El libro de los meshalim o, como nosotros traducimos, de
los Proverbios, es una corriente sabia
e inteligente que ocupa un lugar respetado en el conjunto del antiguo
testamento de la Biblia. Figuran en él los llamados Proverbios de Salomón, pero también, y casi en epílogo, las Máximas de Agur, hijo de Yaqué, el masaíta
y las de Lemuel, rey de Masá, que le
enseño su madre. Masá, que
significa tentación, tiene que ver, sin duda, con Rafidim, el lugar donde el pueblo se quejó por no tener agua y
Moisés la hizo brotar de la roca de Horeb.
No pertenece a la
colección que comentamos el “relato rabínico” que sigue. Pero bien pudiera
tenerse presente para que nuestra vida, que nos parece tan dura, pudiera verse
en el fondo del corazón, como fuente del Amor, que siempre es Vida. En el libro
de los Proverbios leemos (10,2):
Tesoros
mal ganados no aprovechan,
pero
la justicia libra de la muerte.
En
el mundo han sido creadas diez cosas duras.
La montaña es dura. Pero el hierro puede romperla.
El hierro es duro. Pero el fuego puede doblarlo.
El fuego es duro. Pero el agua puede apagarlo.
El agua es dura. Pero las nubes pueden llevarla.
Las nubes son duras, pero el viento puede disiparlas.
El viento es duro. Pero el cuerpo puede resistirlo.
El cuerpo es duro. Pero el miedo puede romperlo.
El miedo es duro. Pero el vino puede alejarlo.
El vino es duro. Pero el sueño puede vencerlo.
El sueño es duro. Pero la muerte puede acabar con él.
La muerte es más fuerte que cualquier otra cosa.
Sin embargo, el amor libra de la muerte.
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