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miércoles, 17 de abril de 2019

Akash Bashir: Dar la vida por los demás.


El 15 de marzo de 2015 el joven Akash Bashir, antiguo alumno salesiano, se sacrificó para impedir que un terrorista suicida provocase una matanza en la iglesia de San Juan en Youhannabad, un barrio cristiano de Lahore (Pakistán).
Tenía 18 años, había estudiado en la Escuela Técnica Don Bosco de Lahore y se había ofrecido como voluntario para la seguridad de la comunidad cristiana. Aquel día vigilaba en la entrada de la iglesia de San Juan cuando vio que se acercaba corriendo hacia el templo un hombre. Akash lo detuvo y el individuo le explicó que llevaba una bomba para hacerla explotar entre los cristianos. Por lo que Akash le abrazó para impedir su intento. El terrorista entonces hizo explotar su carga muriendo unas veinte personas, entre ellas el mismo Akash que, con su intervención había impedido un desastre en la iglesia llena de fieles para la Misa.
Dar la vida por los que uno ama es un rasgo de valentía, pero antes que de valentía, de madurez humana y, para un cristiano, de amor. En nuestra vida diaria, muchas veces nos parece impulsar la necesidad de hacer algo costoso por otro, por los demás. Pero nos paraliza la mente que razona muy oportunamente: “¿Para qué si nadie te lo va a agradecer?”. “Bueno, pero ten en cuenta que no se va enterar nadie de que has sido tú”. “¿Les debes algo?”. “Al final el que sale perdiendo eres tú. Déjale: que se arregle él solo”. “¿Quién me ha dado vela en este entierro?”...  
Vivir así, sentir así, actuar así es propio de nuestra naturaleza que, ordinariamente, se mueve y vive alerta para que nada turbe o dañe la tranquilidad e integridad de nuestro precioso yo. Sin acertar con que el precio de nuestro yo (el placer profundo de que sea de verdad precioso) nace de tener en cuenta al otro, de saber que sin el otro, sin los otros, no tiene sentido, ni precio ni valor ningún yo. 

jueves, 1 de noviembre de 2018

Reusar: el arte de hacer hombres.


No siempre es falta de ortografía escribir reusar. Porque aunque su prima, la palabra rehusar, lleva sombrero un tanto despectivo en forma de hache, esta, de la que hoy leemos, no lo necesita. Del aceite de oliva usado para freír patatas, por ejemplo… de los desechos de remolacha, de los de la caña de azúcar y de otros muchos restos de alimentos se obtendrá, dentro de poco, dicen los entendidos, alimento de bacterias que lo transformarán en materia prima reusable para elaborar plástico biológico biodegradable.  
Son los polihidroxialcanoatos (¡larga palabra!) que pueden convertirse en dióxido de carbono y agua o en metano, según como se les trate, que no pervierten el mundo en que respiramos, gozamos y vivimos.
Nos toca de cerca comprender cómo en el duro trabajo de formar y educar, que nos atormenta a veces, no acertamos porque no alimentamos bien. Creemos que el punto de partida pueden ser (¡o deben ser!) los derivados del petróleo que engendra fuerza y energía y nos cuesta aprender la lección magistral de Don Bosco que supo educar y supo formar educadores, con una fórmula muy sencilla, muy humana, muy eficaz: “La educación es cosa del corazón".
Y del corazón hay que partir. Si no amamos tendremos, como producto de nuestro empeño en educar, buenos gestores, buenos directivos, buenos pilotos. Pero ni la gestión, ni la capacidad de dirigir, ni la de acertar con el camino de la vida hace hombres. El hombre es y debe ser, por encima de todo, amor: producto del amor, maestro de amor, fuente de amor, de un amor creciente e incontaminado.
Amar, amar así, amar de verdad es comprometido, es exigente. Pero es el único camino para lograr el producto que deseamos. Y no ese hombre que, como el repelente plástico nacido del petróleo, lo invade todo, lo afea todo, mata todo.

sábado, 20 de enero de 2018

Una Rosa para el corazón, no para las manos.

No voy a contar la atormentada historia de René Karl Wilhelm Johann Josef Maria Rilke, porque no hace falta y porque la conoces.  Solo recordar una anécdota que he copiado de algún sitio y que, sin duda, recuerdas. Y hacer sobre ella un breve comentario. Una anécdota de su vida, vida llena de finura, sensibilidad, contradicciones y sufrimiento.
Había nacido en Praga, en 1875, en una familia en la que no encontró cariño. Y vivió en Viena, Praga, Múnich, París…
En París acudía con una amiga a la universidad, y todos los días encontraban en su camino y en el mismo lugar de la calle una estatua humana: una mendiga doblada sobre sí con la mano tendida pidiendo una limosna.
Y todos los días la amiga francesa dejaba en aquella mano una moneda. Le extrañaba a la joven que Rilke no hiciese lo mismo y le preguntó la razón.
- "Tendríamos que darle algo a su corazón, no a sus manos", comentó el poeta.
Y al día siguiente el poeta dejó suavemente en la mano de la pordiosera una hermosa rosa que había llevado consigo.
Y entonces se realizó un milagro: la estatua mendicante adquirió vida, elevó su mirada hacia aquel extraño bienhechor, se levantó con dificultad, besó su mano y, apretando su rosa contra el pecho, se alejó lentamente.
Pasada una semana, volvieron a encontrar a aquella pobre mujer en su sitio de siempre y en su actitud de estatua. La muchacha preguntó al amigo: - ¿De qué habrá vivido todos estos días?
Rilke aseguró: "De la rosa".
Para los que se acercaron a Don Bosco necesitados de casa, abrigo y pan encontraron como un regalo diario casa, abrigo y pan. 
Pero el testimonio de todos los que recibieron de él esa limosna diaria, pudieron sentir y afirmar que toda su vida la vivieron ya encendidos de amor porque habían sentido que Don Bosco les había regalado su corazón.  

martes, 19 de septiembre de 2017

Al final... lo importante.

Dios nos ha formado de una manera que podemos sentir el amor en el corazón de cada uno de nosotros, y no ilusiones construidas por la fama ni el dinero que gané en mi vida, que no puedo llevarlos conmigo.
Solo puedo llevar conmigo los recuerdos que fueron fortalecidos por el amor.
Esta es la verdadera riqueza que te seguirá; te acompañará, te dará la fuerza y la luz para seguir adelante.
El amor puede viajar miles de millas y así la vida no tiene límites. Muévete adonde quieras ir. Esfuérzate para llegar hasta las metas que desea alcanzar. Todo está en tu corazón y en tus manos.
¿Cuál es la cama más cara del mundo? La cama de hospital.
Usted, si tiene dinero, puede contratar a alguien para conducir su coche, pero no puede contratar a alguien para que lleve su enfermedad en lugar de cargarla usted mismo.
Las cosas materiales perdidas se pueden encontrar. Pero hay una cosa que nunca se puede encontrar cuando se pierde: la vida.
Sea cual fuere la etapa de la vida en la que estamos en este momento, al final vamos a tener que enfrentar el día cuando la cortina caerá.
Haga tesoro en el amor para su familia, en el amor por su esposo o  esposa, en el amor por sus amigos...
Trátense bien y ocúpense del prójimo.

domingo, 27 de agosto de 2017

Amor... su gran fuerza y poder.

Tal vez lo foto no explique bien lo que pasaba. Trato de completarlo. Malkia y Adela son los nombres de dos leones (o leonas) del Malkia Park, un refugio para grandes felinos de Orechová Potôn, en Eslovaquia. No era el lugar apropiado y se las trasladó a un centro especializado. Tres cuidadores las atendieron hasta que se les dio su hogar definitivo en uno adecuado.
En la foto vemos a Michaela Zimanova, una de los tres cuidadores, fundida en un abrazo con una de las leonas. Es una foto, pero en el breve video del reencuentro del que puedes gozar no hay solo un abrazo. Es una catarata de lamidos y abrazos de la leona sobre la feliz Michaela el pasado 5 de agosto. Michaela advierte: “¡No se os ocurra hacer lo que he hecho yo. Son y seguirán siendo animales salvajes, no gatitos domésticos!”
¿Y qué ha hecho Michaela? Amar. Amar de verdad. Intentar llegar a lo más hondo de la sensibilidad de dos animales (¡que la tienen!) y acompañarles en su crecimiento y en su adaptación a una vida y un lugar nuevos. Administrar su presencia y cercanía con verdadero afecto comunicado; construir una aceptación mutua observando, complaciendo, educando, exigiendo, acariciando.
Es una lección de maestros. ¿Es posible que el desvío en su conducta de nuestros hijos, de nuestros educandos, se deba a falta de amor? Sin duda. Sin ninguna duda. Sentir y manifestar amor en todo lo que se vive, lleva a identificarse con el que nos ama. Y desviarse de lo que se sabe que desagrada al que nos ama es una traición de amor que nunca cabe en la conducta del que se ha sentido abrazado por ese amor.
Los que han vivido esta experiencia no suelen comunicarla porque consideran tan elemental esa relación entre el amor y la fidelidad que la suponen en todos los padres y educadores.

martes, 11 de abril de 2017

Solo Mascotas? La mayor riqueza.

El 29 de Diciembre de 1880  se estrenó en el Théâtre des Bouffes Parisiens de París una ópera cómica de Edmond Chivot con libreto de Alfred Duru y Henri Charles Chivot. El título era La Mascotte. Parece que la palabra que le daba título pasó a aplicarse muy pronto en otras lenguas (Mascot en Inglés, Mascota en Español) para significar, como dijo bastantes años más tarde la Real Academia Española, Animal de compañía y también Persona, animal o cosa que sirve de talismán, que trae buena suerte.
Aseguran los estudiosos que ya por el año 9000 aC, año más año menos, había animales domesticados que hacían compañía al hombre, le ayudaban, lo defendían. No es muy diferente hoy, aunque la amistad entre seres vivos se da de un modo más vistoso entre el hombre y el perro. Hasta el punto de que se puede afirmar sin gran desvío que el hombre y el perro se aman. Los expertos en esto afirman que la compañía de un perro puede ayudar a que aumente o madure su inteligencia emocional.
Decía aquella niña que, con su familia y el veterinario, esperaban el efecto final de una inyección a un perro aquejado de cáncer: “Los perros mueren con doce años porque no necesitan tanto tiempo como nosotros para ser buenos”.
Dios nos dio un maravilloso regalo al crear a los perros. Son capaces de sentir amor de una forma tan profunda y noble que en muchos casos son modelos, maestros y médicos para los hombres. Ellos también tienen su cielo tras la muerte… ¡Seguro!
La mayor riqueza que puede obtener el hombre es el amor. El saldo al final de su vida está en cuánto ha amado y ha sido amado. Es el único valor que vale para la eternidad. Siendo inconmensurable la creación de Dios, se puede decir que el mayor de sus inventos es el Amor. ¿Quién sino Él puede inventar algo así? Pensemos lo que sería la vida del hombre sin Amor.
Si amamos a los perros y ellos nos aman, ¿cómo no amar a los demás hombres?

sábado, 14 de enero de 2017

Castellio: los más sabios sean los más fraternales.

Entre sus atractivos y documentados escritos Stefan Zweig publicó en 1936 Castellio contra Calvino. Ambos, Calvino y Castellio, franceses, junto con Nicolás Cop y a partir del movimiento producido por otro francés, Guillaume Farel, hicieron de Ginebra la capital de la reforma de la Iglesia en la onda del eco de Lutero.
Pero ambos, Juan Calvino y Sebastián Castellio, que coincidían en algunos de los principios, no lo hacían en las maneras. Hasta el punto de que Castellio tuvo que abandonar la ciudad para establecerse, pobre y dolorido, en Basilea.     
Desde allí escribía de este modo al “jefe” ginebrino: 
"Os pido por el amor de Cristo que respetéis mi libertad y renunciéis al fin a cubrirme con falsas acusaciones. Dejad que profese mi fe sin coaccionarme, tal y como se os permite a vosotros la vuestra y como espontáneamente la reconozco. De todos aquellos cuya doctrina se aparta de la vuestra, no supongáis que están en un error, y no les acuséis acto seguido de herejía... Aunque yo, como otros muchos devotos, interprete la Escritura de un modo distinto a como lo hacéis vosotros, profeso con todas mis fuerzas la fe de Cristo. Seguramente uno de nosotros está equivocado, pero precisamente por eso amémonos el uno al otro. El Maestro revelará un día la verdad al que está equivocado. Lo único que sabemos con seguridad, tú y yo, o al menos deberíamos saber, es el compromiso de amor cristiano. Practiquémoslo y, al hacerlo, cerremos así la boca a todos nuestros adversarios. ¿Consideráis que vuestra interpretación es la correcta? Los demás piensan lo mismo de la suya. Que los más sabios se muestren, por tanto, como los más fraternales y que no permitan que su saber les vuelva arrogantes, pues Dios lo sabe todo y doblega a los orgullosos y ensalza a los humildes."
Castellio, estudioso, celoso buscador de la Verdad y excelente pedagogo, llega hasta nosotros con esas palabras para reforzar una convicción tan necesaria como descuidada: por encima de la verdad personal está el amor entre las personas. No se educa sino con el amor. Se puede intentar clavar ideas en las mentes, itinerarios en los pies y palabras en las lenguas. Pero si no hay fuego que salga del corazón y vaya a los corazones, la educación, si logramos algo parecido a ella, será a la larga un peso  que se sacuda o un amaestramiento que haga más animales a los hombres.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

El Beso.

En una de sus preciosas Catequesis el Papa Benedicto XVI se refería a San Gregorio de Nisa con esta reflexión sobre el Cantar de los Cantares: Para San Gregorio de Nisa en sus homilías sobre el Cantar este es el beso por el cual los amados respiran juntos, fusionan sus espíritus o bien infunden su aliento. Con ello se designa la unidad de vida a la cual han sido llamados hombre y mujer y llega a ser palabra creadora. Por este motivo las palabras del novio son para ella espíritu y vida. Por esa razón la joven niña desea aproximarse a esa boca que es fuente de vida espiritual. Fuente es la boca del novio de donde brotan palabras de vida eterna (12). Por ello, Su Palabra sacia la boca sedienta, como el profeta que con su boca atraía al espíritu. “Abro mi boca franca y hondo aspiro, que estoy ansioso de tus mandamientos”, Salmos 119, 131. Hay que dar a la boca el agua que sacamos de la fuente a la cual se refiere el Señor diciendo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”, Juan 7, 37. Por eso el alma quiere atraer, aproximar hasta sus labios aquella boca que es manantial de vida y exclama: ¡Que me bese con el beso de su boca! Este es el beso que hace manar vida y salvación para todos, beso del cual el Señor no desea privar a nadie”.
Si observamos la vida que nos acoge descubrimos con frecuencia que todo o casi todo, siempre o casi siempre, queda envilecido por el egoísmo. Y eso que llamamos amor y queremos que sea beso, como manifestación del amor, no va más allá de ser un cumplimiento. Se ha dicho que esto es amor y, como me gusta, o se dice que se debe hacer, lo colecciono con otras muchas cosas que dicen que son amor, pero que bien se yo que no es más que complacencia o apariencia.  
Esto viene a cuento en nuestra reflexión de que sería muy oportuno que las expresiones de cariño en familia nunca fuesen gestos “de oficio”. “Cuando yo le doy un beso a mi padre y él me da otro, pienso «Pero, ¿me quiere?». Y el gesto que debiera y pudiera ser un lazo que estrechara el amor mutuo, se convierte en una invitación a la duda cuando no en un tormento que se afianza día a día. Un beso a la abuela pudiera ser un bonito cumplido bonito. Un beso a la madre o al padre debiera se siempre una transfusión de confianza, de enamoramiento, de vida. Una piedra viva y gozosa en el cimiento de la familia.

jueves, 28 de julio de 2016

La Nacencia.

Luis Chamizo fue un notable poeta de Badajoz (Guareña, 7 de noviembre de 1894) que murió en 1945 en Madrid, donde tiene una calle. La poesía que transcribimos refleja, en el lenguaje de su tierra, toda la ternura ante el hecho estremecedor del nacimiento de un primer hijo en circunstancias dramáticas.

I
Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s’agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d’un coló de naranjas se tiñeron.
A bocanás el aire nos traía
los ruídos d’allá lejos
y el toque d’oración de las campanas
de l’iglesia del pueblo.
Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.
Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirrïando por el cielo,
y volaban pal sol qu’en los canchales
daba relumbres d’espejuelos.
Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.
¡Qué tarde más bonita!
¡Qu’anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!...
- No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervete de prisa con l’agüela,
la comadre o el méico -.
Y bajó de la burra poco a poco,
s’arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p’arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.
¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com’un perro, 
en metá de la jesa,
una legua del pueblo...
eso no! De la rama
d’arriba d’un guapero,
con sus ojos roendos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...
¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirvo si me queo!
La burra, que rroía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¡Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamientos!
Me juí junt’a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m’enseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p’hacé memoria de los rezos...
¡Quién podrá socorregla si me voy!
¡Quién va po la comadre si me queo!
Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu’otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.
¡Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo!
No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s’aplacaron,
s’asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, rondo, de las sierras
el dolondón de los cencerros...
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!
M’arrimé más pa ella;
l’abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...
y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cayó roändo,
y, prendío d’un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.
¡Que bonita y que güena,
quién pudiera sé méico!
Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu’estamos bien casaos,
Señó, tú qu’eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu’echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos...
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...
¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!


II
Toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...
Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu’estaba
llorando y sonriyendo!
Venía clareando;
s’oïan a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y en un regacho d’agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.
Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj’una encina
del camino nuevo.
Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.
Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pagó aquel beso...
¡Qué saben d’estas cosas
los señores aquellos!
Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo Dios un milagro en el camino:
¡no podía por menos!

lunes, 4 de abril de 2016

Takinoue.

Será verdad o no será verdad. Yo tiendo a creer que, siendo tan bonito, no puede ser sino verdad. En Shintori, de la prefectura de Miyazaki, en Japón, viven la señora Kuroki y el señor Kuroki. Tal vez lo sabes ya. Nos sonríen desde la foto. Cultivan el campo y, como buenos japoneses, la belleza. Detrás de ellos se puede ver un mar de flores que no han nacido porque sí. El señor Kuroki, nos dicen, se propuso curar con ellas a su esposa, afectada de ceguera y de otro mal peor, la tristeza y la depresión. Desde 1956 viven en ese lugar. Poco a poco en su larga vida la diabetes, leemos en la noticia que comentamos, sumió a la señora Kuroki en una creciente ceguera y en una incurable desgana que la fue recluyendo en su hogar.
Pero el corazón de un enamorado (mira su mano sobre el hombro de su amada) fue capaz de crear un mundo nuevo. Sembró semillas de ternura y 'shibazakura', una especie de rosas muy aromáticas. El olor de tantas flores y el calor del amor de su marido hicieron que la esposa saliese al sol, al aire y a la encariñada caricia del esposo sobre su hombro que refleja la de su corazón. Te hará bien leer más de esta noticia en algún medio de comunicación de esos pocos que regalan auténtica belleza y sincero amor.
Mientras tanto, puedes pensar y preguntarte conmigo: ¿cómo es el mundo que cultivo?; ¿qué semillas siembro en él?; ¿qué lo llena?; ¿son mi gusto, mi proyecto, mi interés, mi cuenta bancaria las rosas que riego para mí?; ¿no me he dado cuenta de que la inercia sigue alimentando en mí al niño caprichoso del pasado, molesto por todo lo que los demás hacen y no me gusta y empeñado en que los demás hagan lo que me gusta a mí?; ¿me empeño en pensar que la razón está siempre de mi parte, que si cedo es por no pasarlo yo mal y no para que los míos crezcan con el buen olor de una familia que se ama? Es decir, ¿me he empeñado en ser, y lo vivo con arrojo, un verdadero esposo, un auténtico padre, un valiente educador?

viernes, 15 de enero de 2016

La Indaba.

Algunos comentaristas de los altos hechos mundiales comentaban que lo que se  hizo en París hace unas semanas, la conferencia sobre el clima, fue una indaba de los delegados de los 195 países que lo firmaron.
Una indaba, sin duda lo sabes, es un corro, una conferencia de los izinDuna u hombres principales de los pueblos zulúes y xhosa de Sudáfrica. Parece que en idioma zulú el término indaba equivale a nuestro “asunto”, “negocio”, “trato”. En una indaba, pues, se dice lo que se desea o necesita, lo que se puede dar o transigir, lo que cae fuera de esa hipótesis de concesión, lo que conviene ver como bien para todos. Y se concluye con la decisión que satisfaga a más comparecientes.
Han contado en París los intereses conflictivos, como es natural. Pero se ha llegado a entender que todos los que habitan la Tierra y la queman o la desnaturalizan lanzando al aire humos de grandeza industrial o hundiendo en el suelo sus puyas venenosas comparten una parcela común. La Tierra, por grande que nos parezca, su cinturón ecuatorial no medirá nunca más de 40.042 kilómetros, como dicen los más exigentes;  o 40.075, que es la medida de los más generosos. 5.830 es la distancia en kilómetros entre París y Nueva York, dicen los papeles. Bien poca distancia en realidad.
Necesitamos una indaba para poder convivir. Compartir el suelo que se pisa obliga a compartir en él muchas otras cosas. Una persona inteligente lo entiende y no  pretende que el punto de partida y el de llegada de la convivencia sea mantener porque sí y obligar a los demás a que compartan la propia teoría social o política, el propio criterio sobre credos, el propio gusto sobre churros y jamones. No hay más camino que respetar lo que en los demás hay de no ofensivo, de no excluyente, de no intolerante, de no invasivo. Es decir, que el propio gusto no será nunca dogma, ni el propio dogma criterio de vida, ni el propio esquema vital eje de giro para todos.
La indaba de la familia y en la escuela se impone cuando no hay amor. Porque si hay amor no hace falta indaba. El amor hace fácil la inteligencia, es decir, la capacidad de leer dentro, de complacer, de dar y de darse. Pero parece que amar, es decir, ser inteligente, es tan difícil que no son muchos los que comparten la misma parcela sin pisarse.

martes, 5 de enero de 2016

Otra Navidad.

Terry Dutto, cooperante en muchos lugares de crisis en estos dolorosos tiempos, definía la de la comunidad cristiana de Mosul (Siria) como una crisis «de personas ¡que navegan sobre la nada! Es ya la segunda Navidad que la pasan así... A cada ataque del Daesh la gente se aleja cada vez más de las líneas de fuego buscando un poco de paz. Y acaba en los campamentos». Monseñor Warda, como si quisiese desprenderse del sentido de impotencia que le abruma, añade: «Tratamos de ofrecer una razón para que se queden, pero yo quiero que mis familias puedan vivir con dignidad». Y algunos han hecho ya cinco éxodos.
El Padre Jalal es mucho en el campamento Ashti 2, el “Caravanat pequeño” como lo llaman. Estos campamentos se levantan a toda prisa para poco tiempo donde  todo es agua cuando llueve... «La gente se siente lejana, lejana, no aguanta más», dice desconsolado. A él acuden todos,  que se han agrupado por pueblos, por parroquias: “Abuna no hay corriente, Abuna se nos ha roto esto, no nos funciona lo otro…”. «Hemos hecho dos Belenes... ». Aquí la Navidad es para los niños. «... hemos decidido hacerla para los niños de seis campamentos, aunque no hemos podido comprar el traje de Papá Noel para todos porque cuesta mucho» dice la Madre Sana’a. «Navidad…la alegría del Señor es más fuerte que todo esto… esperamos que tenga piedad de todos nosotros, sobre todo de los niños».
Decía Isabel II de Inglaterra, en su discurso de Navidad de 2015: “La Navidad es una época para recordar todo aquello por lo que tenemos que estar agradecidos. Es cierto que el mundo ha tenido que enfrentarse a momentos de oscuridad este año, pero el Evangelio de San Juan contiene un versículo de gran esperanza, con frecuencia leído en los servicios de Cantos de Navidad: 'La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no ha superado eso’. Jesucristo, pese a haber sido apartado y perseguido durante su corta vida, el mensaje invariable de Cristo no fue de venganza ni violencia sino, simplemente, de que deberíamos amarnos los unos a los otros”.
Es triste que se persiga al Amor, que se margine al Amor, que se pretenda apagar la Luz con la tiniebla del odio, de la venganza, de la violencia. 

jueves, 24 de diciembre de 2015

Tríadas.

Los Celtas recurrían a las tríadas para formular su filosofía, sus programas, sus deseos, sus invocaciones, su… vida.
Una de ella es la que sigue y que me parece que viene bien para este momento de nuestra vida, la Navidad de Jesús en cada año, en el que nos proponemos la necesidad y el propósito de que sobre el mazo de nuestros esfuerzos y las manos de nuestros aciertos y errores, esté y bendiga la protección de Dios que nos quiere.

Concédenos, Oh Dios, Vuestra protección;
Y en la protección, la fuerza;
Y en la fuerza, el entendimiento;
Y en el entendimiento, la sabiduría;
Y en la sabiduría, el conocimiento de justicia;
Y en el conocimiento de justicia, el amor a ella;
Y en el amor a ella, el amor a todas las existencias;
Y en el amor a todas las existencias, el amor a Dios.
Dios y todo cuanto es bueno.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La Tarántula.

… es, como sabes, una nebulosa en la gran Nube de Magallanes de nuestra Galaxia. Cosa de casa, a una distancia de nosotros de solo unos 160 mil años luz. Los astrónomos estudian qué pasa y qué pasará entre dos de las estrellas peculiares, calientes y macizas de la VFTS 32, que es una especie de almacén especializado en esa clase de estrellas. Es cada una de esa pareja como 30 veces mayores que el Sol y llega a vivir a 40 mil grados de temperatura, intercambiando con la otra el 30 por ciento de su materia.
Los centros de esas dos estrellas están muy cerca uno de otro: a solo 12 millones de kilómetros, que a nosotros nos parece mucho, pero para ellas es una bagatela. Son, dicen, “estrellas-vampiro” y, desde luego, una pareja rara. Y les auguran un final catastrófico: o un choque con una gran explosión lanzando por todas partes rayos gamma de larga duración o formando un sistema binario con agujeros negros y ondas gravitatorias imponentes.
Lejos de ese mundo temible y lejano, yo pensaba en los que están a punto de formar otras parejas, cerca de nosotros, en nuestras humildes coordenadas mundiales. Las que día a día se forman en tantos encuentros ocasionales, o de relaciones frecuentes y que proyectan vivir en unión y agrado. ¿No hay riesgo en ello? Naturalmente, no. Pero a veces lo que es natural y normal deja espacio a lo que es desengaño, desilusión, capricho, cansancio, exigencia, intransigencia, despecho, rechazo, desprecio, violencia… No exagero. Y tú, lector, inteligente y benigno, me das la razón porque lo sabes bien.
¿Qué ha fallado? Una pareja humana solo tiene un factor que procure el milagro de una misma identidad. En cristiano esa identidad se llama “una sola carne”. Y ese factor es el amor. El amor  - escribía Pablo de Tarso a sus amigos cristianos de Corinto - es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca.
Pero una condición como esa no se improvisa, no es patrimonio de un inmaduro, de un pelele, de un hombre o una mujer a medias. Es el fruto de una autoeducación constante, generosa y en sazón. ¡A sazonar!

jueves, 22 de octubre de 2015

Fidelidad.

John Mordecal Gottman, profesor (hoy ya emérito) de psicología en Washigton, con su esposa la doctora Julie Schwartz y otros autores, ha regalado a los lectores de sus más de 190 artículos y 40 libros, un torrente de sabiduría sobre una de las mayores y más estimables riquezas del ser humano: la estabilidad fecunda del matrimonio.    
Para los que tienen hijos o educan a niños o jóvenes saben bien cuánto hay de ruina en su proceso de maduración afectiva y, en último análisis, vital, como consecuencia irreparable de las enfermedades del árbol del que proceden. Porque los hijos nacen del árbol que los ha engendrado, pero sigue ya en toda su vida (y de un modo más profundo en la niñez y la adolescencia) la existencia o la falta de ese alimento necesario y misterioso que sigue modelando sus vidas y su personalidad “en el aire”.    
Define Gottman como “los cuatro jinetes del apocalipsis” del matrimonio a cuatro enfermedades que pueden darse (¡cuántas veces inevitablemente juntas!) en los esposos: la crítica, el desprecio, la reacción defensiva y el muro del silencio. Y no son enfermedades de una u otro, sino, por desgracia y por reacción y contagio, muchas veces, de los dos. Hay estados de ánimo, tropiezos, pequeñas torpezas, aislamientos, actitudes, palabras desafortunadas o inoportunas, reticencias, reservas, alusiones, comentarios, gestos, omisiones, referencias, comparaciones, egoísmos, nostalgias, miradas, distancias… que hieren primero, duelen después, siembran inquietud y dejan una huella a veces indeleble que puede ir haciéndose más honda hasta comprometer su propio compromiso de amor.
A nada de esto son ajenos los hijos. De un modo consciente o inadvertido sienten que sus padres no son ya una pareja con una sola vida, sino dos convivientes. No han sido capaces o constantes en fundir sus “yo” en un único aliento de vida. Y esa división en lo que más quiere y admira hace que el joven se sienta llevado a amasar su proyecto personal con la amargura de la decepción y la quebradura de la desesperanza.

viernes, 16 de enero de 2015

Amor?

Juan, el más joven de los discípulos de Jesús de Nazaret, pidió al Maestro (él, con su hermano Santiago, o la madre de ambos) que en el nuevo Reino que le habían oído que iba a inaugurar en seguida, los nombrase virreyes. Vivió muchos años y a lo largo de ellos, con la experiencia que le había hecho crecer en el amor y no en la ambición de mandar, escribió estas insistentes, claras, convencidas palabras que eran el legado de su vida porque eran el precioso legado de su Maestro:
“…  Amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.
El que dice: "Amo a Dios", y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?...”.
En estos días pasados de lecturas sabias hemos podido oír la belleza de su verdad. Y muy junto a ellas la oscura muestra de la mentira. El amor por una parte y la barbarie por otra. Dios de un lado (muchas veces a un lado) y nuestro, yo del otro. Cuando apoyamos nuestra debilidad en la fuerza, en el ingenio, en la violencia de la palabra o de las obras para salir airosos o victoriosos (o así nos lo creemos) defendiendo “lo nuestro”, “lo mío”, no estamos amando. A los que no creen o dicen no creer en Dios les dará lo mismo, pero tienen que aceptar que sin Dios es difícil producir obras de  amor. Porque el egoísmo, que es el sucio sustituto de Dios, no engendra amor. A los que creen o dicen creer y no aman les debe sonar muy raro que se les diga que a Dios y sus intereses se defiende solo amando. A no ser que crean en un dios que no es tal. 

Porque lo más valioso de la vida es el amor. Y lo más valioso solo puede llegar a la Naturaleza (y en ella al hombre) de quien es Amor, solo Amor, siempre Amor, para todo y todos Amor. 

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Navidad.

Luciano Cammaroto, milanés, pedagogo, maestro de niños, escritor prolífico de comedias para niños, fábulas, cuentos y poesías, dice de sí: “Escribo para no perderme las posibilidades que ofrece el mundo de la imaginación: me gusta jugar…”.
Y leemos entre sus cosas: “Creía que habían matado a Jesús, y hoy lo he visto dando un beso a un leproso. Creía que habían borrado su nombre y hoy lo he oído en los labios de un niño. Creía que habían  crucificado sus manos bondadosas y hoy lo he visto curando una herida. Creía que habían atravesado sus pies y hoy lo he visto caminar por las calles de la gente pobre. Creía que Jesús había muerto en el corazón de los hombres, pero he entendido que Jesús resucita también hoy cada vez que un hombre tiene compasión de otro hombre”.

Después de haber leído esta declaración de encuentros con Jesús por parte de un hombre de ojos limpios, de corazón grande y de alma luminosa es justo comprender que, aunque creamos que no está estos días que llamamos de Navidad bajo las luces de las ciudades y de las casas, tras los papeles brillantes en tantos lugares que parecen arropar o sustituir al cariño, más allá de los espumosos y los turrones en demasía, de los villancicos nobles o destemplados, en los brazos de reencuentros familiares, en las veladas del hogar, en la pobreza de los tugurios, en la escasez de los débiles, en la soledad de los aplastados por el abandono, la separación, el engaño… Jesús está presente y tanto más cercano cuanto mayor sea o parezca el vacío de las vidas. Porque “Jesús resucita también hoy cada vez que un hombre tiene compasión de otro hombre”.

viernes, 26 de diciembre de 2014

La Vida!

Sin duda habéis visto la misma escena que yo. Kanpur es una de las ciudades más pobladas de Uttar Pradesh, Provincia del Norte, en la India. Tan al norte que linda con Nepal. Tiene casi tres millones de habitantes y está situada junto al río Ganga (nosotros decimos Ganges probablemente para que no resulte tan barato).  Pues en la estación de Kanpur, llena de gente que espera la llegada de los trenes, hace unos días un ágil mono se sube a un poste que sostiene cables con corriente eléctrica y cae fulminado. ¿Muerto? Eso parece. Allí  mismo se ven otros dos monos de la misma raza. Uno de ellos mira, si es que mira, al mono inmóvil con cierta indiferencia. En cambio el otro, con una decisión asombrosa y unos movimientos nada suaves, recoge al desfallecido, con la boca estimula una y otra vez enérgicamente y, según parece, sin resultado, el cuello, lo zarandea como a un pelele y le deja caer en el agua que hay en la zona entre andenes. Lo saca, lo golpea, lo vuelve a tirar al agua hasta que el pobre pingajo desmayado empieza a ser de nuevo un amigo con movimiento y vida. ¿Cuánto tiempo? Tal vez veinte minutos.
¿Qué reflexión ha despertado en mí este episodio entre animales, en la cercanía del cumpleaños de Jesús, es decir, de la celebración de su nacimiento? Todo en la Vida de nuestro divino Salvador es, por una parte, estima y aliento de la vida y, por otra, ejemplo de servicio, de que nos interesen los demás, de que ver a un hermano en necesidad debe hacer que salten en nuestros pensamientos, en nuestras decisiones, en nuestros actos ese coraje que nos hace ser de verdad humanos, hermanos.
Cuando la Navidad se nos reduce a pasarlo bien, a desear y tratar de pergeñar con otros y para otros, una felicidad que se disuelve en nada, hemos perdido el hermoso oficio del creyente en el Amor que se hace inmenso cuando el Otro se convierte en yo mismo.  

jueves, 4 de diciembre de 2014

Mirlo.

Tomo de LA VOZ DE GALICIA, del pasado 14 de noviembre de 2014, este reportaje.  
La canción de cuna de Chris Picco a su bebé antes de morir".
El cantante californiano pidió llevar la guitarra a cuidados intensivos, después de perder a su mujer en el parto
El estremecedor vídeo de Chris Picco cantando una canción de los Beatles a su bebé prematuro que agoniza en una incubadora ha dado la vuelta al mundo en Youtube. Lennon nació el 8 de noviembre, cuando solo habían pasado 24 semanas de gestación. Su madre, Ashley Picco murió después de que se le practicara una cesárea de emergencia. Tres días después murió el pequeño.
Chris Picco es un músico californiano que, a través de su página web, anunció el pasado agosto la llegada en febrero de su primer hijo. Tras la trágica noticia del fallecimiento de su mujer, el cantante pidió al hospital Universitario Loma Linda, de Los Ángeles, poder acceder a la zona de cuidados intensivos con su guitarra, pues recordaba cómo el bebé «se movía cuando él cantaba durante el embarazo». Un amigo grabó la tierna imagen del músico cantando la canción «Blackbird» de Los Beatles a su hijo Lennon, que está en el interior de una incubadora. Finalmente, Lennon Picco murió el pasado 11 de noviembre, en los brazos de su padre.
El vídeo subido a Youtube ha superado en pocos días el millón de reproducciones.
«La vida de nuestra querida Ashley se cegó trágicamente el fin de semana pasado. Su amado bebé resistió con nosotros brevemente por unos pocos días más», según una necrológica publicada e Internet, informa AFP.
Chris Picco contó su tragedia en su perfil de Facebook: «He sido bendecido y honrado de amarlo antes de que él se formara, de alentarlo mientras su mamá lo llevaba, de encontrármelo cara a preciosa cara, y de sostener su perfecto pequeño cuerpo mientras decíamos "Adiós por ahora". No hay palabras, pero quería mantenerlos informados, ya que vuestro amor y apoyo ha significado más que nada en el mundo. Todo lo que necesitas es amor». Además, un portavoz de su familia explicó que el cantante pasaría los próximos días con su familia”.

Y lo he transcrito porque es el poema más bello que se puede recitar para embelesarse  y embelesar en la contemplación de lo más grande, más maravilloso, más alto, más valioso, más sublime, más delicado, más combatido, menos comprendido por energúmenos que pueblan los estratos sociales, políticos y económicos de la sociedad. Cuando se fracasa en la familia y con la familia se ha participado del suicidio social del futuro, porque se ha cometido el crimen de ahogar lo único divino que hay en el universo: el amor hecho vida humana, la familia.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Amar?

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski (1821 - 1881) es, según el juicio del siempre certero Stefan Zweig (Tres maestros…), «el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos». Una de sus obras  (la mitad de esa obra porque la segunda parte no la pudo escribir), Los hermanos Karamázof, publicada en noviembre de 1880 unos meses antes de su muerte es, según muchos, una de las obras más importantes de la literatura universal. Todos la conocéis. Y, si no, sería bueno que os acercaseis a leerla. Toda ella es alma, fervor, pasión, dolor, bondad, malicia, fe, devoción, compasión, cariño entrañable, odio, crueldad...
La página manuscrita del libro V que encabeza este comentario es como un reflejo de ese mundo atormentado. En él tiene voz la señora Khokhlakof: “... al amar, trabajo por un salario y exijo recibirlo inmediatamente en forma de elogios o de un amor como el mío. De otro modo no me es posible amar a nadie...” y el starets repuso: “Eso mismo me dijo hace ya mucho tiempo un médico amigo mío, hombre inteligente y de edad madura. Se expresaba tan francamente como usted, aunque bromeando con cierta amargura. Me decía: ‘Amo a la Humanidad pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la Humanidad en general, menos cariño me inspiran las personase en particular, individualmente. Más de una vez he soñado apasionadamente con servir a la Humanidad, y tal vez incluso habría subido al Calvario por mis semejantes, si hubiera sido necesario; pero no puedo vivir dos días seguidos con una persona en la misma habitación; lo sé por experiencia. Cuando noto la presencia de alguien cerca de mí, siento limitada mi libertad y herido mi amor propio... Apenas me pongo en contacto con los hombres, me siento enemigo de ellos”.

¿Te pasa a ti lo mismo? A mí, sí. ¿Y tengo remedio para ello? El mismo que Fiódor vivió aplicándolo a su corta vida de sesenta años. El lema lo escribió en la cabecera de esta afortunadamente larga novela y figura en la lápida de su tumba en el cementerio Tijvin del Monasterio de Alejandro Nevsky, San Petersburgo: En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere produce mucho fruto. Evangelio de San Juan 12:24