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miércoles, 21 de diciembre de 2011

El placer en el trabajo.


Cuando el hombre ya no encuentre placer en su trabajo y trabaje sólo para alcanzar sus placeres lo antes posible, entonces sólo será casualidad que no se convierta en delincuente.
Así pensaba el alemán Christian Matthias Theodor Mommsen, Nobel de Literatura en 1902. Y ese pensamiento y la contemplación de su vida bastan para que estas buenas noches sean un provechoso alimento interior. Es suficiente pensar en los muchos delincuentes o medio-delincuentes o abocados a serlo que no han encontrado nunca placer en su trabajo porque la única razón para soportarlo es obtener de él los medios para no tener que trabajar.
Nuestro personaje nació en 1817 en Garding, un pueblecito pequeño que en aquellos años pertenecía a Dinamarca. Su familia era humilde, pero su padre, pastor protestante, le orientó hacia las lenguas clásicas. En la Universidad de Kiel se doctoró en Derecho. Y obtuvo de la Academia de Berlín la financiación de un proyecto gigantesco: editar todas las inscripciones latinas del Imperio romano: Corpus Inscriptionum Latinarum. Cuando murió en 1903 se habían publicado ya más de 120.000 epígrafes. Fue catedrático en diferentes universidades de Derecho romano, Filosofía e Historia antigua.
Además de su ingente trabajo científico, quiso aportar sus esfuerzos y servicios al bien de su patria como Diputado en el Parlamento alemán en tiempos del bien conocido  Otto von Bismarck, contra el que se situó con la crítica a sus procedimientos, a partir de 1881.
Gracias a sus diligentes estudios lingüísticos se pudo establecer un cuadro muy aproximado de la distribución de los dialectos usados antes de la “imposición” histórica del Latín.
En la lectura repetida de la afirmación de Mommsen que abre estas líneas y la reflexión sobre su entrega al trabajo puede encontrarse un acicate poderoso para estimular el esfuerzo en el trabajo, sea de investigación, estudio, servicio en las muchísimas plataformas de enriquecimiento de la sociedad a la que nos debemos.  

viernes, 22 de julio de 2011

"Hermano Mosca".

Estamos reconstruyendo una nación vigorosa, noble, justa, entusiasta, obsequiosa… sobre cimientos dudosos. Da la impresión de que se levanta sobre el fango, que por capilaridad sube y sube, invade su estructura y ahoga su decir que quiere, sin que pase de decir y de querer.
Esto no es nuevo. Cuando san Pablo, aquel gran constructor de naciones creyentes, escribía a los cristianos de Tesalónica su segunda carta, advertía: “… nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada…”. La comunidad cristiana de Tesalónica era jovencísima. Y ya había vagos.
Y, siguiendo con santos, es bueno acudir  al varón que tiene corazón de lis, alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de Asís, como le definía Rubén Darío cuando nos relata que está con un rudo y torvo animal (el lobo de Gubbio, como todos recuerdan). Pues de este mínimo y dulce Francisco, nos cuenta por su parte Tomás de Celano, que un novicio era un problema para el santo: "Apenas rezaba, no trabajaba ni quería salir a  pedir limosna. Pero tenía buen diente a la hora de la comida. Francisco hubo de decirle: 'Sigue tu camino, hermano Mosca, dado que no tienes reparo en aprovecharte del sudor de los otros, mientras que te estás ocioso en la obra del Señor. Como inútil zángano no ganas nada, ni trabajas, sino que devoras el trabajo y las ganancias  de las abejas diligentes".
Somos todos tan buenos catadores (de “captar”: darse cuenta,  advertir, enterarse...) que nos sentimos ahogados por personas, grupos, asociaciones, instituciones que no dan golpe, pero tienen buena voz. Una mente avisada les ha dado vida para albergar a los que nacen o pacen alimentando las ganas de vivir del cuento. A los hermanos mosca, a los tábanos (en las Hurdes los llaman con toda razón tabarros).
Sabemos lo que pacen. Y ¿dónde nacen? En familias invertebradas. En ellas no hay conjunción de vida, ni de amor, ni de proyecto, ni de esfuerzos. Los principios son endebles, si los hay. Los valores son los del mínimo esfuerzo, chupar del bote, buscar la mejor sombra, escurrir el bulto, echar la culpa al otro, aprovecharse siempre que se pueda, tirar de la mejor tajada... Los métodos de educación son el grito, la amenaza, el castigo, el “arréglate como puedas”, “tú verás”, “ya eres mayorcito”, “yo a tu edad…”, “aquí ¿quién manda?”, “pues vas a ver”, “allá tú”, “eres igual que tu padre”, “sales en todo a tu madre”... 
Y no escarmentamos. No nos damos cuenta de que fabricar hombres y mujeres (hombres y mujeres de verdad), cuesta sangre (sangre noble, aunque no azul). A los fabricantes y al producto.

miércoles, 13 de julio de 2011

El aprendiz de brujo.

Del sirio Luciano de Samosata (125- 181) es el relato de El mentiroso en el que narra cómo un hombre probo, Pancrates, hacía que, recitando “un ensalmo de tres palabras”, un mango de mortero envuelto en trapos anduviese y sirviese a la mesa como si se tratase de un solícito criado. Eucrates, su siervo, quiso emularle y, aprendido el conjuro, logró lo mismo. Pero, al no saber detenerlo, intentó partirlo con un hacha, con lo que logró tener dos aguadores e inundar toda la casa. Es el origen del poema (1797) de Johann Wolfgnag von Goethe Der Zauberlehrling. Y el episodio de la película Fantasía (1940) en la que Walt Disney presenta a Mickey Mouse como l’apprenti sorcier, el aprendiz de brujo, de la composición musical que Paul Dukas había confiado al fagot en 1897.
No debe llamar la atención que una fantasía como ésta se vuelque en el arte y en la imaginación con esa asiduidad. Y que el humor, la poesía, la música y el cine la tomen con tanto interés. En el fondo, es la imagen del ensueño del hombre: crear, dominar, entregarse a la molicie, descansar totalmente a ser posible sin haberse cansado antes.
Que esta quimera se pasee por la mente del adulto no tiene importancia. Si es que el adulto que siente ese paseo es sensato y sabe qué mundo pisa. Pero cuando la entelequia se asienta en la mollera de un inmaduro o de un niño o de un adolescente, puede dar lugar a situaciones como la del joven que no da golpe (porque no le han enseñado que la vida se talla con sudor) y que, cuando por fin se decide a trabajar, les pide a sus padres que le busquen trabajo (sin que eso garantice, si así lo hacen, que, al tenerlo por fin, le guste, lo adopte, sonría… y se entregue a él).
Una de las mayores preocupaciones de algunos padres, insensatos, al querer y creer educar es que el niño no sufra, que no carezca de lo que le gusta y, si es posible, de nada; que no sepa qué es el sufrimiento, la privación, “ganarse la vida”, la necesidad, la renuncia, la debilidad, la muerte…
Ya se encarga el mercado de lo placentero de hacer saber que la vida puede vivirse sin dolor y sin esfuerzo. Si logra convencer, se habrá embolsado el caudal más hermoso de la vida de sus generosos bienhechores y habrá contribuido a poblar el mundo un poco más (o mucho más) de vagos y viciosos.

lunes, 4 de julio de 2011

"La huelga".


Ayn Rand escribió en 1950, con sangre de futuro, estas advertencias: "Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.”
Había nacido el 2 de febrero de 1905 en San Petersburgo la filósofa y escritora, nacionalizada norteamericana en 1931, Alisa Zinovievna Rosenbaum, de familia judía. Vivió la pasión de escribir novelas, guiones de teatro y de cine, ensayos… y vivió con pasión su postura sobre el ser humano, objetivismo, individualismo, liberalismo, libertarismo, difícilmente catalogable y, en algunos aspectos, aceptable. Los veintiún años vividos en Rusia y los nueve sufridos bajo la URSS, supusieron para ella un incontenible impulso para ser pregonera de la libertad.    
Su novela "Atlas Shrugged" (traducida como "La rebelión de Atlas": pero, tal vez con fidelidad “Atlas se encoge de hombros” o “A Atlas le tiene sin cuidado”) tuvo un impacto profundo en el pensamiento y la opinión americana.
John Galt dirige el movimiento de los que trabajan para apartarse (el título primero propuesto por Ayn Rand era “La huelga”) de la persecución y parasitismo de los que no trabajan ni producen, los “saqueadores”, incluida la maquinaria del Poder intervencionista del Estado.
El Estado se hunde. Y sólo con el regreso de los creadores de prosperidad se restituye el bienestar.
Para Rand “libertad es tomar todas las acciones requeridas por la naturaleza de un ser racional para el sustento, el fomento, la satisfacción y el disfrute de la propia vida". Pero no es “acción requerida por la naturaleza de un ser racional” encogerse de hombros. Atlas (“Incansable”) se sublevó contra Zeus y fue condenado a sostener con las manos sobre sus hombros la Tierra. Y no puede dejar de hacerlo si no acepta que la Tierra se hunda en el vacío.

lunes, 17 de enero de 2011

Trabajo... trabajo... ¡¡Descansaremos en el Paraiso!!

Plinio el Viejo (Cayo Plinio Cecilio Segundo nada menos), que fue un prodigio de observación, estudio, honradez y sabiduría como escritor, gobernante y militar, murió víctima de la erupción del volcán Vesubio en agosto del año 79 cuando iba en una nave a rescatar a las víctimas de la playa de Stabies. Dejó una riquísima herencia de escritos de los que se conservan sólo, desgraciadamente, los 37 libros de Historia Natural. En uno de ellos, el 35, refiriéndose al pintor griego Apeles, del que dice que no dejaba pasar un día sin pintar algo, escribió esas palabras tan conocidas nulla dies sine línea, con las que nos estimula, aún hoy, al trabajo constante, del que él fue tan buen ejemplo. 
La vagancia no es ajena a la naturaleza humana. Es vago el que cree no necesitar nada. Y hay muchos tontos que lo creen: - Si ya tengo todo, ¿para qué moverme en búsqueda de algo que no necesito? Algunos estudiosos de la motivación dicen que a ésta la mueve la emoción.
Sabemos muy poco de los animales, aunque creamos saberlo casi todo. Y esos estudiosos afirman que un animal al que se le facilita satisfacer todas sus necesidades sucumbe rápidamente. Como parece que los animales no sienten emoción, los saciados no se mueven fácilmente con esfuerzos gratuitos.
El hombre es, sobre todo, un fantástico cofre de emociones. Y es más hombre-hombre (porque hay también hombres-menos hombres) cuando encauza sus emociones en la búsqueda de su perfección. Y se somete al ejercicio de sus cualidades (aun sin pensar que con ello está caminando hacia su excelencia) por el placer de recrearse, de crear.
Investigar, estudiar, trabajar, servir, crear, añadir, completar, culminar fueron los verbos que vivieron tanto Plinio como su admirado Apeles. 
El gran Maestro, el buen Amigo, Jesús de Nazaret, nos lo enseñó con la parábola de los talentos confiados para que produjesen riqueza.
¿Qué estoy haciendo yo con los talentos que me han confiado?