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lunes, 21 de febrero de 2011

Mirar alrededor

Michael Kusiak – dice la prensa diaria y la periódica especializada en el tema - es estudiante y estudioso en la antiquísima Universidad Jagiellonian de Cracovia. Por ella pasó Nicolás Copérnico, que propuso el modelo heliocéntrico de nuestro entorno celeste, que ya fue proponer, en los años en que lo hizo: 1533.
Pues este Kusiak nuestro descubrió en diciembre de 2010 (gracias al  Observatorio solar y heliosférico, o SOHO, de la NASA) el 1999º y el 2000º cometas de los 2.000 conocidos. Pero es que este genio ha descubierto desde 2007 nada menos que 100: casi tres al mes. ¡Increíble! 
Una noticia así puede despertar esta pregunta. En mí sí la ha despertado: ¿Y yo qué he descubierto?
Cuando me he respondido “Nada”, me ha venido otra: ¿Cómo lo ha hecho él? Y en la prensa encuentro la respuesta: Mirando.
George Berkeley fue un  filósofo irlandés, nacido en 1685, que propuso el pensamiento filosófico según el cual esse est percipi, que dicho en español viene a resultar «ser es ser percibido». Tomando para nuestros intentos esa afirmación, se me ocurre pensar que, en efecto, el mundo que nos rodea no existe. Me refiero al mundo de “los demás”.  
Kusiak tiene en su colección de cometas propios ¡cien! Yo, ninguno. Para él existen esos extraños, fríos, feos, duros cuerpos que giran en el espacio. Los ha buscado, los ha visto, los ha mirado. A mí me tienen sin cuidado porque para mí no existen. Porque yo no los miro; ni siquiera los veo.
Andar por el mundo rodeado de cuerpos y espíritus vivos que no miro, que no veo, que no me interesan, que me dejan aislado en mi yo es mi modo habitual de vivir. Pero es que entonces no soy persona: porque ser persona es ser para los otros. Y si no soy para el prójimo, dejo de ser persona. Seré en todo caso individuo. Si acaso. Porque corro el riesgo de que si los demás no me interesan, los demás dejen de interesarse por mí. Dejaré de ser visto y, según Berkeley (y en el fondo tiene mucha razón) dejaré de existir.