jueves, 2 de junio de 2011

Un móvil de madera.

Así es: el teléfono móvil TOUCH WOOD SH-08C es de madera. Por fuera. Por dentro tiene un alma como la de cualquier otro teléfono móvil. Pero hay algo más: la operadora NTT Docomo ideó un atractivo método para su propaganda. En un bosque de la isla sureña de Kyushu, una de las cuatro islas grandes de Japón (tiene otras tres mil de pequeño calibre) ha levantado un monumento musical. Es una marimba gigante, es decir, un xilófono formado por tantas cajitas de resonancia como notas tiene el décimo movimiento de la bellísima Cantata BWV 147 de Juan Sebastián Bach, Jesús alegría de los hombres, que empieza con las palabras “Jesús, acepta mi alegría”. Una bolita va rodando de caja en caja y al caer en cada una de ellas produce la nota correspondiente. Hay al final algunas, me parece, un poco desafinadas, pero es tan poco y son tan pocas en el conjunto que se puede dar por correcto en su intención.     
Alguno ha protestado por el sacrificio de tantos árboles como han hecho falta para la confección de tan singular órgano. Tal vez sea una acusación exagerada. No es difícil contar en el video que gira por la red el número de cajas y, sin duda, no es como para temer la deforestación de los bosques de Kama.   
Kenjiro Matsuo ha hecho un bonito trabajo. Aparte del tino en cortar maderas, unir piezas, probar tonos, medir distancias, calcular desniveles e introducir silencios, es el producto de una mente inventiva, original y valiente; paciente y exigente. Puede despertar la duda y el temor de que la intemperie dañe un trabajo tan arduo. Pero siempre cabe adaptarlo a las medidas de un museo.       
Sin embargo el aspecto más notable de su valor, más allá del arte, la técnica y la habilidad, es que ha colocado en medio del bosque un canto a la alegría usando para ello a la creación, es decir, el mismo bosque, que ha aprendido a cantar esta otra creación, la música  del hombre. Si en las invenciones y en el extrañamente llamado progreso contasen siempre esos valores, probablemente el sonido del mundo sería fuente de serenidad y de paz.

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