Sin duda sigues con atención todo lo que sucedió, sucede o puede suceder en
este mundo (llamado así por ser limpio), cosmos (llamado así por ser bello),
universo (llamado así por abarcarlo todo).
No eres el único. Hace ya casi once mil años en Turquía, hombres de
curiosidad, ciencia e inquietud quisieron dejarnos unos pilares de piedra con
su testimonio de los efectos de un enjambre de fragmentos de cometas que
provocó una edad de hielo conocida como Dryas
Reciente o Joven Dryas (Dryas es,
como sabes, el nombre de una atractiva y pequeña flor fanerógama de ocho
pétalos blancos que crece en lugares altos de montaña).
Un pilar llamado Piedra del buitre
muestra en el conjunto de Göbekli Tepe, tallados, animales
presumiblemente relacionados con las constelaciones y nos sirven para una
sencilla reflexión sobre nuestra vida y nuestra historia, nuestro hoy y nuestro
mañana, el hoy y el mañana de nuestros destinatarios.
¿Dedicamos algún tiempo de nuestro siempre escaso tiempo para reflexionar
sobre el tiempo y los acontecimientos que en ellos nos han de venir? No deben
caber en nuestras expresiones, porque no lo han permitido nuestras
observaciones, intuiciones, decisiones e
intervenciones frases como éstas: ”¿Cómo lo iba a suponer yo?”, “¡Nunca lo
hubiera pensado!”, “¡Si lo hubiera sabido…!”…
Y sin embargo, nos toca hacer de adivinadores del futuro en medio de la
contemplación del presente.
No podemos ignorar ni los fragmentos
de cometa que van labrando la personalidad de nuestros hijos, ni las constelaciones sociales entre las que se
mueven, ni los efectos notables que
dejan huella en sus juicios, opciones y actos.
Dicho de otro modo más corto: Debemos acompañar a quien está creciendo con
interés, tiento, respeto, tacto, calor de afecto y apertura incondicional de
amigo.
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