091 es expulsado por el viento", es que hay más gente de la que creemos que vive pensando en ellos. Yo diría que es lo natural en tiempo de crisis y sobre todo de crisis económica.
Cuando una estrella masiva (de las que tienen más de diez veces la masa del sol, que ya es masa) se colapsa (dicen los entendidos y el pueblo sabe, como asegura King) se forman los agujeros negros.
Pero lo más digno de atención y nos debe servir de aviso no es que esos agujeros expulsen y no absorban, sino que los vientos que se producen tienen una velocidad de 32 millones de kilómetros por hora, de acuerdo con la aportación del observatorio espacial Chandra.
Por si acaso alguno de los lectores tuviese la curiosidad de saber qué es el IGR J17091 se lo decimos. Es (y si usted lo entiende, le ruego que me lo explique) es “un sistema binario en cuya estrella central, equivalente a nuestro sol, orbita el agujero negro”. Está en nuestra Vía Láctea, pero a las afueras, y a unos 28.000 años luz de la Tierra.
Como curiosidad, los expertos explican que a diferencia de los vientos de los huracanes en la Tierra, el viento de IGR J17091 sopla en todas las direcciones.
Todos estos datos tan impensables ayer, cuando el cielo me parecía un mar en calma, me ha hecho descender hasta el mundo nuestro, el que pisamos, que se mueve a una velocidad aterradoramente acumulada: la que lleva la Tierra dando vueltas sobre sí, alrededor del Sol, en nuestra blanca Galaxia, antiguamente llamada Vía Láctea, y en la carrera sin fin de las galaxias hermanas…
Andamos un poco mareados: se nos colapsa algo que parecía inconmovible, se derrumban los andamiajes que los hombres construyen con su tarda, torpe, interesada agitación, y en vez de mirarlo con la parsimonia del sabio, que sabe que nada humano es más durable que una flor del campo, organizamos o nos metemos en aspavientos que soplan en todas las direcciones, sin rumbo fijo y cierto, arrastrando consigo la serenidad, entorpeciendo la búsqueda de soluciones, cargando sobre el más enemigo la causa, la culpa, la mala intención de todo.         
¿Podremos madurar un poco para que el Patrón pueda confiarnos sin miedo el gobernalle de nuestra vida? 

domingo, 4 de marzo de 2012

La Urna de Don Bosco.


Se prepara el segundo centenario del nacimiento de Don Bosco: 16 de agosto de 2015.
Una de las iniciativas para ese camino es la peregrinación de una de sus reliquias (envuelta en una copia de la urna que guarda sus restos en la Basílica de María Auxiliadora de Turín) por todo el mundo. A nuestra Patria llegará el 1º de Mayo de 2012 siguiendo el siguiente itinerario:

BILBAO                      1º Mayo                       -           18 Mayo
LEÓN                         19 Mayo                       -            5 Junio
MADRID                       6 Junio                       -           24 Junio
SEVILLA                     19 Septiembre             -           13 Octubre
VALENCIA                  14 Octubre                   -           31 Octubre
BARCELONA               1º Noviembre               -           11 Noviembre

A Don Bosco le habría gustado irse a la Argentina con los diez primeros misioneros salesianos que envió en noviembre de 1875. Seis eran sacerdotes y cuatro cuadjutores, es decir, Hermanos Laicos. Él todavía era joven, sesenta años,  y estaba fuerte, aunque los viajes en barco le dejaban hecho polvo.
Tuvo tiempo de enviar otras nueve expediciones, de modo que en 1888, cuando murió, eran 150 los salesianos que trabajaban en cinco naciones de Sudamérica. Soñó despierto y soñaba durmiendo con que llegasen a todas las partes del mundo. Hoy, en 130 países de los cinco continentes, le han recibido o lo van a recibir hasta 2015 todos los que siguen soñando con que sus obras llegue a más y más lugares necesitados de la suave y tenaz presencia del que por tantas razones es (y ha sido designado) como Padre y Maestro de los jóvenes.
Podrá cumplirse así su encuentro con todos ellos de un modo simbólico y solemne, ya que su presencia en los corazones de los que se han encontrado a lo largo de la vida con él ha marcado sus pasos por caminos seguros.  
Durante este tiempo será natural que el tema de las Buenas noches sean Don Bosco, su obra, sus lecciones, su entrega y su afecto. 

jueves, 1 de marzo de 2012

La Antártida.


El próximo 7 de marzo recordaremos que hizo un siglo se supo que el noruego Roald Engelbregt Gravning Amundsen había llegado al Polo Sur. Lo había logrado el 14 de diciembre después de casi tres meses de penoso avance.
No fue igual para el inglés Robert Falcon Scott, que llegó al mismo punto 35 días más tarde y que en el regreso pereció con sus cuatro compañeros bajo la avalancha de una tempestad de frío.
Ambos habían preparado su expedición cuidadosamente. Pero los analistas de los hechos señalan diferencias en esos preparativos a los que atribuyen, no sólo el atraso del segundo, sino también su muerte con la de sus compañeros.
Los factores que jugaron a favor o en contra fueron, por ejemplo, la preparación anterior, sobre todo la remota. Ambos fueron marinos, pero se dice de Amundsen que desde los 14 años ya pensaba en una vida de explorador de los polos. Y se preparó para ella. La programación de Scott incluía estudios del mundo que iba encontrando. Amundsen se propuso llegar y nada más. La expedición de Scott confió para el traslado en caballos mongoles que murieron todos, mientras que Amundsen lo hizo con perros después de aprender de los esquimales su manejo más provechoso (tuvo que matar a algunos de ellos al regreso para disponer de comida para los 11 que sobrevivieron). Parece que la vestimenta no fue suficientemente adecuada en la expedición inglesa para defenderse de las bajísimas temperaturas que debieron soportar. Los noruegos fueron colocando depósitos de alimento antes de emprender la marcha que comprendía ascender a los montes Transantárticos para llegar a la meseta polar. El alimento en ambos casos tenía como base un viejísimo invento americano, el pemmican, más rico en grasas en la dieta de Amundsen que comprendía diariamente también galletas, chocolate y leche en polvo. 
Y, sobre todo, la cohesión del grupo, débil por no decir agria y hasta imposible, en el de Scott.
La lectura de lo mucho que se ha escrito sobre estas dos proezas terminadas de modos tan diferentes, puede servir para hacer serias reflexiones sobre la vida y sus caminos. He aquí algunas. Pueden no ser muy profundas, pero son bien intencionadas. La primera es que las cosas serias no se improvisan. No se puede improvisar ser marido y mujer. Basta contemplar parejas de nuestro alrededor para concluir que se improvisaron. Ser madre y padre no se improvisa. No basta tener hijos, sino que se debe saber quererlos y saber transmitirles la grandeza y la luminosidad de la vida. Y para eso hace falta ser grande y ser luz para acompañarlos en los complejos y a veces arduos y oscuros caminos del crecimiento y la maduración. Amar no se improvisa. Se impone un duro ejercicio de amor para amar de verdad. Pero la mayor parte de los que improvisan el matrimonio lo hacen así porque nunca han salido de su egocentrismo infantil y no sólo no lo encauzan, no lo superan, sino que se empecinan en él.

lunes, 27 de febrero de 2012

Chinches.


Me contó mi amigo Pepe que con otro suyo tuvo que viajar hace años a una capital europea. Recuerdo cuál era, pero por miedo a represalias, no lo digo. Y al llegar la hora oportuna se desearon buena noche y se fueron a acostar. Pasado algún tiempo, cuando mi amigo ya había pasado la etapa MOR de su sueño o la que fuese, se despertó porque creía oír voces. Aguzó el oído y oyó claramente la voz de su amigo que gritaba: “¡Pepe, que me llevan!”.
Ante el evidente secuestro de su amigo que se estaba cometiendo en lengua extranjera, se lanzó de la cama dispuesto a dar la vida para salvarlo. Entró dispuesto a todo en la habitación contigua y descubrió al infeliz ahuyentando chinches y repitiendo una y otra vez. “¡Mira, mira, mira! ¡Vámonos!”.  
El Cimex Lectularius (o “la Cimex”, porque los hay de los dos sexos, claro) es un insecto singular. Tiene costumbres nocturnas, como saben mis lectores más añosos, y sale en la oscuridad a emborracharse de sangre humana donde le dejan. Descubre por el CO2, dicen, a la víctima y lanzándose desde el techo si es necesario y con dos trompetillas que lleva en su hocico, entra al ataque en la despensa de su subsistencia. Con una de ellas extrae el alimento, mientras que con la otra inocula un anticoagulante y un anestésico para que no le interrumpan en su actividad.
Chinches hay en todas partes y en todos los grupos, animales y humanos. Son esos de los que solemos decir: “¡Me está quemando la sangre!”. O una expresión equivalente más sonora que esa. Me gusta observar a la gente. Y supongo que alguno, despistado, también me observa a mí. Y observando, observando me parece haber constatado las causas por las que los chinches sociales lo son. Como mi observación es, sin duda, muy reducida, me gustaría que alguno de mis lectores me ayudase con sus conclusiones a enriquecer mi cuadro.    
Hay chinches de nacimiento: han nacido, parece ser, para picar. Lo hacen como respirar, es decir, sin darse cuenta. Son los que critican todo, lo saben todo, corrigen todo, son los primeros en saber todo… Han nacido dictadores. Y usan el rebenque para hacer sentir quién lleva el látigo. Hay chinches en las familias, entre hermanos, en las pandillas, en las clases, en las agrupaciones de cualquier tipo. O han nacido chistosos. Y gozan con que les rían sus picotazos. Hasta puede ser alguno de estos sea ingenioso: estos no tienen cura, porque viven y perviven sin enterarse de que sus gracias tiene una sal que quema.
Hay chinches amargados. En el mundo del trabajo, en las relaciones sociales, intelectuales, comerciales… ¡y deportivas! Les fue mal aquello y se han envenenado para siempre y envenenan el aire con sus censuras, sus repulsas, sus anatemas…       
Hay chinches…
¿Hay remedio? ¡Claro que hay remedio! Un padre y una madre ecuánimes, justos, de mirada amplia, de afecto cálido, de humor templado, de comentario equilibrado, de trato amable producen hijos como ellos. Y si se dan cuenta de que alguno, desde la niñez, asoma su dardo afilado, saben acompañarlo sabiamente en la reflexión sobre la inoportunidad de lo dicho o lo injusto de lo comentado, sobre la grandeza de apreciar, el placer de comprender y la necesidad de respetar.

viernes, 24 de febrero de 2012

Andamos de grillos.


Un descendiente del Archaboilus Musicus
El Archaboilus musicus salía de noche. De noche cantaba. O estridulaba (como dicen los precisos) frotando sus élitros para organizar sus encuentros amorosos. Porque de día temía al Morganicodon y al Dryolestes que lo buscaba para comérselo. Todo esto pasaba muy antes, en el Jurásico, hace 165 millones de años. Pero no tan ayer que los profesores de la Universidad de Pekín, Jun-Jie Gu y Dong Ren, no hayan podido encontrar su fósil, sorprendentemente conservado, con alas y todo. Y como conocían a  los doctores Fernando Montealegre-Zapata y  Daniel Robert, expertos en canto de los insectos, y al doctor Michael Engel, de la Universidad de Kansas, que sabe mucho de la evolución de los mismos, les preguntaron: “¿Podrían ustedes decirnos cómo cantaba?”.
Después de un largo y complejo proceso de comparación con especies de grillos de hoy, la respuesta fue: Ese grillo del Jurásico era un tiple con un tono agudo de 6.4 kilo-hertzios de frecuencia y con un ritmo de “rasgueos” que duraban 16 milésimas de segundo. Así de claro y de preciso.
Se me ocurría pensar, mientras leía estas curiosas y pasmosas noticias, en la portentosa ignorancia del pasado que tienen algunos de nuestros adolescentes y jóvenes. Lo anterior no existe para ellos. Apenas tienen presente la figura del padre. Pero un poco más allá se pierden en la niebla. No saben nada de cómo cantaban sus tatarabuelos. De la Patria, por ejemplo, que defendían o atacaban, construían o arruinaban, nada de nada. No les interesa o no lo escuchan o no lo estudian. Escuchan cuentos chinos sobre el pasado. Y con ellos engordan su ignorancia. Y repiten lo oído como si fuese dogma. Pero sin ocurrírseles que el recurso a la Historia es la búsqueda de su propio ser. Piensan que los grillos de hoy han nacido de la nada o han salido del huraco del vacío. Y les parece que lo único que interesa tener presente es que ellos están ahí, inaugurando la Historia.                 
Y se me ocurría volver con la memoria a Stefan Zweig, barrido por la insensatez en 1942, y que nos dejó una obra literaria extensa, sólida, ejemplar: poemas, teatro, biografías inigualables de mujeres y hombres tocados por la desgracia o el genio: Erasmo, Fouché, María Estuardo, María Antonieta, Magallanes… A los Momentos estelares de la Humanidad, que es un canto a la luz, le siguió, quince años más tarde, cuando el vendaval de un loco parecía querer arrasarlo todo, un escrito lúcido y amargamente nostálgico: El mundo de ayer. ¡Cuánto aprenderían de él los enhiestos y estériles brotes de la humanidad cuyas estrellas vamos borrando por recurrir, entre otros instrumentos, al suicidio del pasado!

martes, 21 de febrero de 2012

Passau.


San Esteban de Passau
De esta ciudad de Baviera, en la frontera natural con Austria, alguien dijo que es la ciudad más bella de Europa. A lo mejor alguien que lee esto dice que la ciudad más bella de Europa y aun del mundo es la suya. Bueno: vamos a dejarlo en que Passau es una bellísima ciudad. ¿Ese que ha dicho que la ciudad más bonita del mundo es la suya puede decir que su ciudad tiene tres ríos? Pues Passau los tiene: el Danubio, el Eno y el Ilz. Por eso la llaman "la ciudad de los tres ríos". Y siguen diciendo que cada uno de ellos presume coquetamente de un color. El Danubio, naturalmente, del azul. No sería Danubio si no fuese azul. Al menos desde Johann Strauss II (“Jean”, como se llamaba a sí mismo) que con Josef y Eduard formaba el trío musical más fraterno, alegre y nostálgico que nunca existió, herederos de la grandeza musical de su padre Johann Strauss I.
Volvamos a los ríos. El Eno es verde como el heno verde o como los Alpes del que viene y del que trae reflejada la verdura siempre viva. Presume también el Ilz de su color: el  negro. Porque arrastra todo el misterio oscuro de su historia, nacida por los siglos en una zona pantanosa de trasgos, magas y elfos.  
Pero hay algo en Passau desde 1731 que tampoco lo tiene la ciudad más bonita de ese que lo afirma de la suya: un órgano especial en la catedral de San Esteban. Tan especial que tienen cinco teclados en su consola central desde la que se coordinan los cinco órganos que hay en el templo. Este órgano central tiene 126 juegos. Están después el órgano “de eco” con 19 juegos, dos órganos de 25 juegos cada uno y un órgano “de coro” con 38. En total, 233 juegos que cantan a través de 17.774 tubos.
¡Y cómo cantan! Así lo dicen los que han tenido la suerte de gozar, sintiéndose abrazado por la música barroca, alguno de los conciertos de su denso programa anual.
Vayamos a lo nuestro. ¿Por qué con tantos juegos y tantos tubos como hay en nuestras vidas no somos capaces de superar el desconcierto en el que parece que nos gusta vivir? ¿Por qué hacemos de nuestro mundo, el grande y el pequeño, el que parece que nos queda lejos y el que construimos o destruimos a diario “un amasijo de egoísmos”, como comprobaba en su cargo de Secretario General de la ONU aquel gran diplomático, gran hombre, gran cristiano que se llamó Dag Hammarskiold? Hay desconcierto en las familias donde llevar la contraria es deporte diario. En las familias en las que manda el inmaduro hijo caprichoso, exige el petulante adolescente, impone el jovencito venido a menos en su condición de hijo y columna (¡bueno, poste, pero aun así necesario para que no se venga abajo todo!)… poste del hogar… Desconcierto en las chácharas entre amigos y amigas que llevan siempre alguna o muchas notas destempladas, desafinadas y fuera de ritmo con las que se saetea al amigo o al vecino. Desconcierto en la vida pública: la empresa, la administración, la política, el deporte, la caridad, el mercado, los productores, los intermediarios, el campo, la industria, la banca, la pastoral, el tiempo libre, la educación familiar y social, la formación profesional, el arte, los espectáculos, la calle, los lugares de esparcimiento…  
¿Podemos? ¡Podemos! ¡Vamos a ello! ¡Al concierto!

sábado, 18 de febrero de 2012

En su sitio


Por fin Jean d’Alluye descansando boca arriba

“Herodoto de Halicarnaso presenta aquí el resultado de su investigación para que el tiempo no borre el recuerdo de las acciones de los hombres y que las grandes empresas llevadas a cabo  por los griegos o por los bárbaros no caigan en el olvido; explica asimismo la razón que llevó a estos dos pueblos a la lucha”.
Con estas solemnes palabras, escritas en 444 aC, abre sus nueve volúmenes sobre la historia aquel viajero incansable, estudioso sin reposo y “padre de la historiografía”, como le llamó Cicerón. “La historia es la maestra de la vida”. O, al menos, podemos decir nosotros, una maestra.
Pasemos a uno de sus capítulos. Y observemos esa lápida, sobre la que yace devotamente la imagen de Jean d’Alluye, caballero cruzado en 1241 y fallecido en 1248. ¿Qué fue de su sepulcro, de sus restos y de su lápida que estuvo en la abadía benedictina de La Clarté-Dieu, cerca de Tours (Francia), fundada diez años antes de su muerte? La Guerra de los Cien Años, primero, y la Revolución Francesa después hicieron que muchas de sus joyas desapareciesen o se dispersasen. Esta que vemos, de fuerte piedra caliza, que mide 212 centímetros por 87, estuvo boca abajo haciendo de puente sobre un arroyo hasta que los busca-tesoros del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, donde está ahora, la rescataron del olvido.
Así es la historia. O así la hacemos nosotros. Y así es la vida. Pregonamos “el progreso” como nuestra gran victoria sobre el tiempo. Y presumimos de que, al arrinconar o humillar lo pasado, inauguramos una nueva era Aquarius o Piscis que licúa todo lo que de sólido construyeron antes de nosotros. ¿Habéis visto el león que descansa a los pies de don Jean? ¿O es su perro?  Valen igual para decirnos que la fortaleza y la fidelidad deberían estar en lo más alto de nuestros blasones. (¡Ya están estos carcamales con sus historias!). Sí, de historia hablamos y de sus blasones, que significan y son las llamadas que se nos hacen desde el pasado para que nuestras vidas no sean las de larvas que se esfuman al nacer. Necesitamos que lo noble, lo vigoroso, lo bello, lo grande, lo generoso sea modelo para trazar con dignidad la ciudad del tiempo presente. Y que los que nos siguen no vuelquen la honrosa y dura lápida de nuestra herencia para convertirla en plataforma ultrajada por sus pisadas.