viernes, 4 de noviembre de 2011

La vuelta a casa.


La vuelta de los antiguos alumnos de Don Bosco al Oratorio de Valdocco era el regreso a la casa familiar, porque allí estaba el padre de todos. No podemos comprender la profundidad del afecto y agradecimiento de los que después de algún tiempo de ausencia, regresaban. Pero nos acercamos a entenderlo al pensar lo mucho que habían recibido allí. Y esto explica las expresiones de afecto y de ternura que a veces aparecen. Es la respuesta al afecto y a la ternura sin medida de Don Bosco.
“En 1870 una agradable sorpresa acrecentaba el esplendor de esta fiesta (era el 24 de junio, cuando tradicionalmente se celebraba el santo de Don Bosco). Empezaba con ella la demostración anual de los antiguos alumnos.
Algunos obreros, de los primeros educados por don Bosco, se propusieron celebrar con algunos regalos y con su presencia la fiesta onomástica del Sacerdote que, con paternales y amorosos cuidados los había recogido en su juventud y los había encaminado por la senda de la virtud. Como era de imaginar, su noble proyecto triunfó. Tan pronto como corrió la voz, se recibió en todas partes con señales de la más viva complacencia, y muchísimos, también sacerdotes, un día alumnos del Siervo de Dios, pidieron en los años sucesivos unirse al pequeño grupo y llegaron a formar una sociedad numerosa, dirigida por una Comisión directiva”.
A partir de aquella primera vez en 1870, volvían en la misma fecha del 23 de Junio, onomástico de Don Bosco. De modo que ya al año siguiente, 1871, decía “el canónigo Berrone que don Bosco demostraba a los antiguos alumnos, que iban cada año a ofrecerle el homenaje de su agradecimiento y sus augurios, una paternal cordialidad y les invitaba a asistir cada vez en mayor número, a pesar del importante gasto que debía hacer con la comida que les ofrecía a todos. Pero en aquella ocasión no dejaba nunca de animarles a mantener en medio de la sociedad el espíritu del Oratorio, y muchos de ellos acudían a él en esta circunstancia en demanda de consejo.
La fiesta de san Juan resultaba muy útil para los alumnos antiguos y para los nuevos y por eso don Bosco permitía que le dieran todo el esplendor que quisieran. Cuenta don Francisco Giacomelli: ‘Habiéndole yo observado que en su día onomástico los jóvenes le dedicaban fiestas demasiado grandiosas, me respondió: «Al contrario, estas fiestas de los jóvenes me gustan  porque les hacen mucho bien, pues despiertan en ellos el respeto y el amor a sus superiores»”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.