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jueves, 30 de mayo de 2019

Mare! Mare! Domani! Domani! (Madre... mañana...)


Don Carlos María Viglietti fue el último “secretario” de Don Bosco. Un secretario muy especial porque acompañó a nuestro Padre solo desde mayo de 1884 hasta su muerte (31 de enero de 1888). Pero fueron para Don Bosco tiempos especialmente difíciles. Tiempos de ascensión en la entrega, de sufrimiento físico, de disolución, de preocupaciones, de encuentro definitivo con el Amor.
Le acompañó en sus viajes a Francia en 1885, a España en 1886 y a Roma (inauguración de la Basílica del Sagrado Corazón) en 1887.
Para recordar la fisonomía de Viglietti basta asomarse a la preciosa fotografía del 3 de mayo de 1886 (don Egidio Viganó la calificó como la mejor foto de Don Bosco) en el jardín de la familia Martí Codolar de Barcelona. Es el joven salesiano que está exactamente detrás de nuestro Padre con la mano izquierda sobre el respaldo del sillón.           
Don Carlos María Viglietti escribió una CRONACA DI DON BOSCO (24 marzo 1885-31 enero 1888), que es una delicia, porque refleja la entrega de la vida de un grandioso corazón de padre en seis cuadernillos de humilde apariencia pero de indudable riqueza.
En estas Buenas Noches nos referimos solo a una página, la 140, sobre su recuerdo del día 29 de enero, en la que Viglietti nos dice: “Don Bosco repite con voz suave: ¡Jesús…!, ¡Jesús…! ¡Jesús y María, os doy con mi corazón mi alma! In manus tuas Domine commendo.. commendo spiritum meum! Oh Mare... Mare abridme las puertas del Paradiso!”
Hoy repitió cientos de veces: Mare! – Mare! Domani! Domani!’        
Nos hace bien saber que existen hombres sabios, santos, activos, entregados al servicio de los demás, llenos de méritos y grandeza que cierran la crónica de su vida con una palabra –Madre- que los funde en el Amor del “más allá”. 

sábado, 25 de mayo de 2019

Camina entre vosotras...

El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Salesianas, nació en Mornese (Italia), del corazón de una joven entregada al amor de las muchachas necesitadas de orientación, afecto y apoyo en sus vidas, María Mazzarello. Pero tuvo durante varios años su sede central en Nizza Monferrato.
Un grupo de Salesianas hacía ejercicios espirituales en esa Casa de Nizza en junio de 1885. Don Bosco, muy abatido de fuerzas, quiso ir a saludarlas y decirles una “buena palabra” como a él le gustaba definir las que salían de su corazón de padre. En realidad, iba a despedirse de ellas.
Le acompañaba (y le sostenía) don Juan Bonetti, un joven sacerdote salesiano.
Cuando Don Bosco empezó a hablar se refirió enseguida a la Madre de todos, a la Auxiliadora que daba nombre y protección a aquel Instituto. Y afirmó (con energía en su convicción, aunque con la natural debilidad en su voz encendida pero entrecortada): “¿Sabéis? ¡La Virgen está aquí… os quiere mucho… camina entre vosotras!”. Y se emocionaba visiblemente.     
Don Juan Bonetti le quiso aliviar y se introdujo diciendo: “Don Bosco quiere decir que la Virgen os quiere mucho y que…”.
Y Don Bosco, con la energía que sus fuerzas le dejaban, pero rotundamente, le interrumpió: “¡No, no: Don Bosco quiere decir que la Virgen está aquí… os quiere… y se pasea entre vosotras!”.
Esta introducción a unas Buenas Noches nos deben hacer sentir esa presencia de la Madre en nuestras vidas. Somos Bonetti que no vemos. Pero debemos ser Bosco con la limpieza, sencillez y, al mismo tiempo, grandeza, orgullo, seguridad y gratitud de hijos que sienten de verdad esa presencia de ternura constante, respetuosa, silenciosa y - ¡ojalá! – acogida, secundada, eficaz.

lunes, 11 de febrero de 2019

Diálogo...? O no es verdad.


Roger Rosenblatt comenzó su vida profesional como escritor y periodista. El teatro, la historia y la poesía moderna le abrieron después el paso desde muy joven camino de la cátedra. De las muchas cosas inteligentes que escribió está esta severa afirmación: Entre padre e hijo no puede haber monstruo más terrible que el silencio.
Que nos sirve para analizar nuestra conducta y relaciones en el ejercicio supremo de nuestra vida familiar: la comunicación. 
Parece natural que quienes comparten un mismo techo lo hagan también con la sangre y la palabra. Pero no siempre es así. Y porque es así se va abriendo un abismo en la “comunión” entre padre e hijo y se abre día a día una trinchera que los separa irremediablemente.
Conocí un caso en el que era el padre el que se desahogaba sin ser capaz de darse cuenta de que la situación la había creado precisamente él. La falta de una oportuna pero sincera declaración de afecto y estima fue dando cuerpo a una triste convicción en el hijo: “Mi padre no me aprecia, mi padre no me quiere, le tengo sin cuidado, hasta puede ser que me desprecie…”. Y el silencio se enseñorea en forma de desinterés e ignorancia recíproca… que va pervirtiendo poco a poco no solo la relación, sino la capacidad de transmitir palabras, sentimientos, estima, afecto y vida.
Si no se manifiesta el amor es inútil pretender lanzar puentes de otro tipo para poder acercarse al que es, por generación, por autoridad, por afecto, por cercanía la obra de nuestra vida.
Una vez más la palabra de Don Bosco bajo cuyo afecto vemos todo y vivimos nos vuelve a recordar que “la educación es cosa del corazón”.  

viernes, 8 de febrero de 2019

Primer contrato laboral de aprendizaje.


El afecto hacia Don Bosco de todos los suyos animó a atesorar escritos y documentos de su servicio paternal a sus muchachos. Se conserva, por ejemplo, un extenso y minucioso contrato de aprendiz de carpintería a favor de uno de ellos, Giuseppe Odasso, en el taller del señor Giuseppe Bertolino. Seguro que fue uno de los primeros contratos laborales, lo firmaron dicho maestro, el aprendiz, su padre Vincenzo y Don Bosco el 8 de Febrero de 1852 (hace hoy 167 años) en doble copia y en papel timbrado de 40 céntimos.
El maestro se comprometía a “corregir al joven solo de palabra y sin golpes, respetando su edad, su capacidad, el descanso los días de fiesta y los deberes como alumno del oratorio”.
El joven se comprometía a portarse como “buen aprendiz”. Durante los dos años de su aprendizaje recibiría un sueldo de 30 céntimos diarios los seis primeros meses, 40 en el segundo semestre y 60 desde enero del segundo año.  
Hace bien recorrer algunas de las fechas de la vida de Don Bosco y situar en ella la firma de este contrato: en 1847 acoge a algunos sin techo  y amplía ese espacio al año siguiente. En 1853 empiezan los primeros talleres que tal vez fueron de remiendo de calzado.    
Y un año antes, como hemos visto, ya había colocado al joven Giuseppe Odasso como aprendiz en el taller del señor Bertolino.
La impresión que causa leer la vida de Don Bosco lleva a entender que la grandeza de su corazón fue, desde el principio y sin barreras a la hora de entregar su atención a los que más necesitaban ese precioso regalo. Más y más, forzando las fronteras de lo presente, porque sabía que era del futuro, siempre del futuro, el campo interminable de su proyecto.

martes, 5 de febrero de 2019

Sonreír, siempre sonreír.


La Universidad del Estado de Ohio (EEUUA) analizó 7.200.000 imágenes de rostros humanos, que quedaron reducidas a 35 modos diferentes. Tomaron 821 palabras inglesas para describir los sentimientos. Las tradujeron al español, chino mandarino, persa y ruso y se pusieron a investigar en 31 países de todo el mundo.
El rostro humano puede expresar sentimientos de 16.384 maneras, combinando los músculos faciales de modo diferente. El disgusto sólo necesita una expresión facial,  tres el miedo, cuatro  la sorpresa y cinco la tristeza y la rabia.
Las expresiones universales que expresan emociones son una docena y, afortunadamente, la mayor parte se usan para manifestar alegría. Aleix Martínez, coautor del estudio, ha quedado satisfecho de esta última constatación  “porque –dice– habla de la compleja naturaleza de la felicidad".
Todo lo anterior es curioso y puede ser que también interesante. Pero llegar como final del estudio a gozar por la “compleja naturaleza de la felicidad” debería llevarnos a que nuestra conducta, nuestros gestos, nuestras actitudes, nuestro trato, nuestras propuestas, nuestras invitaciones, nuestros modos de mostrar caminos estén siempre iluminados por la sonrisa.     
San Pablo VI, el año 1975 nos ofreció una carta sobre la alegría: «Gaudete in Domino». Y en ella señalaba a Don Bosco como uno de los santos que mejor habían aprendido y comunicado el carisma de la alegría. Su primer intento de unir y empapar de fe la vida de sus amigos, siendo estudiante en Chieri (1832) le hizo fundar la «Sociedad de la Alegría» entre sus compañeros, mostrando su opción por buscar lo positivo en la vida y evitar toda tristeza («melancolía, fuera de la casa mía»). Y esa fue una de las claves psicológicas fundamentales de su pedagogía. Era en el fondo, como no podía ser de otra manera –como no puede ser nunca- la alegría sobrenatural de la fe.

sábado, 2 de febrero de 2019

Proclamadlo desde las azoteas...


Don Bosco tenía muy presentes las palabras de Jesús a sus discípulos cuando les mandaba predicar desde las azoteas las verdades aprendidas de Él. Lo cuenta san Mateo en el capítulo décimo de su evangelio. 
No es de extrañar que Don Bosco leyese, comentase y sugiriese alguna corrección a sus biografías, que fueron apareciendo en Francia a partir de 1881 la del doctor Charles D'Espiney y en 1883 la de Albert du Bois. En 1884 aparece, como ya sabemos, la primera española, Don Bosco y su Obra, de monseñor Marcelo Spínola.
A propósito de ésta es bueno recordar esta oportuna anécdota.
Un provincial franciscano leyó esta biografía, recién editada,  en un viaje desde España al Ecuador. Y allí la propagó entre los suyos.
Don Evasio Rabagliati, uno de los primeros salesianos misioneros a América, en uno de sus viajes a Italia le comentó a nuestro Padre que había leído este libro y que le había gustado mucho.
“- Bien, le contestó Don Bosco, tradúcelo. Ahora sólo tú y don Luis Lasagna sois los únicos misioneros capaces de escribir con corrección en italiano. Así lo haremos imprimir.
- Pero ¡cómo, Don Bosco! - observó con toda confianza don Evasio Rabagliati - ¿Publicar nuestra alabanza nosotros mismos? ¿No le parece que eso no está bien?
- ¡Ah!, no; mira: si no lo imprimimos nosotros, lo imprimirán otros y el resultado será el mismo. No se trata de una persona; se trata de glorificar la obra de Dios y no la del hombre, porque obra suya es lo que se ha hecho y lo que se está haciendo”.
Cuando se define la virtud de la humildad solemos cometer el error de afirmar que es la virtud que nos invita a disimular el bien para no presumir de gigantes. Pero los santos, que nunca supieron presumir de gigantes, sabían que la humildad es la virtud que anima a “predicar desde las azoteas” el bien que derrama Dios sobre sus hijos.

miércoles, 30 de enero de 2019

El Cardenal Spinola y Don Bosco.


Es sabido que el Papa Juan Pablo II (santo desde 2014) declaró beato al cardenal de Sevilla Marcelo Spínola en 1987. Y que el santo arzobispo de Sevilla había publicado en 1884 Don Bosco y su obra en la que deseaba presentar la vida, la santidad y la entrega de un santo y humilde sacerdote consagrado totalmente a los jóvenes y hacia quien el joven Spínola sentía un afecto profundo.      
De esa biografía tomamos las líneas que siguen y que se bastan para delinear la sensibilidad de Don Bosco ante un hombre ya muy anciano, triste y en búsqueda de la luz, del que se alababa la grandeza de sus relatos.  

“ - Pero el que usted acompañaba hace un momento ¿no era Victor Hugo?
- Sí, pero cállese, no diga nada a nadie. Quería hablar con Don Bosco y vino a verle secretamente a mi casa. Le ha atraído la actividad filantrópica de este apóstol de la juventud.
Pocos minutos después el abogado Boullay se presentó a Don Bosco, que le bendijo a él y a sus niñas. Después, hechos los cumplidos de circunstancia y roto el hielo, se animó a decirle: - Usted, Padre, ha hablado hace poco con un pez gordo.
- ¿Quién se lo ha dicho?
- El abate Roussel.
- Si es así, yo puedo decirle que sí: he hablado con Víctor Hugo. Ha hecho profesión de fe espiritual; pero yo creo que si vuelve atrás depende del respeto humano. Lo que le rodea, como él mismo me ha dejado entender, es hostil a cualquier idea religiosa... Eh, ¡ya es viejo!... No hay que abusar de la gracia de Dios. Se lo he dicho también a él...”

viernes, 21 de diciembre de 2018

La Felicitación de Navidad.


Estas sí que son Buenas Noches de Don Bosco. Nos acercamos a él y a la Navidad, celebrada como él quería, en su casa de Vadocco. Sin añadidos, sin comentarios, naturalmente. Leemos como en letras de oro la sublime grandeza de su corazón.    
«Mañana empieza la Novena de la santa Navidad. Dos cosas yo os aconsejo en estos días. Acordaos con frecuencia de Jesús Niño, del amor que os tiene y de las pruebas que os dado de su amor hasta morir por vosotros. Por la mañana, al levantaros enseguida cuando toque la campana y sentir el frío, recordad a Jesús Niño que temblaba por el frío de la paja. Durante el día animaos a estudiar bien la lección, a hacer bien el trabajo, a estar atentos en clase por amor de Jesús. No olvidéis que Jesús avanzaba en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y delante de los hombres. Y sobre todo por amor de Jesús guardaos de caer en cualquier falta que pueda disgustarle. Haced como los pastores de Belén: id con frecuencia a estar con él.
Nosotros envidiamos a los que fueron a la cabaña de Belén, que lo vieron apenas nacido, que le besaron su manita y le ofrecieron sus regalos. ¡Felices pastores, decimos nosotros! Y sin embargo nada tenemos que envidiar, porque su misma fortuna es también la nuestra. El mismo Jesús que fue visitado por los pastores en su cabaña se encuentra aquí en el sagrario. La única diferencia está en esto, que los pastores lo vieron con los ojos del cuerpo, nosotros lo vemos solo con la fe, y no hay cosa que podamos hacerle más agradable que ir con frecuencia a visitarle. ¿Y de qué modo ir a visitarle? Primero con la frecuente Comunión. Otro modo después es ir alguna vez a la iglesia durante el día, aunque sea también por un solo minuto”.

sábado, 9 de junio de 2018

Don Pietro Zago (SDB).


«Cumplo 83 años el 6 de enero próximo pero, mira por dónde, todos esos años no los siento en absoluto. Además me siento extraño en una patria que había dejado 61 años antes, patria que ahora me cuesta reconocer. He pedido a mis superiores de Roma, y me lo han concedido, poder volver a las Islas Filipinas, donde había dejado más de 22 años de trabajo misionero. Aquí en Italia me muero de nostalgia y de pereza».
Y en esa espera, la tarde del pasado 28 de diciembre murió en Perosa Argentina (Italia) donde había nacido, el misionero salesiano Pietro Zago.
Desde 1969 había desplegado su simpatía, su afecto, su entrega como entusiasta misionero en la India, Filipinas, Papúa Nueva Guinea y, desde 2001, en Pakistán, en  Quetta (aquel Beluchistán que estudiamos de niños en nuestras geografías, próximo a las fronteras con Afganistán).
Su precioso servicio era apreciado en países donde el cristianismo y sus formas de convivir parecen al menos extrañas. Se volcó en acoger, ayudar, proveer a cristianos y no cristianos. Especialmente a las víctimas del terremoto de 2005 y de las inundaciones de 2010. En Filipinas había construido escuelas y albergues y ese recuerdo le llevaba a revivirlo con su vuelta a aquellas islas.
Viene a estas páginas el querido y gran salesiano Don Pedro, no solo porque el que escribe estuvo ligado a él por la estima y otros lazos sino, sobre todo, porque su vida estuvo entregada plenamente al sueño interminable de Don Bosco, que nos da las Buenas Noches, sobre las Misiones.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Que nos destrocen!


Félix Ros Cebrián, antiguo alumno de los Salesianos de Mataró, escribió… ya hace años: “Imagen breve de la Congregación de perfil más moderno. Don Bosco malabarista”. 
“Visitando, hace tiempo la Institución “Virgen de la Paloma” me eché a reír ante su  director, haciéndole ver la exactitud de edad entre los alumnos mayores y el imberbe profesorado “latinista” aún. Jugaban unos contra otros al fútbol. 
- ¡Van a poder los chicos con los profes! ¡Y no de poco! advertí.
- No importa, me contestó el director, limpio el ánimo, ¡que nos puedan!, ¡que nos destrocen!
   Esto es más que una pura anécdota, que pura frase. “¡Que nos destrocen!”. Es un programa, un modo de partir hacia las misiones contiguas, las cuales, naturalmente, van deviniendo más procelosas que las de allende el océano. Ahí  está el auténtico secreto del auténtico salesiano: en que lo destrocen diariamente, en que lo expriman como recién nacido a su madre, en que saquen de él cuanto sea preciso. Verdadero almacén de recambios espirituales, toda la abnegada y múltiple vida de esta Congregación es un sistema nutricio. El que pasó por sus aulas –entendiendo por aulas más fechas que espacio– sale completamente “hecho”. Y ello con materiales como de “Banco de almas”, que eso es un salesiano sin más.
Reconocemos el triple carácter que se anotará en Don Bosco, piedad, autenticidad y penetración… los salesianos, como su fundador son rutas de su tiempo y ellos no esconden la cabeza ante la problemática, como las infinitas avestruces de cada turno.
El que suscribe permaneció unos años interno con ellos… -¿Comen lo mismo que nosotros?, pregunté a un “antiguo”. – Comen, duermen, juegan, se lavan, rezan, estudian, ayunan y se jeringan igual que tú y yo, contestó el otro.
Y yo entré así, con la boca abierta, en el asunto. Olvidando el consejo de Lope en el “Caballero de Olmedo”. “No entres adonde no salgas”. Porque la verdad, la verdad es que de esto, de los salesianos, nunca he terminado de salir”.

domingo, 20 de mayo de 2018

Ella lo ha hecho todo (D. Bosco).


La última vez que Don Bosco estuvo en la Basílica de María Auxiliadora fue el 24 de noviembre de 1887. Por la tarde se celebraba un acto de amplio relieve. Cuatro jóvenes (un francés, Natal Noguier de Malijay, exoficial del ejército; un inglés, que después no siguió en la Congregación; un polaco, Víctor Grahelski, y otro polaco, Augusto Czartoryski) recibieron de Don Bosco, bajo la mirada complacida de la Virgen,  la sotana salesiana.
Fue un acto solemne y emotivo en el que Don Rua (Don Bosco no tenía fuerzas para ello) dirigió unas palabras recordando al joven que quería seguir a Jesús, pero no pudo porque tenía muchos bienes.   
Augusto, príncipe por sus ascendientes familiares polacos y españoles, hizo la profesión religiosa al año siguiente y se ordenó de sacerdote en 1892. Murió al año siguiente y hoy se le honra como Beato en la Iglesia Católica.
(Treinta años más tarde de aquella solemne imposición de sotanas, el 9 de junio de 1918, el Cardenal salesiano Juan Cagliero, enviado por el Papa Benedicto XV, impuso a la imagen el cetro de oro que hoy se puede ver, regalo de la princesa Isabel Montesagrado y Czartoryski).
Don Bosco tuvo que renunciar a sus visitas por el Oratorio de Valdocco, porque sus fuerzas habían ido decayendo rápidamente.
Los últimos años de su vida tuvo como apoyo al joven sacerdote salesiano Carlo Maria Viglietti y que nos dejó una entrañable crónica de los tres últimos años de la vida de nuestro Padre. 
Agradará leer las últimas referencias del escrito de Viglietti.

29 de Enero:
D. Bonetti le decía: Maria, Mater Gratiae. Tu nos ab Hoste protege – y don Bosco continuó: Et hora mortis suscipe.
Qué hermoso es ver a Don Bosco con las manos siempre juntas.
Don Bosco repite para sí: ¡Jesús! ¡Jesús! ¡María! ¡María! Os doy el corazón y el alma mía. In manus tuas, Domine commendo… commendo spiritum meum. Oh Mare… ¡Mare… abridme las puertas del Paraíso!
Hoy repitió cientos de  veces: ¡Mare…Mare! ¡Mañana! ¡Mañana!

martes, 15 de mayo de 2018

Nuestro Auxilio, una mujer.


La imagen de María Auxiliadora que contemplamos con más frecuencia es la que pintó el artista Tommaso Lorenzone por encargo y siguiendo indicaciones precisas de Don Bosco para su Basílica de Valdocco.
La advocación y el título atribuido a la Virgen como Auxilium Christianorum procede de la segunda mitad del siglo XVI (7 de octubre de 1571), cuando el Papa Pío V atribuyó la victoria sobre los turcos a su materna intervención. 
El 12 de Septiembre de 1683 fue Inocencio XI el que promovió en Viena una manifestación de agradecimiento a la Madre de Jesús y de todos los hombres por la victoria de Juan Sobiescki sobre los turcos que asediaban aquella ciudad. Al año siguiente se formó la primera Asociación de María Auxiliadora en Munich (Baviera, Alemania).
Y en 1815 (9 de febrero)  Pío VII, liberado de la prisión a la que le había sometido Napoleón Bonaparte, instituyó su fiesta: 24 de Mayo.
La que preside nuestras Buenas Noches de hoy es obra del canónigo Michele Cattaneo natural de Pontecurone y, por tanto, paisano de San Luis Orione
Fue un regalo para Don Bosco y estuvo en la Basílica hasta la instalación del cuadro de Lorenzone en 1868.
La estatua pasó a un museo de preciosos recuerdos salesianos de Valdocco hasta que el Rector Mayor don Renato Ziggioti la cedió al P. Lorenzo Nicola para el primer seminario orionista de España en Frómista (Palencia). Al cerrarse este, la estatua preside maternalmente la obra orionista de Posada de Llanes, Asturias.

lunes, 30 de abril de 2018

En Purwodadi, Don Bosco no para nunca.


Don Bosco nunca para. Nosotros, que seguimos escuchando que nos desea buenas noches, debemos seguirle por este pobre mundo buscando quiénes son los últimos que ha encontrado. Son estos de la obra salesiana de Purwodadi, abierta hace dos años por indicación del obispo de Punwokerto monseñor Julianus Sunarko, Jesuita.
Está en la provincia de Java Central, a 500 kilómetros de Yakarta y a 300 de la escuela salesiana de Blitar.
Y en ella cinco salesianos, secundados por educadores cristianos y musulmanes, animan una escuela para jóvenes de familias pobres. Seis de ellos, católicos, están en forma de internado y sirven de ejemplo y de vivencia del mensaje cristiano en el estilo de Don Bosco
Los 20 educadores de la obra admiran el espíritu de familia y el trabajo de grupo de toda la comunidad, comprometida en elevar la condición humana y social de la vida de los jóvenes.
Después de dos años, el párroco de la parroquia, misionero del Sagrado Corazón, pidió ayuda a los salesianos para la Pastoral Juvenil y se abrió un oratorio en Purwodadi. Y toda la Iglesia local se ha volcado en alentar este servicio tan salesiano. Dos salesianos y 30 jóvenes católicos animan el Oratorio cada quince días.
La comunidad salesiana sueña con atraer a más estudiantes, mejorar las infraestructuras y construir una casa comunitaria estable, ya que la actual, cerca del mar, se inunda con frecuencia con aluviones inevitables. Tratan de conseguir terreno para los campos de deportes y para el mismo centro escolar.
Ojalá haber seguido a Don Bosco en este nuevo servicio a los jóvenes de Yakarta despierte en los que leen su mensaje una actitud de sensibilidad para ceder algo que se tiene a los que no tienen casi nada. 

jueves, 26 de abril de 2018

El "Gris": el perro de Don Bosco.


Al perro que desde 1854 hasta 1864 esperaba a la puerta y acompañaba a Don Bosco en su salida hacia Turín le llamaron los muchachos, por su color, El Gris. Conoces bien aquella forma especial de defensa que sin duda se le regalaba a Don Bosco en tiempos calamitosos de pobreza y violencia.   
Resumo lo que el coadjutor salesiano Renato Celato narraba con ocasión de la inauguración del gran templo dedicado a Don Bosco en Cinecittà, Roma, a primeros de mayo de 1959 para la que se había llevado desde Turín la urna con el cuerpo del Santo.
En el regreso a Turín se detuvieron en la casa Salesiana de La Spezia: un perro estaba junto a la puerta de la iglesia. El señor Bodrato intentó alejarlo dándole una patada. El perro no reaccionó. Al llevar la urna al templo, entró el perro. El Director pidió a los policías que lo echaran. No lo lograron. Se quedó en la iglesia hasta mediodía.
«Cuando iban a cerrar la iglesia, el perro salió al patio entre los muchachos que le acariciaban. Yo me uní a ellos.                                                   
Fuimos a comer en el primer piso: El perro subió hasta allí y tranquilamente empujó la puerta, entró en el comedor y se puso a pasear entre las mesas.
Le ofrecieron pan, carne, salame... No lo tocó. Un salesiano le dio una patada para alejarlo. El perro no se inmutó y se quedó hasta el final de la comida paseando entre los presentes. Poco antes de la oración de gracias, abrió la puerta y salió.
Volvimos a la iglesia para continuar el viaje. Estaba bajo la urna. ¿Cómo había entrado si la iglesia estuvo cerrada? Después de cargar la urna en el furgón le saqué una foto. 
Salimos hacia Génova-Sampierdarena, pasando por el puerto del Turchino. Don Fidel Giraudi, que iba junto a mí en el coche, me decía de vez en cuando: “¡Fíjate y mira si sigue el perro!” Y seguía. Siempre detrás de nuestro furgón, también en los pueblos.
Lo vi todavía hasta la tercera curva. Después despareció».

domingo, 1 de abril de 2018

El Sistema Preventivo de D. Bosco.


Educar no es fácil. Si encontramos en la clase, en la calle, en el patio de un centro escolar, en el metro, en una acera, o... en nuestra propia casa jóvenes que, evidentemente, no son educados o, más propiamente, no están educados, podemos deducir que a sus padres y educadores les resultó difícil educarlos. Y lo lograron a medias. O no lo lograron.
En cambio, muchachos que, tal vez, no conocieron a sus padres ni tuvieron educadores en su infancia en lugares impensados, tal vez se acerquen a nosotros con el aplomo de una persona madura, de un acompañante fiel. ¿Por qué? Han tenido cerca la experiencia de un ambiente, de unos amigos sinceros que desplegaron junto a él la vivencia de “razón, religión y cariño” que, según Don Bosco, constituyen el tesoro de una “buena” educación.
Así lo vivió él. Y en marzo de 1877 creyó oportuno manifestarlo a los que tenían interés en conocer el secreto de su “sistema educativo”, publicándolo en un precioso folleto: “El Sistema Preventivo en la educación de los jóvenes”.
Era, en cierta extensión, una novedad. Porque se consideraba muy difusamente que la disciplina era el resorte más adecuado para hacer un hombre de un muchacho. El dicho Avis, navis et puer a puppa reguntur, o algo parecido y fácil de traducir, era un axioma en la pedagogía de entonces.
¿Dónde está la clave del feliz resultado del “método” de Don Bosco? Un adolescente, un muchacho (entendía Don Bosco) necesita la cercanía asidua, la amistad sincera, la comprensión benévola de un amigo que engendra simpatía (palabra mágica si se ahonda en su enjundia), presencia incondicional, seguridad en el camino. Porque un adolescente en trance de educarse (que desea madurar positivamente en su conducta, en sus relaciones con los demás, en la necesidad de inserirse en lo plural que le rodea) siente soledad e inseguridad y la necesidad de estímulos, de alguien cercano que le ayude a ser él mismo.
¿Por qué a veces no lo logramos? Porque nos cansamos, porque tenemos otras cosas que hacer, porque ya le hemos dicho mil veces que…
Un buen educador crea un aire especial en el que el muchacho se sienta crecer, ser él mismo, decidir, buscar y lograr metas nobles que le ennoblezcan. Pero seguir junto a él (no estoy pensando, naturalmente, en una continua permanencia física) durante el tiempo que dura esa búsqueda nos llega a cansar.
Sería bueno analizar si mi interés y mi afecto son sinceros y fuertes, son generosos y optimistas para constatar que hemos acertado en nuestro empeño. 

martes, 27 de marzo de 2018

Don Bosco de Joergensen.


Sin duda conoces a Johannes Joergensen, danés, 1866, convertido del darwinismo a la fe cristiana en Asís en 1895.  
Don Felipe Rinaldi le pidió en el verano de 1927 que escribiese una biografía de Don Bosco, que habría de ser beatificado el 2 de Junio de 1929.
Te ofrezco lo que escribió el autor en el primer capítulo de aquella biografía:
Con todo respeto por el Libro Sagrado y sin ninguna intención de profanar la palabra inspirada, me permito comenzar la vida de Don Bosco con estas palabras:
«En el principio estaba la madre».
Al comienzo de toda vida humana encontramos también al padre; pero no es de él de quien la existencia recibe su propia fuente. No a él, sino a la madre a quien va el grito del pueblo, cuando se siente dominado por la admiración hacia una criatura, como se dice en el Evangelio: «Bendito el seno que te llevó...».
El padre, en efecto, no lleva nada. No ha sentido en sí el lento madurar de un sagrado fruto, no ha sentido bajo el suyo el incipiente palpitar de otro pequeño corazón, no pasa por el fuego del sufrimiento y por el valle de la muerte al engendrar la vida. De su pecho huesudo no brota ninguna fuente nutriente. Su cuerpo duro no tiene nada del seno materno, país que abunda en leche y miel, de alimento y de dulzura. Él es solo un hombre, solo un padre.
Hasta el Padre celestial sabe qué pocos le aman como a un solo padre y cómo se multiplicaron los amantes cuando Dios humanado tuvo una Madre.
Todo el amor, en efecto, se polariza hacia la madre. Ella es belleza; el padre es la fuerza. Ella es dulzura; el padre severidad. La madre es diversión; el padre el deber. La madre es reposo; el padre es trabajo. Una es fiesta; el otro es día de entre semana.
Una es mediodía cálido; el otro es norte frío. La madre es la gracia; el padre es la ley.
Un niño, pues, se convierte en lo que su madre quiere que se convierta: un honrado, si así ella lo desea; un fuera de la ley y un delincuente, si los delitos están en sus ideales. Un niño será un santo si su madre está en el camino de Dios.
Así fue la mujer que se convirtió en madre de Don Bosco.”

viernes, 9 de marzo de 2018

Camino de Don Bosco.


Es frecuente encontrar, dicen los que recorren el Camino de Santiago, a italianos que lo hacen con mucho agrado. Es seguro que alguno de ellos, que conoce igualmente el camino hacia I Becchi, lugar del nacimiento de Don Bosco, haya imaginado ofrecer la idea y realizar la experiencia de hacer, en el Norte de Italia, “El Camino de Don Bosco”. Es más corto, 140 kilómetros de recorrido, y más acoplado a lugares donde encontrar huellas de quien hizo primero ese camino, el mismo Don Bosco.
Se ofrecen tres rutas que arrancan de Turín desde la Basílica de María Auxiliadora, Casa madre de los salesianos, y llevan hasta la Basílica de Don Bosco en I Becchi, cerca de Castelnuovo Don Bosco.
Estos son los itinerarios: Camino alto (Turín, Superga, Cinzano, Colle Don Bosco); Camino medio (Baldissero, Pavarolo, Montaldo, Marentino, Arignano y Colle Don Bosco); y Camino bajo (Turín, Pecetto, Pino, Chieri, Riva, Buttigliera de Asti y Colle Don Bosco). En todos ellos se revive el espíritu de Don Bosco a quien le encantaba caminar, solo, con amigos en su juventud o con sus jóvenes de Valdocco.
Están dotados de indicación de etapas y con lugares donde pasar la noche, comer y dormir.
Existe una publicación, “Cammino di Don Bosco. Guida escursionistica” -“Camino de Don Bosco. Guía de excursionismo” de Ediciones Blu.
Por otra parte, el Centro de Producción Multimedia de la Ciudad Metropolitana de Turín ofrece en las redes sociales 40 videos-guía con las calles de Chieri y las colinas de Turín que ofrecen “El Camino de Don Bosco”.
Aunque no recurramos a este ejercicio para acercarnos al humilde lugar mágico del nacimiento de Don Bosco, nuestro afecto hacia él nos hace caminar por la vida con el espíritu animoso del que sabe que en este Padre tiene un ejemplo estimulante de generosidad, entrega a los demás, alegría y fidelidad a los altos valores del Espíritu que él veneró.

martes, 30 de enero de 2018

Robando horas al sueño: Biografía Fco. Besucco.

Robando horas al sueño y con una luz siempre deficiente, Don Bosco escribió mucho: libros, folletos, circulares, cartas… Resulta estimulante entrar en ese denso capítulo de su historia. Los estudiosos de su vida dicen que fueron 1174 los impresos cuyos originales salieron de sus manos.
Entre las biografías que le debemos ocupan un relieve especial las de Domingo Savio, de Mondonio; Miguel Magone, de Carmañola; y Francisco Besucco, de La Argentera.
Fueron tres tesoros en su Casa de Turín. En ella murieron, siendo muy jovencitos, los dos últimos. Savio, ya muy enfermo, pudo ir a descansar definitivamente a su hogar.
Son biografías con un contenido pedagógico consciente, como es natural. Y deben quedar para nuestro interés con la luz de una persona como Don Bosco, alerta de mente, cálida de corazón y perspicaz en acompañar en el aliento de mentes y corazones.  
«Este jovencito –afirmaba refiriéndose a Francisco Besucco-, mediante la cultura tendrá excelente resultado en su educación moral. Porque está demostrado por la experiencia que la gratitud en los niños es casi siempre presagio de un futuro feliz; por el contrario, los que olvidan con facilidad los favores recibidos y las atenciones que se les han prodigado en su favor, quedan insensibles a los avisos, a los consejos, a la religión, y por eso son de educación difícil, de resultado incierto».
Este “pastorcillo de los Alpes”, que eso había sido hasta los doce años, descubría en la casa de Don Bosco un camino que le conducía a ennoblecer su  vida. Pero manifestaba en su costosa adaptación a una vida totalmente nueva para él, la veta del agradecimiento que para su sagaz educador era “presagio de un futuro feliz”.
¿Educamos en el agradecimiento? En un mundo como el nuestro en el que mucho es regalo, casi todo es fácil y todo es gratis, ¿nos esforzamos por hacer ver el horizonte de altruismo, de generosidad, de sacrificio, de amor en los que educan? Ayudar a que sea así cultivará el sentido de la gratitud y abrirá el horizonte de la felicidad: “¡Ha habido tantos que me han dado tanto!”. 

jueves, 25 de enero de 2018

Luis Orione y el primer milagro de D. Bosco.

La figura de San Luis Orione campea en la historia de la iglesia católica como una bandera desplegada en favor de los menos favorecidos. Siendo seminarista en Tortona (Italia) se volcó en el trabajo de servicio a los que recurrían a la Sociedad de mutuo socorro y a la Conferencia de San Vicente de Paul. Abrió un Oratorio y un colegio para muchachos pobres del barrio de san Bernardino. 
De 1886 a 1889 fue alumno de Don Bosco en el Oratorio de Valdocco de Turín y allí le pasó lo que se nos refiere en la publicación periódica “Amigos de Don Orione” de Tucumán (Argentina).
“El primer milagro obrado por Don Bosco luego de su muerte fue en favor del joven Luis Orione. De 1886 a 1889, fue alumno del Oratorio de Valdocco, en Turín. El día de la muerte de Don Bosco (1888), Orione era uno de los alumnos encargados de organizar la larga fila de devotos que venían a rezar ante su urna funeraria. Muchos fieles querían algún recuerdo del venerable sacerdote. ¿Cómo atender a tantos pedidos?
Presionado por las circunstancias, Orione, entonces con 16 años, optó por la solución que le pareció más simple y práctica. Corrió a la despensa –que estaba a su cargo– para cortar pedazos de pan, tocarlos en el Santo y dárselos a los fieles como reliquia. Pero la juventud no siempre es tan calma como generosa... En la prisa por satisfacer a todos, Luis Orione, que era zurdo, ¡se cortó el dedo índice derecho! ¿Dolor físico? Casi no lo sintió. Ninguna otra preocupación se apoderó de su mente más que esta: ¡sin ese dedo, no podría realizar su sueño de ser ordenado sacerdote!
Para evitar semejante desastre necesitaba la intercesión de Don Bosco. Corrió, sujetando el dedo que colgaba tan sólo de una delgada capa de piel, y lleno de fe lo tocó en el cuerpo del Santo. En el mismo instante, el dedo cicatrizó perfectamente. Aún puede verse hoy, en el cuerpo del Bienaventurado Orione, la marca del corte rodeando por completo el índice derecho”.

sábado, 20 de enero de 2018

Una Rosa para el corazón, no para las manos.

No voy a contar la atormentada historia de René Karl Wilhelm Johann Josef Maria Rilke, porque no hace falta y porque la conoces.  Solo recordar una anécdota que he copiado de algún sitio y que, sin duda, recuerdas. Y hacer sobre ella un breve comentario. Una anécdota de su vida, vida llena de finura, sensibilidad, contradicciones y sufrimiento.
Había nacido en Praga, en 1875, en una familia en la que no encontró cariño. Y vivió en Viena, Praga, Múnich, París…
En París acudía con una amiga a la universidad, y todos los días encontraban en su camino y en el mismo lugar de la calle una estatua humana: una mendiga doblada sobre sí con la mano tendida pidiendo una limosna.
Y todos los días la amiga francesa dejaba en aquella mano una moneda. Le extrañaba a la joven que Rilke no hiciese lo mismo y le preguntó la razón.
- "Tendríamos que darle algo a su corazón, no a sus manos", comentó el poeta.
Y al día siguiente el poeta dejó suavemente en la mano de la pordiosera una hermosa rosa que había llevado consigo.
Y entonces se realizó un milagro: la estatua mendicante adquirió vida, elevó su mirada hacia aquel extraño bienhechor, se levantó con dificultad, besó su mano y, apretando su rosa contra el pecho, se alejó lentamente.
Pasada una semana, volvieron a encontrar a aquella pobre mujer en su sitio de siempre y en su actitud de estatua. La muchacha preguntó al amigo: - ¿De qué habrá vivido todos estos días?
Rilke aseguró: "De la rosa".
Para los que se acercaron a Don Bosco necesitados de casa, abrigo y pan encontraron como un regalo diario casa, abrigo y pan. 
Pero el testimonio de todos los que recibieron de él esa limosna diaria, pudieron sentir y afirmar que toda su vida la vivieron ya encendidos de amor porque habían sentido que Don Bosco les había regalado su corazón.