martes, 31 de enero de 2012

Cármina Burana y Don Bosco.

Va esa tilde en el latín (lo permite la RAE) para que una pronunciación errada no haga creer que esa Cármina de los versos es una sucesora de la Carmen de Bizet.
¿Qué tiene que ver Cármina Burana con Don Bosco? Muy poquito, pero… bueno. Veamos. Cármina significa versos, cantos, poesías… Y Burana, de Bura,  nombre latino de un pueblo alemán.   
En ese pueblo de Baviera había un viejo monasterio al que el gran santo Bonifacio llevó su aliento en el siglo VIII. Vinieron malos (guerras, antipatías, destrucción, abandono…). A partir de 955 se rehízo recordando tiempo pasados. Los benedictinos lo ocuparon en 1031 con los que recuperó su luz, su ciencia, la majestad de su magisterio, la aspiración a la santidad y el cultivo de la tierra. Por lo que vino a llamarse Benediktbeurn. Su biblioteca guardaba dos siglos más tarde, en la mitad del siglo XIII, más de 250 manuscritos. Uno de ellos, procedente no se sabe de dónde, era el célebre códice “Carmina Burana”, que es una colección de poemas goliardos, es decir, debidos a estudiantes universitarios. Y célebres porque el músico y musicólogo Carl Orff tomó en 1937 algunos de sus versos para ponerles la música que hoy se interpreta frecuentemente. Aunque más frecuente aún es cantar en actos solemnes de alguna universidad Gaudeamus igitur que procede del mismo fondo. Todo ello, encontrado en 1803 por Johann Christoph von Aretin, fue a parar en virtud del poco respetuoso proceso de secularización a la Biblioteca Estatal de Munich.
En 1490 quedó disminuido para cobrar alguna pujanza mediado el siglo XVII con un centro de estudios de música, matemáticas y botánica al mismo tiempo que se instituyó la Escuela Superior de Teología de los benedictinos
La desamortización de 1803 acabó con la labor del monasterio que pasó al estado, a un particular y de nuevo al estado bávaro que tuvo allí cuartel, caballería, hospital militar, cárcel y de nuevo hospital.
Y en 1930 entró Don Bosco en la persona de los salesianos que sigue la tradición secular y la novedad propia con la “Escuela Superior de Teología”, la Escuela Especial de Ciencias Sociales, el Centro de Medioambiente y Cultura que cuida el paisaje, defiende la naturaleza y crea biotopos abriendo sus instalaciones a jóvenes que encuentran allí un retiro para la contemplación serena y honda de la creación, con el aprecio motivado por la naturaleza y el conocimiento ecológico que allí se vive.

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