"Las 'Buenas Noches' son un elemento fundamental de la cultura salesiana" (D. Pascual Chávez, RM de los SDB 2002- 2014). "Cada noche, después de las oraciones habituales y antes de que los alumnos se marchen a descansar, el Director o alguien por él, dirija algunas palabras afectuosas en público (...); pero su platiquita no pase nunca de los dos o tres minutos. Ésta es la llave de la moralidad, de la buena marcha y del éxito de la educación" (Reglamento del Oratorio, 1854).
viernes, 18 de febrero de 2011
Los Salesianos de España
He aquí una nota de prensa aparecida en estos días (1 de Febrero de 2011) de interés para los lectores:
“Los salesianos españoles pasarán de tener seis circunscripciones religiosas a dos. Coincidiendo con la fiesta de San Juan Bosco, fundador de la Congregación Salesiana, don Pascual Chávez, Rector Mayor de la misma, ha anunciado que en 2014 las seis inspectorías de España pasarán a ser dos, la Mediterránea y la Centro-noroeste. En España trabajan unos 1.200 salesianos, que dirigen 362 obras en las que se atiende a unas 400.000 personas, en colegios, centros juveniles y parroquias.
En la inspectoría Mediterránea quedarán incluidas 79 comunidades salesianas con 556 religiosos, de las comunidades autónomas de Cataluña, Baleares, Aragón, Comunidad Valenciana, Albacete, Murcia, Andalucía, Extremadura, Canarias y Andorra. La Centro-noroeste, con 686 religiosos pertenecientes a 64 comunidades, abarcará las obras salesianas de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, La Rioja, Castilla y León, Madrid y Castilla La Mancha.“Después de un largo discernimiento en el Consejo General, habiendo tomado en consideración el trabajo de la comisión de re-estructuración y el parecer de todos vosotros”, explica Pascual Chávez, la decisión tomada tiene como finalidad “optimizar el personal salesiano, revitalizar el carisma y potenciar la audacia evangelizadora entre los jóvenes”, ha explicado el propio superior general de los salesianos, para “renovar nuestra vida consagrada y dar un nuevo impulso al carisma salesiano en España, especialmente en el área vocacional”. Proceso que culminará en el año 2014
A partir de ahora, y hasta 2014, se inicia un camino durante el cual las inspectorías implicadas tendrán que ir dando pasos para armonizar estructuras, coordinar procesos, establecer nuevas formas de animación y gobierno, etc. Este itinerario no comienza de cero pues, en España, se lleva años trabajando a nivel nacional, coordinando aspectos fundamentales como pastoral juvenil, escuelas, centros juveniles, parroquias, plataformas sociales, formación de salesianos y educadores, etc.
Cuando se produzca el nacimiento de las nuevas provincias salesianas, en 2014, en el decreto de creación se nombrarán los nuevos provinciales y se fijarán otros aspectos como dónde estarán las sedes, el nombre oficial, posibles formas de representación en los capítulos generales y otros aspectos jurídicos que, a partir de ahora, deberán ser concretados.
Pascual Chávez pide a los salesianos españoles su implicación “convencida y leal” en este proceso y lo consideren “como principal objetivo que nos hemos propuesto dentro del Proyecto Europa”.
“La unificación del territorio, del gobierno y de la gestión de las obras permitirá optimizar, sin duda alguna, el empleo del personal salesiano y seglar y de los recursos estructurales y materiales, proyectar y tomar opciones valientes en el campo de la misión en este momento histórico y en esta tierra tan rica en expresiones cristianas y salesianas”.
miércoles, 16 de febrero de 2011
Un granito de Oro
Iba yo pidiendo, de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado quién sería aquel Rey de reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo.
La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto tú me tendiste tu diestra diciéndome: “¿Puedes darme alguna cosa?”.
¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo, y te lo di.
Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!
Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!
Este poema (el 50 de los 103 de Gitangali, que publicó en 1912 Rabindranatn Tagore - 1861-1941 -, poeta, pintor, dramaturgo, músico, novelista... como muchos de sus trece hermanos) refleja nuestra tragedia: vamos llenando la vida de pasos vacíos, de puerta en puerta, por la aldea de nuestra mendicidad, pidiendo, sin sueños ni esperanzas.
Y no acertamos a descubrir que es a nosotros a los que se nos pide que demos. Y que crecemos cuando damos. Y que nos hacemos gigantes cuando nos damos. Las últimas palabras del poema de Tagore lo explican bien. Al final viene el llanto. Cuando seguramente no nos habría costado lágrimas haber derramado en las manos de aquel Rey de Reyes toda nuestra cosecha. ¿No me animaba a ello que hubiese bajado hasta mí y me sonriese de aquel modo? ¿No había en su mano tendida hacia mí el encanto misterioso del que ama y necesita ser amado?
“No tuve corazón”. Tenemos huchas, cajas fuertes, arcas, ladroneras, cofres… y contemplamos, arrodillados en el suelo, el brillo dorado de nuestro ahorro. No es adoración, pero…casi sí. ¡Cuánto me ha costado llegar hasta donde he llegado! ¡Cuánto esfuerzo para convertirme en el hombre importante que soy! ¡Qué acierto en no haber gastado inútilmente la cosecha de mis sudores! ¡No me importa no tener corazón, pero… no vivo en un mundo en el que los demás lo tengan muy en cuenta!
Y si me cuesta dar, ¿cómo voy a saber lo que es darse? ¿Y darse todo? ¿Quién hace eso hoy?
lunes, 14 de febrero de 2011
Honderos Baleares
Después de navegar como cangrejos en las rocas de Gimnesis rodeados de mar, arrastraron su existencia cubiertos de pieles peludas, sin vestidos, descalzos, armados de tres hondas de doble cordada. Y las madres señalaron a sus hijos más pequeños, en ayuno, el arte de tirar; ya que ninguno de ellos probará el pan con la boca si antes, con piedra precisa, no acierta un pedazo puesto sobre un palo como blanco.
Eso contaba Licofrón de Calcis 280 años antes de nuestra era, en un poema. Escribía de los descendientes de los fugitivos de la guerra de Troya al llegar a Gimnesias, como llamaban los griegos a las islas Baleares. Y Diodoro Sículo, dos siglos más tarde nos los describía así: Su equipo de combate consta de tres hondas, una de las cuales llevan en la cabeza, otra en la cintura y una tercera en la mano; utilizando esta arma son capaces de arrojar proyectiles mayores que los lanzados por otros honderos y con una fuerza tan grande que parece que el proyectil ha sido lanzado por una catapulta. Por ello en los ataques a las ciudades son capaces de desarmar y derribar a los defensores que se encuentran en las murallas y, si se trata de combates en campo abierto, consiguen romper un número enorme de escudos, yelmos y toda clase de corazas.
Listos los cartagineses (Amílcar, Asdrúbal, Aníbal), los tomaron en sus guerras púnicas contra Roma. En agosto del año 216 hicieron sentir la dureza de sus balas de piedra o de plomo en la batalla de Cannas. Quinto Cecilio Metelo, conquistador de las islas, acorazó sus barcos con cuero, porque los honderos atravesaban con sus proyectiles la línea de flotación de las naves y las hundían. Más tarde también fueron tropas auxiliares de Julio César en la conquista de la Galia.
Después de tanta digresión histórica va bien – y es lo que aquí interesa especialmente - una breve aplicación práctica: ¡Las madres baleares, educadoras de sus hijos, transmisoras de la propia cultura, sabían bien que sólo la disciplina, desde la infancia, podía formar buenos cazadores y buenos guerreros, que eran las dos únicas profesiones del mercado laboral de la época! Disciplina que no llevaba consigo sólo el aprendizaje de la puntería, sino la educación en los valores del ejercicio físico, el esfuerzo, la constancia, la solidaridad, el sacrificio, la renuncia, la aplicación, la obediencia, la atención, el silencio…
Cuando vemos hoy a un preadolescente engreído, suficiente, despotilla, egoísta, comodón, maleducado… (que los hay), exclamamos en nuestro interior:”¡Qué hermoso pelele!”.
sábado, 12 de febrero de 2011
No hay mayor amor que el del que da la vida por el amigo
Se ha hecho famosa la frase “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país”. Se atribuye a Kennedy, pero, al parecer, la fuente viene de mucho más lejos: Aristóteles.
Los cristianos abusamos de pedir cosas a Dios. Quizás deberíamos preguntarnos con más frecuencia qué podríamos hacer nosotros para que se cumpla mejor en la Tierra la voluntad de Dios, ya que Él nos la encomendó a nosotros.
Contaba un misionero de un jovencito de los que formaban su familia cristiana que, al preguntarle “¿Tú qué le pides a Dios?”, recibió esta respuesta: “Yo le pregunto: «Señor, ¿qué puedo hacer por ti?».
Decimos: “Dios es bueno y todopoderoso. Que haga todo”. O, en negativo, “¿Por qué Dios, que es bueno y todopoderoso… permite que… y que…?”.
Vivimos clamando por la propia libertad y confiando a la Naturaleza nuestra espera y esperanza. “Dictadura” es palabra tabú. Y más tabú todavía su existencia. A lo mejor con toda razón. Pero nos portamos, más de lo que advertimos, como pequeños o grandes tiranuelos de la vida: del vecino, de la mujer, de los hijos, de los padres y, mucho más, de las instituciones, porque no hacen las cosas como nos gusta a nosotros. Y eso que brota tan espontáneamente en forma de protesta es el alma de la dictadura.
Si se desborda un río, como es su deber (¿qué va a hacer si no?) cuando las aguas que llegan a él superan la capacidad de su cauce y se desbaratan las casas que lo bordean, no nos preguntamos por el capricho de los que las construyeron o de la autoridad que las permitió, sino que nos metemos con el río como si se hubiese portado mal. Cuando dos placas tectónicas rozan entre sí, como hacen todas de vez en cuando, y conmueven lo que tienen encima, nos preguntamos por qué no se están quietecitas y no vienen a turbar nuestra tranquilidad y nuestras propiedades. Y seguimos contemplando los montes y nos valemos de ellos para nuestro recreo y vacaciones sin pensar que surgieron de un cataclismo tremebundo que nunca se nos ha ocurrido criticar.
En cambio, cuando un hijo se nos desvía del camino que nos parece el adecuado, bramamos contra la calle, la sociedad, los amigotes, los maestros… sin darnos cuenta de que fue nuestra libertad la que nos hizo dejarle crecer como a él le gustaba y de que de aquellos gustos nacieron estos desvíos.
viernes, 11 de febrero de 2011
Lourdes...
Poco antes de morir, el 16 de Abril de 1879, de gangrena en una pierna, escribió esta página que alguien definió como su “testamento”:
Por la pobreza de mamá y papá, por la ruina del molino, por aquel tablón de la desgracia, por el vino derramado, por las ovejas sarnosas, gracias, Dios mío.
Por la boca hambrienta que debía saciar, por los niños que cuidé, por las ovejas que apacenté, gracias.
Gracias, Dios mío, por el procurador, por el comisario, por los guardias, por las palabras duras del abbé Peyramale.
Por los días que viniste. Virgen María, por los que no viniste no podré nunca darte gracias bastante más que en el Cielo.
Por la bofetada que me dieron, por las bromas, por las ofensas, por los que me tomaron por mentirosa, por los que me creyeron una interesada, gracias, Nuestro Señor.
Por la ortografía que no aprendí, por la memoria que no he tenido nunca, por mi ignorancia y mi estupidez, gracias.
Gracias, gracias porque si hubiese habido en la tierra una joven más insignificante no me habríais elegido a mí.
Por mi madre muerta lejos de mí, por la pena que tuve cuando mi padre, en vez de tender los brazos hacia su pequeña Bernadette, me llamó "Sor Marie-Bernarde", gracias, Jesús.
Gracias por haber colmado de amarguras el corazón demasiado tierno que me habéis dado.
Por madre Joséphine, que dijo de mí que no valgo para nada, gracias.
Por los sarcasmos de la Madre Superiora, por su voz dura, sus injusticias, sus ironías, y por sus humillaciones, gracias.
Gracias por haber hecho que Madre Marie-Therese pudiese decir: "A usted no le sale nada bien".
Gracias por haber sido objeto privilegiado de regañinas, de modo que las hermanas decían: "Qué suerte no ser Bernadette".
Gracias por haber sido Bernadette, amenazada con la cárcel porque, por haberos visto, Virgen Santa, la gente me miraba como a un bicho raro: a esta Bernadette tan insignificante que cuando la veían, decían: "¿Esa?"
Por este cuerpo menguado que me habéis dado, por esta enfermedad de infierno, por mis carnes gangrenadas, por mis huesos cariados, por mis sudores, por mi fiebre, por mis dolores sordos y agudos, gracias, Dios mío.
Y por esta alma que me habéis dado, por el desierto de la aridez interior, por vuestra oscuridad y vuestras revelaciones, por vuestros silencios y vuestros destellos, por todo, por Vos, ausente o presente, gracias, Jesús.
Sor Bernadette Soubirous
A veces creemos que los santos son acaparadores de felicidad, humana y divina, y que caminaban por la vida sin barro, propio o ajeno, que pudiera hacer de lastre a sus alas. Su santidad se apoyaba en un “sentido común” que aceptaba la realidad de la vida con la condición de todo ser de paso caduco por estos “barrios bajos”, sin perder el sentido de que todo lo que vivían y los hacía santos era gracia del Autor del Amor: Dios.
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