miércoles, 4 de octubre de 2017

Celebrar la Vida (2/2).

Cada día ese banco, además de abonar cuenta nueva, elimina lo restante del día anterior. Nunca queda saldo. Si no se usa el saldo del día, es uno mismo quien lo pierde. No se puede dar marcha atrás. No existen cargos a cuenta del ingreso del día siguiente. Se debe vivir el presente con el saldo de hoy. Y es por eso por lo que:

  • Para entender el valor de un año podemos preguntarle a algún estudiante que repitió curso.
  • Y para entender el valor de un mes le podemos preguntar a la madre que alumbró a un bebé prematuro.
  • Para entender el valor de una semana le preguntaremos al editor de un semanario.
  • Para entender el valor de una hora pueden ayudarnos los enamorados que esperan encontrarse muy pronto.
  • Para entender el valor de un minuto le preguntaremos al viajero que perdió el tren o el avión, justamente por un minuto de tiempo.
  • Para entender el valor de un segundo podemos preguntar a quien estuvo a punto de tener un accidente en un instante.
  • Para entender el valor de una milésima de segundo le preguntaremos al deportista que ganó por esa diferencia de tiempo la medalla de oro en unas Olimpiadas.

… Así es el tiempo.
Y por eso creo que podemos desearnos unos a otros que atesoremos cada momento que vivamos, y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartimos con personas tan especiales como para dedicarnos su tiempo.
No lo olvidemos: el tiempo no espera a nadie, y lo que es más importante todavía: como creyentes sabemos que el tiempo es solo una medida, pero el don es justamente la vida misma, ese regalo maravilloso recibido por gratuidad, recibida como don de Dios, recibida para compartirla y ser, -en ese compartir- realmente felices.
Les deseo, amigos lectores, que no se nos vaya pasando la vida de cualquier manera. Una vez que se ha hecho la experiencia de vivir así, en profundidad, exprimiéndole todo lo que bello que encierra, -y a pesar de las dificultades que puedan darse-, es apasionante aceptar este reto.
 Que sean felices.
P. Ángel Fernández Artime

Rector Mayor 

viernes, 29 de septiembre de 2017

Celebrar la Vida (1/2).

Parece más que oportuno abrir la ventana de nuestra sencilla bitácora a las palabras que nos regala el Rector Mayor de los Salesianos sobre el tesoro del Tiempo. Va en dos partes sucesivas:    

En una buena parte del mundo el mes de septiembre es inicio de actividades académicas, y muchas familias organizan su vida en torno a esta realidad. En otras partes se sigue con el ritmo propio. Será el inicio del año nuevo el que determine los cambios. Pero en ambos casos, siempre se nos hace presente el cúmulo de posibilidades que se nos presentan. Y del modo más natural damos por supuesto que es normal amanecer cada día, disfrutar de buena salud, tener tantas oportunidades en la vida… pero no siempre es así ni lo es para todos.
Y es cierto que el tiempo, o mejor dicho la vida -que tiene como medida de la misma el tiempo-, encierran un cúmulo de posibilidades, realizaciones, vivencias…
Hace unos días, conversando con un laico octogenario, me daba el consejo de que viviera apasionadamente la vida, que la exprimiera como se exprime un limón o un racimo de uvas para sacarle el jugo. Lo decía él, un hombre con una excelente formación intelectual, académica y religiosa. Y no quería decir que se debiera vivir alocadamente de acá para allá, o buscando, por insatisfacción, esto o lo otro. Se refería, más bien, a ese apasionante ejercicio de ser dueño de la propia vida, ese regalo recibido con verdadero don por el Señor de la Vida.
Por eso vuelvo a mi alusión sobre el tiempo ofreciéndoles unas curiosidades acerca del tiempo y de sus posibilidades. La reflexión es la siguiente:
Imaginémonos que existe un banco que cada mañana abona en nuestra cuenta persona la cantidad de ochenta y seis mil cuatrocientos euros.
Este extraño banco no arrastra nuestro saldo de un día para otro, sino que cada noche borra, de nuestra cuenta personal, el saldo que no hemos gastado. 
Pues bien, cada uno de nosotros tenemos ese banco. Su nombre es ¡TIEMPO!

domingo, 24 de septiembre de 2017

El resumen de una vida.

La personalidad, vida y trabajos de Steve Jobs la conocemos bien. Se le atribuyen estas reflexiones en el final de su camino aquí abajo.
"He llegado a la cima del éxito en los negocios.
A los ojos de los demás, mi vida ha sido el símbolo del éxito.
Sin embargo, aparte del trabajo, tengo poca alegría. Finalmente, mi riqueza no es más que un hecho al que estoy acostumbrado.
En este momento, acostado en la cama del hospital y recordando toda mi vida, me doy cuenta de que todos los elogios y las riquezas de la que yo estaba tan orgulloso, se han convertido en algo insignificante ante la muerte inminente.
En la oscuridad, cuando miro las luces verdes del equipamiento para la respiración artificial y siento el zumbido de sus sonidos mecánicos, puedo sentir el aliento de la proximidad de la muerte que se me avecina.
Sólo ahora entiendo, una vez que uno acumula suficiente dinero para el resto de su vida, que tenemos que perseguir otros objetivos que no están relacionados con la riqueza.
Debe ser algo más importante: Por ejemplo, las historias de amor, el arte, los sueños de mi infancia...
No dejar de perseguir la riqueza, sólo puede convertir a una persona en un ser retorcido, igual que yo".

martes, 19 de septiembre de 2017

Al final... lo importante.

Dios nos ha formado de una manera que podemos sentir el amor en el corazón de cada uno de nosotros, y no ilusiones construidas por la fama ni el dinero que gané en mi vida, que no puedo llevarlos conmigo.
Solo puedo llevar conmigo los recuerdos que fueron fortalecidos por el amor.
Esta es la verdadera riqueza que te seguirá; te acompañará, te dará la fuerza y la luz para seguir adelante.
El amor puede viajar miles de millas y así la vida no tiene límites. Muévete adonde quieras ir. Esfuérzate para llegar hasta las metas que desea alcanzar. Todo está en tu corazón y en tus manos.
¿Cuál es la cama más cara del mundo? La cama de hospital.
Usted, si tiene dinero, puede contratar a alguien para conducir su coche, pero no puede contratar a alguien para que lleve su enfermedad en lugar de cargarla usted mismo.
Las cosas materiales perdidas se pueden encontrar. Pero hay una cosa que nunca se puede encontrar cuando se pierde: la vida.
Sea cual fuere la etapa de la vida en la que estamos en este momento, al final vamos a tener que enfrentar el día cuando la cortina caerá.
Haga tesoro en el amor para su familia, en el amor por su esposo o  esposa, en el amor por sus amigos...
Trátense bien y ocúpense del prójimo.

jueves, 14 de septiembre de 2017

No vale todo...

Hace algunos meses pasó por la mente de algún privilegiado la idea de que estaría bien montar un concierto “Big night out”, ya sabes, en un zoo de Bristol.
Y acudieron algo así como 1400 personas. A los animales no se les invitó porque ya estaban allí, en su casa. Triste casa la suya, es decir, la que les habían asignado en la prisión.    
Un miembro de la Asociación Captive animals’ protection society grabó a los animales durante aquella demostración “artística”. Se observa claramente un desacostumbrado movimiento nervioso de los felinos de un lado para otro en su jaula. “Con un concierto como este, entre la música y el ir y venir de la gente, es natural que los animales sufran. No están acostumbrados a un guirigay semejante”.
En 2014 -se recuerda– hubo algo parecido en el zoo de Londres: uno de los asistentes a aquel disparatado espectáculo musical, por ejemplo, echó un vaso de cerveza sobre un tigre y otros intentaron tirarse al agua con los pingüinos. El revuelo de los medios sociales de expresión logró con su justa y enérgica protesta suspender para al futuro cualquier espectáculo como aquel.
Transigir no es una actitud noble, ni valiente, ni justa. Transigir es siempre una manifestación de debilidad, necedad y error. En nuestra noble misión educativa, en la que tratamos de proponer criterios, actitudes y actuaciones nobles, no cabe la más mínima concesión a la ordinariez, la chabacanería, la insolencia, la grosería… Cualquier debilidad de nuestra parte se convierte en permiso, concesión… e invitación al desorden.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Por encima de todo...

Leí hace poco esta afirmación de uno de los conductores de un grupo humano: “La libertad de expresión por encima de todo”. Me vino (y me sigue viniendo) esta duda: ¿Sé que es libertad, qué rostro, qué perfiles… tiene o debe tener? ¿Alcanzo a comprender qué puede ser expresión? ¿Creo que estar por encima de alguien, de algo, de los demás es un derecho del hombre? ¿Estoy seguro de la naturaleza del todo? Y sigo un poco aturdido (un poco es… un decir). Porque siempre creí que libertad es (o era) una situación condicionada. Que expresión es manifestación humana o humanizada de un pensamiento, sentimiento, deseo, propósito…; es decir, ajustada por las circunstancias. Que estar por encima es la meta de los tiranos. Y que todo es un misterio inimaginable, imposible de abarcar.
Un ejemplo diáfano, resultado de la afirmación que me permito expresar es la guerra. La guerra es la expresión libre de uno mismo que busca aniquilar al otro. Se acabó. La gané y me he expresado libremente por encima de la verdad, los derechos, la voz, la  vida, el todo de ese que me estorbaba. El todo lo soy yo. Pero además de serlo gozo del derecho de estar por encima del que no se doblega ante mi voluntad. La libertad que admito solo es la mía. La expresión que uso es el camino que tengo para morder al otro hasta desbaratarlo.
En la admirable y difícil tarea de ayudar a un hijo, a un muchacho a modelar su personalidad, nos encontramos con frecuencia con la dificultad de no saber, o no poder o no estar decididos a entrar con la estima, el afecto y la luz en su “yo” más hondo. No es imposible. Pero hay que aprender de los que lo son, a ser maestros de la educación. A convencernos de que solo amando adecuadamente llegaremos a ello. 

viernes, 1 de septiembre de 2017

Respeto a la vida.

Izumi Sakura nos da hoy las Buenas Noches. Es una ráfaga de aire limpio que nos viene de Japón.
El Arzobispo Mons. Savio Hon Tai Fai, Salesiano, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, visitó Japón del 12 al 19 de agosto de 2017. La razón principal de la visita fue la participación en la Segunda edición del “Papa Francisco, Campo Servicio de Voluntariado”, celebrado en Nagasaki el 16 de agosto.
En el encuentro con los jóvenes, el arzobispo Savio propuso como modelos de vida al nuevo beato Takayama Ukon, a San Francesco Saverio y a Matteo Ricci, misioneros en China, modelos de inspiración para los jóvenes en su camino por la vida, sobre todo haciendo hincapié en la importancia de la amistad, y de crecer en virtud y sabiduría.
El arzobispo Savio visitó la Parroquia internacional de Hamamatsu dirigida por los salesianos, el “Bible Camp” a las orillas del lago Nojiri y se encontró con algunos miembros de la Familia Salesiana de Nagasaki. En Hamamatsu participó en un intercambio fraterno con la comunidad local y tuvo la experiencia de la “ceremonia del té”, junto con los fieles de la parroquia de japonés.
En Nojiri, el arzobispo vio el trabajo pastoral de la Inspectoría Salesiana y continuó con una breve visita en la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora y el trabajo con las muchachas.
En una entrevista, unas horas antes de salir de Japón, Mons. Savio habló de dos grandes desafíos que enfrentan los jóvenes de hoy: el “respeto a la Vida” y la “identidad”. Al comentar sobre las altas tasas de suicidio entre los jóvenes, habló de la superficialidad con que se vive la vida, y la desorientación como la causa de una crisis de identidad.
Instó a los miembros de la Familia Salesiana a acompañar a los jóvenes con el Evangelio, ayudando a descubrir plenamente la vida de acuerdo con la exhortación del Santo Padre de caminar con los jóvenes unidos por el espíritu de familia, transmitiendo el amor de Dios por ellos y utilizando el Sistema Preventivo propuesto por Don Bosco.

domingo, 27 de agosto de 2017

Amor... su gran fuerza y poder.

Tal vez lo foto no explique bien lo que pasaba. Trato de completarlo. Malkia y Adela son los nombres de dos leones (o leonas) del Malkia Park, un refugio para grandes felinos de Orechová Potôn, en Eslovaquia. No era el lugar apropiado y se las trasladó a un centro especializado. Tres cuidadores las atendieron hasta que se les dio su hogar definitivo en uno adecuado.
En la foto vemos a Michaela Zimanova, una de los tres cuidadores, fundida en un abrazo con una de las leonas. Es una foto, pero en el breve video del reencuentro del que puedes gozar no hay solo un abrazo. Es una catarata de lamidos y abrazos de la leona sobre la feliz Michaela el pasado 5 de agosto. Michaela advierte: “¡No se os ocurra hacer lo que he hecho yo. Son y seguirán siendo animales salvajes, no gatitos domésticos!”
¿Y qué ha hecho Michaela? Amar. Amar de verdad. Intentar llegar a lo más hondo de la sensibilidad de dos animales (¡que la tienen!) y acompañarles en su crecimiento y en su adaptación a una vida y un lugar nuevos. Administrar su presencia y cercanía con verdadero afecto comunicado; construir una aceptación mutua observando, complaciendo, educando, exigiendo, acariciando.
Es una lección de maestros. ¿Es posible que el desvío en su conducta de nuestros hijos, de nuestros educandos, se deba a falta de amor? Sin duda. Sin ninguna duda. Sentir y manifestar amor en todo lo que se vive, lleva a identificarse con el que nos ama. Y desviarse de lo que se sabe que desagrada al que nos ama es una traición de amor que nunca cabe en la conducta del que se ha sentido abrazado por ese amor.
Los que han vivido esta experiencia no suelen comunicarla porque consideran tan elemental esa relación entre el amor y la fidelidad que la suponen en todos los padres y educadores.

martes, 22 de agosto de 2017

Agradecido? ¿Hay sentimientos?

¿Hay en los animales sentimientos? Me gusta acariciar un hecho más que conocido y viejo que tú recuerdas. Hace unos meses Brett Johnson, profesor de inmersión en la costa de la isla Cayman Brac, una de las islas del mismo nombre entre Cuba y Jamaica, narraba (y mostraba un video a propósito): "Vino hacia mí como para pedirme ayuda". Se trataba de un tiburón que nadaba suavemente hacia él y llevaba algo extraño clavado en la cabeza: ¡un cuchillo de 30 centímetros! Brett se sintió llamado a extraérselo y lo hizo. “Una vez que se vio libre del arma, sin duda agradecido, el animal se alejó rápidamente de allí”.
A nadie le extraña la conducta amiga, paciente, heroica de un perro hacia su amigo humano, grande o pequeño. Y contemplando escenas en las que observamos encantados esa actitud, quedamos asombrados.
¿Hay en los hombres sentimientos? Me pregunto esto porque el panorama que nos regalan los llamados medios despierta en mí dudas. ¡Claro que hay en los hombres sentimientos! El hombre (¡y la mujer mucho más!) es un manojo de sentimientos, un tesoro de sentimientos.
¿De dónde surge entonces la duda? De que ese panorama suele ser el que trafica con el interés, la morbosidad, el desahogo de los lectores, oyentes o espectadores  que quedan felices al comprobar que hay gente peor que ellos. Hay algo de esto. También atrae asomarse a hechos que tienen olor o sabor de misterio, de transgresión que uno no se atrevería a probar.
Pero lo que importa ante este mundo tan rico y serio de los sentimientos es que los eduquemos, porque podemos y debemos educarlos. Que los sentimientos se educan o no se educan en la familia, en la escuela, en los grupos, en las asociaciones lo demuestra la contemplación del comportamiento en la vida social, en la de los  medios, en la política, en tantas ocasiones de relieve más o menos sobresalientes ante las que nos preguntamos o decimos, por ejemplo, ¿De dónde ha salido este?, ¿Qué leche ha mamado este?, ¿Tendrá padre?, ¡Pobre madre!...
Los sentimientos se cultivan, se educan, se implantan con un comportamiento en el que el contagio se impone día a día, momento a momento, con cada aliento de la vida.

jueves, 17 de agosto de 2017

Rezad!! En las manos de un Dios Padre.

Habrás leído hace pocas semanas que un avión que volaba de Perth (Australia) a Kuala Lumpur (Malasia) tuvo que revolar lo volado y volver al aeropuerto de origen dos horas después de haber despegado. Saya Mae, una de las pasajeras, grabó y divulgó lo que ocasionó aquel rápido regreso: el avión, poco después del despegue y de un fuerte “bramido”, empezó a vibrar aparatosamente.
La seguridad en aviación es admirablemente casi total. De los más de 102.500 vuelos diarios y la presencia en el aire en un momento dado de más de 11.000 aviones, los que vuelan lo hacen respondiendo lealmente a lo que los pasajeros esperan de ellos.
Pero aquel 26 de junio para el avión de AirAsia las cosas se atravesaron. Y el capitán, un hombre, sin duda, bien construido, habló pidiendo tres cosas: colaboración, permanecer bien sujetos a los asientos y rezar. 
En un vuelo, como en el resto de su vida, hay quien se siente en las manos de Dios e ilumina de un modo especial su contacto interior con Él. Otros, menos acostumbrados a mirar “más allá” de su propia medida, lo evocan también y lo invocan con confianza para que no pase nada o por lo que pueda pasar. Otros se preguntan qué puede hacer Dios si el avión despegó, programado por un pequeño descuido de alguno de sus cuidadores, como un airoso y plural ataúd. También hay quien vive de un modo más simple su vida y no se ocupa de nada que no sea tangible y se pueda tocar y contar. 
Y, sin embargo, la oración (que no es, evidentemente, rezar o solo rezar) es el modo de existir de los que, inteligentemente, descubren en su vida la amorosa presencia de un Ser cercano, sensible, fuente del único verdadero Amor al que Jesús de Nazaret, el Hijo, definió como el Padre de todos.