viernes, 8 de febrero de 2019

Primer contrato laboral de aprendizaje.


El afecto hacia Don Bosco de todos los suyos animó a atesorar escritos y documentos de su servicio paternal a sus muchachos. Se conserva, por ejemplo, un extenso y minucioso contrato de aprendiz de carpintería a favor de uno de ellos, Giuseppe Odasso, en el taller del señor Giuseppe Bertolino. Seguro que fue uno de los primeros contratos laborales, lo firmaron dicho maestro, el aprendiz, su padre Vincenzo y Don Bosco el 8 de Febrero de 1852 (hace hoy 167 años) en doble copia y en papel timbrado de 40 céntimos.
El maestro se comprometía a “corregir al joven solo de palabra y sin golpes, respetando su edad, su capacidad, el descanso los días de fiesta y los deberes como alumno del oratorio”.
El joven se comprometía a portarse como “buen aprendiz”. Durante los dos años de su aprendizaje recibiría un sueldo de 30 céntimos diarios los seis primeros meses, 40 en el segundo semestre y 60 desde enero del segundo año.  
Hace bien recorrer algunas de las fechas de la vida de Don Bosco y situar en ella la firma de este contrato: en 1847 acoge a algunos sin techo  y amplía ese espacio al año siguiente. En 1853 empiezan los primeros talleres que tal vez fueron de remiendo de calzado.    
Y un año antes, como hemos visto, ya había colocado al joven Giuseppe Odasso como aprendiz en el taller del señor Bertolino.
La impresión que causa leer la vida de Don Bosco lleva a entender que la grandeza de su corazón fue, desde el principio y sin barreras a la hora de entregar su atención a los que más necesitaban ese precioso regalo. Más y más, forzando las fronteras de lo presente, porque sabía que era del futuro, siempre del futuro, el campo interminable de su proyecto.

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