sábado, 2 de mayo de 2015

La Basílica.

En 1815, hace dos siglos, se celebró por primera vez, el 24 de Mayo, la fiesta litúrgica de María Auxiliadora. Así lo había dispuesto el Papa Pío VII al ser liberado, el 24 de Mayo del año anterior, de la prisión y destierro impuestos por Napoleón Bonaparte.
Tres meses más tarde, el 16 de Agosto de aquel mismo año, nació en I Becchi, cerca de Castelnuovo de Asti (Monferrato, Italia), Juanito Bosco Occhiena.
Y hace 150 años, el 27 de Abril de 1865, se puso la primera piedra de la Basílica de María Auxiliadora de Valdocco, Turín.
Los que seguimos esa brillante estela estamos de nobles e históricos centenarios y centenarios y medio y nos movemos en el amado aroma de la Madre y de su más decidido Paladín.
La piedra angular de la futura iglesia de María Auxiliadora fue bendecida por el obispo de Susa, Mons. Giovanni Antonio Odone, y colocada, como ya sabemos, con la presidencia oficial del Duque Amadeo de Aosta, hijo del rey Vittorio Emanuele II. Allí estaban también (a Don Bosco le gustaba que todos conociesen su obra, porque necesitaba la ayuda de todos) el gobernador, el alcalde y otras insignes y numerosas personalidades. Y la amada y alegre marea de sus hijos, salesianos y jóvenes, devotos de la Virgen, bienhechores y el pueblo turinés.
Don Bosco dio a conocer el hecho al gran público con un folletito conmemorativo y organizó una grandiosa lotería.
Los trabajos de construcción, confiados a la empresa del capataz Carlo Buzzetti, se habían comenzado casi dos años antes, en otoño de 1863. Una vez concluida la excavación, en abril de 1864, Don Bosco dijo a Buzzetti: “Quiero darte en seguida un adelanto para los grandes trabajos”. Y al decir esto sacó su portamonedas, lo abrió y dejó caer en las manos de Buzzetti su contenido: ocho monedas, ni siquiera media lira. “¡Tranquilo! La Virgen proveerá el dinero necesario para su iglesia”.
Veinte años antes, cuando Don Bosco soñaba despierto con llevar su Oratorio incipiente a todo el mundo, soñó, durmiendo, que la Virgen María se le presentaba como una Pastorcita y le invitaba a mirar hacia el Sur.  “Miré – escribía Don Bosco - y vi un campo sembrado de hortalizas. -  Mira otra vez – me dijo. Miré una vez más y vi una magnífica iglesia, muy grande. En su interior había una gran cinta blanca sobre la que estaban escritas, con grandes caracteres, estas palabras: «HIC DOMUS MEA, INDE GLORIA MEA» («Esta es mi casa, de aquí saldrá mi gloria»)”.
“En este Bicentenario del nacimiento de Don Bosco y de la institución de la fiesta litúrgica de María Auxiliadora es justo hacer memoria de la “Gloria” que María Auxiliadora ha manifestado desde su casa. Especialmente hoy María quiere que de esta su casa, su Gloria llegue hasta nuestras casas, renovando la vida de las familias según el diseño de Dios”.
Así se expresa don Pierluigi Cameroni, Postulador General de las Causas de los Santos de la Familia Salesiana y Consiliario mundial de las Asociaciones de María Auxiliadora.
“En esta perspectiva – continúa don Pierluigi - se sitúa la celebración del VII Congreso Internacional de María Auxiliadora, acontecimiento de toda la Familia Salesiana, que se celebrará en Turín y en el Colle don Bosco del 6 al 9 de agosto de 2015”.

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