lunes, 11 de febrero de 2019

Diálogo...? O no es verdad.


Roger Rosenblatt comenzó su vida profesional como escritor y periodista. El teatro, la historia y la poesía moderna le abrieron después el paso desde muy joven camino de la cátedra. De las muchas cosas inteligentes que escribió está esta severa afirmación: Entre padre e hijo no puede haber monstruo más terrible que el silencio.
Que nos sirve para analizar nuestra conducta y relaciones en el ejercicio supremo de nuestra vida familiar: la comunicación. 
Parece natural que quienes comparten un mismo techo lo hagan también con la sangre y la palabra. Pero no siempre es así. Y porque es así se va abriendo un abismo en la “comunión” entre padre e hijo y se abre día a día una trinchera que los separa irremediablemente.
Conocí un caso en el que era el padre el que se desahogaba sin ser capaz de darse cuenta de que la situación la había creado precisamente él. La falta de una oportuna pero sincera declaración de afecto y estima fue dando cuerpo a una triste convicción en el hijo: “Mi padre no me aprecia, mi padre no me quiere, le tengo sin cuidado, hasta puede ser que me desprecie…”. Y el silencio se enseñorea en forma de desinterés e ignorancia recíproca… que va pervirtiendo poco a poco no solo la relación, sino la capacidad de transmitir palabras, sentimientos, estima, afecto y vida.
Si no se manifiesta el amor es inútil pretender lanzar puentes de otro tipo para poder acercarse al que es, por generación, por autoridad, por afecto, por cercanía la obra de nuestra vida.
Una vez más la palabra de Don Bosco bajo cuyo afecto vemos todo y vivimos nos vuelve a recordar que “la educación es cosa del corazón”.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.