Preguntaba
a un buen muchacho si leía. –“¿Qué?”, me preguntó. – Algún libro. – En mi casa
no tenemos libros. Leemos alguna revista y vemos la televisión.
Para ese
buen amigo que no tiene libros, a los buenos amigos que no leen los que tienen,
a los que se cansan de leer o les aburre, les ofrezco estos versos que
seguramente no han leído o les ha aburrido ahondar.
De Lope de Vega Es cualquier libro discreto
(que si
cansa, de hablar deja)
un amigo
que aconseja
y que reprende en secreto.
y que reprende en secreto.
¿Cómo
compones? Leyendo,
y lo que leo imitando,
y lo que imito escribiendo,
y lo que escribo borrando,
y lo borrado escogiendo.
y lo que leo imitando,
y lo que imito escribiendo,
y lo que escribo borrando,
y lo borrado escogiendo.
De Francisco de Quevedo Retirado en la paz de estos desiertos,
con
pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no
siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
o enmiendan o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
De Rubén Darío El libro es fuerza, es valor,
es poder, es alimento,
antorcha del pensamiento
y manantial del amor.
El libro es llama, es ardor,
es sublimidad, consuelo,
fuente de vigor y celo,
que en sí condensa y encierra
lo que hay de grande en la
tierra,
lo que hay de hermoso en el
cielo.
El libro males destierra,
da al espíritu solaz,
y, derramando la paz,
va destruyendo la guerra.
El nos pinta en lontananza
albas de dulce bonanza,
que nos llenan de consuelo
y nos muestra allá en el cielo
el iris de la esperanza.
el iris de la esperanza.