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jueves, 27 de agosto de 2015

Por qué?

De Guwahati, India, llega hoy (22 de agosto de 2015) esta nota: “Una estatua de Don Bosco fue arrojada al río Bharalu, cerca de Guwahati, en el estado de Assam. La estatua había sido inaugurada el 7 de agosto con motivo del bicentenario. El padre Thomas Vattathara SDB, inspector de los Salesianos en Guwahati, dijo «la estatua  instalada contaba con todos los permisos necesarios del gobierno».
Las primeras investigaciones llevaron a la policía a detener a cuatro personas acusadas de destrozar la estatua y tirarla en el río un par de horas antes de la ceremonia de apertura.
Mons. John Moolachira, arzobispo de Guwahati,  dijo a Asianews: «La labor educativa de los salesianos es muy  reconocida por todas las religiones en Assam, y un porcentaje importante de la población ha sido beneficiada gracias a ellos. Este incidente es deplorable y algunos elementos son responsables. El desacuerdo y el disentimiento deben ser vistos bajo una luz positiva; pero profanar y luego arrojar al río una imagen religiosa hiere profundamente nuestros sentimientos». 
Una herida en el corazón no se cura nunca. Y si la herida viene de quien necesita desahogar su mente o su vida con signos de muerte, se sufre más hondamente. Queda siempre la amargura de una pregunta sin respuesta: ¿Por qué? ¿Ha entendido alguien la muerte de Abel por la mano de su hermano Caín? Cuando la herida se hace como forma de una venganza, puede entenderse que se busca una justicia que sería injusta con una ejecución que sería inútil. Pero cuando no hay ni sombra de venganza, cuando de la herida no sangra ningún bien para nadie, debe entenderse que compartimos la historia con quien no merece ni siquiera haber entrado en ella.

domingo, 16 de agosto de 2015

Como... Con... Para...

¿Qué mejor buenas noches para celebrar los doscientos años que Don Bosco lleva viviendo entre nosotros que las primeras líneas (¡ojalá sigamos leyendo también las siguientes!) de la carta que el Papa Francisco escribió el pasado 24 de junio a nuestro Rector Mayor Ángel Fernández Artime?
Como Don Bosco, con los jóvenes y para los jóvenes
Está viva en la Iglesia la memoria de san Juan Bosco como padre de la familia Salesiana… Igualmente está viva en la Iglesia su memoria como santo educador y  pastor de los jóvenes que ha abierto un camino de  santidad juvenil, que ha ofrecido un método de educación que es al mismo tiempo una espiritualidad, que ha acogido  del Espíritu Santo un carisma para los tiempos modernos.
En el bicentenario de su nacimiento he tenido la alegría de encontrar a la Familia salesiana reunida en Turín, en la Basílica de Santa María Auxiliadora, donde reposan los restos mortales del Fundador. Con este mensaje deseo unirme nuevamente a vosotros en el agradecimiento a Dios y, al mismo tiempo, subrayar los aspectos  esenciales de la herencia espiritual y pastoral de Don Bosco y animaros a vivirla con valentía…
Italia, Europa y el mundo en estos dos siglos han cambiado mucho, pero el alma de los jóvenes, no: también hoy los muchachos están abiertos a la vida y al encuentro con Dios y con los otros, pero hay muchos que corren el riesgo del desánimo, de anemia espiritual, de marginación.
Don Bosco nos enseña ante todo a no quedarnos mirando, sino a ponernos en primera línea, para ofrecer a los jóvenes una experiencia educativa integral que, sólidamente basada en la dimensión religiosa, implique a la mente, a los afectos, a toda la persona, considerada siempre como creada y amada por Dios. De aquí deriva una pedagogía genuinamente humana y cristiana, animada por la preocupación preventiva e inclusiva, especialmente para los muchachos de las clases populares y de las zonas marginales de la sociedad, a las que ofrece también la posibilidad de la instrucción y de aprender un oficio, para hacerse buenos cristianos y honrados ciudadanos. Trabajando por la educación moral, cívica y cultural de los jóvenes, Don Bosco ha actuado por el bien de las personas y de la sociedad civil, siguiendo un proyecto de hombre que conjuga unidos alegría - estudio – oración o, también, trabajo – religión - virtud. De ese camino forma parte integrante la maduración vocacional, para que cada uno asuma en la Iglesia la forma concreta de vida a la que el Señor lo llama. Esta amplia y exigente visión educativa, que Don Bosco concentró en el lema "Da mihi animas", ha hecho que hoy lo expresemos con la fórmula «educar evangelizando y evangelizar educando»".

viernes, 14 de agosto de 2015

Don Bosco, sacerdote.

Italia tiene como capital a Roma desde 1870. Pero el Estado italiano de los Saboya, cuya sede estuvo con anterioridad en Turín, se trasladó a Florencia en 1864 durante poco más de cinco años. Tal vez porque el esplendor de la bellísima ciudad podría aumentar la  prestancia internacional de la monarquía.
Las relaciones entre esta y el Vaticano no eran ni mucho menos fluidas. Y estaban pendientes cuestiones graves para la vida de la Iglesia, especialmente el riesgo de la supresión de algunas diócesis y la provisión de obispos que necesitaban el llamado exequatur o vistobueno del Gobierno para diócesis que llevaban varios años de orfandad.
El tiempo y la investigación después del tiempo pasado permitirán conocer, al menos en  parte, las gestiones que hechas, como enlace oficioso de la Santa Sede, por Don Bosco ante las autoridades civiles, sobre las que el santo mantuvo una reserva celosa.  
El 12 de diciembre de 1866 (era rey Víctor Manuel II: 1864-1871) Don Bosco visitó al Presidente y Ministro del interior Bettino Ricasoli para iniciar una labor de mediación entre la Iglesia y el Estado italiano sobre esos temas, en particular sobre el nombramiento de  obispos en Italia. Antes de entrar en el fondo de las negociaciones, Don Bosco dijo al ministro: “Excelencia, sepa que Don Bosco es sacerdote en el altar, en el confesonario, entre sus jóvenes, sacerdote en Turín como en Florencia, sacerdote en la casa del pobre, en el palacio del rey o en la casa de los ministros”. El ministro le aseguró que podía estar tranquilo y confiado: nadie había pensado en propuestas que no estuviesen de acuerdo con sus convicciones.
Cualquiera diría, acercándose a la biografía de Don Bosco, que toda su ilusión, desde niño, fue llegar a ser sacerdote. Pero si ese cualquiera ahonda en su espíritu y su conducta y conoce su grave temor de no ser apto para ello en sus primeros años de seminarista, o su sufrimiento que le hirió en sus relaciones con su superior eclesiástico que no le entendía, descubrirá que su vida estuvo continuamente conducida por la docilidad a la llamada de Dios para que fuese constante y totalmente sacerdote según el corazón de Cristo, sacerdote ayer, hoy y siempre. 

sábado, 31 de enero de 2015

Bicentenario del nacimiento de Don Bosco.

El 15 de agosto de 2015 se cumplirán 200 años del nacimiento de San Juan Bosco (1815-1888), sacerdote turinés fundador de los Salesianos, que dio origen a la Familia Salesiana, un amplio movimiento en la Iglesia de congregaciones religiosas y grupos de seglares que, inspirados por él y con su espíritu, trabajan en la evangelización y educación de los jóvenes.
Aunque las celebraciones por el Bicentenario se iniciaron en agosto del pasado año, con la entrada del 2015 se multiplican los actos conmemorativos. En torno al 31 de enero, festividad litúrgica de San Juan Bosco, se han organizado decenas de actividades religiosas, culturales y deportivas en las presencias salesianas.
El Rector Mayor de los Salesianos, el español Ángel Fernández Artime, ha explicado que esta celebración “será una oportunidad para una verdadera renovación espiritual y pastoral en nuestra Familia. Una oportunidad para vivir con renovada fuerza la misión encomendada, siempre por el bien de los jóvenes de todo el mundo”.
En la actualidad 15.300 salesianos, presentes en 132 países, se dedican a la educación y evangelización, la promoción y la defensa de los derechos de niños, niñas y jóvenes. Además, cuentan con la colaboración de más de 100.000 seglares, entre educadores y animadores que ofrecen su apoyo y entrega a esta labor.
En España la presencia de los salesianos está organizada en dos provincias religiosas o inspectorías, circunscripciones que agrupan las comunidades salesianas y las obras que estas dirigen y animan en un determinado territorio.
La Inspectoría de María Auxiliadora, de la zona sureste junto con Baleares y Canarias, tiene su sede en Sevilla. Cuenta con 58 comunidades, en las que hay un total de 457 salesianos. La red inspectorial se compone de 61 centros escolares (29 con Formación Profesional), 58 centros juveniles, 112 plataformas sociales y 52 parroquias.
La Inspectoría de Santiago el Mayor, de la zona centro y noroeste de España, tiene su sede en Madrid. En sus 54 comunidades hay 618 salesianos. Su labor se extiende a través de 35 colegios (21 con Formación Profesional), 46 centros juveniles, 43 plataformas sociales y 47 parroquias.
De esta forma se hace realidad el deseo de Don Bosco de que las comunidades salesianas sean casas que acogen, escuelas donde se aprende, patios en las que se juega e iglesias que evangelizan.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Hace dos siglos...

Francisco Luis Bosco nació, vivió y murió en una de las habitaciones del piso bajo de esta casa, la cascina Biglione, en la colina llamada dei Becchi, de Castelnuovo de Asti. En ella nacieron igualmente sus hijos: Antonio (2.2.1808) y Teresa (16.2.1819), de su primera mujer Margarita Cagliero; y José (17.4.1813) y Juan (16.8.1815) de la segunda, Margarita Occhiena.
Cuando el pasado día 15 de agosto el Rector Mayor de los Salesianos, don Ángel Fernández Artime, décimo sucesor del santo padre de los jóvenes, Juan Bosco, proclamó abierto el año del bicentenario de su nacimiento, recordó un bello texto del primer artículo de las Constituciones de la Sociedad Salesiana: “…el Espíritu Santo suscitó, con la intervención materna de María, a San Juan Bosco. Formó en él un corazón de padre y maestro, capaz de una entrega total”.
Nadie sabía aquel lejano 16 de agosto de hace dos siglos cómo era el corazón del niño que, al nacer, acababa de hacer feliz a su familia.
Pero la entrega total de un padre, que murió setenta y dos años más tarde. fue el fruto de una promesa hecha y bendecida por Dios, que llenó su vida. El 30 de diciembre de 1886, un año antes de morir, ya muy postrado de fuerzas, intentó bajar de su habitación, donde estaba recluido por prescripción médica, para confesar una vez más a sus muchachos. Su joven secretario, enfermero y cronista de aquellos últimos meses, Carlos Viglietti, escribió ese día: “... sonriendo después, me tomó de la mano y me dijo: Querido Viglietti, si ni siquiera confieso a mis jóvenes ¿qué me queda para hacer por ellos? Prometí al Señor que hasta el último aliento de mi vida sería para mis pobres huerfanitos”. 
A su promesa debe seguir la de todos los que hemos sentido latir el corazón en sintonía con el suyo. Como nos dice el Rector Mayor, “nos sentimos más animados no solo a admirar a Don Bosco, no solo a darnos cuenta de la actualidad de esta grandísima figura, sino también a sentir con gran fuerza el irrenunciable compromiso a IMITAR al que, desde estas colinas, llegó hasta la periferia de Valdocco, y también a la periferia rural de Mornese, para ampliar con él y con otras personas su deseo de buscar el bien de los jóvenes y de que cada uno de aquellos muchachos y muchachas pudiese ser feliz ahora y por la Eternidad.

sábado, 2 de junio de 2012

Don Bosco llegó a Zamora.


Don Bosco llegó a Zamora hace sesenta años. Su rostro aparecía transparentado en los de grandes salesianos: don Fila, don Arturo, don Ignacio, don Gregorio, don Valentín, José Luis, Tulio, Basil, Bronis, Orestes… a los que se fueron sustituyendo o sumándose otros que quedan en el corazón de muchos zamoranos.
Y esos muchos zamoranos pudieron ver y gozar el pasado 30 de Mayo con la efigie de su amado Padre en su fugaz estancia (¡apenas 24 horas!) del rápido viaje que está haciendo por las obras salesianas de todo el mundo.
Llegó a las 11.30 y descendió ante le expectación, cariño y curiosidad de muchos que se habían reunido en la amplia explanada delante de la Parroquia de María Auxiliadora a los pies de la preciosa estatua del mismo Don Bosco que la bendice desde hace cuatro años.
Además de dos técnicos italianos que realizan el traslado, Ivan y Pierangelo, viene don Tadeo Martín Montes que los acompaña y el señor Inspector don José Rodríguez Pacheco y el Ecónomo inspectorial don José Manuel González.
Después del recibimiento por un gran grupo de personas en la lonja de nuestra Parroquia, se coloca paralela al altar y a la altura de las personas que pasan a contemplar la efigie de Don Bosco y a manifestar su adhesión filial. 
Durante el día lo hacen también en grupo los jóvenes, miembros de la ADMA, Salesianos Cooperadores, Antiguos Alumnos, Oración, Catequesis, Centro Juvenil y Voluntarias de Don Bosco.
A las 19.30 preside la Eucaristía nuestro Obispo don Gregorio Martínez Sacristán que invitó a los salesianos a vivir entre los jóvenes el amor de Don Bosco, como fuente de vocaciones consagradas. Concelebraron varios sacerdotes diocesanos y religiosos. La parte musical la llevó con mucho gusto y acierto el Coro de la Parroquia de Cristo Rey.
A continuación oraron los miembros de las congregaciones e instituciones religiosas.
Y a las 22,15 se hace un acto final de oración de las VDB y Salesianos en el que intervienen también otras personas.
A las 8.00 del día siguiente se rezaron las Laudes de la fiesta de la Visitación y a las 10.15 se tuvo el acto de despedida, entre aplausos y agradecimiento, después de la cual la Reliquia de Don Bosco viajó hacia la Obra salesiana de Villamuriel (Palencia).
La impresión general ha sido de una afluencia muy grande, que manifestó una actitud de respeto, cariño, agradecimiento y admiración hacia Don Bosco.

lunes, 19 de marzo de 2012

Profesor Annibale Pastore.


Vivió una larga vida entregada a la enseñanza en la Universidad de Turín. Elaboró una "lógica del potenciamiento": un ser varía y se potencia por el hecho de estar en relación con otros seres. Y se adentró en la filosofía de la ciencia y los problemas de conocimiento que plantean las teorías de la relatividad y de la mecánica cuántica.
Pocos meses antes de su muerte le oí hablar de su experiencia de Don Bosco. Lo hacía con aguda memoria y con calurosa ternura. “Venía de la miseria”, decía, él que era pastor de oficio y de apellido. Entró como pobre en la casa de Don Bosco, Valdocco. Oigámosle:
«Me preguntaréis: ¿Por qué me fui del Oratorio, mi paraíso y mi vida, sólo un año después?... Una noche, mientras Don Bosco daba las Buenas Noches, se me ocurrió meterme en un confesionario. Y me dormí. Me desperté más tarde en medio de aquel silencio, en aquella oscuridad, con un frío que me daba la sensación de estar en el sepulcro y me arrebató el terror. Me puse a gritar desesperadamente, pero mis gritos resonaban desgarradores en la bóveda sin que nadie me oyese y viniese en mi auxilio… Presa del terror y las convulsiones…caí sin sentido en al suelo... Por la mañana me encontraron con espuma en la boca, herida la cabeza y aturdido”.
Estuvo con su familia un mes y volvió hasta acabar el curso.
Don Bosco, al despedirse le puso la mano sobre el hombro derecho. Y él, después de tantos años trascurridos, decía y repetía que sentía físicamente la mano del amigo fiel del que advertía cada día su presencia invisible.
Conservaba estas dos impresiones: que él era el preferido de Don Bosco (aunque sabía que esa impresión la tenían todos los demás) y que Don Bosco irradiaba la certeza de que hay otra vida que sería una locura perder: «En estos muchos años este sentimiento no ha perdido nunca su fuerza».
¡Ojala Don Bosco haya dejado, en todos los que hemos tenido el regalo de vivir algún tiempo en su casa, la sensación de que él sigue, como un padre presente en nuestra vida. Y que su mano sobre nuestro hombro siga siendo la garantía de fidelidad a lo que nos enseñó y nos sigue enseñando con tanta pasión, con tanto cariño.