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domingo, 15 de octubre de 2017

Larga vida a la Honradez.

He leído con asombro, agrado y agradecimiento que el cardiólogo Valerio Sanguigni, de la Universidad Tor Vergata de Roma afirma que el helado que resulta de unir cacao, avellana y té verde es el conjunto de antioxidantes que mejor ayuda a disfrutar de una vida larga y sana. Y a quien le gusten y le vayan bien los helados, del placer de acercarse a él en verano. Y en invierno.      
Parece argumentar así (y digo parece porque siempre vale confirmarlo con el atestado de otro sabio) basándose en la cualidad de los tres nutrientes citados de ser ricos, como ya sabes, en capacidad antioxidante. ¿Y por qué helado? Porque el calor echa a perder ese valioso efecto antioxidante.
No hago propaganda ni receto elixires de larga vida, porque no soy quién para ello ni caben en este campo. Pero sí me permito subrayar, con la mejor intención, la necesidad que tenemos de acertar en nuestra labor de ayudar a modelar la personalidad de nuestros hijos y educandos: escoger con responsabilidad los alimentos que aseguren una conducta sana, una vida limpia, un carácter sólido y ecuánime.
La honradez es el primero de todos. Honradez significa ser uno mismo; buscar y defender la verdad y la justicia en juicios, decisiones y proceder; afianzar la fortaleza de actuar siempre como se debe y no como conviene; respetar a los demás y sus pasos pero sin que los amigos, los criterios que se airean como triunfo de las personas, de las ideas, de la propuestas morales personales y sociales oxiden la nobleza de la auténtica grandeza que hemos querido para ellos.

domingo, 12 de abril de 2015

Los terminales.

Pues, ¡sí, señor!
Kerala es uno de los 29 estados de la India. Es una larga franja en el Suroeste del país. Tiene más de 38.000 kilómetros cuadrados y unos 34 millones de habitantes. Es el estado con mayor alfabetización (90%) y prueba de ello es el requerimiento de las familias y sus jóvenes para recibir educación y formación. Don Bosco está allí presente desde hace poco más de medio siglo. En 1987 los salesianos abrieron en Thrissur, a medio camino entre el Norte y el Sur del Estado, el Don Bosco College de Mannuthy, uno de los 23 lugares de trabajo de los salesianos en este Estado y de los 357 en toda la India. La obra de Mannuthy comprende una parroquia, un centro juvenil, una escuela de formación profesional y una residencia universitaria.    
Y…, dejando esta orientación, leemos los que nos cuenta el Padre Bibin Kunnakkattu, que es no solo noticia, sino invitación a la reflexión y, ¡ojalá!, a la acción:  
«“El Instituto Don Bosco de Mannuthy, de Kerala, se ha convertido en el líder en la recaudación de fondos para el “Pain and Palliative Care Society” (PPCS - Sociedad de Cuidados Paliativos y del Dolor), con sede en Thrissur, que ofrece cuidado y apoyo a los pacientes con enfermedades terminales. En las últimas semanas la escuela salesiana ha recogido 400.000 rupias (unos 6.000 euros). Cada uno de los 640 miembros de la comunidad estudiantil tuvo un papel en la recogida de esta considerable cantidad. Todos los estudiantes se han movilizado en sus barrios, y equipados con cupones especiales y volantes, han pedido la ayuda de la población local, consiguiendo una respuesta de gran generosidad por parte de la gente de Thrissur. Además, en apoyo de la campaña de recaudación de fondos también se realizó un evento titulado "Ad Astra 2k15" (a las estrellas, en latín), dirigido a los estudiantes de diversas escuelas de Kerala, que tuvo una gran participación juvenil.
El producto de la campaña fue entregado a la PPCS en dos partes: la primera, de 300 mil rupias, el 13 de febrero durante la celebración del décimo aniversario de la institución; y la segunda, de 100.000 rupias, el 6 de marzo. En esta ocasión, en el campus de la escuela salesiana fue también simbólicamente plantado un árbol, Lakshmitharu, capaz de resistir a los tumores.
"Es la primera vez en la historia de nuestra Sociedad que recibimos la atención y la participación de manera genuina y sincera por parte de los estudiantes, del personal y de la administración de una institución educativa", dijo el Secretario de la PPCS.
Será oportuno tener en cuenta que el 5 de marzo, en el encuentro con los  participantes en la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, llamada a reflexionar sobre el tema "Asistencia al anciano y cuidados paliativos", el Papa había dicho: "Animo a los profesionales y estudiantes a especializarse en este tipo de asistencia que no tiene menos valor por el hecho de que ‘no salva la vida’. Los cuidados paliativos dan cuenta de algo igualmente importante: valorar a la persona (...) Es esta capacidad de servicio a la vida y a la dignidad de la persona enferma, incluso cuando es anciana, la que mide el verdadero progreso de la medicina y de la sociedad en su conjunto"».

domingo, 30 de marzo de 2014

Luto.



Monstruo” era para los romanos el ser disforme, generalmente humano, que aparecía de vez en cuando en su historia. Decían que cada siglo. Y decían también que era una “muestra”, una advertencia por parte de los dioses. Pero casi todo quedaba en lamentarlo y provocar el luto, es decir, el llanto, la rendición ante un hecho irremediable. Cuando desfilan ante nosotros los días (¿quién llega a un siglo?) y desfilan ante nosotros monstruos en número insospechable nos cabe el derecho a llorar. Pero también a pensar en el deber que cada uno de nosotros le compete o de ayudar a otros para que los monstruos sean menos. O, al menos, sean menos monstruos. Los adolescentes del sur de Europa (nos dicen los que siguen las vicisitudes de la juventud) “tienen una peor condición física (esto es, peor capacidad cardiorespiratoria, peor fuerza y peor velocidad-agilidad)” que los del resto de Europa.
Son más gordos, acumulan “grasa total y abdominal”. Les acosa más el “riesgo de enfermedades cardiovasculares”, como “el colesterol, la tensión arterial, la insulina, la glucosa…”.
Podríamos preguntarnos: ¿hacen deporte, fomentan la actividad física en alguna de sus formas, renuncian al alcohol, al tabaco, a los estimulantes de una vida que necesita otra clase de estimulantes, a las horas pasadas ante una pantalla…? ¿Cultivan el asociacionismo para construir un mundo más justo, más generoso, más entregado al servicio de los demás? ¿Se forman con seriedad, constancia, tesón, esfuerzo… para ser instrumentos de construcción de la sociedad que tienen el deber, ya desde ahora, de sostener con sus vidas?     
Es lamentable tener que decir que nuestros jóvenes son gordos, que tienen una salud precaria por su culpa (y la nuestra), que se enfrentan a una edad madura propia y una vejez lastimosa. Pero es mucho más duro decir que nosotros, los padres y educadores, cedemos para ahorrarnos tensiones, consentimos para no tener que declararnos vencidos, dejamos pasar esperando que todo se encauce con el tiempo y hasta alentamos el ánimo de queja y de exigencia que, sin derecho ni razón, esgrimen para excusarse de no hacer lo que deben hacer.   
Y más todavía, si por una postura personal, atragantada en el pasado y alimentada por tópicos sociales de hace dos siglos, alimentamos la ruindad de corazón de quien sólo aprende a quejarse, a protestar, a atacar al que no nos gusta, a destruir lo que encontramos penosamente levantado. 
Más vale prevenir que de nuestra entraña nazcan monstruos, de nuestros ojos broten lágrimas y de nuestros hogares o aulas salgan alimañas.  

lunes, 14 de marzo de 2011

Caminar, caminar...


Acabo de contemplar una viñeta inteligente, sorprendente: presenta a un hombre en una silla de ruedas tirada por un perro casero. ¿A dónde lo lleva? ¡A ningún sitio! El perro patalea en una cinta de correr.
Puede parecer extraño que los santos toquen temas que parecen propios de una clínica de rejuvenecimiento. Pero, no. Los santos vivían la realidad de la vida en la cercanía a los hombres y de ellos tuvieron siempre cuidado y atendieron santamente a su salud. Don Bosco, un santo que “lo hizo todo con lógica”, como dijo una vez un buen conocedor suyo, escribía a este propósito: 
El movimiento es lo que más aprovecha para la salud. Tengo realmente motivos para reconocer que viene de esto. Siendo yo seminarista, y en los primeros años de mi sacerdocio, siempre andaba delicado; después me moví mucho y me puse de nuevo bueno. Recuerdo todavía que una vez anduve con don Francisco Giacomelli más de veinte millas piamontesas en un día. Salimos de San Genesio para hacer unos recados en Turín y volver después a Avigliana. Otras veces salía de Turín e iba a I Becchi en seis horas y hacía a pie las doce millas sin casi parar un instante. Aún ahora, cuando me siento muy cansado y oprimido, salgo, voy a ver a algún enfermo hasta el Po o hasta Puerta Nueva y no tomo ningún vehículo, de no ser necesario por la importancia de un trabajo, las prisas o el peligro de faltar a una cita. Yo soy del parecer de que una causa, y no indiferente, de la falta de salud en nuestros días procede de que no se hace el movimiento que antaño se hacía. La comodidad del ómnibus, del coche, del ferrocarril quita muchísimas ocasiones de dar paseos, aun breves, mientras hace cincuenta años se tenía por paseo el ir de Turín a Lanzo a pie. Me parece que el movimiento del ferrocarril y de los coches no le basta al hombre para encontrarse bien. Aprovecha, por ejemplo, excitar el sudor en los pies y este efecto no se obtiene estando sentados; además, el movimiento que parte del pie, esa pequeña sacudida que se da al cuerpo al golpear el suelo con los pies, me parece que excita todo el cuerpo y le da vigor.
El ejercicio físico es un consejo que todos los médicos, o casi todos, dan para arreglar cualquier mal del cuerpo o casi todos. Pero es que con ese ejercicio del cuerpo y sus consecuencias valiosas vienen otros ejercicios no menos necesarios y beneficiosos: de la mente, de la voluntad, de la capacidad de observar la Naturaleza y gozar con ella, de ejercitar cuando es posible el compañerismo y la solidaridad.