La estatua del llamado Cristo Velato (Cristo cubierto con un velo) es un tesoro de la Capilla Sansevero
de Nápoles. Y durante mucho tiempo, además de un tesoro, era un misterio,
porque se desconocía su autor. Y hasta se dice que algunos estudiosos suponían, dada su belleza y su realismo, que
era obra de un alquimista que había convertido en mármol el cuerpo de un
hombre.
Eduardo Nappi, archivero de la
Fundación Banco di Napoli, descubrió
hace pocos años dos notas de pago en el Archivo Histórico de la citada
Fundación que conserva la documentación bancaria de las ocho instituciones de
crédito activas en la ciudad desde el siglo XVI al XIX.
El Príncipe Raimondo di Sangro
había firmado el 16 de diciembre de 1752 una orden de pago de 50 ducados para
el Banco di Santissimo Spirito: “…
pagaréis al magnifico Giuseppe Sanmartino a cuenta de la estatua de Nuestro Señor
muerto cubierta con un velo también de mármol” y otra orden de 30 ducados que
ejecutó el Banco della Pietà el 13 de
febrero de 1754 “para completar los 500 ducados como precio total convenido de
la estatua esculpida en mármol de Nuestro Señor Jesucristo muerto cubierto con
una sábana de velo transparente del mismo mármol por dicho Sanmartino…”.
En estos días en que inauguramos
la Cuaresma, que es una invitación a descubrir a Cristo vivo, entregado, muerto
y resucitado es bueno descubrir le realidad viva de los que creemos en Cristo como regalo del Padre para que sea
en nuestras vidas, no un monumento histórico y artístico, sino una realidad
viva sin velos que nos lo oculten o nos lo aparten, una realidad que determine
el Norte del proyecto humano de nuestros educandos y nuestros hijos.
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