Nino
Baglieri nació en Módica, Sicilia, el año 1951. Después de haber terminado la
escuela primaria comenzó a trabajar como albañil. A los diecisiete años cayó de
un andamio de 17 metros de alto. Después del tratamiento de urgencia, Nino se
dio cuenta con amargura que había quedado completamente paralizado. Comenzó así
su camino de sufrimiento, pasando de un hospital a otro, sin ninguna mejoría.
Retornó a su pueblo de origen en el año 1970, donde comenzaron para él diez
años oscuros, sin salir de casa, en soledad y de mucha desesperación.
El 24
de marzo de 1978, viernes santo, a las cuatro de la tarde, algunas personas de
la Renovación en el Espíritu oran por él; Nino siente dentro de sí mismo una
transformación. Desde aquel momento acepta la cruz y dice el “sí” al Señor.
Comienza a leer la biblia y descubre su fe. En el mismo mes, ayudando a algunos
niños a hacer sus tareas, aprende a escribir con la boca y a componer los
números telefónicos con auxilio de un bastón. Inicia el flujo de relaciones que
lo llevará, gradualmente, a testimoniar, en su condición, el evangelio de la
felicidad y de la esperanza.
Prepara
sus memorias, escribe cartas a personas de diversas categorías en varias partes
del mundo, personaliza imágenes-recuerdo que entrega a quienes van a visitarlo.
Sus escritos reciben la atención de los editores y la editorial Setim le
publica “Del sufrimiento a la gloria”.
Desde
el 6 de mayo de 1982 en adelante, Nino festeja el Aniversario de la
Cruz. Ese mismo año entra a formar parte de la Familia Salesiana como
Cooperador. El 31 de agosto de 2004 emitió su profesión perpetua entre los
Voluntarios con Don Bosco. El 19 de enero de 2007 participa en Roma a las
Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana, afrontando un incómodo
viaje en carro hasta la capital para realizar su último testimonio público.
El 2 de
marzo de 2007, Nino Baglieri entrega su alma a Dios, después de un periodo de
largo sufrimiento. Lo vistieron con sudadera y zapatos deportivos, recordando
sus propias palabras, “En mi último viaje hacia Dios, podré correr a su
encuentro”.
El
cardenal Angelo Comastri, quien tuvo la oportunidad de conocer a Nino Baglieri,
declaró: “Cuando lo veía, daba la sensación de que estuviera habitado por el
Espíritu Santo. Celebraba el aniversario de su llamada a la cruz como los demás
celebran el aniversario de matrimonio o la profesión religiosa. Nino se
convirtió en un apóstol incansable, un imán de la bondad, que ha atraído
muchísimos jóvenes al amor de Dios”.
Ante
tres mil jóvenes reunidos en Mádica para la “Fiesta Jóvenes 2012” el
Rector Mayor de los salesianos, Don Pascual Chávez, dijo: “Aquí está una vida
que habla, la vida de Nino Baglieri, uno de sus coterráneos, uno de los
nuestros de la Familia Salesiana”. Invitó a los jóvenes a tomar en serio la
vida, también con su dureza, porque sin la cruz no existe santidad. “La vida –
expresó – debe ser asumida. No es determinante el punto de partida, sino el de
llegada. Lo importante es llegar a la meta y nuestra meta es Dios”.