lunes, 24 de enero de 2011

Francisco de Sales: un santo para imitar

… nació en Saboya en 1567, se formó con los jesuitas en París y estudió derecho en la Universidad de Padua. En 1593 era ya sacerdote y se presentó voluntario para  evangelizar a los calvinistas del Chablais en la Alta Saboya, Alpes Suizos . En 1602 es elegido obispo de Ginebra, con residencia en Annecy. Con Juana Fremiot de Chantal fundó la Orden de la Visitación de Santa María, las Salesas.
     Y a Juan Bosco, seminarista en Chieri, le pareció un santo imitable. Hay santos que parecen inimitables. Francisco de Sales resumía su doctrina en la palabra “devoción” que no es sino tener presente a Cristo que nos convierte en sarmientos vivos de su divinidad, capaces de producir frutos de amor. Pero esto lo quiere Dios de todos: del ama de casa, del obrero, del obispo, del funcionario, del artista, del joven, del achacoso…
     En el seminario de Chieri Juan tuvo presente a Francisco en la capilla: era una de las cuatro imágenes que flanqueaban la de la Inmaculada. Y cuando habló a sus muchachos de  santidad les dijo más o menos lo que había aprendido de Francisco: que Dios nos quiere a todos suyos, es decir, santos; y que es fácil llegar a serlo. Y tuvo buenos seguidores de esas verdades. Algunos de los que le escuchaban son hoy santos de altar porque supieron ser santos de verdad, amigos de Cristo y de sus compañeros.
     ¿Qué le atrajo de san Francisco a Juan? Su fuego, su alegría, su educación, su entrega, su valentía, su decisión, su afabilidad, su confianza en Dios... El cuarto propósito de los que hizo en su ordenación sacerdotal fue: “Que la caridad y la dulzura de San Francisco de Sales me guíen en todo”. Y cuando no mucho más tarde, propuso a algunos de aquellos muchachos de su Oratorio de Valdocco fundar una sociedad para amar y servir a los jóvenes les propuso el nombre de Sociedad de San Francisco de Sales y a ellos el de Salesianos.
     En el 1er Capítulo General de los Salesianos (1877) dijo Don Bosco: "El nombre de San Francisco de Sales es un nombre apreciado por la Iglesia y por los cristianos: es el santo de la mansedumbre: el Santo que hemos tomado por Patrono”. En el escudo adoptado por el Capítulo Superior de la Congregación en 1884 figura su imagen y en la riqueza de la acción formativa de sus hijos insiste en promover el espíritu de caridad y de dulzura de San Francisco de Sales.
    Comentamos hoy que el mundo anda mal y a lo mejor lo hacemos quejándonos, criticando, rechazando… Es decir, hacemos que ande peor. Y esto nos sucede ya en nuestro hogar o cerca de nosotros. No nos damos cuenta de que si queremos construir el Reino de Amor de Cristo, tenemos que hacerlo como San Francisco sugería al decir: “Se atraen más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”.

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