La luz que la Escuela de Salamanca lanzó sobre España
y Europa en el siglo XVI brilló en los sensatos y concretos planteamientos
económicos de Luis de Ortiz, contador de Hacienda de Castilla en el reinado de
Felipe II. Los expuso en 1558 en el Memorial
al Rey para que no salgan dineros de España.
En realidad, dicen
los expertos, proponía un plan de
desarrollo para detener (o, al menos, aminorar) la crisis económica que
padecían nuestros abuelos. Por ejemplo: conservar el oro para rebajar el precio
de los productos: fomentar los recursos, eliminar el ocio introduciendo el
trabajo y la manufacturación de productos en vez de exportar las materias
primas (¿recuerdas a Guicciardini?), supresión de las aduanas entre los
diversos reinos de España, desamortización de los bienes de la iglesia y
reforma fiscal. Esto suponía aumentar la productividad, fomentar el crecimiento
demográfico, fomento de los regadíos, repoblación forestal, restricción de la
expansión monetaria, disminución del consumo.
No se hizo nada. Pero
los doctos de la democracia actual con sus sucesivos gobiernos podían haber
recordado y aplicado a tiempo sus propuestas (modernas entonces y adaptables
ahora) para ahorrarnos el síncope económico que padecemos, culpa de la torpeza
secular y puede ser que racial que nos alienta.
Tal vez agrade leer
algunas líneas del Memorial.
Entendido está que de
una arroba de lana que a los extranjeros cuesta quince reales, hacen obraje de
tapicerías y otros paños y cosas labradas fuera de España, de que vuelven dello
mismo a ella, valor de más de quince ducados, y por el semejante de la seda
cruda en madeja de dos ducados que le cuesta una libra, hacen rasos de
Florencia y terciopelos de Génova, telas de Milán y otras de que sacan
aprovechamiento más de 20 ducados; y en el hierro y acero de lo que les cuesta
un ducado hacen: frenos, tenazuelas, martillos, escopetas, espadas, dagas y
otras armas y cosas de poco valor, de que sacan más de 20 ducados y a
veces más de ciento. Y ha venido la cosa
a tanta rotura que aun la vena de que se hace el hierro llevan a Francia, y
allá tienen de poco acá herrerías nuevas, todo en daño no sólo de nuestras
honras pues nos tratan peor que a bárbaros, mas aún de nuestras haciendas, pues
con estas industrias nos llevan el dinero, y la misma orden se tiene en la
grana y en la chinchilla y a lo demás que en España se cría y viene de Indias…
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