sábado, 16 de febrero de 2019

El Tambora de Sumbawa.


El Tambora es un volcán de 2850 metros de altura en la isla de Sumbawa, Indonesia.
Su máxima actividad conocida la tuvo el 10 de abril de 1815: arrojó 160 kilómetros cúbicos de material volcánico y causó la muerte inmediata de 71.000 personas. Provocó anomalías del clima en todo el mundo en 1816, “año sin verano” y sin cosechas. Con sus cenizas a más a 10 y 30 km de altura durante años produjo nieve de junio a septiembre  en Estados Unidos y Canadá y epidemias de tifus en el Sureste de Europa y en el Este del Mediterráneo.
En la historia de las personas nada de lo que sucede queda sin consecuencias. Ni nada de lo que hacemos. Hasta un gesto sin aparente relieve en una madre o un padre, en un educador se puede convertir en una actitud de reserva, en una conducta de apartamiento, en un vacío a todo lo que provenga de él, en una vida llena de resabios y desquites, de soledad interior, de desconfianza general y profundamente creciente.
Basta haber tenido la confianza de uno de nuestros jóvenes amigos tocado por una desafortunada intervención paternal (¿paternal?), para apreciar la hondura de ese mal. Y si por herencia o venganza continúa esa cadena de conductas torpes y egoístas, nos damos cuenta de por qué en nuestra cercanía familiar o en nuestra más o menos vecina sociedad advertimos en algunos de nuestros “amigos” amarguras, decepciones, desánimos, necesidad visceral de revancha… 

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