El Brahamaputra (en sánscrito y hindi: Hijo de Brahama) es uno de los ríos más
impresionantes de la península indostánica. Nace en el Tibet y descansa, después de casi tres mil kilómetros de
recorrido, en el golfo de Bengala. Como pasa por varias naciones recibe nombres
dintintos: en el
Tibet es Mazang, Damqog
Zangbo o Yarlung Tsangpo; en China Yarlung
Zangbo o Yǎlǔ Zàngbù
Jiāng; en chino clásico Mǎquán
Hé; la gente cercana le
llama, familiarmente y para acabar antes, Luit.
Muy
cerca y al norte del río está el aspirantado misionero salesiano de Sirajuli,
en Assam. En Assam vienen haciendo desde 1906 un trabajo pastoral admirable los
salesianos guiados por los que más adelante fueron obispos Louis Mathias y
Stefano Ferrando. Hoy
en las 66 obras de aquella Inspectoría de Guwahati viven y trabajan 240
salesianos. En la India hay 10 Inspectorías o Provincias salesianas que reúnen
a 2.309 salesianos distribuidos en 360 comunidades.
Si fuese Don Bosco
quien nos diese estas Buenas noches,
estoy seguro (¡perdone mi interpretación!) de que se mostraría feliz al
presentarnos, dentro del asombroso y esforzado escuadrón de trabajadores del
Reino de Dios en la India, a ese grupo de 50 aspirantes que vemos arriba y que
quieren ser misioneros salesianos. Desde ahora, con sus 14 ó 16 años, algunos
irán dejando el surco en el que están floreciendo al descubrir que la llamada a
la que deben responder está en otra tierra de cultivo cristiano. Pero esta
admirable floración puede y debe despertar en nosotros, como en nuestro Padre,
la seguridad de que cuando nuestra conducta es fiel a su consigna, nuestra
actitud de cercanía, aprecio y afecto hacia los jóvenes igual que la que él
tuvo y nuestro entusiasmo hijo del mismo fuego (aunque sea un poco menos) que a
él le alentó hasta el final de su vida, veríamos “lo que son milagros”.
La consigna que nuestro Rector Mayor nos da para el año que empezaremos dentro de poco es (no lo olvidemos): ¡Con Jesús recorramos juntos la aventura del Espíritu!
La consigna que nuestro Rector Mayor nos da para el año que empezaremos dentro de poco es (no lo olvidemos): ¡Con Jesús recorramos juntos la aventura del Espíritu!