viernes, 24 de junio de 2011

En sesenta segundos...


…dicen los adictos a la estadística (Go-Gulf.com: «60 Seconds - Things That Happen On Internet Every Sixty Seconds») pasan, al menos, estas cosas en internet: 168 millones de correos, 6.600 fotos nuevas en el portal Flickr, los servidores de Google responden a 694.445 preguntas, 600 nuevos videos en  YouTube con una duración total de 25 horas. En Facebook se actualizan 695.000 status, se fijan 510.000 comentarios. En el microblog de Twitter se crean 320 nuevos perfiles y se producen 98.000 mensajes de 140 caracteres. Se hacen más de 370.000 minutos de llamadas Skype. Nacen 60 nuevos blogs, se escriben 1.500 posts, se registran 70 nuevos dominios, se publican 20.000 nuevos mensajes en la plataforma Tumblr, nacen cien nuevas cuentas en LinkedIn y 40 nuevas preguntas en la página de  YahooAnswers.com...
Eso hoy. ¿Y mañana?
Es impresionantemente apabullante la red de comunicación abierta a nuestra vida. Y la posibilidad que se ofrece para ponerse en contacto con empresas, con fuentes de noticias, de opinión, de estudio e investigación, de acercamiento a personas, lugares, fenómenos, acontecimientos, propuestas, invitaciones, ofertas… Y la posibilidad que presentan de acceder a una realidad incomparablemente más grande que la que nos rodea.
La reflexión casi natural (porque a todos se nos ocurre, pero a la que no prestamos la atención que exige, ante este mundo que se amplía y perfecciona técnicamente minuto a minuto) es plural y llega a ser acuciante. Está de por medio el perfeccionamiento de nuestra personalidad que se pone en juego de un modo aparentemente imperceptible. El uso de estos medios ¿en qué me hace mejor? En medio de tanta comunicación ¿de verdad me comunico? ¿Me siento más comunicativo, más capaz de cultivar la amistad cara a cara? ¿Soy capaz de elegir, de seleccionar campos de interés, de limitar tiempos de uso? ¿No me he sentido poco o mucho esclavo, prendido en esta red?
Y si soy responsable de la educación de alguien - hijos, educandos, alumnos, amigos – ¿tengo argumentos, estrategias de actuación, intervenciones eficaces para acompañar a los que quiero en ese proceso de decidir, de dignificar la vida, de ennoblecerla y enriquecerla con una razón equilibrada y una voluntad exigente? ¿No contribuyo con mi pasividad y mi ausencia a que se produzca la fragmentación de la personalidad y la dependencia del mundo que se nos mete por la ventana del monitor? 

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