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miércoles, 26 de junio de 2019

Cuvivíes y Ozogoche: una vida de esfuerzo y excesos.


Como sabes, los Cuvivíes tienen más nombres: Bartramia longicauda, Zarapito ganga, Correlimos batitú, Scoloprácida batitú… Y tienen el acierto de reproducirse y crecer en tamaño y fuerza en Estados Unidos para poder veranear en el Sur de América.
Para ello hacen cada año un largo viaje, sin parada ni fonda, en Julio y Agosto, y llegan en Septiembre a las metas soñadas: el Parque Nacional de Sangay del Ecuador a 3.500 metros sobre el nivel del mar. Y mueren a cientos al lanzarse “en picado” a un baño reparador en las aguas, si no heladas, sí heladoras, de las altas lagunas ecuatorianas. El corazón no soporta tantos excesos. Y allí acaba su carrera.
Su vida y sus costumbres nos quedan muy lejos, parece. Pero me aventuro a pensar que algunos jóvenes padecen del mismo mal. Una vida de esfuerzos en muchos sentidos: aguantar la imposición de padres y maestros; dedicar tiempo a cosas que ni les van ni les vienen, como son las que enseñan libros odiados y sin sentido; sufrir la horrible férula intelectual del estudio y del repaso; lidiar en los exámenes la embestida de unas preguntas para las que solo tienen, si acaso, una leve idea; renunciar a las libertades a las que se sienten llamados por la Naturaleza; tragar que otros que parecen más tontos, se adelanten en resultados y cimas como si ellos no mereciesen lo mismo …
Fallan los cimientos de la formación, las bases de la educación. No se ha descubierto la grandeza y la felicidad del hogar en el que cada uno aprende y asume para cada momento de su vida un quehacer propio. No se ha enseñado que el esfuerzo no es un castigo, sino una condición sin la que nada es posible construir, ensamblar, consolidar.
La alegría del deber cumplido debe ser de la primera que se enseñe a gozar. Engordar para lanzarse a un vuelo que acaba en un insensato lanzamiento en el placer ni es inteligente ni arrojo.
La sonrisa inteligente de los que caminan, ¡juntos!, por la senda debida, a pesar de los esfuerzos, renuncias y sudores, es la muestra más auténtica de que el hogar y el centro educativo aciertan con el tino, el estilo, el tiento, el aire de la mejor sabiduría. 

jueves, 6 de diciembre de 2018

Freeride Mountain Bike (Concurso de Saltos).


El pasado 30 de octubre (estamos en el año 2018) tuvo lugar una edición más de la Red Bull Rampage. A los profanos de esta asombrosa carrera se nos perdona que la describamos a otros profanos como una bajada en bici a tumba abierta. Los que saben la llaman freeride mountain bike. Y los cronistas comunican que el ganador, con 89,66 puntos, fue el canadiense Brett Rheeder, de 25 años por delante de otros 18 competidores. Se realizó en Virgin en el estado de Utah. Y el autor de la proeza hizo dos backflip impecables  y un giro de 360 grados. Así lo afirman los testigos.   
Tuve ocasión de verlo, sin creer que Brett pudiese llegar a la meta, en este medio tan generoso de GOOGLE. Y quedé lleno de asombro.
Pero se me ocurrió que este hecho deportivo puede inspirar una convicción para nuestra misión de educadores. Lo que vi hacer a Brett no era fruto de una improvisación, de una idea loca, de una decisión sin cabeza. Era natural que antes de aquella victoria hubiese habido tanteos, fracasos, caídas, decepciones, atisbos del logro y decisión para llegar al triunfo.
Un sentimiento frecuente en nuestros muchachos es el de dejar de esforzarse porque pierden el atractivo en lo que buscan, no están acostumbrados a esforzarse, a perseverar, a convencerse de que los valores no se encuentran tirados por la calle, de que el triunfo es siempre fruto de una dedicación perseverante, odiosa a veces, efecto de la entrega de una personalidad madura o que se está empeñando en madurar.
La fuente de todos los triunfos es la persona: la persona con convicciones, con el deseo de llegar a ser alguien que sirva en una sociedad en la que es fácil que lo que se desea llegue de regalo, por puro deseo, sin haberlo ganado.

sábado, 1 de diciembre de 2018

El tesoro de Berthouville.

Los lexovios fueron un pueblo celta, en la costa de la Galia, inmediatamente al sur de la desembocadura del río Sena en la actual Normandía. Tuvieron dificultad en el trato con los vecinos y alianza, más tarde, para liberarse del dominio de Roma. Como es sabido no lo lograron.
Pero Roma dejó allí, cerca de la localidad que hoy se llama Berthouville, un tesoro: el Tesoro de Berthouville que descubrió casualmente Prosper Taurin, un labrador normando, el 21 de marzo de 1830.
Son unas cien piezas de plata, algunas de alto valor artístico como se puede comprobar en la figura del encabezamiento de estas líneas. Pasaron en seguida, por 15.000 francos, al Cabinet des Médailles de la Biblioteca Nacional de Francia.
Algunas tienen inscripciones votivas (Quintus Domitius Tutus, Propertus Secundus, Lucia Lupula, Merio Caneto Epatticus, Aelius Eutychus…) y parecen proceder del templo de Mercurius Canetonensis, dios venerado en la Galia romana.
La reflexión sobre este hecho puede despertar en nosotros de nuevo la necesidad de educar el respeto, el agradecimiento y, a veces, la veneración por el pasado. Llama la atención el esfuerzo que hicieron algunos de nuestros mejores artistas, por acudir a lugares donde trabajaban y enseñaban los maestros universales del arte. Antes habían sido los romanos quienes aprendieron en Grecia. Pero muchas ciudades de Italia, especialmente Florencia, Siena, Milán, Pisa, Venecia, Lucca, Verona, Roma… acogieron y enseñaron a contemplar la belleza proyectada en un mármol, en un lienzo, en un edificio, en una columna… ¡Y a copiarla! 

sábado, 18 de agosto de 2018

Juanelos: una historia de trabajo y entrega.


Quien se adentra en los terrenos del Valle de los Caídos descubre, al llegar al llamado Soto de la Solana y a unos seis kilómetros del Monumento, cuatro enormes columnas de granito de Orgaz, llevados a este lugar en el otoño de 1953.  
Proceden del proyecto de Juanelo Turriano para elevar agua desde el río Tajo a Toledo según deseo de nuestro Carlos V.
Ya antes de Turriano, en 1528, el Emperador había hecho venir a Toledo a un ingeniero flamenco, criado del conde de Nassau, según narra el luminoso cronista Francisco de Pisa: “... subió el agua desde los primeros molinos de junto a este puente de Alcántara hasta el Alcázar”. Pero el Tajo, celoso, se llevó, en un enfado, todo el ingenio.
Fue Felipe II quien, según nos cuenta Luis Hurtado de Toledo, párroco de San Vicente, en 1576 vio realizado el deseo de su padre: “Debajo del Alcázar sube un miraculoso y estupendo edificio que el subtilísimo Juanelo Turriano de Cremona, príncipe de la arquitectura y servicio de su majestad, con ocho órdenes de caños de metal, cuatro en cada escalera, los cuales semovientes y laborantes arrojan dentro de dicho Alcázar dos caños del grueso de un real de a ocho cada caño, y estos andan y trabajan de día y de noche porque su movedor  es el mismo río, con unas ruedas y artificio casi sobrenatural...”.
Estos hechos, lejanos e irrepetibles, nos hablan del empeño, el tesón, el estudio, el esfuerzo, la colaboración, el recurso... que ennoblecen a tantos grandes personajes de nuestra fecunda historia. Y nos invitan a que, aun sin programar quedar en ella como personajes ilustres, hayamos vertido la luz de nuestro entusiasmo como grandes, medianos o humildes creadores de una honrosa historia de trabajo y entrega.  

viernes, 3 de agosto de 2018

Educamos o no educamos?


Cuando hablamos de desempleo, estudio, trabajo, abandono de estudios, sueldos… lo hacemos a veces (o muchas veces) con un cierto aire de compasión, cuando no de protesta o de abierta acusación. Acusamos al “sistema”, a los responsables políticos, a los mandamases de las empresas, a los educadores e instituciones consagradas al estudio… Es posible que no tengamos presente, por ejemplo esta triste nota suficientemente aireada: “687.430 alumnos de 18 a 25 años han dejado de estudiar al terminar la ESO y, por consiguiente, no tienen ni el Bachillerato ni una Formación Profesional de Grado Medio”.
Los que estudian esta situación atribuyen el abandono a la tentación de contratos inmediatos, aparentemente fáciles y parciales; a la postura insuperable del desdeño por el estudio heredada con frecuencia en la familia, al bajo nivel de estima de los padres, amigos y compañeros hacia la tarea intelectual y el mundo del pensamiento, a la rigidez del sistema escolar, a lo poco atractivo o lo mucho inaguantable que resulta la disciplina escolar. 
Me aventuro a creer que en el punto de partida, en el fondo, en las causas de ese problema está la “falta de educación”. ¿Por parte de quién? Mayoritariamente de los padres. La educación debe llevar, como una de las convicciones más enérgicas, el sentido de exigencia. La vida es exigente. Cuando una planta no recibe humedad se seca. Cuando un animal no se impone luchar y matar para poder comer, languidece y muere. Solo una actitud de exigencia mueve a obtener las condiciones necesarias para lograr una existencia sana, fuerte y digna.
Si esto sucede en el mundo de la vida de plantas y animales, se aplica con mayor dureza (y, evidentemente, con otro estilo) en la humana. Fue siempre así y seguirá siendo de un modo creciente así.
No me gusta”, “Me cuesta mucho”, “Es muy difícil”, “¿Para qué me sirve?”, “Esto no hay quien lo trague”… vienen a ser con frecuencia argumentos suficientes para que sucumban padres que no educan e hijos que no se dejan educar o no reciben la educación que necesitan.

martes, 24 de julio de 2018

Fortitudo Mea In Rota (Mi fortaleza está en la rueda).


La Insigne Colegiata Abadía Mitrada de San Andrés Apóstol es la catedral de Carrara. No es muy grande. Pero es bellísima. Se empezó a construir en el siglo XII y creció durante otros dos y ofrece a los que la visitan un intenso recorrido de fe, arte, historia y de adhesión a la propia identidad ciudadana.
Pero el nombre de Carrara suena más cuando se la relaciona con su bellísimo mármol. Parece que en la Edad del Bronce, además de utensilios de esa aleación, se hicieron de este mármol útiles domésticos y figuras votivas en algunos enterramientos.
Desde los años 40 anteriores a nuestra era, los romanos se encargaron de convertir la noble piedra de Massa en regalo para el arte y para la historia. Llamaron marmor lunensis a esta piedra de los “Alpes Apuanos”, por su coloración blanca sin vetas con una cierta tendencia a un leve azul, como el de la Luna. O tal vez porque la embarcaban en el cercano puerto de Luni. El Panteón y la Columna de Trajano, por ejemplo, deben a estas canteras, según los entendidos, parte de su brillante alcurnia.
Y en el arte y la construcción para el recuerdo, la fe y la nobleza espiritual de sus admiradores se volcaron los hombres del Renacimiento, como por ejemplo los hermanos Pisano. Y, con su obra inimaginable, Miguel Ángel Buonarroti. Este genio, con 24 años, recién llegado a Roma firmó (“Bonarotus” ¿buena rueda?) en agosto de 1498 con el Cardenal Bilhères, embajador del rey de Francia, una imagen de la Virgen con Jesús muerto en sus brazos, para la capilla de santa Petronila, que era la necrópolis de los franceses insignes que morían en Roma. 
Miguel Ángel dedicó casi un año en elegir y transportar el bloque que le habría de servir para convertirlo en piadosa maravilla.    
Pero en esta ocasión vaya el acento al lema de los “Carrarenses”. Carrara viene de carro. Y muchos “carreros” volcaron en el transporte de este oro blanco, días y sudores, parte de su vida. De ahí el precioso lema que se repite con las cuatro palabras que abren estas líneas: Mi fortaleza está en la rueda. Y hay muchas ruedas, grandes, medianas y pequeñas en la ornamentación de Carrara. La rueda, los sudores y el trabajo han dado fortaleza y grandeza a los hombres de estas tierras.              
Sus vidas y su ejemplo deben servir a quien sueña con ser alguien grande que solo el sudor, el trabajo, la constancia, el tesón,  el esfuerzo y la “rueda” lo hacen posible.

sábado, 14 de julio de 2018

El CF Chievo: un ejemplo de superación.


Los aficionados al fútbol, se juegue donde se juegue, conocen al equipo italiano Chievo, Al menos de nombre. El Chievo viene a esta página, no como un dato deportivo, sino como un ejemplo de estímulo, entusiasmo, entrega, fe, constancia (que es mucho más que entusiasmo) y amor.   
Nació en 1929 como parte de la Opera Nazionale Dopolavoro fascista en un apartado barrio de Verona. Tenemos ante nosotros la nobleza de la ciudad de Verona en la que Shakespeare llevó el amor de Romeo y Julieta, aunque nacidos en Siena.
En 1936 sus problemas económicos parecían acabar con su existencia. 
Acabada la Segunda Guerra Mundial renace y entra en Segunda División. Y poco a poco se afianza, impulsada por el entusiasmo de su gente de modo que en 1959 logra la categoría superior italiana.
Empresarios y entusiastas la aúpan y en 2001 recobra su honroso puesto en la serie A, es decir, la Primera División. Tener en cuenta que representa a un barrio de Verona que no tiene muchos más de 2.500 habitantes es pensar que su historia es fruto de generosidad, constancia, entusiasmo, personas que creen, que se entregan… Sigue en Primera, aunque su permanencia es cada temporada un milagro de fe en su fútbol.
Las metas que proponemos en nuestro arduo trabajo de educadores no pueden ser puntos de llegada, sino triunfos sobre la tendencia innata a no esforzarse, a contentarse con lo que parece que basta. “¡Ya está bien!” no puede ser ni nuestro raquítico ideal ni el deseo final de quienes tienen capacidad, necesidad y fuerzas para llegar todo lo arriba que se pueda.
Hubo una agrupación alpinista que se exigió vivir un lema –y un camino de acuerdo con el lema– encerrado en la palabra latina SPEM que expresa con valentía el programa de su existencia: SEMPER PLUS ET MELIUS (para los que olvidaron el Latín: SIEMPRE MÁS Y MEJOR) que no puede quedar en una bocanada de optimismo, sino que debe convertirse en un programa de vida.

domingo, 24 de junio de 2018

Lo "cómodo" no puede educar...


Quedó varado en la costa meridional de Tailandia, hace unas semanas, un calderón, es decir, una ballena piloto o delfín. No hacía lo que los científicos de habla inglesa les atribuyen como spyhopping, elevarse sobre la superficie para espiar. Lo hacía para morir en la playa.  El biólogo marino Thon Thamrongnawasawat, de la Universidad Kasetsart de Tailandia, no tuvo dudas: “Con 80 bolsas de plástico en el estómago no puede vivir”. ¡Ocho kilos de porquería insoluble en vez de alimento asimilable!
Por mucho que me apene el plástico, mi reflexión no va contra él, sino contra el hombre que se envuelve, con el plástico y con muchas actitudes vitales, en el criterio de adoptar la comodidad como norma para vivir mejor.
Nuestra responsabilidad como educadores de una materia moldeable no puede ser la de admitir que lo importante es no esforzarse. Y, sin embargo, el mercado de productos y métodos de hoy suele crecer cuando se ofrece la posibilidad de no sufrir, no esforzarse, no exigirse.      
Da pena oír la respuesta de un muchacho que empieza un nuevo periodo de su formación como futuro profesional y, sobre todo, como actual persona: “¡Es muy difícil!” “¡No se acaba nunca!”, “¡No me gusta!”, “¡No hay quien lo trague!”
El plástico fue (o nos pareció que era) un invento admirable. La solución a un montón de problemas. Pero tal vez no advertimos el mal que lleva en su entraña.
Y la reflexión que sigue, por si pudiese afianzar convicciones, es que no podemos educar acudiendo al criterio de lo cómodo como criterio que lo preside todo.
Los hombres más grandes de la historia se hicieron grandes siempre en medio de la dificultad o, al menos, del esfuerzo. Porque son la dificultad y el esfuerzo los alimentos espirituales que hacen al hombre compresivo, acogedor, emprendedor, pertinaz en el bien, en la generosidad, en la renuncia…       
Hubo quien, teniéndolo todo a su alcance, quisieron hacer el camino en la penuria de medios y de ayudas. Sabían que lo importante al final del camino no es tener, haberlo hecho, sino ser, haber sido capaz de luchar y vencer, haberse preparado para darse y dar. 

viernes, 5 de enero de 2018

Qué pasa? En un mundo fácil no se madura.

Hace ya algunos años mi sabio y buen amigo, claro de ideas y añoso de edad, me preguntaba: “¿Se ha dado usted cuenta (aunque me ganaba en años me trató siempre  de ‘usted’) de que las mamás arreglan a sus hijos de modo que parezcan más niños y hasta a los varones los acicalan como si fuesen niñas?”.
Me he detenido en analizar en los tiempos que corren esa afirmación con el deseo frustrado de que aquel agorero no pudiera ver cumplido su temor en muchas de las manifestaciones de la vida de hoy.
No hace falta ahondar mucho en los discursos, escuchar atentamente las acciones, proyecciones e intervenciones políticas, observar las apariciones sociales, la conducta de algunos artistas, las reacciones de algunos deportistas, el ofrecimiento de modas y modos… para preguntarnos, en efecto: «¿Qué pasa?».
La vida es hoy, para muchos, fácil. Y en un mundo fácil no se madura. No madura ni la fruta que comemos, ni en muchos casos el pensamiento que maldigerimos, ni la conducta del que, a pesar de contar los años por decenas, sigue siendo niño caprichoso y mal educado, consentido y halagado en sus gracias inoportunas e insultantes, la zancadilla del vengativo, la petulancia del engreído, los empujones sociales, el egoísmo, el rechazo, la exclusión, la violencia más o menos abierta o claramente escupida, la injusticia como norma de trato, de organización y de vida.
Se echa mano de la legalidad para amparar al débil sin darnos cuenta de que la ley no es más que un estorbo que se salta fácilmente con subterfugios, interpretaciones egoístas, partidistas, teñidas de amiguismo, interesadas para el que quiere salir con la suya.
¿Qué falla en el origen? Padres maleducados no pueden educar, madres negligentes no pueden orientar, educadores partidistas no pueden encauzar por un camino justo, honrado, generoso, abierto al otro, a todo otro… no siempre para seguirle, pero sí siempre para discernir, optar y echar a andar con la dignidad que eleva sobre la insolencia, el egoísmo y la bufonada. 

jueves, 13 de julio de 2017

Pink and White, la octava Maravilla.

Pink and White Terraces llamaban en nueva Zelanda hasta el 10 de junio de 1886 a las enormes piscinas de piedra rosa y blanca formadas por la Naturaleza, redondas, incrustadas en terrazas de sílice y desde las que sus aguas termales caían en el gran Lago Rotomahana de la Isla del Norte (o Te Ika un Maui en lengua maorí). Eran, dicen, la octava maravilla del mundo. ¿Qué pasó aquel 10 de junio? El volcán Tarawera volcó sobre ellas su lava y su fuego y quedó borrado aquel admirable paraíso.
Al cabo de los 131 años pasados, dos investigadores, Rex Bunn y Sascha Nolden, dicen: "Todo yace a lo largo de la orilla bajo 10 o 15 metros de lava y fango. Tenemos que excavar". No se sabía dónde estaban hasta que dieron con unas notas de 1859 del geólogo y cartógrafo Ferdinand von Hochstetter que les dieron el espaldarazo para ponerse a investigar: ¡la octava maravilla estaba allí!
Estas líneas no son una invitación para visitar la tierra de la haka, el desafío de los maoríes antes de un partido; o la tierra donde se rodaron las escenas de exterior de El Señor de los anillos y de El hobbit.
Son una convencida incitación a la lectura. En una etapa de la historia en la que las imágenes son casi el único alimento del hombre, vale la pena detenerse a pensar, no tanto en el mal que puedan hacer y que tantas veces hacen, sino en el vacío que ese ejercicio casi continuo provoca en la personalidad del hombre hoy. Y más y peor, en la de los niños y jóvenes mañana.
Vale la pena proponer de manera inteligente en la escuela y en el hogar un criterio que lleve a apreciar la grandeza intelectual y espiritual de la lectura. 

jueves, 1 de junio de 2017

Seis horas en Internet.

Como sabes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) realiza desde 2000, cada tres años un estudio sobre el rendimiento académico en matemáticas, ciencias y lectura de estudiantes de 15 años a partir de unos exámenes en diversos países. Al estudio-informe lo llaman, para acabar pronto, PISA, que viene de Programme for International Student Assessment (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) y busca obtener datos que ayuden a los países implicados a mejorar la instrucción de sus muchachos.
De lo descrito hasta aquí puedes deducir que a muchos no les convence este empeño, pero como eso pasa con todo, nos ponemos de parte de PISA para hacer una modesta reflexión a partir de algunos datos de su primer informe de 2017.
El coordinador del informe, Andreas Schleicher, decía que el grado de satisfacción de los estudiantes en España es de un 7,4 (de 0 a 10) por encima de la media de la OCDE. Pero añadía que, en cambio, “se observa un nivel de ambición personal inferior a la media de la OCDE, el 58 por ciento frente a la media del 71% del resto de países europeos”.
Es decir, parece que los estudios van bien. O, al menos, mejor que en otros países. Pero también parece que la mirada hacia el futuro, a partir de su condición de estudiantes, es menos entusiasta que  la europea.     
He escrito arriba “instrucción”. Pero importa sobre todo “educación”. Y en la educación, es decir, en la forja de hombres (¿suena bien, verdad?; ¿y por qué para algunos está trasnochado?) se encuentra no sólo la tarea de acompañar hacia la felicidad al obtener un trabajo seguro, aceptable y bien remunerado, sino la de construir un mundo solidario, generoso, acogedor, luminoso, ambicioso en el que sea posible un protagonismo que arrastre hacia los demás. Puede suceder que la actitud más común sea cuidar la propia parcela personal ¡y que me dejen en paz!
Cuando se ofrece a los adolescentes la meta de que sean algo más que ellos mismos se despierta naturalmente la ambición de crear un mundo en el que los demás cuenten, los demás sean también parte del propio proyecto vital.
Tal vez el hecho de que un 22 por ciento pasa seis horas diarias en internet, dibuja el perfil de quien huye de sí para no encontrarse con nadie.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Cazado? La fuerza para oponerse.

Londolozi” es una reserva privada de caza en Sudáfrica. Está al lado del largo río Sand, afluente del larguísimo Limpopo, y en el centro de la reserva de caza Sabi Sand en el Parque Nacional Greater Kruger. Londolozi es una palabra zulú que viene a significar, más o menos, “protector de todas las cosas vivas”: precioso nombre para un propósito más precioso aún.
Hace poco vi un asombroso video en el que trece leones (leonas en su mayor parte y parecían jóvenes) trataban de hacerse con un puercoespín crestado. Era de noche y un interesado testigo iluminaba la grabación de la escena con una potente linterna.
El puercoespín crestado (Hystrix cristata) es un roedor de cuerpo macizo que lleva cubierto con espinas afiladas de unos 35 centímetros y que puede medir 85 centímetros y pesar más de 20 kilos.
Los leones se acercaban, con ganas de cobrar la pieza, sin llegar a tocar aquella defensa amenazante. El hystrix reaccionaba haciendo notar que no estaba para jugar y moviéndose hacia adelante o hacia los lados logrando alejar a los intrusos en su camino.
¿Cómo acabó? Lo que vi fue el cansancio de los leones y su desfile en la oscuridad.
Pero me vino este inocente pensamiento: ¿No he presenciado la imagen del acoso que a veces sufren nuestros muchachos de los “amigos” con los que comparten horas y noches? La intención de la chusma es asimilar al novato a sus modos de respirar y vivir. Pero ¿está dotado nuestro muchacho de la decisión para decirse “no” y decir “no” a los que le acarician? ¿Han tenido en la “escuela” de su familia el regalo de una cercanía que suscita confianza, de una claridad que despierta decisión y de una fuerza que se opone a cualquier sugestión extraña a un estilo familiar de conducta? Podríamos lamentar la ingenuidad de la inexperiencia, pero no perdonarnos la necedad de nuestro disimulo.     

sábado, 25 de febrero de 2017

Jabón de Alepo.

El jabón de Alepo, que tiene más de dos mil años de antigüedad y que los cruzados trajeron a Europa en el siglo XII, se llamó en España Jabón de Castilla. Es – dicen – el jabón más puro. Se hace a base de aceites de oliva y de laurel, hidróxido de sodio y agua. De esos cuatro componentes se logra que el producto suavice, hidrate y evite la oxidación y el envejecimiento de la piel. Es antiinflamatorio, antiséptico y equilibra las pieles grasas, además de hacer sentir su agradable aroma peculiar. La tradición de este jabón muere también en su patria por la producción en el mundo de tantas fórmulas como aparecen cada día. Pero el de Alepo ha sufrido últimamente además la guillotina de las bombas.
Sin embargo, en Santeny, Sureste de París, el jabonero sirio Hassan Harastani  sigue haciéndolo. “Tenía una producción modesta, pero el estallido de la guerra nos obligó a huir a mi familia y a mí. Dejamos todo, casa, trabajo, amigos...”.  Harastani exportaba sus productos, antes de la guerra, a Francia, Italia y Alemania. “Hacer jabón es todo lo que sé hacer desde hace 34 años. Gracias a la ayuda de Samir sigo haciéndolo todavía”. Samir Constantini es un doctor en Química dedicado a la cosmética. En 2004 había establecido con Harastani una pequeña fábrica de jabón en las afueras de Alepo: “Alepia”. Samir le precedió en su salida de Siria y le convenció desde París de que podrían seguir fabricando el Jabón de Alepo en Francia. Y allí siguen. “Volveremos a Siria a hacer el jabón; pero ahora estamos en Francia y seguimos trabajando”.
¡Cuánto podemos acoger para nuestra experiencia de educadores de Harastani! Su fidelidad a la propia identidad, hasta emprender un camino conocido, pero tan lejos de su tierra. Su fe en el valor de lo que hace: para quien no conoce su jabón, insignificante; para los que lo han usado, maravilloso. Su entrega al trabajo con la pasión de quien se siente creador de un bien, no solo fabricante de un producto. Valentía en dejar su tierra y reanudar en otra, lejana y desconocida, el trabajo que ha llenado sus 34 años de vida e ilusión. 

viernes, 10 de febrero de 2017

Ejemplo de cómo hacer mecatrónica.

Copio, entresacando, de la crónica de Alicia Pérez en El Norte de Castilla del 11 de diciembre de 2016.

“Son Enrique Pastor y Sergio Pérez. Tienen 22 y 24 años y son los estudiantes zamoranos de Formación Profesional (FP) Dual que han ganado la medalla de oro en la competición europea 'Euroskills 2016' en la modalidad de Mecatrónica, celebrada en Gotemburgo (Suecia) del 1 al 3 de diciembre. La competición durante tres días no fue fácil. Se sometieron a situaciones reales de la instalación, mantenimiento y optimización de líneas de producción industriales junto a 500 jóvenes procedentes de 28 países europeos y siete delegaciones de países no europeos invitados. Las pruebas consisten en el montaje de varias máquinas que se llaman maquetas y que son una simulación de un proceso industrial. El enunciado de la prueba propone la máquina y a partir de ahí, los jóvenes empiezan a montar y a poner tornillos y cables. Les acompañaron también los nervios y la presión, pero ahora pueden decir bien alto que mereció la pena.
«Fue muy duro, para nosotros a nivel personal mucho más duro que en el mundial», explica el joven Enrique Pastor sobre una competición en la que, desde el principio,  fueron conscientes de que podían hacerse con el oro y fueron «a por todas». Aun así, el último día pensaban que se quedarían en la tercera o cuarta posición y no se creían que España, representada por ellos, finalmente quedara la primera, por delante de Reino Unido y Noruega. «Fue la locura total», recuerdan sobre el momento en el que se hicieron públicos los resultados.
Alumnos del ciclo formativo de Grado Superior en Mecatrónica Industrial del Instituto de Educación Secundaria (IES) Universidad Laboral de Zamora, recibieron la felicitación del consejero de Educación, Fernando Rey, por haber conseguido un galardón que el responsable de la Junta calificó de fantástico y a ellos, de «excelentes». Es indicio, según aseguró, de que el nivel de la FP en el centro y en la comunidad es muy alto.
Esta visita y el premio suponen para los jóvenes zamoranos la recompensa a todo el esfuerzo y al tiempo empleado en los entrenamientos durante más de año y medio. Además de un orgullo personal, creen que puede ser beneficioso para su futuro y también para el instituto. «Dieron un ejemplo de cómo hacer mecatrónica. Se veía una concentración de expertos miembros del jurado viendo como ellos hacían lo que hacían, aprendiendo de como ellos hacían lo que hacían», recuerda Julio Miñambres, profesor y preparador de los jóvenes que además formó parte de la delegación española en la especialidad de mecatrónica y del jurado de expertos. «Elegí a los alumnos según mi leal saber y entender», afirma sobre una decisión con la que acertó de pleno y de la que ahora se muestra orgulloso.
Para ello, tuvo en cuenta que los alumnos tuvieran un mínimo de talento y los ganadores de la medalla de oro «superan el mínimo con creces». Junto a esto, destaca el profesor la capacidad de resistencia y de sacrificio de Enrique Pastor y Sergio Pérez y su inteligencia para «saber sufrir, escuchar, aprender y saberse dirigir para llegar a donde han llegado…Han demostrado en el europeo que están por encima del resto de los países». 

martes, 20 de diciembre de 2016

Grandote.

Acabo de leer, y aquí te los ofrezco, querido amigo, unos versos que llevan el título de La calabaza y la fresa, originales de Joaquín Mª González de la Llana. Van los versos, por comodidad mía, sin su acostumbrada y nativa forma de “en su lugar descanso”, pero no creo que en pelotón te den fatiga o desasosiego.

"Quejábase amargamente una oronda calabaza de que, al venderse en la plaza, no la apreciaba la gente con ser tan grande su traza. En cambio, con gran sorpresa y con enfado veía lo que ella no comprendía: que, siendo chica la fresa, por más precio se vendía. Y decía: “Es muy extraño que una cosa tan pequeña la gente en comprar se empeña; y a mí, con mayor tamaño, me desprecia y me desdeña”.
Dijo la fresa: “¿Te extraña que todo el mundo me elija? Es que a la gente no engaña lo grande; solo se fija si es sabrosa nuestra entraña. Tú eres grande, ¿quién lo duda?; mas, aunque eres tan panzuda, es tu entraña hueca y sosa; mientras que es dulce y carnosa la mía, con ser menuda”.

No es lo más grande mejor: hay hombre que en apariencia es grande y, a lo mejor, está vano en su interior y es insípida su ciencia.
Cuando un niño se coteja con su padre, y con su madre una niña, les vienen ganas de ser grandes. ¡Cuántos gestos hemos reído o… lamentado a propósito de esas ganas!
No tenemos, tal vez, en cuenta que el deseo de aparecer o gustar es natural e innato. Pero no debe nunca afianzarse como “criterio de su crecimiento”. Comentar (más que elogiar), celebrar (y no halagar), alegrarse (y no presumir) de pasos, cortos o largos, en la maduración de su personalidad pueden hacer, sin engreimientos, que se estimule el esfuerzo, se fomente la confianza en sí mismos, y el orgullo de parecerse a lo más noble del árbol en el que han crecido.

viernes, 21 de octubre de 2016

Los Bradypus (pies lentos).

Los bradipos tridáctilos, cuyo nombre griego significa, más o menos, de pies lentos con tres dedos, comparten su mundo con sus parientes más próximos, los bradipos didáctilos, de dos dedos. Son solitarios, tal vez porque necesitan dormir unas 19 horas al día. Con tan lento ritmo (se mueven a 0’24 km por hora) y tanto sueño, llegan a vivir alrededor de 12 años.
No son capaces de mantener una temperatura corporal constante, como sucede en otros muchos mamíferos. Y por eso necesitan vivir en un ambiente tropical húmedo de clima suave constante de 22º C. Los machos viven toda su vida en un árbol, siempre el mismo. Y lo dejan solo para cumplir con sus deberes de macho, entre marzo y abril desde que tienen tres o cuatro años, hecho lo cual vuelven a las ramas de su árbol-domicilio. Las hembras atienden a su único cachorro, de unos 400 gramos, que come ya desde el primer mes de vida. Con seis meses se convierte en el rey del árbol que la madre tiene que abandonar.
Parecen monos, monos perezosos, pero no lo son. Son xenatros, es decir, de brazos raros. Y no tienen dientes. Sí, son los llamados injustamente perezosos. Y debemos decir injustamente, porque ¿qué van a hacer los pobres si son lo que son?
En la sociedad humana nacen también, crecen y se afianzan como tales, porque heredan los modos o porque se los infunden sus padres con una educación  manca de sentido de la convivencia, del “sentido del otro”, perezosos. Se los ve ocupados en roer y no hacer nada el tiempo en que no duermen; distraídos del quehacer familiar o comunitario cuando hace falta hincar el codo; en cambio, cuando tocan a fajina aciertan siempre con el mejor  bocado.
Mimar significa halagar. Pero también expresar, enseñar algo en silencio, con gestos. ¿Estoy seguro de que, mientras trato a mis hijos, a mis “pupilos”, cultivo el agrado de vivir con ellos y para ellos, juntamente con el ejemplo que les haga aprender de mi conducta el descubrimiento de que existen otros y de que, por tanto, debo tener en cuenta, en mis sentimientos, actitudes y acciones, al otro? Difícilmente una conducta en los padres y en el educador queda baldía cuando está adornada de prontitud, teñida de diligencia, embellecida por la generosidad y el afán de servir. 

domingo, 2 de octubre de 2016

Gerónimo no se llamaba Jerónimo.

Gerónimo no se llamaba Jerónimo, sino Goyahkla, expresiva palabra que significa Elquebosteza. Y pertenecía a los apaches del Oeste o chiricauas. En 1859, cuando Goyahkla tenía unos 30 años, un grupo de chiricauas acudió al campamento militar mejicano cercano a Sonora para comprar y vender. Militares mejicanos aprovecharon la ausencia de hombres en el campamento apache y asesinaron a todos los que pudieron. Entre ellos la madre, la mujer y tres hijos de Goyahkla. Y empezó la leyenda de Goyahkla al que ya llamaron Jerónimo. Bajo la persecución de los mejicanos, primero, y después de los norteamericanos, huye, ataca, es herido a muerte, es respetado como chamán que adivina, entona canciones misteriosas, posee clarividencia sobre hechos y personas, interpreta los signos de la Naturaleza... Y decía que no había bala capaz de matarle.
Cuando en 1876 el gobierno de los Estados Unidos decidió trasladar a los apaches de reserva en reserva de Arizona y Nuevo Méjico, Jerónimo volvió a ser lo que había sido: fue objeto de persecuciones y detenciones y sujeto de fugas y desapariciones… Se dice que hubo unos meses en los que hasta 5.000 soldados norteamericanos y 3.000 mexicanos intentaron acabar con él. Y los periódicos le convirtieron en el villano más temible y detestable de la nación.
Durante una de estas persecuciones, Jerónimo y sus hombres consiguieron tender una emboscada a la patrulla del ejército americano que los perseguía mandada por el teniente Marion P. Maus. Y para el teniente Marion Maus le pidió  en una carta a su General que le concediese a Gerónimo una condecoración por la valentía y el arrojo manifestados en el choque. 
En 1886 se rinde junto con un reducido grupo de 450 apaches. Se los traslada a una reserva en Florida y después a Alabama, donde una gran parte de ellos muere de tuberculosis y por fin a la reserva de Fort Sill (Oklahoma). Allí se hace cristiano, hace escribir su autobiografía y va a caballo a Washington para pedir al presidente Roosevelt que deje a su pueblo volver a Arizona. Murió en 1909 con más de 80 años tras la caída del caballo y haber pasado la noche en una zanja. 
Y repasados algunos pasos de Jerónimo, escuchemos algunas de sus palabras, llenas de la sabiduría de un hombre grande de espíritu que, sin duda, se manifestó violento solo para defender la dignidad de su pueblo: Cuando se abata el último árbol, la última playa quede envenenada y se pesque el último pez, el hombre se dará entonces cuenta de que el dinero no se come.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Educar.

Acabo de leer la reseña en La Vanguardia de una entrevista a la catedrática de Español y asesora del Ministerio de Educación sueco Inger Enkvist. Se refiere a los cimientos de la educación en Occidente. Y afirma, por ejemplo: "Se ha creído que la educación era un bien ya conquistado y han dejado de exigir esfuerzo a los alumnos". Dicho de otro modo, sin duda peor: el esfuerzo no es una actitud que se considere fundamental (de “fundamento”, es decir, cimientos) en la consolidación de la personalidad de los hijos y alumnos. O, traducido a otro modo, nuestros hijos y alumnos no maduran. Probablemente porque en la maduración de los padres y educadores ha faltado la convicción de que sólo crece el árbol que lucha por su propia vida, de que la “selección natural” es un proceso inevitable. “Que no sufra”, “Que no tenga que esforzarse”, ”¡Pobrecito! ¡Es tan pequeño!”. Y lo logran: pequeño se queda aunque le crezca al cuerpo, el mal genio, las exigencias y las ganas de que le den las cosas hechas.
Cree Inger “que es un error considerar que todos los alumnos se esfuerzan y por eso no exigir resultados, motivo por el que ahora, el alumno se percibe como algo «intocable». Sigo copiando lo que nos dice la profesora Enkvist: "… para que haya inclusión todo el mundo tiene que aceptar hacer su trabajo. Si anteponemos la convivencia al aprendizaje se hunde todo". Y "el aprendizaje mejora la convivencia" y no al contrario.
De Finlandia elogia: "… preparan muy bien a los niños en primaria, establecen buenas costumbres de trabajo con apoyo inmediato al alumno que lo necesita para que no acumule retraso". Lo que hay que hacer es dejar claro a los alumnos que "no pasarán de curso si no se saben las materias". "…Si el alumno no llega al segundo ciclo sabiendo leer de manera fluida y no tienen un conocimiento del mundo, están completamente perdidos en el entorno educativo, en su mundo privado y lo estará en el laboral".
Sigue afirmando que la educación debería primar la calidad de la enseñanza sobre la cantidad de horas que se pasa en el colegio -"los finlandeses están 5 horas en el colegio y no tienen demasiados deberes porque en casa se dedican a leer". Y  destaca que "la educación no debería ser una cuestión política…. Se debería permitir a la familia elegir la lengua vehicular si lo que queremos priorizar es el dominio del lenguaje".
"Lo más importante es que los niños tengan vocabulario y conocimientos, y para eso escuela y padres deben estar de acuerdo y fortalecer la lengua materna, así es más fácil aprender el otro idioma, pero como materia. En mi país se dan tres clases de sueco por semana en sueco y todo el mundo habla sueco", porque hay que tener claro, dice esta catedrática de español, que "la lengua es un instrumento, no una meta". "Si una sociedad se cierra está quitándole oportunidades a sus jóvenes".
“Destaca la necesidad de tener buenos profesores y recuerda que en países como Finlandia, «a los profesores de preescolar se les exigen una nota de corte muy alta, y todos tienen un máster. Los padres saben que están muy preparados y los alumnos que ser profesor es muy difícil y que los suyos están entre los mejores del mundo. De un buen profesor no te olvidas jamás».

viernes, 17 de junio de 2016

Suricatos.

O suricatas, ya que su nombre científico es suricata suricatta (¡un respeto!). Viven en el Sur de África (Namibia, Botsuana -desierto de Kalahari-) y, aburridas, en algunos zoos. Es una mangosta, la más pequeña, prima hermana de la garduña, conocida entre nosotros. Se asocian en grandes grupos, en los que solo una pareja suele ser la que reproduce, mientras que los demás componentes se resignan a colaborar alimentando a las crías. Las hembras son agresivas entre sí para mantener o lograr el papel de madre. Y lo hacen engordando. Los machos dejan el grupo cuando están en condición de ser dominantes y buscan serlo en otro grupo. Son muy sociales y juegan y fingen luchar y perseguirse, especialmente las  crías.
No es que sean un ejemplo para nosotros, pero la tentación de poder más para mandar más es parecida. Nos cuesta ser parte de un todo y tendemos a sobresalir, a que se nos haga caso, a que nos den una prebenda en la que logremos que se nos tenga en cuenta o podamos gobernar nuestro corralito. A lo mejor no nos atrevemos a decir la última palabra y nos resignamos a decir la penúltima  o no decir ninguna. O a lo mejor tenemos siempre alguna palabra que decir y nos gusta, no solo que se nos oiga, sino que, si es posible,  nos sigan. 
Son admirables esas mujeres y hombres de pocas palabras pero de mucha entrega, de entrega generosa, de entrega generosa. Parece que no vale la pena fijarse en ellos. Hay quien los tiene, tal vez, por puros peones. Pero el que no avancen a caballo no significa que no sean quienes mejor construyen, más luchan, más aportan… En realidad son más.

domingo, 24 de abril de 2016

La Herencia.

El perfil del Palacio de los Reyes de Navarra de Olite (Palacio Real o Castillo de Olite) ha despertado, sin duda alguna vez, tu atención y simpatía. Empezó a vivir como fortaleza (en aquellos tiempos todo tenía naturaleza de fuerza) en el siglo XIII. Y se remató en el siglo siguiente. Fue Carlos III, el Noble, quien en el siglo XV, comenzó la ampliación del anterior castillo, dando lugar al Palacio de los Reyes de Navarra. Y así te parecerá lo mires por donde lo mires, teniendo en cuenta la complejidad de su estructura y la variedad de sus estilos. Puedes apreciar esa variedad de elementos sobre todo si le sigues en su decadencia, su ruina, su abandono e incendios y, afortunadamente, su restauración y su vuelta a la belleza y a la vida a partir de 1923 y todavía en nuestros días.
Es tan bonito que se declaró como la primera maravilla medieval de España cuando cumplía cuatrocientos años de edad. Lo merece. ¡Lástima que los jardines que lo rodearon hayan desaparecido y se vea en lo alto, aislado, como un precioso trofeo encima de un armario. Pero todo se andará. 
Ese huevo que ves arriba le pertenece. No es sino la enorme tapa del enorme depósito de nieve como provisión para tiempos de sequía. Y me trae al pensamiento de nuestra actitud del vivir al día que hoy nos domina. Me atrevería a decir que “vivir al día”, pensando poco en el mañana y nada o casi nada en el pasado, es una enfermedad espiritual muy extendida. Y es grave porque, además de ser hereditaria, es gravemente contagiosa. El célebre y sabio carpe diem! de los romanos, tan mal entendido y tan peor aplicado, impera en nuestros ritmos. Y nos tiene sin cuidado cuando ahorramos esfuerzos en construir y construirnos sin que nos preocupe que, a lo mejor, la casa, hecha de ese modo, se nos puede venir abajo. El ahínco en estudiar, en capacitarnos para saber, para ser mejor, para vivir con más nobleza y servir con mayor honradez cede lugar al menor esfuerzo porque conocemos a muchos que sin esfuerzos de ayer van tirando hoy. ¡Y cómo tiran!