Don
Bosco nunca para. Nosotros, que seguimos escuchando que nos desea buenas
noches, debemos seguirle por este pobre mundo buscando quiénes son los últimos
que ha encontrado. Son estos de la obra salesiana de Purwodadi, abierta hace
dos años por indicación del obispo de Punwokerto monseñor Julianus Sunarko, Jesuita.
Está en la provincia de Java Central, a 500 kilómetros de
Yakarta y a 300 de la escuela salesiana de Blitar.
Y en ella cinco salesianos, secundados por educadores
cristianos y musulmanes, animan una escuela para jóvenes de familias pobres. Seis
de ellos, católicos, están en forma de internado y sirven de ejemplo y de vivencia
del mensaje cristiano en el estilo de Don Bosco
Los 20 educadores de la
obra admiran el espíritu de familia y el trabajo de grupo de toda la comunidad,
comprometida en elevar la condición humana y social de la vida de los jóvenes.
Después de dos años, el
párroco de la parroquia, misionero del Sagrado Corazón, pidió ayuda a los salesianos
para la Pastoral Juvenil y se abrió un oratorio en Purwodadi. Y toda la Iglesia
local se ha volcado en alentar este servicio tan salesiano. Dos salesianos y 30
jóvenes católicos animan el Oratorio cada quince días.
La comunidad salesiana sueña
con atraer a más estudiantes, mejorar las infraestructuras y construir una casa
comunitaria estable, ya que la actual, cerca del mar, se inunda con frecuencia
con aluviones inevitables. Tratan de conseguir terreno para los campos de
deportes y para el mismo centro escolar.
Ojalá haber seguido a
Don Bosco en este nuevo servicio a los jóvenes de Yakarta despierte en los que
leen su mensaje una actitud de sensibilidad para ceder algo que se tiene a los
que no tienen casi nada.