viernes, 21 de octubre de 2016

Los Bradypus (pies lentos).

Los bradipos tridáctilos, cuyo nombre griego significa, más o menos, de pies lentos con tres dedos, comparten su mundo con sus parientes más próximos, los bradipos didáctilos, de dos dedos. Son solitarios, tal vez porque necesitan dormir unas 19 horas al día. Con tan lento ritmo (se mueven a 0’24 km por hora) y tanto sueño, llegan a vivir alrededor de 12 años.
No son capaces de mantener una temperatura corporal constante, como sucede en otros muchos mamíferos. Y por eso necesitan vivir en un ambiente tropical húmedo de clima suave constante de 22º C. Los machos viven toda su vida en un árbol, siempre el mismo. Y lo dejan solo para cumplir con sus deberes de macho, entre marzo y abril desde que tienen tres o cuatro años, hecho lo cual vuelven a las ramas de su árbol-domicilio. Las hembras atienden a su único cachorro, de unos 400 gramos, que come ya desde el primer mes de vida. Con seis meses se convierte en el rey del árbol que la madre tiene que abandonar.
Parecen monos, monos perezosos, pero no lo son. Son xenatros, es decir, de brazos raros. Y no tienen dientes. Sí, son los llamados injustamente perezosos. Y debemos decir injustamente, porque ¿qué van a hacer los pobres si son lo que son?
En la sociedad humana nacen también, crecen y se afianzan como tales, porque heredan los modos o porque se los infunden sus padres con una educación  manca de sentido de la convivencia, del “sentido del otro”, perezosos. Se los ve ocupados en roer y no hacer nada el tiempo en que no duermen; distraídos del quehacer familiar o comunitario cuando hace falta hincar el codo; en cambio, cuando tocan a fajina aciertan siempre con el mejor  bocado.
Mimar significa halagar. Pero también expresar, enseñar algo en silencio, con gestos. ¿Estoy seguro de que, mientras trato a mis hijos, a mis “pupilos”, cultivo el agrado de vivir con ellos y para ellos, juntamente con el ejemplo que les haga aprender de mi conducta el descubrimiento de que existen otros y de que, por tanto, debo tener en cuenta, en mis sentimientos, actitudes y acciones, al otro? Difícilmente una conducta en los padres y en el educador queda baldía cuando está adornada de prontitud, teñida de diligencia, embellecida por la generosidad y el afán de servir. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.