Hay quien estudia
cosas arcanas, lejanas, profundas, raras… Y hay quien lo hace en solitario y
quienes lo hacen en equipo. Hace poco, según la prensa que sin duda has leído,
un equipo del Instituto de Medicina Celular de la Universidad de Newcastle del
Reino Unido obtuvo un primer premio por los resultados obtenidos en un estudio
peculiar: constatación científica de la idiotez masculina. ¿Qué camino han
recorrido? Han fijado su mirada en la tendencia, mayoritaria entre los hombres,
de asumir riesgos innecesarios, es más, irremediablemente estúpidos.
Aducen como prueba
las salas de urgencia de los centros médicos y las causas de muerte del débil
ser humano. A los hombres les gusta mucho más que a las mujeres sufrir
accidentes, coleccionar lesiones por temeridad y deporte, atravesarse de algún
modo en el tráfico mecánico, lucirse en proezas de superhombre, presumir de que
están muy por encima de las leyes de la gravedad, sonreír por encima del hombro
cuando ven a sus pies a la mujer (¡las mujeres!) asustada mientras él se
balancea en una cuerda floja.
Copio la noticia:
“…son mucho más propensos que las mujeres a sufrir lesiones accidentales y
deportivas, así como a ser víctimas de accidentes de tráfico, con una
probabilidad mayor de un amargo final sin vuelta atrás. Esta diferencia entre
sexos puede ser explicada por factores culturales y socioeconómicos, ya que con
mayor frecuencia ellos practican deportes de riesgo o tienen empleos
peligrosos, pero existe algo que llaman el «riesgo idiota», un riesgo sin sentido
y en principio sin ninguna recompensa que suele terminar muy mal, en el que los
varones destacan y mucho.
Según la teoría de la idiotez masculina (MIT,
por sus siglas en inglés), los hombres son más propensos a las lesiones y la
muerte simplemente porque son idiotas y los idiotas hacen cosas estúpidas.
Hasta ahora esta teoría estaba sostenida sobre datos anecdóticos, pero los
investigadores quisieron hacer un análisis sistemático de la diferencia entre
sexos a la hora de comportarse de forma poco comprensible”.
¿Podemos hacer algo?
Yo creo que sí y me atrevería a resumirlo en una sencilla y seria aseveración:
“No ser (tan) presumidos: ni ante las mujeres, ni ante los conocidos, ni ante
los hijos, ni ante los amiguetes, ni ante los desconocidos, ni ante nosotros
mismos”. Se podría resumir: “Sé cuerdo” o “No seas idiota”.
En
español la sigla de la teoría sería TIM. No trates de timar a nadie.
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