Si lo que sale en estas páginas vale para
algo, lo que sigue, sin duda alguna, vale. Por su autoridad, su valentía, su
claridad, su inmediatez…
ATENCIÓN: Ayudemos a los jóvenes. Tengamos el
oído atento para escuchar sus ilusiones, para escuchar sus éxitos, para
escuchar sus dificultades. Tenemos que sentarnos, escuchando tal vez el mismo
libreto, pero con una música diferente, con identidades diferentes. ¡La
paciencia de escuchar! Esto os lo pido con todo el corazón. (27 de julio de 2013,
Río de Janeiro, catedral de San Sebastián).
BOTA FE: «“Echa fe”, ¿qué significa? Cuando
se prepara un buen plato y ves que falta la sal, entonces tú “echas” la sal.
Falta el aceite, entonces tú “echas” el aceite. Echar, es decir, poner, verter.
Así es también en nuestra vida: si queremos que tenga de verdad sentido y
plenitud, digo a cada uno: “echa fe” y la vida tendrá un sabor nuevo, la vida
tendrá una brújula que indica la dirección. Echa esperanza y cada día tuyo
estará iluminado. Echa amor y tu existencia será como una casa construida sobre
la roca» (25
de julio, Río de Janeiro, playa de Copacabana).
CLAMOR: «Quiero que os dejéis oír en las
diócesis, quiero que se salga fuera, quiero que la Iglesia salga por las
calles, quiero que nos defendamos de todo lo que es mundanidad, inmovilismo, de
lo que es comodidad, de lo que es clericalismo, de todo lo que es estar cerrados
en nosotros mismos» (25
de julio, Río de Janeiro, playa de Copacabana).
DIFICULTADES: «Cuántas dificultades hay en la vida de cada uno, pero por muy grandes que nos puedan parecer, Dios no deja nunca que nos anonaden. Ante el desánimo que pudiera haber en la vida querría decir con fuerza: tened siempre en el corazón esta certeza: ¡Dios camina junto a vosotros, en ningún momento os abandona!. ¡No perdamos nunca la esperanza! ¡No la apaguemos nunca en nuestro corazón!». (24 de julio de 2013, Santuario de Aparecida).
DIFICULTADES: «Cuántas dificultades hay en la vida de cada uno, pero por muy grandes que nos puedan parecer, Dios no deja nunca que nos anonaden. Ante el desánimo que pudiera haber en la vida querría decir con fuerza: tened siempre en el corazón esta certeza: ¡Dios camina junto a vosotros, en ningún momento os abandona!. ¡No perdamos nunca la esperanza! ¡No la apaguemos nunca en nuestro corazón!». (24 de julio de 2013, Santuario de Aparecida).
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