miércoles, 24 de febrero de 2016

Una herencia.

“Marija Zlatic tiene 86 años y vive en una casa de adobes en la zona montañosa de Boljevac, en Serbia. Recientemente ha heredado seiscientos mil euros tras la muerte de su exmarido hace cinco años. El hombre había ido con ella a Australia en 1956, pero después de dos años Marija volvió a su casa para atender a su madre enferma. Al conocer la muerte de su exmarido un vecino la ayudó para ponerse en contacto con la embajada australiana y ha tenido acceso a la herencia hace pocas semanas. «No necesito dinero - explicó en una entrevista -  a mí me basta con tener pan, agua y leña para el invierno». Marija ha decidido dar la herencia para los necesitados de la comunidad. Ella sigue manteniéndose con su pensión de 65 euros al mes”. Hasta aquí la nota de prensa.
Y desde aquí algunas preguntas: ¿Me acostumbro a tener y no puedo prescindir de lo que tengo? ¿Sueño con un pariente de América que me deje un pellizquito de dinero para mis desahogos más perentorios? ¿Lo compartiría con alguien de mi cercanía? ¿Daría la mitad para los más necesitados de mi entorno o lo  entregaría a la autoridad competente para su distribución a instituciones de asistencia social?
¿Soy de los que se quejan de la insuficiencia de lo que ganan, de lo que gastan, de lo que queman? ¿Deseo un milagro para poder concederme un caprichito? ¿Vivo quejándome, envidiando, rabiando…? ¿Me gustaría no tener ya que trabajar porque he reunido todo lo que me hace feliz sin temor a quedarme en blanco?
Desde mi postura vital y crediticia hasta la situación de Marija hay dos distancias que son el tener y el desear. Marija no tiene ni retiene ni desea. Es feliz con su agua, su pan y su leña.
Y desde la postura de Marija hasta la que ha quedado descrita hay otra que es la de gozar con la propia realidad sin perder de vista que hay otros que tal vez necesitan de mi recuerdo.

viernes, 19 de febrero de 2016

Yerba Mate.

El mate es un arbusto parecido al acebo que se daba desde siempre cerca de los ríos Paraná y Uruguay. Los nativos lo usaban intuyendo sus beneficios y los jesuitas de Misiones (Argentina) lo “domesticaron” y difundieron su uso teniendo presentes sus efectos que se deben a la cafeína, los antioxidantes, el potasio, los aminoácidos y las vitaminas, como dicen los entendidos. Regula el colesterol, retrasa el envejecimiento y acelera el metabolismo de los hidratos de carbono.
Ya en 1774 el jesuita José Sánchez Labrador, toledano y desterrado en Rávena (Italia) como consecuencia de la disolución de la Compañía de Jesús, escribía: "Dijeron en Europa, que su uso inducía en los rostros el desmayo de los colores, y los teñía de palidez. Los que pretendían entablar el uso del The oriental inventaron esta especie, para hacer que decayese el uso de la Hierba, que empezaba a tomar vuelo." 
Siempre ha habido competencia. Y en todos los campos. También en el uso de hierbas. El te de la india dejaba mucho dinero a los importadores en Europa de esa planta. Y era el dinero, que lo mueve todo y lo envenena casi todo, el argumento para rechazar, “porque inducía en los rostros el desmayo de los colores”, algo que hacía la competencia a la otra yerba del Asia.
Es un ejemplo. Pero bueno para tenerlo presente en la educación. Tal vez no nos damos cuenta. Pero nuestra conducta y la de nuestros hijos y educandos se mueven siempre en un juego social, familiar, político y cultural de comparación, rechazo y búsqueda. El ejercicio de escoger es constante. Diría que frenéticamente continuo. La educación, en cambio, en ese alto arte de elegir casi no existe. Y sin embargo es la clave para avanzar, crecer y triunfar. Naturalmente para avanzar, crecer y triunfar en la condición del ser inteligente del hombre que no es un acaparador de medios para gozar, presumir y mandar (y muchas veces envilecerse, manejar y sembrar amargura), sino un sabio navegante en busca de un vellocino de oro nunca alcanzado pero siempre embellecedor. 

domingo, 14 de febrero de 2016

Neuschwanstein.

Sin duda conoces este castillo del que se dice que es el más bonito de todos los tiempos. Como sabes, está en Fussën (Baviera) cerca de la frontera de Austria. Es obra del rey Luis II de Baviera, mal llamado “el loco” y entusiasta del mundo y de la música de Richard Wagner. A Walt Disney le encantó hasta el punto de que quiso que La Bella Durmiente viviese en un castillo como ese. Y para ella lo plasmó en su película y después en Disneylandia. Este de Neuschwanstein era sin duda el más impresionante de los tres que construyó. Los otros son el de Linderhof y el de Herrenchiemsee. Y en él puso todo su cuidado y en el pasó los últimos días de su vida.
Luis II fue un rey que superaba la frontera de la normalidad y por eso su gobierno obtuvo un dictamen médico que lo declaró incapacitado para gobernar. ¿Era verdad? Su muerte y la de su médico, el doctor Gudden tuvieron lugar poco tiempo después el 13 de junio de 1886 en el lago Starnberg, a los pies del castillo.
Nos referimos aquí a este célebre castillo porque en el patio interior quiso Luis II que figurasen dos grandes pinturas, la del Arcángel San Miguel y la de María Auxiliadora. Su sólida fe católica le pedía tener las imágenes de los defensores de esa fe y de su vida a la entrada de su morada.
Este último deseo de Luis II puede servirnos de suave y valiosa sugerencia. ¿Mantengo a la Madre de Jesús como defensora de mi casa, de mi puerta, de lo más hondo de mí? ¿Tengo hacia Ella, sea yo creyente o no, la admiración y el afecto que despiertan las pocas y leves pero profundas y determinantes referencias a su persona que nos presentan los evangelios de su Hijo? ¿Sabes que era diáfana y pronta en descubrir la verdad de la Palabra divina, diligente en servir (te lo dirán su prima Isabel y los novios que no previeron que los invitados a su boda iban a beber tanto), fuerte en creer, grande en ver a su Hijo enfermo (o eso creyó cuando le vio decir y hacer cosas inusitadas), decidido en sanar el mal, más decidido aún en combatir la ceguera y, sobre todo, decidido a dar la vida para  rescatar a todos, después de habernos dicho “Esa es tu Madre”?

martes, 9 de febrero de 2016

Al Mazapán!!

Con enorme sorpresa y hondo orgullo leo en una diario extranjero algo así como “21 ciudades que no te puedes perder”. Y entre las 21, de todo el mundo, están tres  ciudades españolas: San Sebastián, Ariete?-Ibiza (el interrogante es mío)  y Toledo. Para justificar la invitación se dice de Toledo: «Será la capital de la gastronomía española durante todo 2016. En esta ocasión presenta una carta especial, la Toledopass Gourmet, con la que se puede gozar de un tour de tapas en diferentes locales de la ciudad. Pero esto es solo el aperitivo. Porque en Toledo el 2016 será un año rico en acontecimientos, como las jornadas provinciales del “Puchero y la Cazuela” entre febrero y marzo, el concurso “Tapeando por Toledo” en junio y las Jornadas de la Tapa con el complemento del Cocktail en Toledo en el mes de noviembre. 
Para comer, se paladea la sopa castellana, un caldo, cocido en una olla de barro, a base de ajo, pimienta dulce y jamón con pan y huevos. La paella aquí tiene una versión peculiar, con pollo, gallineta, calamares y hongos. Hay que probar también el cochifrito (a base de carne de cordero o cerdo, primero estofada y después frita con aceite y especias) y las carcamusas – sic -  (carne desmenuzada y estofada con tomate y guisantes). Imprescindible la codorniz estofada con hierbas aromáticas y, en general, la caza con hongos o peras, frita en mantequilla y después regada con brandy.
Antes de partir, es obligada también una vuelta de shopping gourmand: entre los recuerdos golosos, el queso Manchego, el azafrán y las cebollas de la Mancha,  el aceite de los Montes de Toledo, los vinos de Uclés y Méntrida, el jamón serrano y, entre los dulces, el mazapán».
El orgullo se me acabó al acabarse las excelencias que brinda Toledo a sus visitantes, según el reclamo turístico: ¿Toledo es eso? ¿Toledo es solo eso? ¡Precisamente Toledo! Y sufrí la angustia de pensar (y la sigo sufriendo) que en el mercado de las excelencias se ofrece solo lo que no hace falta ofrecer porque tiene de por sí suficiente gancho para que se busque y se consuma. Y que en la educación (la que intentamos ofrecer) hayamos caído en la trampa de que, para que nos hagan caso, para no fracasar en una misión tan alta y tan perseguida, ofrezcamos el programa de Camacho, el de las bodas de Cervantes, porque al olor de lo que gusta puede ser que aguanten un poco lo que no nos dejan decir.

jueves, 4 de febrero de 2016

Un obispo joven.

Monseñor Francis Xavier Osamu Mizobe había sido inspector provincial de los salesianos de Japón hasta el 2000. Desde ese año y hasta 2011, obispo de la diócesis de Sendai (2000-2004) y Takamatusu (2004-2011). Y desde que cumplió 75 años se dedica a la orientación espiritual de jóvenes adultos de Kyoto, en la parroquia de Nishijin en el centro de espiritualidad juvenil Boyoan.
“Soy feliz – dice - de dedicar el otoño de mi vida a los jóvenes... muchos jóvenes vienen aquí para profundizar en su experiencia de fe con retiros, estudio de la Biblia, guía espiritual… Hay ocho jóvenes que están emprendiendo un camino de discernimiento vocacional bajo una guía espiritual regular y con la oración en común. La mayor parte de ellos son estudiantes de la Universidad de Kyoto. Hay también algunos no cristianos que se están preparando para el Bautismo…
Los jóvenes desean asumir la responsabilidad de servir a otros jóvenes... Podemos y debemos ser animadores y formadores de colaboradores laicos… Me llena de alegría el camino que la Congregación está haciendo y confío en un futuro luminoso…”
Don Bosco, en la persona de los salesianos a cuyo frente estaba el casi legendario don Vincenzo Cimatti, llegaron a Japón hace casi noventa años. Hoy son 103, de los que no japoneses son solo 14; acogen y sirven a miles de jóvenes en las 15 casas extendidas en las dos islas mayores, Honshū y Kyushū.
En la primera está Tokio donde hay 7 obras de atención educativa y pastoral con parroquias, jardines de infancia, centros juveniles, atención a emigrantes, bachillerato, scouts, muchachos con dificultades de conducta (2), seminarios, formación profesional, editorial y campamentos de verano. 
La vida en Japón está presidida por un sumo respeto a la persona, un exacto cumplimiento del deber, un cuidado sumo de la Tierra y su belleza, un honrado sentido de colaboración, una generosa actitud de atención a los demás y una fidelidad extrema a la propia fe. Son rasgos peculiares que ayudan a educar y que bien podrían servir a los que vivimos en este otro hemisferio en el que una cierta alegría empapa, no siempre beneficiosamente, el proceso de formación de la persona, para proponernos metas más altas, modos más exactos, esfuerzos más nobles.

sábado, 30 de enero de 2016

La Historia...

François Coppée (1842-1908) fue un poeta parnasiano de la Academia francesa, de formas sencillas, volcado sobre las cosas sencillas, sobre la gente pobre. “Educado cristianamente desde la primera Comunión – escribió - cumplí durante varios años mis deberes religiosos con sincero fervor… Dejé todas las prácticas religiosas por una falsa vergüenza y todo el mal derivó de esta primera culpa contra la humildad, que decididamente me parecía como la más necesaria de todas las virtudes... y me hice enseguida casi indiferente ante cualquier preocupación religiosa”...
Ya mayor, en 1897, se puso gravemente enfermo por dos veces. La “recaída me condenaba a mantenerme en una inmovilidad dolorosa por larguísimos días y hubo algunos terribles. Sólo entonces mi espíritu se elevó a pensamientos graves. Habiéndome juzgado con una severidad escrupulosa, sentí disgusto de mí mismo, me tuve horror: esta vez vino por fin un sacerdote”. Y volvió a la fe de su infancia.
En Le Gaulois del 12 de enero de 1903 publicó un artículo: Ayuda para Don Bosco. El orfanato de Don Bosco de Ménilmontant de París corría peligro: los bienhechores no daban ya limosnas porque temían que en breve plazo la obra pasase a manos del gobierno del Presidente Combes. E invitaba a leer la “biografía” de Don Bosco escrita por su amigo Karl-Joris Huysmans (Esquisse sur Don Bosco), otro grande de la literatura francesa, al que había animado para la escribiese.
“Encogeos de hombros... – escribía Coppée - los hombres, orgullosos histriones de una vana ciencia ¿Qué importa? No os pediré a ninguno que me explique cómo la palabra de un humilde artesano de Galilea, transmitida a algunos insignificantes con el mandato de enseñarla a todos los pueblos, resuena todavía victoriosamente, después de diecinueve siglos, en cualquier sitio en el que el hombre no sea un bárbaro…
… Estos sacerdotes enseñan a sus alumnos la más pura moral; quieren hacer de ellos ciudadanos honrados y útiles, pero que, tal vez, dentro de algunos años, no votarán a los sectarios. ¡Estáis también vosotros de acuerdo con que esto es intolerable! Por tanto, que se redacte enseguida un decreto de expulsión por obra de Combes, el Apóstata... Que se eche, pues, a estos religiosos que practican virtudes escandalosas; ¡que se dispersen estos jóvenes, simientes de católicos y de amantes de la Patria! ¡A la calle toda esta chusma! Así olvidarán los cantos sagrados y aprenderán a cantar los cantos revolucionarios. ¡Desinfectemos a estos jóvenes del nauseabundo olor de incienso y hagamos que respiren el sano y fuerte perfume del cieno fangoso!
¿Qué importa si después muchos de ellos irán a engrosar la turba de los viciosos y de los criminales? Lo esencial es que se conviertan, todos o casi todos, en comecuras...
Se explica esta preocupación, sin duda. Pero olvidan que dentro viven muchachos muy pobres; que allí se vive siempre al día, contando sólo con los donativos del mañana y que no faltarán nunca, desde ahora...
Pero si yo espero que las casas de beneficencia católicas no las cerrarán enseguida, no es porque yo espere de nuestros tiranuelos un momento de justicia y de piedad; no. Ellos escuchan sólo su mal deseo y matarán la libertad de hacer el bien como intentan matar la libertad de enseñar. Los detendrá, tal vez, la pobreza a la que su política redujo las finanzas del estado: es decir, no podrán tomar a cargo de la nación a tantos huérfanos, a tantos viejos, a tantos enfermos, a tantos desgraciados de todo género a los que ahora atiende la caridad cristiana. Por gracia de Dios no es siempre tan fácil hacer el mal. El balance de la asistencia pública es ya enorme y nadie sueña con aumentarlo, especialmente cuando se piensa que nuestros amos deben satisfacer tantos ávidos apetitos de los que están ladrando alrededor del plato de mantequilla...”.
François Coppée
de la Academia Francesa.

“Hoy ya no vive, pero en todo el mundo,
con generoso corazón más fuerte,
irradia siempre aquel amor fecundo
que el alma salva del báratro de muerte”.