El jabón de Alepo, que tiene más de dos mil
años de antigüedad y que los cruzados trajeron a Europa en el siglo XII, se
llamó en España Jabón de Castilla. Es
– dicen – el jabón más puro. Se hace a base de aceites de oliva y de laurel,
hidróxido de sodio y agua. De esos cuatro componentes se logra que el producto suavice,
hidrate y evite la oxidación y el envejecimiento de la piel. Es
antiinflamatorio, antiséptico y equilibra las pieles grasas, además de hacer
sentir su agradable aroma peculiar. La tradición de este jabón muere también en
su patria por la producción en el mundo de tantas fórmulas como aparecen cada
día. Pero el de Alepo ha sufrido últimamente además la guillotina de las
bombas.
Sin embargo, en Santeny, Sureste de París, el
jabonero sirio Hassan Harastani sigue
haciéndolo. “Tenía una producción modesta, pero el estallido de la guerra nos
obligó a huir a mi familia y a mí. Dejamos todo, casa, trabajo,
amigos...”. Harastani exportaba sus
productos, antes de la guerra, a Francia, Italia y Alemania. “Hacer jabón es
todo lo que sé hacer desde hace 34 años. Gracias a la ayuda de Samir sigo
haciéndolo todavía”. Samir Constantini es un doctor en Química dedicado a la
cosmética. En 2004 había establecido con Harastani una pequeña fábrica de jabón
en las afueras de Alepo: “Alepia”.
Samir le precedió en su salida de Siria y le convenció desde París de que
podrían seguir fabricando el Jabón de Alepo en Francia. Y allí siguen.
“Volveremos a Siria a hacer el jabón; pero ahora estamos en Francia y seguimos
trabajando”.
¡Cuánto podemos acoger para
nuestra experiencia de educadores de Harastani! Su fidelidad a la propia
identidad, hasta emprender un camino conocido, pero tan lejos de su tierra. Su
fe en el valor de lo que hace: para quien no conoce su jabón, insignificante;
para los que lo han usado, maravilloso. Su entrega al trabajo con la pasión de
quien se siente creador de un bien, no solo fabricante de un producto. Valentía
en dejar su tierra y reanudar en otra, lejana y desconocida, el trabajo que ha
llenado sus 34 años de vida e ilusión.