Los que conocen la
sierra de Guadarrama tienen bien presente a la Mujer muerta, un cordal en tierras de Segovia, que forman la Pinareja, la Punta del oso, el Pico de
Pasapán… y ligadas a leyendas de amor hacia una bella doncella olvidada o
hacia una madre llena de ternura que con su muerte, provocada por las lanzas de
sus dos hijos en lucha, logra llevarlos a la sensatez y al amor fraterno.
Pero naturalmente les
sean menos conocidas las leyendas que unen las vidas de los impresionantes
volcanes que como una corona rodean las tierras de la inmensa ciudad de México.
Una de ellas dice que
Teuhtli, “el dios”, Xico, “el ombligo”, y Chichinauhtzin, “el quemadito”, eran
gigantes enamorados de la misma bella mujer, Iztaccíhuatl, la Mujer blanca. Teuhtli hizo correr a Xico
quien huyó al valle de Chalco y quemó a Chichinauhtzin, que quedó en lo alto de
la sierra.
Otros cuentan la
historia de Popocatépetl, “monte que humea”, enamorado de la misma Iztaccihuatl, con quien huyó de la furia de
su padre; la doncella murió exhausta en la huída y su sueño lo vela su amado.
Iztaccihuatl, la Mujer blanca
Impresiona el respeto, la admiración, la exaltación y el trato que da el
sentido popular al mundo que nos rodea. Lo llamamos “mundo”, que significa limpio; “cosmos”, que significa bello. ¡Y qué poco hacemos para, al
menos, conservarlo como nos lo entregan!
¿No se puede hacer algo más profundo y extenso, más sensato y eficaz para
formar a los niños y a los jóvenes en la estima de la que llamamos Naturaleza?
Falta, parece, una educación básica de aprecio de la belleza, de toda la
belleza en cualquiera de sus manifestaciones. El buen gusto no es precisamente
un patrimonio bien repartido. Y eso que es gratis y está a disposición de
todos. Causa pena (¡y susto!) oír (que no escuchar, lógicamente) cómo tratan
algunas madres a sus hijos desde que nacen: gritos para arrullar, gritos para
llamar, gritos para reñir, gritos para advertir, gritos para recibir. Y esto
por referirnos sólo a algo tan cercano y tan bello como es (¡o puede ser!: ¡¡¡y
debe ser!!!) la voz de una mujer que modela la personalidad de su hijo.