El serio investigador alemán Karl Richard
Lepsius llamó en 1842 Libro de los
muertos al conjunto de oraciones, fórmulas o sortilegios con que los
egipcios ayudaban a sus muertos a hacer la gran travesía hasta el Aaru o mundo
del Sol. Lo hacían desde el Imperio Antiguo, hace casi cinco mil años. Aunque
el estilo de las invocaciones fue variando y mejorando con el paso del tiempo.
Ya en el Imperio Nuevo (pongamos hacia los
años 2.500, cuando Keops, Kefrén y Mikerinos - o Jufu, Jafra y Menkaura, como
les gustaba llamarlos a sus paisanos, abuelo, padre e hijo - se hicieron las
célebres pirámides en Guiza) las invocaciones estaban consolidadas, aunque no
había quien las entendiera.
Y los saqueadores de tumbas dieron el nombre
de Kitab al-Mayitun (que significa
"Libro del difunto") a los papiros que hallaron junto a las momias. O
Lepsius copió a los profanadores o éstos oyeron a Lepsius. Porque el verdadero
título de tal literatura, como dicen los que entienden de ese mundo sugestivo y
misterioso, sencillo y complicado, sombrío y luminoso de la interminable vida
de los egipcios, es el de rw nw prt m hrw.
O, con mayor brevedad y más vocales, peri
em heru. Es decir, más o menos: Palabras
para salir a través de la luz. Que es un modo de explicar con más esperanza
de qué se trata.
Comprende las oraciones de marcha hacia la
necrópolis con himno al Sol y a Osiris. La “salida al día” con el triunfo sobre
los enemigos. La toma de diversas
apariencias para disimular, el uso de la barca solar para conocer algunos
misterios. Regreso a la tumba. Juicio ante el tribunal de Osiris. Textos de
glorificación del muerto para diferentes fechas y celebraciones, servicio de
las ofrendas, preservación de la momia por los amuletos.
Alabanza a Osiris y, finalmente, el capítulo
mas impresionante con el que dejamos al paciente lector que ha llegado hasta
aquí:
"Fórmula para entrar en la sala de las
dos Maat". El difunto se presenta ante el tribunal de Osiris. Se pesa su
corazón (conciencia y moralidad).
“Fórmula para
impedir que el corazón del difunto N. se oponga a él mismo en el Más Allá”: Que
diga (el difunto, al llegar a la Sala de Maat, donde habrá de ser juzgado en
presencia de Osiris, la divinidad del Inframundo):
“¡Oh mi corazón
(proveniente) de mi madre, oh mi corazón (proveniente) de mi madre, oh víscera
de mi corazón de mi existencia terrenal! ¡No levantéis falsos testimonios
contra mí en el juicio, ante los Señores de los bienes! ¡No digáis a propósito
de mí: “Hizo aquello, en verdad” con respecto a lo que hice; no os levantéis
contra mí delante del Gran Dios, Señor del Occidente!
¡Salve a ti,
corazón mío! ¡Salve a ti, víscera de mi corazón! ¡Salve a vosotras, entrañas
mías! ¡Salve a vosotros, dioses preeminentes, portadores de majestuosos
penachos, cuyo poder radica en vuestros cetros! Anunciadme a Re, recomendadme a
Nehebkau cuando llegue al Occidente del cielo”.
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