viernes, 16 de enero de 2015

Amor?

Juan, el más joven de los discípulos de Jesús de Nazaret, pidió al Maestro (él, con su hermano Santiago, o la madre de ambos) que en el nuevo Reino que le habían oído que iba a inaugurar en seguida, los nombrase virreyes. Vivió muchos años y a lo largo de ellos, con la experiencia que le había hecho crecer en el amor y no en la ambición de mandar, escribió estas insistentes, claras, convencidas palabras que eran el legado de su vida porque eran el precioso legado de su Maestro:
“…  Amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.
El que dice: "Amo a Dios", y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?...”.
En estos días pasados de lecturas sabias hemos podido oír la belleza de su verdad. Y muy junto a ellas la oscura muestra de la mentira. El amor por una parte y la barbarie por otra. Dios de un lado (muchas veces a un lado) y nuestro, yo del otro. Cuando apoyamos nuestra debilidad en la fuerza, en el ingenio, en la violencia de la palabra o de las obras para salir airosos o victoriosos (o así nos lo creemos) defendiendo “lo nuestro”, “lo mío”, no estamos amando. A los que no creen o dicen no creer en Dios les dará lo mismo, pero tienen que aceptar que sin Dios es difícil producir obras de  amor. Porque el egoísmo, que es el sucio sustituto de Dios, no engendra amor. A los que creen o dicen creer y no aman les debe sonar muy raro que se les diga que a Dios y sus intereses se defiende solo amando. A no ser que crean en un dios que no es tal. 

Porque lo más valioso de la vida es el amor. Y lo más valioso solo puede llegar a la Naturaleza (y en ella al hombre) de quien es Amor, solo Amor, siempre Amor, para todo y todos Amor. 

sábado, 10 de enero de 2015

Yo rey?

Piotr Ilich Tchaikovsky estrenó su obra “Cascanueces” el 17 de diciembre de 1892 en San Petersburgo. La historia narrada por el sublime músico y el ballet de Lev Ivanov venía de lejos: el libro de cuentos de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann “El Cascanueces y el Rey de los ratones” de 1816 y, más de cerca, de la  adaptación de Alejandro Dumas padre: Drosselmeier, el mago de las marionetas, lleva, la tarde de Navidad, a los niños de la familia Shtalbaun sus muñecos con los que juegan. Pasado algún tiempo se llevan los muñecos. Después de atender a luces y regalos Clara y Fritz vuelven a pedir a Drosselmeier que haga vivir a sus marionetas. Como ya no están en casa, les presenta un cascanueces que Clara rompe porque le resulta antipático. Cuando, cansada, se duerme sueña lo que todos conocéis.
Me ha venido este recuerdo al recibir un correo de esos que hacen pensar: en el taller de un imaginero discuten sus instrumentos de trabajo quién debe ser el presidente de la democracia que desean: se ofrece el martillo al que desechan porque es duro, golpea siempre y mete mucho ruido; le sigue el tornillo pero no lo ven bien, porque se pasa la vida dando vueltas, hurgando y metiéndose en lo hondo de las vidas; prueba la lija y la rechazan porque es áspera y monótona y muerde sutilmente; cree valer el metro ya que es el valedor de las medidas correctas, pero le dicen que es extremoso, demasiado exigente y un poco estirado y engreído…
Empieza su jornada el artista y logra rematar el precioso juego de ajedrez que puebla con sus galanas figuras el tablero de sus vidas. Feliz él y felices los instrumentos que declaran la necesidad de que el martillo sea fuerte para afianzar la seguridad de los trabajos, la tenacidad del tornillo para sujetar lo que pudiera desmandarse, el toque definitivo de la lija que logra para las figuras la tersura de sus superficies, la precisión del metro que todo lo conduce hacia su justa medida.

Y andamos nosotros, Claras de nuestros sueños y Martillos y Compañía de nuestras ambiciones, desechando a quien de verdad puede dar sentido, belleza, orden y  capacidad de servicio y entrega  a nuestras vidas. ¿Nos cuesta mucho desear, admitir, recibir y colaborar la condición que nos es tan necesaria para aunar y dar sentido y fruto a nuestras vidas?

lunes, 5 de enero de 2015

Oimiakón.

Oimiakón significa en lengua yakuto (que es la que se habla en el lugar) “agua sin congelar”. No se refiere, claro está, a la que está al alcance de la mano, porque permanece helada casi todo el año. Sino a la de un surtidor natural de agua caliente a 50º que hay cerca del lugar. Oimiakón está al Este de Siberia en el Nordeste de la República rusa de Sajá relativamente cerca del mar. En Oimiakón viven, más o menos, 480 personas. Y presumen de que es el lugar más frío del mundo: - 67º C. Pero los más viejos recuerdan que el 26 de enero de 1926 llegó a – 71,2 (hay quien dice que, como son viejos, a lo mejor exageran o que se les heló el termómetro o… que tienen helada la memoria). Aunque, con todo respeto, debe tenerse por bueno que la temperatura natural más baja alcanzada en la Tierra, y medida como deben medirse las temperaturas, parece que fue de -91º C en el Macizo Antártico.
¿Y por qué no se va la gente de allí si en el mercado sólo hay peces y carne – sin necesidad de congeladores ni frigoríficos: mira la foto -, si la leche de renas se conserva sólida en el sótano y si se les para el coche en la “calle” y lo dejan allí pueden considerarlo ya para siempre como un monumento a la sabiduría de los países cálidos? Porque saben aguantar, crecer en la adversidad, mantener el calor de la familia, no quejarse, no lamentar tener que carecer de lo que saben que otros tienen, cultivar la vida social y familiar, gozar de la dicha de la intimidad…
Nuestros males no son casi nunca y para muchos no tener, sino no tener eso que nos gustaría tener, sufrir ese taladro de la conciencia que llaman envidia y que abre aguas en la zona de flotación de nuestra nave. No me estoy refiriendo -  y el inteligente que lee esto y lo comprende bien lo sabe – a los que carecen, por tantas razones de la vida más que de la historia, de lo necesario para vivir con dignidad. Sino a los que pudren la propia vida y la convivencia con los demás con un llanto nunca inteligente y siempre vergonzoso, con una acusación injusta al menos cuando la hacen mientras que ellos siguen con sus quejidos y sus más o menos disimulados y nunca justificados despilfarros.


miércoles, 31 de diciembre de 2014

Navidad.

Luciano Cammaroto, milanés, pedagogo, maestro de niños, escritor prolífico de comedias para niños, fábulas, cuentos y poesías, dice de sí: “Escribo para no perderme las posibilidades que ofrece el mundo de la imaginación: me gusta jugar…”.
Y leemos entre sus cosas: “Creía que habían matado a Jesús, y hoy lo he visto dando un beso a un leproso. Creía que habían borrado su nombre y hoy lo he oído en los labios de un niño. Creía que habían  crucificado sus manos bondadosas y hoy lo he visto curando una herida. Creía que habían atravesado sus pies y hoy lo he visto caminar por las calles de la gente pobre. Creía que Jesús había muerto en el corazón de los hombres, pero he entendido que Jesús resucita también hoy cada vez que un hombre tiene compasión de otro hombre”.

Después de haber leído esta declaración de encuentros con Jesús por parte de un hombre de ojos limpios, de corazón grande y de alma luminosa es justo comprender que, aunque creamos que no está estos días que llamamos de Navidad bajo las luces de las ciudades y de las casas, tras los papeles brillantes en tantos lugares que parecen arropar o sustituir al cariño, más allá de los espumosos y los turrones en demasía, de los villancicos nobles o destemplados, en los brazos de reencuentros familiares, en las veladas del hogar, en la pobreza de los tugurios, en la escasez de los débiles, en la soledad de los aplastados por el abandono, la separación, el engaño… Jesús está presente y tanto más cercano cuanto mayor sea o parezca el vacío de las vidas. Porque “Jesús resucita también hoy cada vez que un hombre tiene compasión de otro hombre”.

viernes, 26 de diciembre de 2014

La Vida!

Sin duda habéis visto la misma escena que yo. Kanpur es una de las ciudades más pobladas de Uttar Pradesh, Provincia del Norte, en la India. Tan al norte que linda con Nepal. Tiene casi tres millones de habitantes y está situada junto al río Ganga (nosotros decimos Ganges probablemente para que no resulte tan barato).  Pues en la estación de Kanpur, llena de gente que espera la llegada de los trenes, hace unos días un ágil mono se sube a un poste que sostiene cables con corriente eléctrica y cae fulminado. ¿Muerto? Eso parece. Allí  mismo se ven otros dos monos de la misma raza. Uno de ellos mira, si es que mira, al mono inmóvil con cierta indiferencia. En cambio el otro, con una decisión asombrosa y unos movimientos nada suaves, recoge al desfallecido, con la boca estimula una y otra vez enérgicamente y, según parece, sin resultado, el cuello, lo zarandea como a un pelele y le deja caer en el agua que hay en la zona entre andenes. Lo saca, lo golpea, lo vuelve a tirar al agua hasta que el pobre pingajo desmayado empieza a ser de nuevo un amigo con movimiento y vida. ¿Cuánto tiempo? Tal vez veinte minutos.
¿Qué reflexión ha despertado en mí este episodio entre animales, en la cercanía del cumpleaños de Jesús, es decir, de la celebración de su nacimiento? Todo en la Vida de nuestro divino Salvador es, por una parte, estima y aliento de la vida y, por otra, ejemplo de servicio, de que nos interesen los demás, de que ver a un hermano en necesidad debe hacer que salten en nuestros pensamientos, en nuestras decisiones, en nuestros actos ese coraje que nos hace ser de verdad humanos, hermanos.
Cuando la Navidad se nos reduce a pasarlo bien, a desear y tratar de pergeñar con otros y para otros, una felicidad que se disuelve en nada, hemos perdido el hermoso oficio del creyente en el Amor que se hace inmenso cuando el Otro se convierte en yo mismo.  

martes, 23 de diciembre de 2014

Mustela Putorius Furo.

Ahí donde lo ves erguido, desafiante, decidido, atento, con orejas pequeñas pero bien orientadas, de colores sencillos pero variantes, con un morro fruncido pero voraz… tienes el retrato de un hurón. Puede ser albino y casi negro. Come carne y alguna que otra fruta de vez en cuando. Y pesa entre uno y dos kilos. Es un animal domesticable y cariñoso. Pero sigue siendo un animal que busca rincones donde encontrar presas, como sabes, y encontrarse seguro. Lo llaman mustela porque tal vez tiene una extraña forma alargada, como de gavilla. Es putorius porque desprende un olor no muy agradable. Y es furo porque es fur, ladrón que se mete en la madriguera de conejos y animales parecidos, es decir, en casa ajena, para buscar el sustento. O para ayudar al hombre a sacarlos de ella.     
¿Tiene algo que ver hurón y hurgar? Pues seguramente. Porque hurgar es furicare en Latín, que en español es hurtar. Pero hurtar excavando, escarbando, rebuscando, minando, revolviendo, rascando, erosionando, hozando…
Traigo al hurón a nuestra reflexión (podría valer también el marrano) porque se me ha ocurrido muchas veces que los que llamamos medios de comunicación son en nuestro mundo cercano y con mucha frecuencia medios de hurgar eficazmente. Si esos medios son producto de la sociedad que los engendra todo lo que antecede puede y debe aplicarse también a ella. Parece como si lo hiciese para prestar un favor a la libertad de expresión. Si es verdad lo que dicen, ¿por qué no se puede, por qué no se debe decir?
¿Y dónde se aprende a hacer eso? ¿En las escuelas especializadas? ¿Se llaman facultades porque facultan a hacer lo que estamos describiendo?
Mi convicción es que la escuela del huroneo es la familia. La familia en la que se habla de todo y de todos, se juzga y se califica a todos caiga quien caiga, se alimenta de trapos sucios, se ejercita el rejoneo sin caballo ni alguacil, enseña a ensañarse con el mundo, a encasillarlo y condenarlo sin descubrir que, al hacerlo, se está fecundando jueces sin seso y ciudadanos sin corazón.

Nuestro deber de educadores nos debe llevar a alimentar la mirada, el juicio y la expresión de respeto hacia los que llamamos semejantes pero a los que muchas veces tratamos de esclavos de nuestro desprecio.

jueves, 18 de diciembre de 2014

MedCiencia.

Si tienes un tanque como el de la figura y te lo llevas a Siberia donde hace mucho frío y lo lavas bien por dentro con una corriente muy caliente de agua y lo dejas herméticamente cerrado para que descanse de la paliza que le has dado, puedes encontrarte con que, de repente, el tanque se quede como en la figura: para el arrastre.
Esto lo cuenta el interesantísimo blog MEDCIENCIA, explicando, además por qué pasa eso. El aire y el vapor que han quedado dentro (por muy bien que se haya vaciado el tanque) se contraen de volumen por el frío (¡estamos en Siberia, donde el frío no es moco de pavo!), se siguen contrayendo, contrayendo…  y, ¡zas!, la presión exterior, que es la normal, comprime la estructura metálica y… ¡ya ves!
¿Y con esto? Vamos a lo que nos parece una posible aplicación, aunque parezca traída por los pelos.
“La educación es cosa del corazón”, decía don Bosco. “No se educa si no se ama” decía también. “No basta que quieras al niño, al joven que educas; deben sentir que los quieres”: también Don Bosco. Es el camino para que aprendan a amar.          
No nos damos cuenta, pero, a veces por pasarnos y a veces por no llegar, no preparamos a nuestros hijos para el aire en que necesitarán respirar cuando no sorban ya el de la familia. Hay muchachos que reniegan (a veces con toda la razón) de la educación recibida. Puede ser que no lo hagan con palabras. Pero lo hacen, y esto es lo peor, con la vida. No han recibido la capacidad interior de soportar la presión de eso que llamamos sociedad y que no es sino la corriente de egocentrismo que nos modela a las gentes de hoy. Si de sus padres, de sus educadores no han recibido el talante especial que se llama madurez afectiva de respetar, apreciar, colaborar o ayudar (¡o hasta dar la vida!) al “otro”, reventarán de egoísmo o sentirán la implosión de no saberse útiles, ni disponibles, ni entregados, ni lanzados a una obra que cure en la medida en que se pueda, alguna de las muchas y con frecuencia graves heridas que hace el individualismo en la extremadamente gastada piel del “otro”, de los ”otros”, de la engreída sociedad.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Adviento.

Un viejo y buen amigo, padre de familia y rico de experiencias, me escribe en este Adviento con los sentimientos que florecen cuando se mira el mundo desde los brazos del Padre que nos ha regalado a su Hijo, al que ya no esperamos porque, afortunadamente ya está con nosotros. Usamos con demasiada insistencia en este Adviento de lo que llamamos Liturgia y de nuestra vida desesperanzada verbos y tiempos de los antiguos creyentes, de los perseguidos en la Historia, del Antiguo Testamento, para pedir a Dios lo que ya nos ha dado. Y, pidiendo que venga, puede suceder que pensemos tanto en nosotros mismos que no nos demos cuenta de que camina a nuestro lado. Puede suceder que seamos discípulos llorosos de Emaús, presuntuosos albaceas de un fracaso inesperado que no es ya el fracaso de un Profeta y de su profecía, sino del de quienes no hemos sabido comprender que lo que creímos profecía es ahora Vida, Vida en abundancia, Vida completa y definitiva porque es Vida divina que se nos ha dado en plenitud.
Escribe mi amigo:                     
“… Y yo que, sin saber de Dios ni de su enorme misterio, solo entiendo ya la vida bajo la luz de sus palabras; y yo que le negué y le escondí, y me avergoncé de su nombre y ahora sólo encuentro razón en el milagro de su ejemplo; y yo que le pedí lo imposible y ahora sólo le pido su mano tibia y su amor sin descanso; y yo que pequé y renegué de Él, vuelvo a Él como un cordero descarriado o un pájaro sin nido; y yo, que tanto bebí del árbol de la ciencia y que tanta fe puse en negar la exactitud de Su existencia...vuelvo ahora, ¡ahora!, a Él  como un niño fatigado a dormir en sus brazos...”.

“Estas palabras pueden hacer nacer esperanza, bondad y amor pues no son mías. Vienen del dolor con el que mi Padre me ha probado y al que no puedo fallar. Él no dio a su Hijo ni un día de descanso... ¿Quién soy yo para darme un mérito? Solo digo lo que me inspira su ejemplo. Y a propósito de Dios entiendo ahora el mundo y rechazo la razón. El vendrá a nosotros en poco tiempo. Vuelven la esperanza, la alegría y el gozo. Pero no debemos equivocarnos: la Pureza de María es la prueba de que estamos ante la Verdad límpida y el Hijo que nos dio la prueba exacta de que estamos ante un mensaje cierto. Cuando leo el Evangelio encuentro verdades que nadie ha podido explicar y cuando reflexiono sobre sus textos lo entiendo todo, todo lo que ningún hombre ha podido explicar. Solo soy un niño extasiado por algo que no entiendo, pero que me hace temblar de emoción...”.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Mensaje para quienes tengan simpatía por María (Ángel, RM)


Amigas y amigos: escribo este saludo pensando en el día 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Pero ¿saben? No pensaba referirme ahora al dogma de esta fiesta, sino compartirles una convicción desde la Fe. Algo más vivencial.

Y esto vivencial es: Me encanta precisamente imaginarme a la Virgen María como Madre, como mamá, tal y como lo expresa esta estatua de un templo. Qué realidad tan natural, tan humana y tan bella al mismo tiempo. Y me encanta imaginarme a esa joven muchacha (casi poco más que adolescente que era María en ese momento), y que SE FÍA DE DIOS, LOCAMENTE, HASTA EL FINAL, AUNQUE NO ENTIENDA NADA, AUNQUE NO SEPA POR QUÉ LE CAMBIARÁ TANTO LA VIDA... Simplemente CONFÍA EN DIOS Y LE DICE SÍ. Y no sólo un día, sino un día y otro y otros muchos...
Y les confieso que me basta con pensar esto para que me sienta profundamente atraído por esta talla de MUJER-CREYENTE-LIBRE que ha sido después la mamá del Hijo de Dios.
Después, en la devoción, nosotros le ponemos vestidos lindos, joyas, coronas..., PERO MARÍA DE NAZARET no fue así, sino que fue esa joven QUE SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS, SIN PONER NINGUNA CONDICIÓN.
¿Qué les parece el desafío? ¿Qué ocurriría si cada uno de nosotros fuésemos capaces de hacer lo mismo? FELIZ FIESTA DE NUESTRA MADRE. Que su Hijo por medio de la intercesión de su MADRE les bendiga. Feliz día de la Inmaculada. Angel. R.M.
Y esto vivencial es: Me encanta precisamente imaginarme a la Virgen María como Madre, como mamá, tal y como lo expresa esta estatua de un templo. Qué realidad tan natural, tan humana y tan bella al mismo tiempo. Y me encanta imaginarme a esa joven muchacha (casi poco más que adolescente que era María en ese momento), y que SE FÍA DE DIOS, LOCAMENTE, HASTA EL FINAL, AUNQUE NO ENTIENDA NADA, AUNQUE NO SEPA POR QUÉ LE CAMBIARÁ TANTO LA VIDA... Simplemente CONFÍA EN DIOS Y LE DICE SÍ. Y no sólo un día, sino un día y otro y otros muchos...
Y les confieso que me basta con pensar esto para que me sienta profundamente atraído por esta talla de MUJER-CREYENTE-LIBRE que ha sido después la mamá del Hijo de Dios.
Después, en la devoción, nosotros le ponemos vestidos lindos, joyas, coronas..., PERO MARÍA DE NAZARET no fue así, sino que fue esa joven QUE SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS, SIN PONER NINGUNA CONDICIÓN.
¿Qué les parece el desafío? ¿Qué ocurriría si cada uno de nosotros fuésemos capaces de hacer lo mismo? FELIZ FIESTA DE NUESTRA MADRE. Que su Hijo por medio de la intercesión de su MADRE les bendiga. Feliz día de la Inmaculada. Angel. R.M.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Mirlo.

Tomo de LA VOZ DE GALICIA, del pasado 14 de noviembre de 2014, este reportaje.  
La canción de cuna de Chris Picco a su bebé antes de morir".
El cantante californiano pidió llevar la guitarra a cuidados intensivos, después de perder a su mujer en el parto
El estremecedor vídeo de Chris Picco cantando una canción de los Beatles a su bebé prematuro que agoniza en una incubadora ha dado la vuelta al mundo en Youtube. Lennon nació el 8 de noviembre, cuando solo habían pasado 24 semanas de gestación. Su madre, Ashley Picco murió después de que se le practicara una cesárea de emergencia. Tres días después murió el pequeño.
Chris Picco es un músico californiano que, a través de su página web, anunció el pasado agosto la llegada en febrero de su primer hijo. Tras la trágica noticia del fallecimiento de su mujer, el cantante pidió al hospital Universitario Loma Linda, de Los Ángeles, poder acceder a la zona de cuidados intensivos con su guitarra, pues recordaba cómo el bebé «se movía cuando él cantaba durante el embarazo». Un amigo grabó la tierna imagen del músico cantando la canción «Blackbird» de Los Beatles a su hijo Lennon, que está en el interior de una incubadora. Finalmente, Lennon Picco murió el pasado 11 de noviembre, en los brazos de su padre.
El vídeo subido a Youtube ha superado en pocos días el millón de reproducciones.
«La vida de nuestra querida Ashley se cegó trágicamente el fin de semana pasado. Su amado bebé resistió con nosotros brevemente por unos pocos días más», según una necrológica publicada e Internet, informa AFP.
Chris Picco contó su tragedia en su perfil de Facebook: «He sido bendecido y honrado de amarlo antes de que él se formara, de alentarlo mientras su mamá lo llevaba, de encontrármelo cara a preciosa cara, y de sostener su perfecto pequeño cuerpo mientras decíamos "Adiós por ahora". No hay palabras, pero quería mantenerlos informados, ya que vuestro amor y apoyo ha significado más que nada en el mundo. Todo lo que necesitas es amor». Además, un portavoz de su familia explicó que el cantante pasaría los próximos días con su familia”.

Y lo he transcrito porque es el poema más bello que se puede recitar para embelesarse  y embelesar en la contemplación de lo más grande, más maravilloso, más alto, más valioso, más sublime, más delicado, más combatido, menos comprendido por energúmenos que pueblan los estratos sociales, políticos y económicos de la sociedad. Cuando se fracasa en la familia y con la familia se ha participado del suicidio social del futuro, porque se ha cometido el crimen de ahogar lo único divino que hay en el universo: el amor hecho vida humana, la familia.