lunes, 10 de diciembre de 2012

Beata María Troncatti.



Desde hace quince días es “Beata” (Macas: 24 de Noviembre de 2012), el título que la Iglesia da a personas que vivieron ejemplarmente y con cuya intercesión se produjo un hecho en el que se declara presente la mano de Dios.
Bastan los datos que siguen para comprender la altura espiritual de esta Hija de María Auxiliadora, es decir, salesiana, nacida en el pueblecito de Corteno Golgi, de la provincia de Brescia el 16 de febrero de 1883.
Vivió, creció y maduró en una familia  pobre y numerosa, feliz por la alegría y el clima de cariño que quisieron crear sus padres. El profundo sentido de la vida y la visión de fe de los acontecimientos de su historia la llevaron a desear abrazar los valores de la vocación religiosa.
Pero tuvo que aceptar por obediencia a sus padres y a su director espiritual esperar su mayoría de edad para solicitar ser admitida en el Instituto Salesiano.
Durante la primera guerra mundial (1915-18) Sor María adquiere en Varazze el conocimiento de asistencia sanitaria como enfermera de la Cruz Roja en un hospital militar. Esta experiencia será en su vida la puerta a un camino de acertada atención a los enfermos en su cuarenta y siete años de actividad misionera en la floresta amazónica del Oriente ecuatoriano.
Desde su llegada al Ecuador en 1922 sirve a los indígenas shuar. Con otras dos Hermanas comienza un arduo trabajo de evangelización. Pero el medio físico en el que se mueve, el medio humano y su intenso movimiento les suponen continuos y graves peligros para su salud e integridad: animales de la selva, riesgos de los viajes por ríos, insidias de quienes no comprendían la grandeza de su entrega. 
Macas, Sevilla Don Bosco y Sucúa son lugares transformados por el celoso oficio y apasionado oficio de madre, hermana, enfermera, cirujano y ortopédico, dentista y anestesista… Y, siempre, sobre todo y en todo, catequista y evangelizadora, rica de extraordinarios recursos de fe, paciencia y amor fraterno.
La promoción de la mujer shuar fue una admirable cosecha de bien en cientos de familias cristianas, formadas por primera, por la opción de los esposos y no, como hasta entonces, por contratos de los padres desde los tres años.
Sor María murió en un accidente aéreo en Sucúa el 25 de agosto de 1969.

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