Escuchaba en los pobres altavoces de mi ordenador la Obertura
de los Maestros Cantores de Wagner y, curioseando, me encontré, entre otros,
con este comentario que transcribo literalmente. Me emocionó de modo que creí
oportuno hacerme eco de él. Con un breve añadido, si me lo permites.
¡Cuántas concesiones al gusto hacemos con nuestros hijos y educandos!
¡Y cuántos errores cometemos cuando el gusto que complacemos es el inmediato,
el que parece que les va a hacerse callar, el que hace que nos dejen en paz, el
que cultiva en ellos la complacencia material, física o desviada de la
auténtica felicidad!
El feliz “limpiabotas” de diez años que descubrió en su
“casucha” la felicidad de fundirse con la música de su tocayo en primer lugar y
con la de Mozart, Beethoven, Prokofief, Haydn… después nos enseña a descubrir
la grandeza de uno de los caminos de la educación que se identifica con el
grandioso ingreso en el espacio de la belleza con la música, el arte, la
lectura, el conocimiento de todo lo que hay de verdaderamente grande en el
inmenso mundo del espíritu.
“Cuando niño, (1983) lustraba zapatos en una ciudad de
Sudamérica, cierto día un señor de barba blanca (desconocido) me obsequió cinco
casetes originales (philips) Eran de Mozart sinf. 40 y 41, Beethoven La
pastoral 6ta sinf., Prokofiev Pedro y el lobo+sinf 1, Haydn El reloj y la
sorpresa y Richard Wagner. lado A Tristan e isolda preludio y muerte de amor+
los Maestros cantores de Nuremberg, lado B Idilio de Sigfrido y el
Holandés errante. Cuando llegué a mi casucha, de todos los compositores escuché
primero a Wagner por que yo me llamo Richard y era mi tocayo. Jamás había
escuchado música de este tipo y fue los maestros cantores la que me gustó
inmediatamente, También la pastoral de Ludwing. Le agradezco a ese desconocido
haberle regalado tremendo tesoro a un niño de 10 años que lustraba zapatos para
sobre vivir. Creo que es el mejor regalo que me hicieron en la vida, hoy me he
convertido en un amante de esta música y de todos los compositores sin
desmerecer a ninguno es Wagner mi preferido. Los casetes los guardo hasta hoy
como muestra de que existen personas buenas en el mundo. Gracias por colgar
este video haces lo mismo que aquel desconocido: regalar FELICIDAD”.
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