sábado, 15 de marzo de 2014

Arrabalde.



Arrabalde es un pueblo de Zamora, entre Benavente y Los Valles, cargado de historia: un dolmen neolítico, un poblado astur de la Edad de Hierro y, en el Castro de las Labradas, un asentamiento celtibérico, en cuyos terrenos hace unos cuarenta años se encontró un tesoro. O dos: uno en 1980 y otro ocho años más tarde.
Son más de cincuenta piezas de oro y plata, hoy en el Museo Provincial de Zamora. Estaban guardados en un gran recipiente de barro, probablemente para esconderlas de la vista de los romanos que, hacia el año 30aC controlaban el terreno de los Orniacos, Brigecinos, Lugones y Superatios al sureste de Asturica. Son pendientes, diademas, ceñidores, fíbulas (una de ellas, del primer tesoro, va en la imagen), torques, colgantes, brazaletes, anillos de plata y oro celtíberos hasta pesar 12 kilos.
No fue la primera vez que afloró un brote de historia a golpe de arado. Ni el único vestigio bajo nuestros pies de cultura, esfuerzo, belleza y paz: Fortunatus, El Ruedo, La Olmeda, Arellano, Almenara, Fuente Álamo, Centcelles… son otras tantas voces de las muchas que el tiempo ha acallado y que deben servirnos de lectura y de escuela.
Escuela para que vayamos más allá de lo presente, más a fondo de lo superficial, más alto en la exigencia, más claro en los propósitos, más noble en los sueños.
La grandeza de una persona no se alcanza sólo con el paso del tiempo, con el aire que nos abraza, con el trato indiscriminado, con las amistades complacientes, con la cadena estéril de fines de semana cargados de vagancia o, peor, transgresiones condescendientes, con viajes a los muchos caminos de encuentro con el vacío que ofrecen las técnicas modernas.     
La vida debe estar llena de propuestas que ennoblezcan con entusiasmada constancia lo mucho bueno y bello que hay en nuestras capacidades. Y el secreto de la intervención de un padre, de un educador es buscar y seleccionar adecuadamente esas propuestas, acompañar con prudente cercanía la extracción del tesoro que poco a poco irá convirtiéndose en triunfo sobre la vulgaridad y la inercia.

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