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miércoles, 26 de octubre de 2016

Jack.

Jack Andraka, a los 19 años (lo has sabido por los medios), ha dado ya una aportación científica que puede salvar millones de vidas. Ha dicho: “¿Han experimentado alguna vez en su vida un momento tan confuso y doloroso que todo lo que quieren es aprender lo más posible para encontrar sentido a lo ocurrido? Cuando tenía 13 años, un amigo cercano de mi familia, que era como un tío para mí, falleció por un cáncer de páncreas. Cuando la enfermedad golpeó tan fuerte en casa, supe que necesitaba saber más”.
Su descubrimiento: un test que puede detectar el cáncer de páncreas, ovarios y pulmón en pocos minutos y con un coste de pocos céntimos de euro. El cáncer de páncreas es uno de los tumores más letales porque parece que no se puede detectar al comenzar su proceso. El procedimiento de Jack ha llegado a ser efectivo al 100% en las pruebas hechas.
Jack dedicó mucho tiempo de su joven vida a leer en internet todo lo que pudo de lo publicado sobre este mal. A los 15 años manifestó su certeza que le llevó a un camino consolidado en el laboratorio. 
Y anima a los jóvenes con estas palabras: “La imagen de la ciencia como algo aburrido que consiste en memorizar y después arrojar datos es errónea. La ciencia no va por ahí. La ciencia consiste en utilizar tu curiosidad y creatividad para explorar y mejorar el mundo que te rodea”. Y asegura que entregará su vida a la ciencia con el deseo de ayudar a salvar las de otros muchos.
¿Qué hace arder el corazón de nuestros hijos, de nuestros niños, de nuestros jóvenes? “Cuando la enfermedad golpeó tan fuerte en casa, supe que necesitaba saber más”. El motor en la vida de Jack ha sido salvar la vida de otros. No pudo hacerlo con su “tío”. Pero sintió la necesidad de imponerse un rumbo tenaz, trabajoso, grande en favor de los que pudiesen salvarse, atajando un mal que podría diagnosticarse a tiempo. 

viernes, 2 de mayo de 2014

Ser Humano.



Todos saben que este genio de la ciencia, Albert Einstein, publicó su teoría de la relatividad especial o restringida y sus ideas sobre la física estadística y la mecánica cuántica cuando tenía 26 años. Y que diez más tarde - ¡a los 36! - lo hizo con la teoría de la relatividad general. Cuando murió a los setenta y seis dejó una sólida plataforma de “sugerencias” que enriquecían inmensamente la cosmología.
Pero tal vez la intensa vivencia de unos pelos revueltos y una sonrisa amistosa e irónica   
no nos hayan dejado acercar al mundo de su pensamiento, de su buen humor y de “su” sentido común.
Las “preceptos” que nos regala y aquí te ofrezco pueden ayudarte a intuir la grandeza de su espíritu y a vivir tú con la sabiduría que encierran.
1. Sigue tu intuición.
    La mente intuitiva es un don sagrado, la mente racional es un fiel siervo…
    Nosotros hemos creado una sociedad que honra al siervo y ha olvidado el don
.”
2. Aprende a ser optimista.
    Es mejor ser optimista y equivocarse que pesimista y tener razón.
3. Escoge ser feliz.
    Cada minuto que pasas enfadado pierdes sesenta segundos de felicidad.
4. Si quieres, puedes.
    Hay una fuerza motriz más fuerte que el vapor, la electricidad y la energía atómica:  
    la voluntad.
5. Vive aquí y ahora.
    No pienso nunca en el futuro: llega tan pronto.
6. Cambia tus pensamientos y cambiará tu mundo.
    El mundo que hemos creado es el producto de nuestro pensamiento y, por tanto,
     no puede cambiar si antes no modificamos nuestro modo de pensar.
7. Busca el equilibrio en el movimiento.
    Saber vivir es como ir en bicicleta: para mantener el equilibrio no hay que dejar de
    moverse.
8. Adáptate a los cambios.
La medida de la inteligencia viene dada por la capacidad de cambiar cuando es necesario.
Albert Einstein

jueves, 22 de marzo de 2012

Millones y millones.


Aquí lo tienen.
¿Conocen ustedes a WISE? No es una persona, pero sí un amigo. Norteamericano, claro. Y lo digo por la forma de su nombre: donde hay una W suele estar de por medio la lengua angla. Es verdad que Wise es un sabio, que eso significa esa palabra. Pero su nombre completo de explorador es (y de nuevo estamos con las siglas a las que tan aficionados son los americanos) Wide-field Infrared Survey: un telescopio espacial infrarrojo. ¿Y por qué es amigo? Después de sólo dos años y tres meses de vigía, Wise nos ha enviado más de 2.700.000 imágenes tomadas en cuatro longitudes de onda de luz infrarroja. Imágenes de asteroides, de esos que amenazan en su viaje con rozar la Tierra, tomándonos el pelo, hasta de galaxias lejanísimas.
Y la NASA (recuerdan ¿verdad?: National Aeronautics and Space Administration, fácil de traducir) ha hecho, tras el proceso de los 15 billones de bytes de datos recibidos (ya saben: un byte son ocho bits, y un bit es la unidad mínima en informática) un mapa con 1.500 millones de estrellas, galaxias y otros objetos voladores.
Ha coronado (¡por ahora!) la descripción del universo comenzada en 1998, hace 14 años.
¿Qué conclusión han sacado ustedes del esfuerzo de los primeros 14 años en la educación de su hijo? Porque el yunque que usamos aquí es ese: tratar de avivar el esfuerzo de padres y educadores en proyectar, educar, fraguar, forjar, modelar… el alma de sus hijos o discípulos en ciernes.
¿Tenemos un proyecto sobre los hijos o un simple deseo o un sueño volátil? ¿Hay siempre esfuerzo? ¿Hay siempre entrega? ¿Hay siempre colaboración? ¿Hay siempre constancia incansable? ¿Hay cercanía? ¿Salimos de nosotros para arrimarnos al mundo lejano de su espíritu? ¿Escuchamos el eco riquísimo de sus sentimientos? ¿Respetamos el grito incontenible de su carrera hacia adelante? ¿Ponemos calor, pasión y cariño en el oficio más valioso, más enriquecedor, más creador y… más difícil de colaborar en el moldeo de una mujer en ciernes, de un hombre? 
A veces el cansancio nos puede. La vagancia nos ata. La presunta ignorancia de lo que hay que hacer nos acobarda y nos encanija. El intento nos llena de sudores. Y quedamos parados, si no desesperados y rota la baraja porque no sabemos por dónde tirar.      
Y sin embargo, conocemos (y podemos espiar) ejemplos que se pueden copiar. Que debemos repetir sin miedo. Un artista se forma imitando y aprendiendo de otro artista.

viernes, 11 de noviembre de 2011

El Kilo.


¿Recordáis aquel lingote de platino e iridio (¡nada menos que de platino e iridio!) que se conserva celosamente en la Oficina de pesas y medidas de Sevres, París, Francia, desde 1889? Ya sabéis que, como otras muchas cosas, ya no es lo que era. Van ahora, lo pesan y comprueban que ha perdido la razón de su ser: ¡Ya no es un kilo! Ahora es un kilo menos 50 microgramos. Es verdad que un microgramo es una cosa pequeña. Pero sólo cuando se trata de pesar una barra de pan o doscientos gramos de caramelos. Porque un microgramo menos de caramelos es sólo, si nos lo pesan a la baja, una milmillonésima parte de un kilo o la millonésima de un gramo. Aunque sean 50 microgramos, que es la sisa que ha sufrido el sufrido y presumido lingote de Sevres.
¡Pero que “el kilo” ya no sea un kilo sino 999.999.999.950 microgramos es una broma! Por muy gordo que lo hagan tantos nueves, ya no es un kilo, es decir la masa de un litro de agua destilada a 4ºC y una atmósfera de presión, que era algo familiar: un poco de agua fresquita cerquita de una playa .
Y ahora quieren proponernos otra unidad (¡aquella era una herencia de la revolución  francesa!) basada en el número de Avogadro y en la constante de Planck: átomos de carbono y quanta de energía. Y eso después de que hace cincuenta años quisieron definir a su hermano, el metro–patrón, como 1.650.763,73 veces la longitud de onda de la línea espectral rojo-anaranjada (transición entre los niveles 2p10 y 5d5) del átomo de kriptón-86. ¿Habrá maestros que logren hacer aprender esa definición?  
Y nosotros, los ya maduros, ¿acabaremos sabiendo qué es un kilo?
Lo mismo me pasa a mí con el amor. Ahora que todo es objeto de mercado, de compra y venta, de toma y daca, de hipotecas e intereses, de déficit y de balances, de bolsa y rating, de manos por debajo de la mesa, de escaparates y muestrarios… ¿qué ha quedado del amor?
El Maestro del Amor, Jesús, siempre presente, Él mismo Amor, lo definió de un modo muy sencillo, pero definitivo: dar la vida. Él lo vivió así. Y es verdad que hay en nuestra luminosa historia humana de ayer y de doy, como lo habrá en la de mañana, muchas personas que lo están haciendo. Aman dando la vida. Porque el que ahorra la vida la está perdiendo. Mientras que los que la dan están alcanzando la plenitud. Es ley de amor. Es ley de vida. Hasta los zánganos de una colmena nos lo enseñan.