Este
principio, “libertad de expresión”, sagrado para los demócratas más puros,
expresa con libertad (si no, no habría libertad
de expresión) la esencia de la democracia. No se parece en nada a la que
los griegos, que la inventaron, pusieron como mercancía en casi todo el mundo.
Porque desde los griegos (entre los que muchos murieron por defenderla), ha
habido y sigue habiendo (y habrá) en la historia imperios, tiranías,
absolutismos, caciquismos, dictaduras que han pretendido ahogar a la
democracia. Pero la historia llegó hasta nuestros días. Y seguirá llegando a
los días que ya no serán nuestros. Y siguen las tiranías agazapándose algunas o
haciendo ostentación de poder, que de todo hay entre los paralelos y meridianos
de nuestra hermosa y acogedora tierra. Me da miedo insinuar su nombre, su
naturaleza y su ubicación por si leen esto – que no creo - y me dejan sin tinta
en el bolígrafo.
Pues
bien, de vuelta a las democracias, vemos que se enarbola en ellas (o se suele
enarbolar con exagerada frecuencia), como la bandera más defendida, hasta dar
por ella la vida, la libertad de
expresión. ¿Qué es? No lo pregunto para definirla después, como haría un
sabio maestro heurístico, que no lo soy. Sino porque no lo sé y lo pregunto
como un buen discípulo que quisiera ser.
Observando
a los demócratas que se manifiestan (porque hay demócratas que trabajan
esperando que llegue el momento siguiente en el que puedan designar a sus
candidatos para que los representen en el gobierno de la cosa pública), libertad es la condición del que hace,
dice, exige, construye, destruye, ataca, muerde, pincha, apedrea a los que
hacen, o hacen mal o no hacen, a los que no son de la propia cuerda, a los que
están en el machito sin derecho, sin capacidad, equivocándose siempre.
Y expresión es la evacuación (da igual la
forma, las vías y el contenido) de la bilis que tienen por sangre, de la
gangrena que alimenta sus tejidos más profundos, de la herencia de dictadura
que de algún modo, y tal vez desde generaciones, alimenta sus vidas.
¿Se dan cuenta estos esbirros de
la libertad que, atacando a los que odian, están preparando la tierra para una
siembra de destrucción en la que únicamente les quedará para seguir degollando
un trono de huesos?