Pobremente trato de situarme donde deseo. Y empiezo
diciendo cosas conocidas. Que la enorme isla de Groenlandia, situada allá
arriba, al Este de Norteamérica, tiene
una extensión de 2.166.086 kilómetros cuadrados y 61.000 habitantes (pero hace
sesenta años eran 34.000). Que la descubrió el año 864 Erik Thordwalson (Erik
el Rojo) quien le dio ese nombre (¡optimista!) de Tierra Verde, aunque el 84
por ciento de su superficie está helada. Que es una Región Autónoma de
Dinamarca y que su capital es Nuuk.
Pues bien, un grupo de investigadores
de la cátedra de Geografía de la Universidad de Utah, en Salt
Lake City, Estados Unidos, a cuyo frente está el profesor Rick Foster, ha
descubierto un acuífero en la capa de hielo de Groenlandia, con agua líquida durante todo el año mientras que
sus alrededores están helados. Estos alrededores tienen una superficie igual a
la de los estados norteamericanos de California, Nevada, Arizona, Nuevo México,
Colorado y Utah juntos. Con un espesor medio del hielo de 1,5
kilómetros.
El
acuífero descubierto tiene unos 27.000
kilómetros cuadrados. Lo llaman «acuífero 'firn' perenne» y equivale en
superficie al estado norteamericano de
Virginia Occidental. «Aquí, en lugar de almacenarse el agua en el
espacio de aire entre las partículas de roca del subsuelo, se almacena en el
espacio de aire entre las partículas de hielo, como el jugo en un cono de
nieve», añade Forster. Y añade: «El hecho sorprendente es que el jugo en este
cono de nieve nunca se congela, incluso durante el invierno oscuro de
Groenlandia. Grandes cantidades de nieve caen sobre la superficie a finales del
verano y rápidamente aísla el agua de las temperaturas del aire bajo cero de
arriba, permitiendo que el agua persista durante todo el año».
Y como
estas líneas no pretenden ser una ventana abierta a la ciencia, sino a la
conciencia, sigo con mi “aplicación”.
¿No
sucede lo mismo – o algo parecido - en las familias, en los grupos, en la
sociedad? Junto a una persona rica en iniciativas, en actividad, en calor, en
optimismo, en osadía… están otras que siguen siendo témpanos de hielo a las que
no se les ocurre nada, a las que no les pida usted ayuda o algún favor porque
están muy ocupados, porque están a lo suyo, cansados de tanto bregar,
necesitados siempre de la tranquilidad que da sentarse a renovar fuerzas y a
prepararse para momentos mejores.
Si es que no son de los que
observan el mundo con sagacidad y hondura y descubren que nadie hace nada bien,
que bien merecidas se tienen la crítica y hasta la condena y que son el
ludibrio y la ruina de un mundo que anda a trompicones porque no hace caso de
las advertencias que ellos, sabios, hacen.
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